miércoles, 28 de marzo de 2012

Ergin Ataman

Y... hasta el final, final. La tercera final four europea, la tercera en categoría también. Ésta se disputará en Debrecen, la segunda ciudad en tamaño de Hungría por detrás de Budapest. Allí, a finales de abril, cuatro equipos se disputarán el título final por la Eurochallenge. Sin equipos españoles, por cierto, porque Fuenlabrada fue atropellado por uno de los favoritos al triunfo final, los rusos del Triumph. Junto con ellos, el Szolnoki húngaro, auténtica sorpresa del campeonato para felicidad del baloncesto magiar. El Besiktas turco y el Chalon francés completarán las semifinales. Para más detalle, éstas rondas finales enfrentarán a los turcos contra los húngaros y a franceses y rusos por el otro lado.

El Szolnoki dio la sorpresa baloncestística de la temporada al dejar fuera de las semifinales al Ventspils de Arturs Berzins y Steven Gray. Los estonios se dejaron sorprender ante los de Peter Por, un equipo repleto de jugadores nacionales y tres americanos, uno de ellos nacionalizado, Obie Trotter, que fue el auténtico héroe de la clasificación. Brandon Gay y Julien Mills son los otros dos americanos que forman la columna del equipo junto con el búlgaro Hristo Nikolov. Los internacionales por Hungría Marton Bader, Akos Horvath y Marton Fodor son los otros soportes principales del equipo. Se enfrentarán al Besiktas de Ergin Ataman que, sobre el papel, es muy superior a los húngaros. Los Marcelus Kemp, David Hawkins, Zoran Erceg, Carlos Arroyo, Pops Mensah-Bosu y Adam Morrison tienen currículo de sobra para pensar que no habrá lugar a la sorpresa y los turcos se plantarán en la final.

En la otra semifinal, el Triumph partirá como favorito después de no darle ninguna posibilidad al Fuenlabrada. Contra los madrileños, la estrella rusa fue un espectacular Tywain McKee que se marcó 26 puntos. El canadiense Kyle Landry, el ex del ASVEL Davon Jefferson y el serbio Lazar Trifunovic son otros jugadores importantes junto a los rusos Dimitriy Kulagin, Sergey Karasev, Evgeny Valiev o Victor Zvarykin. Se enfrentarán a los franceses del Chalon que le han dado una alegría al baloncesto francés tras vencer el derby ante el Roanne con dos victorias muy apretadas. Dirigidos por Gregor Beugnot, los americanos Malcolm Delaney y Blake Schilb son los líderes del equipo que lo completan jugadores como Ilian Evtimov, Steed Tchicamboud, Bryant Smith, Nicolas Lang o Alade Aminu.

Sobre el papel, todo pinta bien para Ergin Ataman y los suyos. La historia feliz del baloncesto húngaro no parece que vaya a llegar más lejos, pero quién sabe. Todo puede ocurrir en una competición que, aunque pase desapercibida, también acoge a un buen puñado de equipos con ganas de ampliar su palmarés. El título de la entrada va para el entrenador turco que, después de alcanzar lo más alto del baloncesto turco con una temporada increíble como la de 2008 cuando con Efes Pilsen se hizo con todos los títulos nacionales de la temporada, y tras intentarlo en Italia con el Siena y el Bolonia, encabeza el ambicioso proyecto del Besiktas Milangaz por donde ya han pasado Allan Iverson y Deron Williams.

Patrick Beverley




Ya que nos hemos puesto, lleguemos hasta el final. No todo termina con la Euroliga, porque, justo después de ésta, viene la Eurocup, la segunda competición en importancia dentro del baloncesto europeo. Y, ahí, ya están decididos qué cuatro equipos jugarán la final four. Esta fase final se jugará en Moscú, en la cancha del Khimki ruso, el SK Rodina. En dos días, 14 y 15 de Abril, se disputarán las semifinales y, al día siguiente, la final. El que gane no solo alzará el trofeo, si no que disfrutará también de la clasificación para la Euroliga de la temporada que viene.

Como decía, tenemos semifinales. Por un lado, el Valencia Basket y el Lietuvos Rytas, por el otro, dos equipos rusos, el Khimki, que jugará de local, lo que quizás le convierta en el favorito número uno, y el Spartak San Petersburgo. Por el camino, han quedado equipos potentes como el Benetton de Treviso, el ASVEL Villerbaune, el Aris de Salónica o el Alba Berlín. Estos cuatro equipos se han clasificado para la final a cuatro, después de dejar en la estacada al Buducnost, el BC Donetsk, CEZ Nymburk y el Lokomotiv, también ruso, y quienes cayeron eliminados por el Khimki.

Valencia pasó tras una contundente victoria en Valencia ante el Buducnost. Los de Velimir Perasovic dieron una lección de compromiso y de equipo, y hasta 4 jugadores superaron la decena y cinco la rozaron para acabar ganando al equipo de Dejan Radonjic por 20 puntos. Buen partido del joven Bojan Dubljevic y del americano Jermaine Anderson, pero insuficiente trabajo el de los montenegrinos ante la eficacia de Víctor Claver, Vitor Faverani, Nick Caner-Medley y los demás. Es una temporada muy rara la que llevan los valencianos. Tras el cambio de entrenador, Perasovic ha colocado al equipo en la cuarta posición y lo ha clasificado para la fase final de la Eurocup. El regreso de Víctor Claver, sumado al potencial general del equipo, invita a pensar que los valencianos pueden aspirar a cerrar la temporada con éxito. Nando de Colo, Stefan Markovic o Rafa Martínez son argumentos suficientes que, sumados a los anteriores, ayudan a imaginar una gran semifinal contra el Lietuvos Rytas. Los lituanos sufrieron para elimiar al Donetsk de Vule Avdalovic, pero los de Aleksandar Dzikic cuentan con una plantilla capaz de erigirse un vencedores finales de la competición. A la joven promesa lituana Jonas Valanciunas, se unen otros buenos jugadores del país como Arturas Jomantas, Mindaugas Katelynas o el gran Renaldas Seibutis, a quien, yo por lo menos, aún se añora en Bilbao. A estos, hay que sumarles a los americanos Lawrence Roberts y Tyrese Rice y al talentoso base balcánico Aleksandar Rasic.

Por el otro lado, la segunda semifinal, como ya decíamos, será rusa. El Khimki tuvo una dura eliminatoria contra otro equipo del país, el Lokomotiv, pero la superó para alegría de su afición, que hará de anfitriona en la fase final. Bozidar Maljkovic no pudo llevar a su equipo hasta las semifinales, a pesar del buen trabajo de Jeremiah Massey, Ali Traore o Vlado Ilievski. Khimki tendrá mucha ilusión puesta en esta competición y con un buen entrenador como Rimas Kurtinaitis han mantenido el nivel competitivo del equipo a pesar de los cambios en la plantilla. Vitaly Fridzon, Thomas Kelati, Zoran Planinic, Kresimir Loncar, Sergey Moyna, Matt Nielsen, Chris Quinn, Mickael Gelabale... conforman una plantilla que puede aspirar a la alegría de disfrutar de una victoria ante su público. Para ello, deberán ganar primero al Spartak San Petersburgo que eliminó al CEZ Nymburk, un clásico ya el equipo checo que basa su potencial en los americanos y el nacional Pavel Pumprla, al que ya vimos por Bilbao hace unos años y quien parece que lleva una proyección ascendente. El Spartak San Petersburgo no será un rival fácil para el Khimki. Tienen un entrenador que ya fue un histórico jugador: Jure Zdovc. El esloveno ya ha entrenado a los mejores equipos de su país, a la selección y al Iraklis griego. Ahora, ha aceptado el reto de disputarle al Khimki y al CSKA el liderazgo en el baloncesto ruso. Para ello, cuenta con buenos jugadores como Viktor Keyru, Yotam Halperin, Vladimir Dragicevic, el esloveno Miha Zupan, el joven y sorprendente estonio Janis Strelnieks y el americano Patrick Beverley, elegido en el draft por los Lakers pero que prefirió hacer carrera en Europa y ya ha pasado por el Dnipro y el Olympiakos.

Estoy seguro de que el nivel de competitividad y el juego no desmerecerán en nada a la final four que se disputará en Estambul. Yo, he de confesarlo, animaré a los rusos del Khimki por cercanía amistosa aunque algo me dice que Perasovic está ambriento de victorias. De todas formas, apasionante. El encabezamiento se lo regaló a Patrick Beverley porque hay una chica por aquí en el barrio que se llama como el se apellida y es muy graciosa cuando se pone a inventarse coreografías en la plaza.

Devin Smith




Tanto hablar del baloncesto universitario, parece que paso como de comer garbanzos y no hablo de lo que se cuece en Europa.

Y no es así.

De hecho, es casi al revés. Ya se sabe de qué pie cojeo, con j no con g, que se me olvida.

Y es que en la máxima competición europea también están que se pegan por alcanzar la final four. Ésta será en un sitio muy distinto a New Orleans, porque la del viejo continente se disputará en el Sinan Erdem de Estambul, en Turquía, un estadio con capacidad para 16.000 espectadores, el tercero más grande en el continente y que lleva el nombre del fallecido presidente del Comité Olímpico turco.

Quizás por eso, porque se jugaba en Turquía, se apostaba por que alguno de los cuatro contendientes finales fuera turco. Y los equipos de ese país que empezaron disputando esta competición no escatimaron gastos: el Galatasaray (Shumpert, Lakovic, Andric, Djedovic), el Anadolu Efes (Kinsey, Savanovic, Sasha Vujacic, Tunçeri, Batista, Barac) o el Ulker (Gist, Clay Tucker, Preldzic, Ukic, Turkcan, Vidmar, Onan, Bogdanovic, Marko Tomas). Todos se quedaron por el camino.

A la ronda previa antes de la final four han llegado, como no podía ser de otra manera debido a las matemáticas, ocho equipos, en principio, los mejores de Europa. El FC Barcelona, el Maccabi, el Panathinaikos, el CSKA, el Unics Kazan, el Bilbao Basket, el Olympiakos y el Montepaschi Siena. Con seis de ellos, los griegos, el Barça, los de Siena y el CSKA, se podía haber contado desde el principio. Los otros dos, no entraban en las quinielas. El Unics Kazan de Evgeny Pashutin ha hecho una temporada inconmesurable y ha llegado muy arriba, y empiezo a usar el pasado, aunque sea el pretérito perfecto, porque muchos ya sabréis que han sido el primer equipo eliminado en esta ronda final antes de viajar a Estambul. Los vascos, los hombres de negro, están cerca de sufrir la misma suerte pero no queda más que otorgarles los mismos adjetivos que al equipo de Pashutin, porque su temporada en Europa, la primera en esta categoría, es para quitarse el sombrero. Por el camino, han dejado victorias para el recuerdo, como las cosechadas ante el Caja Laboral, el Olympiakos, el Real Madrid o el Montepaschi.

Como decía, una eliminatoria, la que enfrentaba al Barça contra el Unics Kazan, se ha resuelto por la vía rápida. Los catalanes ganaron sus dos partidos en Rusia y ayer finiquitaron la eliminatoria en Barcelona. Navarro se puso serio, Fran Vázquez curró por dentro y a poco que añadieron los demás, ya se acabó todo. Domercant hizo su mejor partido de la serie, McCarty ayudó en el rebote y Lyday intentó mantener vivo a los de Pashutin, pero no pudo ser. No tenían mal equipo los rusos, porque a esos, hay que añadir otros grandes jugadores como Veremeenko, Lynn Greer, Nathan Jawai o Bostjan Nachbar y veteranos muy curtidos como Alexei Savrasenko, Zakhar Pashutin, Peter Samoylenko o Michael Wilkinson. Aún así, la candidatura del Barça al triunfo final sigue en pie.

Parecido puede suceder con la otra eliminatoria que incumbe a la ACB. Los hombres de negro de Katsikaris, se han venido de Moscú con un 2-0 en contra, un cabreo por el calendario de la liga nacional, y una decepción con las declaraciones del entrenador moscovita Kazlauzkas. Los de Bilbao esperan que el apoyo de su público, al que ya lo categorizan de efecto, les ayude a alargar la serie y ponerle un poco más de dignidad a la eliminatoria. El primer partido dejó claras las diferencias entre ambos equipos, y el segundo las confirmó, aunque los vascos sacaron su orgullo y aguantaron un buen puñado de minutos dando la cara. Todo el mundo está convencido de que el equipo de Moscú tiene la mejor plantilla de su historia. Teodosic, Kristic y Kirilenko puede que sean los tres mejores jugadores europeos que no están en la NBA. Junto a ellos, un veterano como Siskauskas que ha perdido cualidades pero siempre es peligroso, un Alexey Shved al que muchos equiparan a Navarro pero cuya rapidez y descaro es indiscutible, un Khryapa que me ha sorprendido por su versión mejorada de sí mismo, un rocoso Sasha Kaun, Vorontsevich, Darjus Lavrinovic calentando banquillo y Jamont Gordon con mucha facilidad para anotar cuando le dejan intentarlo. Ante ese talento, si además le sumas una buena dirección, una predisposición para el trabajo de equipo y la permisividad arbitral para con el contacto (que por mucho que diga Kazlauzkas, aquí pega todo el mundo), hace casi imposible que los Mumbrú, Banic, Raúl López, Jackson, Fisher, Blums y compañía hagan algo más que oponer resistencia. De todas formas, y aunque apostaba, de manera objetiva, por un rápido 3-0 para los rusos, no descartaría que los bilbaínos consiguieran sorprender hoy.

Las otras dos eliminatorias están más igualadas. El Maccabi cayó derrotado por 20 puntos de diferencia en su primer partido ante el Panathinaikos, pero dejó helados a los griegos cuando se llevó el segundo partido tras una prórroga. Además, ayer puso la eliminatoria a su favor, al ganar el primer partido en Tel Aviv de manera apretada. En la otra, el Olympiakos, renacido después de un principio de temporada titubeante, sorprendió a los de Pianigiani en Siena en el primer partido, pero estos igualaron, aunque solo fuera tras una victoria por un punto, la eliminatoria en el segundo partido. El tercero se disputa hoy. Keith Langford y Devin Smith están siendo los mejores hombres del equipo de David Blatt. Mientras que por el equipo de Obradovic, siguen tirando los de siempre, aunque Kostas Kamaikoglu está haciendo una gran eliminatoria. Ayer fue un exACB, Richard Hendrix quien le dio la victoria al Maccabi. En la otra eliminatoria, Printezis, Spanoulis y Hines hicieron que los 28 puntos de David Andersen no valieran para nada en el primer partido, y en el segundo, un robo de balón de McCalebb, quien además consiguió 21 puntos, le dio la victoria a los de Siena. Kristof Lavrinovic hizo un gran partido, y de nada sirvió el buen trabajo de Printezis, Pero Antic y Acie Law para los de Dusan Ivkovic.

Hoy se cierra la tercera jornada con la eliminatoria Gescrap Bizkaia-CSKA Moscú en riesgo de ser ventilada. La otra, la que enfrenta a griegos e italianos se alargará hasta una cuarta jornada, pase lo que pase, igual que la que enfrenta a dos de los mejores entrenadores en Europa, David Blatt y Zeljko Obradovic. Mientras tanto, Xavi Pascual y los suyos ya estarán comprándose los billetes para Estambul. Veremos como acaba todo esto.

Por cierto, el encabezamiento va para el escolta de Delaware, Devin Smith. El ex-cavalier de la Universidad de Virginia, llegó a Donostia para debutar en Europa con un buen trabajo de equipo en el Bruesa. Desde que se fue, ha pasado por Italia (Air Avellino y Benetton), Turquía (Ulker) , Grecia (Panellinios) y ahora disputa los partidos más importantes, y con muchos minutos y bastante impacto, en el Maccabi. Ganó la Copa de Italia, fue nominado MVP y su carrera está siendo silenciosa pero exitosa. Por eso, le regalamos el encabezamiento.

lunes, 26 de marzo de 2012

John Calipari

¿Y a mí que es oír su nombre y se me enciende la nostalgia más infantil? ¿Será porque Calipari, su apellido, evoca días de verano comiendo aquellas barras de hielo con sabores dulces que asomaban según empujabas la punta inferior? ¿John Calipo?

No, John Calipari. Entrenador de Kentucky, favorito número uno al principio, y lo sigue siendo. Y todo esto lo tenía pensado escribir ayer, pero el día fue de caer rendido, y no tuve tiempo ni ganas de hacerlo. Ahora, los pocos seguidores de este blog que aún tengan interés en el baloncesto universitario, ya se habrán enterado de qué ocurrio y hasta de cómo, pero, por guardar cierta coherencia, y por falta de inteligencia, haré un pequeño resumen de cómo han quedado, después de disputar la ronda previa, las semifinales que inaugurarán la final four por el título nacional 2012.

Sí, el sábado, Calipari y sus chicos se enfrentarán en el primer partido a la Louisville de Rick Pitino. Los Cards nunca pueden ser una sorpresa del todo, pero se podía haber apostado por otros contendientes para los wildcats. No fue así. Kentucky no dejó que Baylor le sorprendiera, a pesar de otro gran partido de Quincy Acy, y su juego interior, lleno de jugones, con buen físico y poder reboteador, se impuso: Terrence Jones, Michael Kidd-Gilchrist y Anthony Davis no dejaron lugar a la sorpresa y apuntaron hacia New Orleans. Allí, como decíamos, se enfrentarán a los Cards de Pitino quienes, en un partido mucho más apretado, eliminaron a los Gators de Florida. Una remontada espectacular de los Cardinals, que fueron superados por Florida en todo momento excepto en los finales, gracias al acierto de Chane Behanan y Russ Smith, y de la falta de tiento de Kenny Boyton y Bradley Beal. Sinceramente, la semifinal parece decantada por un lado aunque, quién sabe, Pitino no me suena a helado pero sí que me suena a mago de circo ambulante.

Cuando terminen estos, empezarán los otros. Ohio State y Kansas dirimirán el otro finalista y ambos, como en el caso de los Cardinals, no pueden ser considerados sorpresas aunque ninguno de ellos saliera desde la pole position. De hecho, ambos hemisferios de este lado de la clasificatoria han acabado de la misma forma, con los favoritos siendo derrotados por los segundos favoritos según el índice inicial. Ohio State se deshizo de Syracuse, y puso punto final a una temporada para enmarcar de los hombres de Jim Boeheim. Thad Matta, por el contrario, supo recomponer a un equipo como Ohio State que empezó con dudas y lo ha traído (más bien llevado) hasta New Orleans. Jared Sullinger estuvo esta vez muy bien acompañado, especialmente por el exterior Lenzelle Smith Jr y solos se bastaron para detener a los hombres de Syracuse que se mantuvieron a flote gracias a los triples de Scoop Jardine y Brandon Triche. Kansas, por abajo, ganó a los verdugos de Creighton, North Carolina, que eran favoritos. Bill Self le ganó la partida a Roy Williams y los jayhawks alcanzan la final four con su habitual juego basado en una fé inquebrantable y una confianza tremenda en sus posibilidades que les ha llevado de un comienzo de temporada desolador a estar entre los cuatro mejores equipos del país. Y lo hicieron, en parte, gracias a un partido redondo Tyshawn Taylor aunque no clavara ni un solo triple de los cinco que intentó. Jeff Whitney siguió con su eficacia en los tableros: 15 puntos, 8 rebotes y 3 tapones, y se convierte en el mejor escudero de Thomas Robinson, que rozó el doble doble. Por North Carolina, decepcionó el juego de todo el equipo, pero quizás, más por lo que se podía esperar, de Harrison Barnes. El mejor fue James Michael McAdoo saliendo desde el banquillo.

Los de Self, los de Calipari, los de Pitino o los de Matta. Alguno acabará ganando, pero parece que puede tener sabor a pizza y limoncello la cosa. El desenlace, en unos pocos días.

sábado, 24 de marzo de 2012

Mickael Albasini



Empieza ya a despertarse el gusanillo del ciclismo. Llega el polen, el sol, y vuelven las bicicletas sobre el asfalto pegadizo. Ya volvieron hace tiempo, ya se ha corrido la París-Niza o la Milán-San Remo, ya empiezan a despuntar nombres (Simon Gerrans, Elia Viviani, Alejandro Valverde, Tiernan-Locke...) y otros andan aún agazapados. Pero llega el primer momento álgido de la temporada, abril. El pavés, los caminos de cabras, los caseríos de la Vuelta al País Vasco y el Giro de Italia más cerca que nunca. Empieza lo bueno de verdad. Sin ir más lejos, esta semana ya hemos estado disfrutando de una bonita Volta a Catalunya que solo el mal tiempo ha emborronado un poco. Ayer, Tom Boonen venció a Óscar Freire en el E3 Prijs, antesala de lo mejor que está por llegar, y este mismo fin de semana, llega un clásico como el Criterium Internacional en Córcega.
Pero hoy quería hablar de uno de los grandes acontecimientos para el aficionado al ciclismo en Euskadi, la Vuelta al País Vasco. Al parecer, hemos estado apunto de perderla, dentro de este marco de crisis económica. Finalmente, un nuevo patrocinador ha salvado el carácter internacional y la calidad de esta prueba que, desde hace ya varios años, es una de las competeciones estrellas del calendario de la UCI. Etapas rompepiernas, emboscadas, cambios continuos de líder y una contrarreloj final que este año parece que será más exigente y espectacular que nunca. En la presentación de la prueba, todo fueron promesas de que no faltará el dinero y parabienes para los muchos patrocinadores que se han apuntado al proyecto después de verle las orejas al lobo. Mención especial para una afición que demostró su compromiso al recaudar más de 10.000 euros con la campaña "Kontuz 1 Euro" que pretendía recaudar dinero para la organización. Un dinero que, ahora, será destinado al ciclismo base.
La carrera comenzará en Bizkaia, con una etapa por el interior con salida y llegada en Güeñes. Las Encartaciones ofrecerán un perfil lleno de cotas, hasta siete en total, donde destaca la subida a Ubal un poco antes de la mitad de la carrera. San Cosme será la última a diez kilómetros de meta. Si llueve, la carrera puede ser dura. La segunda etapa llegará a la capital, Vitoria-Gasteiz, en un final ya clásico. Otras seis cotas, con Zaldiaran a poco más de diez kilómetros de meta. En principio, estas dos primeras etapas pueden ser las más llevaderas del recorrido. Porque en la tercera, se llega en alto y, además, un alto histórico. Arrate, una vez más y como ya es tradición desde la lamentable desaparición de la Bicicleta Vasca, recibirá a los corredores cuando llegan a Guipúzcoa. Pero sin con Arrate no tienen suficiente, antes de subir Usartza, tendrán que subir Krutzeta, Asentzio, Karabieta, Miñota, San Miguel y sobre todo, Ixua. La cuarta etapa tampoco da descanso y se recupera una de las míticas llegadas de la carrera, Ibardin, corto pero duro, y que hacía mucho tiempo que no se subía. Esta vez, lo subirán dos veces, además de Itziar, Aritxulegi y Agiña. La quinta etapa, la que les lleva hasta Oñati, está llena de sorpresas. Con Deskarga de por medio, volverán a subir Asentzio y a alguien se le pueden atragantar Elosua o Megas. El árbol ya vendrá vareado y todo depende de lo dura que hagan la carrera los corredores, pero aunque el final de etapa parezca más llevadero, a estas alturas, Asentzio puede pasar factura. Y aún quedará la última etapa, una contrarreloj que ya han visitado algunos corredores y que anuncian que será dura y exigente. El perfil no anuncia cotas aunque tiene dientes al principio y al final. Los protagonistas han confesado que el recorrido se adentra por las entrañas de la Euskadi rural y que hay rampas para perder el aliento. Lo viviremos en directo.
Por lo demás, y para hacer ya larga de narices la entrada, voy a repasar un poco la participación que, si se cumple con lo que ya está inscrito, va a ser realmente espectacular.
Los de casa, es decir, Euskaltel Euskadi, presentará un equipo muy fuerte, probablemente, buscando la victoria final, tan deseada, de Samuel Sánchez. Tendrá a su lado a Igor Antón, Mikel Astarloza, Juanjo Oroz, Romain Sicard, Egoi, Verdugo y Gorka Izagirre. Un gran equipo. Radioshack no les irá a la zaga y contará con alguno de los favoritos a la victoria final, a saber: Andreas Kloden, Franck Schleck y Chris Horner. Junto a ellos, gente como Monfort o Jens Voigt, un año más. El Sky dirigido por Marcus Ljunqvist trae a Bradley Wiggins, que está fuerte, a una de las sorpresas de la temporada pasada, Christopher Froome y al local Xabi Zandio. Movistar apostará por Alejandro Valverde, pero Beñat Intxausti, David López o Vassili Kiriyenka pueden dejarse ver. Vacansoleil trae apuestas seguras como Wouter Poels o Matteo Carrara, junto con luchadores que ya se han dejado ver esta temporada, tales como Jonny Hoogerland, Tomas Marczynski o Serguey Lagutin. Katusha esperará a ver si Joaquim Rodríguez se recupera bien, pero Vicioso, Dani Moreno, Losada o el talento ruso Ignatenko también pueden destacar. Liquigas jugará la baza de su líder, Vincenzo Nibali, que ya anda en lo más alto del UCI World Tour. Pero GreenEdge trae al líder de esa clasificación, Simon Gerrans, y Neil Stephens buscará que su equipo siga siendo la sorpresa de la temporada con Mickael Albasini (para él el título de la entrada por su gran Volta) o Peter Weening. Astaná vendrá con Janez Brajkovic, que ya ha ganado en la Volta la etapa de la nieve, u otros que ya se han asomado esta temporada como Kiserlovski, Gavazzi o Silin. Ag2r apostará por Nocentini y los escaladores franceses que tan buen Giro hicieron el año pasado, Dupont y Gadret. El BMC de Sciandri, que ha empezado lento esta temporada, viene con Moinard y alguien que ya sabe qué es ganar aquí, Marco Pinotti. La FDJ de Madiot la encabezarán luchadores como Roux o Casar y la afición vasca seguirá al joven vascofrancés Elissonde. Lampre trae a dos potenciales ganadores como Cunego y Scarponi. Omega Pharma a Tony Martin, un poco corto de forma, pero Golas, Levy Leipheimer y Peter Velits seguro que son candidatos a las victorias. El Lotto trae a Van den Broeck, que en la Volta ha demostrado que está fuerte, más Vanendert y De Clerq. Rabobank viene con Gesink, además de Garate, Kruisjwijk o Mollema y uno de los pocos hombres rápidos del pelotón que se atreven con el País Vasco, Michael Matthews. Bingen Fernández dirigirá a un Garmin que le da una nueva oportunidad a Thomas Dekker pero que, muy probablemente, se dejará ver con Daniel Martin o Tom Danielson. El Saxo Bank luchará con Chris Anker Sorensen y Paulinho. Y, por último, los dos invitados. El Caja Rural de Mikel Azparren apostará por las escapadas con un buen puñado de veteranos que pondrán el color verde en las escaramuzas, gente como Sánchez Pimienta, Marcos García, Aitor Galdós o David de la Fuente. El Utensildnort de Taibi se dejará ver con el renacido Patxi Vila, el escalador sudafricano Augustyn y Oleg Berdos.
En resumen, terreno, protagonistas, la EITB que promete que un avión asegurará la señal de televisión, nuevos patrocinadores y un puñado de días que aún nos quedan antes de que esto empiece. Mientras tanto, hoy mismo, tenemos frentes suficientes para ir abriendo boca: etapa de la Volta, etapa inaugural del Criterium o la Gante-Wevelgem mañana mismo.
Por cierto, un par de cosas más. Llama la atención que a Euskaltel-Euskadi le crecen los enanos, si se me permite una expresión tan vulgar y exagerada. Aún a vueltas con la serigrafía de la toponimia, una decisión de la UCI le va a suponer un duro revés al equipo filial del conjunto vasco, el Orbea, así como también le ocurrirá a otros equipos que cuenten con filiales, porque la UCI ha decidido que los equipos que se encuentren en esa situación, no puedan competir juntos en la misma prueba. ¿Buen, malo, normal, no? Como decía el otro, yo solo lo digo, por comentar. Y ya lo dejo que me ha salido la entrada más larga que una etapa llana del Tour.

Jeff Whitney




Ya solo les queda un paso para llegar a la Final Four a Kentucky, Baylor, Syracuse, Ohio State, North Carolina, Louisville, Florida y Kansas. Así que pocas sorpresas. Los nombres más relucientes de las generaciones más recientes van cumpliendo.

Kentucky, la gran favorita, se deshizo de Indiana y llegó hasta los cien puntos a pesar de que Anthony Davis no alcanzara ni la decena. John Calipari tiene hombres resolutivos para dar y tomar. Si Davis no despunta, lo hace Marquis Teague, si no, Michael Kidd-Gilchrist, Terrence Jones, Doron Lamb, Darius Miller... Indiana no se amilanó, pero no llegó a inquietar del todo, a pesar del gran partido de Christian Watford y Cody Zeller. Se enfrentarán en la antesala de la final four a Baylor, que está realizando una gran temporada y que eliminó a Xavier gracias al partido perfecto de Quincy Acy con 20 puntos y 15 rebotes. Tu Holloway no pudo llevar a Xavier más lejos.

Por la parte del este, Syracuse venció su tercer partido seguido en un apretado final ante Wisconsin. Un solo punto sirvió para que los hombres de Jim Boeheim pasaran de ronda. Su rival será Ohio State que eliminó a Cincinnati con relativa facilidad. Deshaun Thomas hizo una pareja imparable por dentro con una de las futuras estrellas de la NBA, Jared Sullinger.

Por la parte de abajo del cuadro, Rick Pitino dirigió con maestría a unos Louisville que dejaron seco a Draymond Green, cogió seis rebotes pero apenas vio aro, y, en la cuneta a su equipo, Michigan State. Sus rivales serán los Gators de Florida que eliminaron a un favorito, Marquette, gracias al buen trabajo de Bradley Beal.

En la otra parte del cuadro, Ohio cayó en la prórroga ante los verdugos de Creighton, North Carolina, gracias a los cinco puntos en el tiempo añadido de Harrison Barnes. Walter Offutt mantuvo a su equipo cerca de la victoria gracias a sus triples, pero el poderío en el rebote de los de North Carolina y el enorme partido de Tyler Zeller, 20 puntos y 22 rebotes, dieron al traste con las ilusiones de Ohio. Se enfrentarán a Kansas, que ganaron a North Carolina State, gracias a uno de los candidatos al Naymsith, Thomas Robinson, que con 18 puntos y 15 rebotes lideró a su equipo. Le ayudó el pivot Jeff Whitney con nada más y nada menos que 10 tapones. Tiembla Ibaka.

Esos son los equipos que se jugarán la ronda previa antes de viajar a New Orleans para jugar la final four por el título nacional de la NCAA del año 2012.

El encabezamiento y la foto van para Jeff Whitney por sus 10 tapones ante North Carolina State.

lunes, 19 de marzo de 2012

Roy Williams



El entrenador de la universidad de North Carolina hizo campeones a los Tar Heels hace solo un par de años. Por entonces, el exentrenador de Kansas contaba con un equipo compensado que no era el favorito número uno. Ante más de 72.000 espectadores que se reunieron en el Ford Field de Detroit, North Carolina se deshizo sin problemas de Michigan State como ya explicamos en su día, porque, por entonces, ya seguíamos con atención esto de la NCAA. El compañero de Ricky Rubio, Wayne Ellington, el Pacers Tyler Hansbrough, el jugador del Olimpia Ljubljana Deon Thompson, pero, sobre todo, el base titular de los Denver Nuggets esta temporada, Ty Lawson, quien realizó un partido redondo, eran las estrellas de aquel equipo de Roy Williams que derrotó sin miramientos a la Michigan State de Goran Suton.

Con estos antecedentes, y, con una plantilla actual que tampoco anda corta, no era extravagante pensar que la victoria de Creighton era prácticamente imposible. Y así fue. Se acabó el sueño para los chicos de Greg McDermott, que no han conseguido billete para la próxima ronda, la codiciada sweet sixteen. 17 puntos de Harrison Barnes, 13 de John Henson que se recuperó muy rápido de su muñeca maltrecha, 11 de Tyler Zeller, 18 y 11 asistencias de Kendall Marshall (que se lesionó y puede ser una gran pérdida para el equipo) y otros trece puntos de Reggie Bullock, que, acompañados por James Michael McAdoo desde el banquillo, arrollaron al equipo de Omaha, donde Doug McDermott volvió a sobresalir con 20 puntos y 9 rebotes. Echenique, Jones, Wragge, Young, Gibbs, Mannigat, todos cumplieron pero no fue suficiente. El entrenador McDermott premió el trabajo de toda la temporada y jugadores que normalmente calientan banquillo, como nuestro amigo, Will Artino, y otros como Matthew Dorwart, Ross Ferrarini y Taylor Stormbeg tuvieron la oportunidad de quitarse el chandal.

Ahora, eso sí. El bagaje deportivo del club este año es irreprochable. Ganadores de conferencia, pasaron la primera ronda y Doug McDermott se hizo con el título individual de la conferencia. Si eso fuera poco, aquí va la sorpresa de la temporada y una de las mejores noticias que podía recibir la afición bluejay: Doug McDermott ha sido elegido finalista del premio Naismith, el galardón nacional al mejor jugador universitario del país. Casi nada. Está difícil que McDermott lo gane, pero ser seleccionado como uno de los cuatro mejores jugadores de la temporada, no es broma. Draymond Green, el alero de los Spartans está en edad senior y curiosamente no apunta muy alto en el draft, al contrario que Anthony Davis, la estrella de Kentucky, el favorito número uno para llevarse el premio y el número uno del draft, a pesar de que a sus 19 años aún es un freshman, pero un freshman al que todos comparan con Chris Bosh y auguran una larga carrera de éxitos. Thomas Robinson, el tercero en discordia, es un alero de Kansas que destaca por su físico. Por su capacidad de salto, se le podría comparar con el jugador que más echa de menos a Ricky Rubio, Derrick Williams.

Cualquiera de los tres tiene una tremenda ventaja sobre Doug McDermott. Y es que, a pesar de que la temporada de McDermott le ha llevado a ser uno de los mejores anotadores del país y a completar la mejor actuación individual en un partido, los otros tres aún mantienen a sus equipos en la lucha por el título y seguirán jugando y brillando, mientras que McDermott ya ha dado por terminada la temporada.

Y es que sí, Kansas, Kentucky y Michigan State están entre los dieciséis mejores equipos del año. Junto a ellos, Louisville, Marquette, Florida, la sorprendente North Carolina State, Ohio, los Tar Heels de North Carolina, como ya hemos dicho, Cincinnati, Ohio State, Syracuse, Wisconsin, Baylor, Xavier e Indiana. Alguno de ellos llegará a la Final Four de New Orleans, y alguno de esos cuatro será el próximo galardonado con el premio Naismith. El año pasado fue Jimmer Fredette, ¿será este año Doug McDermott? Difícil, pero cerremos esta entrada como justo la anterior: ¡que les quiten lo bailao!

sábado, 17 de marzo de 2012

Will Artino



¡¡¡Sí, sí, sí, nos vamos a St. Louis!!! Y yo que perdí la esperanza, pues no, no fui yo, la perdieron los chicos de Alabama, porque la tuvieron, tuvieron la pelota y los tiempos muertos, y el tiro, pero no pudieron, y la remontada de los bluejays, a base de coraje y de cogerles por la espalda, acabó en éxito. 58 a 57 para la Universidad de Creighton que se permitió jugar al ritmo de Alabama, bajar sus promedios de anotación, y aún así, ganar, pasar de ronda por primera vez en más de diez años. Como decía el entrenador Greg McDermott en la rueda de prensa posterior, donde incluso habló de la relación con su hijo, un gran éxito para una universidad pequeña y un proyecto deportivo humilde como el de ellos.
McDermott, el hijo, se fue hasta los 16 puntos y 10 rebotes y fue bien secundado por un all-around player como Grant Gibbs, que demostró su afán de victoria hasta con pillería. Ethan Wragge aportó mucho desde el banquillo, sobre todo en la primera parte, Josh Jones se marcó un triple fundamental, y Will Artino debutó con tres minutillos en esto de las fases finales.
Así que, ahora, a Saint Louis a jugar la siguiente ronda con uno de los grandes favoritos, la Universidad de North Carolina donde juegan dos de las grandes estrellas del futuro en la NBA, Tyler Zeller, un pivot blanco de 2'13 que en la primera ronda ante Vermont se marcó 17 puntos y 15 rebotes, y el que decían, pero ya no lo dicen, que podía ser el próximo Kobe Bryant, Harrison Barnes. Si no había bastante, ante Vermont emergió el ala-pivot James Michael McAdoo, cuyos padres jugaron ambos para Old Dominion y quien se permite llamarle tío a todo un grande como Bob McAdoo. Muy muy difícil, pero que les quiten lo bailao a los jays.
Por lo demás, reseñables sorpresas como las derrotas de Notre Dame y Temple ante Xavier y South Florida, pero, sobre todo, el cabreo que le habrá entrado a Mike Krzyzewski porque Duke cayó en primera ronda ante la sorprendente Lehigh del escolta C.J. McCollum que se marcó 30 puntos (se tiró hasta las zapatillas, 9 de 24 en tiros de dos, 2 de 7 en tiros de tresy 10 de 16 en libres) para mandar a los blue devils (nosotros lo hicimos con los red devils) muy muy prontito para casa.
Pero lo dicho: ¡¡sí sí sí, nos vamos a St. Louis!!

viernes, 16 de marzo de 2012

Will Artino




Amigos de lo ajeno... seré breve, porque me voy de concierto. Tengo que disfrazarme en nada porque he quedado en nada también. Pero antes, y sin que sirva de precendente, os digo cómo va la cosa, y la cosa va mal, porque al descanso, los bluejays de Creighton pierden 30-23 con Alabama en la primera ronda del torneo final por el campeonato nacional. Aún queda toda la segunda parte, así que si queréis, y os importa, que lo dudo, no perdáis la esperanza. A mí me queda muy poca, casi tan poca como tiempo para lavarme los dientes y vestirme si no quiero llegar tarde. Me despido, pues, no sin antes deciros que hay más partidos en juego, y unos cuantos que ya se han disputado y no ha habido muchas sorpresas. Una de las pocas que ha habido, nos ha dejado ya sin uno de nuestros equipos preferidos porque Nevada Las Vegas se ha vuelto para el Mojave a las primeras de cambio, otro equipo del desierto, Colorado, le ha dado palpelo. Kentucky, Iowa State (nos quedan estos), Virginia Commonwealth, Indiana, Baylor, Syracuse, Kansas State, Vanderbilt, Wisconsin, Cincinnati, Gonzaga, Ohio State, New Mexico, Louisville, Murray y Marquette ya se han clasificado. A falta de tres minutos para el final, North Carolina State sorprende por diez puntos a San Diego State. Quizás mañana, si no hay resaco ni molicie, os pondré al tanto de lo que ha pasado con los demás partidos, incluyendo, por supuesto, a la universidad católica de Omaha.

Nos vemos.

jueves, 15 de marzo de 2012

Ryan Adams




Seis y media pasadas de la mañana. No hace frío. Me sé el camino de memoria. A veces, me doy una alegría, y busco otro que aunque sea más largo me dé otros alicientes: ver los mismos paisajes urbanos de siempre, pero con una luz distinta. Hoy, no. Cojo la misma calle de siempre, de todas las mañanas, y antes de empezar la cuesta abajo le doy al play del aipoz y Ryan Adams me da ganas de volver a la cama y taparme con la manta hasta la nariz, dormir, feliz, sin ganas de sobrevivir o reñirle al mundo. Pero esa sensación dura poco, y se convierte en otra más delicada y susceptible, diría que hasta más adulterada y edulcorada. Pero el cielo es púrpura y grana, la luz de las farolas turbia y decadente, el silencio de las calles vacías, insistente y evocador. Me dejo llevar por el pulso lánguido de la canción, me abandono a los detalles y camino sin prisa, con las manos en los bolsillos.
Me fijo en los pocos ciudadanos con los que me cruzo. Antes me cruzaba con más gente y pienso que no puede ser otra cosa que no sea la crisis, las coincidencias han acabado sepultadas por la evidencia: menos gente trabaja, menos gente te cruzas por la mañana. La señora que esperaba todos los días en la esquina con la carnicería, hace tiempo que dejé de verla, justo cuando estaba a punto de empezar a saludarla. En su lugar, miro hacia arriba, cuento las ventanas iluminadas, las que aún apuran el sueño, las sombras que demoran la mañana. Pero hay algo distinto, y empiezo a contarlas y la música de Ryan Adams, aunque no tenga nada que ver, me tienta el reposo de la emoción: banderas. En cada edificio, hay al menos dos o tres ventanas en las que cuelgan banderas de colores difuminados, que esperan a que el día se ilumine del todo para lucir con antojo los colores rojo y blanco. Parecen dormidas, no ondean, y quizás por eso el sentimiento que anuncian se hace más poderoso. Las voy contando, y cuento las personas que las han colgado, y como sonreían al hacerlo, y como resumen aspiraciones y sueños que nos definen más de lo que nosotros mismos pensamos.
Sigo andando y escuchando a Ryan Adams hablar sobre la lluvia. Pero se despejó el cielo. Me cruzo con más ciudadanos. Pocos, pero ciudadanos. Algunos caminan con la cabeza gacha, con prisa, resignados, casi diría que avergonzados. Una chica joven con aspecto de cansada fuma con tranquilidad en la puerta de una cafetería con la persiana medio bajada. Hago ademán de sonreírla, de contarla a qué estoy jugando, pero yo también agacho la cabeza y finjo. Luego la subo, y sigo contando banderas. Llego a la plaza y ya no queda nada del bullicio de antes. El quiosco está abierto, la luz se escapa entre las rendijas que dejan las revistas expuestas en silencio. Miro pero no veo al tendero, y no tiene clientes, pero tiene una bandera, con los mismos colores, cruzada al modo de la estrella sobre el portal. Me cruzo con más gente cabizbaja, acelerada o, por el contrario, los hay que retrasan los pasos como si no quisieran llegar allá donde vayan. Me fijo en la señora que apura su jornada y huele de lejos a lejía mientras se afana en ventilar el portal y con la uña, rasca los restos de pegamento que la publicidad de un cartel dejó en el mármol de la fachada. Va vestida en chándal, pero de cintura para arriba no se ha quitado la blusa y el jersey que no forman parte de su uniforme. Me da la espalda. Y vuelvo a subir y sigo contando banderas y cuento que ahí sigue a la espera, como cada mañana, el tío de la cara triste, con los cascos puestos, fumando en silencio en espera de que Manu abra la cafetería y sea, como siempre, su primer cliente. Le esquivo, cruzo el parque de correos, y entre los árboles busco más banderas, bajo las escaleras, no me cruzo con nadie en el paseo, y la calle peatonal de Arana me llena la mirada de balcones engalanados con geranios y ropa colgada y las banderas que esta vez cuelgan del palo, enhiestas, pero recogidas, agazapadas con la falta de viento. En la esquina, me cruzo con más gente, un hombre de mediana edad que fuma mientras camina hacia la estación; un chino enjuto que también fuma, despiertan con el cigarro en la boca, y me mira con reparo cuando pasa a mi lado; una niña dormida que se ha quitado la mochila y se ha sentado en un banco a esperar, perdida, parece; una señora oronda a la que hago madre, con la permanente desordenada, haciendo tiempo del poco que lleva despierta mientras debe de esperar a que alguien la recoja en la parada del autobús. No hay autobuses y Ryan Adams ya hace unos segundos que cambió de canción, pero el tempo sigue siendo el mismo, y al mismo ritmo sigue latiendo mi corazón.
Llego al callejón del garaje. Oscuro y húmedo, ya no quedan banderas. Casi en la puerta, me fijo en el último detalle. En el piso de arriba abrieron hace un par de años una residencia de ancianos. Las ventanas están cerradas y las luces apagadas, pero en el colgador, en procesión, todos los baberos hacen corro en silencio. Los cuento, como si fueran banderas de un país con un himno en pretérito y un producto interior bruto en blanco y negro. Me acuerdo de que ayer acabé de leer la historia de Antonio Altarriba padre y con eso me consuelo mientras subo la rampa del garaje. Altarriba llegó hasta el país de los baberos pero decidió echarse a volar. Seguro que a él las banderas de franjas coloridas dejaron de importarle después de su lucha contra los muros y el dinero. Mi padre no llegó hasta allí, le tocó antes y él no tuvo tiempo de decidirlo. Pienso cuando ya abro el coche, pero conoció los mismos muros, conoció igual de mal el dinero, los mismos sentimientos que llevaron a Altarriba a dejar sus zapatillas en el alféizar de la ventana. A mi padre sí le gustaban las banderas a franjas: nos lo prometió. Algún día nos llevaría a San Mamés a ver un buen partido. A cambio, porque nunca pudo permitírselo, nos hizo socios de otro equipo de franjas, pero éstas, de colores que representan la raíz mineral y el brillo del fuego en el horno. Y con ello aprendimos una lección que, aún hoy, seguimos poniendo en práctica.
Me quito los cascos y Ryan Adams se calla para siempre. Enciendo el coche, y un instante antes de meter la marcha atrás, me quedo mirando a la pared desconchada de enfrente, sin banderas, un muro que puedo saltar. Sin gritar, en voz baja, susurro: ¡hay que ganar al Manchester, joder! y me siento tan estúpido que casi hubiera preferido no escribirlo.



Ahmed Abdelrahman Shaalan





Algunos periódicos se hacían ayer eco del debú de Ahmed Abdelrahman Shaalan, de tan solo 20 años, y cuyo shikona (o nombre de luchador de sumo) es Osunaarashi (tormenta de arena) como luchador de sumo profesional en Osaka. Se hacían eco porque era el primer ciudadano de su país, Egipto, y por lo tanto el primer africano en subirse a un dohyo (o cancha de combate) en categoría profesional.

Osunaarashi, por cierto, debutó como rikishi (en traducción literal, hombre fuerte, pero comúnmente, junto con sumotori, en traducción literal el que practica el sumo, el término general que se utiliza para referirse a los luchadores de sumo) con victoria ante otro joven talento de tan solo 18 años, Yuya Fukuzato, quien, probablemente, aspire a lo mismo que aspira Shaalan, a convertirse en yokozuna (gran campeón o miembro de la máxima categoría, del nivel más alto del sumo).

Todos sabemos que el sumo es un arte marcial japonés moderno que aún mantiene rituales ancestrales que lo convierten en un deporte sumamente protocolario y bastante exótico para la gente ajena. Siempre se le ha relacionado con prácticas cercanas a la religión shinto y quizás por eso mantiene una serie de rituales que envuelven la práctica del deporte con una solemnidad poco habitual en el deporte moderno. Solo se disputa profesionalmente en Japón. Los luchadores, a menudo, tienen normas muy estrictas, desde la vestimenta y hasta la alimentación, con una tradición estricta que controla todo en sus vidas diarias, algunos, incluso viven en heyas, un tipo de concentración de entrenamiento (quizás esto lo equilibran con unos sueldos que van desde 30.500 dólares al mes para los yokozuna o 25.000 para los ozeki hasta los 11.000 al mes para el nivel más bajo). El sumo profesional está organizado por la Asociación Japonesa de Sumo y todos sus miembros, los oyakata, son antiguos luchadores y ellos son los únicos con licencia para entrenar a otros luchadores. Todos los luchadores de sumo profesionales pertenecen a una heya (una especie de club) que está liderada por un oyakata. Hoy en día hay 54 heyas con unos 700 luchadores.

En los últimos años, casos como el del egipcio Shaalan no son tan extraños. Hoy en día, hay 55 luchadores que oficialmente aparecen en las listas como extranjeros, 19 de ellos, alcanzan alguna de las dos divisiones más altas de este deporte. Pero hay más que están nacionalizados. Hace unos años, empezó a haber restricciones en la contratación de extranjeros para las heyas porque el número estaba subiendo de manera vertiginosa (una sola heya contrató a seis luchadores mongoles de una sola tacada y comenzó la polémica). Eso ha llevado a que algunos luchadores extranjeros que llevaban tiempo en Japón, hayan optado por la doble nacionalidad para permitir que se contraten a otros extranjeros.

Takamiyama fue el primer no Japonés, probablemente, en alcanzar niveles altos en el sumo profesional y cierta relevancia. Era originario de Hawaii. También era hawaiiano Konishiki que se convertiría en el primer ozeki (el segundo grado de nivel más alto que se puede alcanzar) y estuvo apunto de alcanzar el grado de yokozuna (el primero, creo que ya lo he dicho), creando polémica porque algunos expertos defendían que su origen incitaba a tener dudas sobre su dominio de la cultura y del espíritu yokozuna. Al final, no lo consiguió pero su imagen quedó ligada a la del sumo gracias a su portentosa figura, llegó a alcanzar los 280 kilos en sus mejores épocas y se le usó como explicación del funcionamiento del colesterol porque a pesar de pesar más de 270 kilos nunca tuvo colesterol.

Musashimaru, de Samoa, alcanzó el nivel yokozuna en 1999. Pero también hay sumotoris que provienen de lugares tan dispares como Mongolia, Georgia, Estonia, Rusia o Corea. El caso más significativo es el del búlgaro Kaloyan Stefanov Mahlyanov (cuyo shikona es Kotooshu Katsunori), antiguo luchar de grecorromana, quien debutó en 2002. Fue el primer Europeo en ganar la Copa del Emperador y ya ha alcanzado el nivel ozeki. Le llaman el David Beckham del sumo, entre otras cosas, porque es bastante esbelto para los pesos que se manejan en este deporte. Pesa 156 kilos, sí, pero mide 2'03 metros. Por poneros un par de ejemplos, Akebono, un yokozuna de reconocido prestigio, tiene la misma altura que Katsunori pero pesa 235 kilos. Por contra, Asashoryu, otro yokozuna y para algunos el mejor sumotori del momento (en 2005 consiguió vencer en los seis grandes torneos en un solo año, primer luchador en hacerlo) pesa lo mismo que el búlgaro pero solo mide 1'84.

Cuelgo el combate en el que Tormenta de Arena debutó y ganó. Podéis reconocer los rituales propios de este deporte, que, a veces, se alargan más que el propio combate que, a menudo, solo dura unos pocos segundos. Para aquellos que no manejéis las normas básicas de la lucha, todo consiste en conseguir arrojar al rival fuera del círculo o que toque la arena con cualquier parte de su cuerpo que no sean sus pies. Así de sencillo.














lunes, 12 de marzo de 2012

Reggie Hamilton



Ya está. Entre el 15 y el 16 de Marzo empieza una locura que solo tendrá cura cuando, entre el 31 de Marzo y el 2 de Abril, se decida en New Orleans quién es la mejor universidad de los Estados Unidos en esto de jugar al baloncesto. Hasta entonces, los ránkings apuntan a que quienes mejor lo hacen son los chicos de Kentucky. Al menos, eso es lo que indica el ránking que elabora la asociación de prensa deportiva, siendo Syracuse y Kansas los otros dos equipos por los que apuestan los periodistas. Nuestros amigos de Creighton ocupan la decimonovena posición. En el ránking que elaboran US Today y ESPN con la colaboración de los entrenadores, esas tres universidades ocupan los tres mismos puestos en cabeza y Creighton baja tres puestos, hasta el 22. Por último, en la clasificación que elabora la propia NCAA, Kentucky también es la gran favorita, pero por detrás, solo repite Syracuse en el segundo puesto, el tercero, esta vez, es para North Carolina. Creighton sigue entre los mejores, aunque en el peor de los puestos que atesora en estas clasificaciones, el 23.

Ya tenemos bracket final y ya tenemos ganadores de todas las conferencias nacionales. Treinta y dos conferencias que ordenan la primera división de la Liga Nacional de Baloncesto Universitario y que ha tenido diez equipos que repitieron el título del año pasado por tres que han ganado la conferencia por primera vez en su historia. South Dakota State, Norfolk State y North Dakota han hecho historia al ganar sus respectivas conferencias por primera vez. Florida State, Belmont, Missouri, Louisville, UNC-Ashville, Michigan State, Virginia Commonwealth, Memphis, Long Island y Vanderbilt han repetido los títulos que ya consiguieron el año anterior y, además de Creighton en la MVC, completan la lista de 32 ganadores las siguientes universidades: Vermont, St. Bonaventure, Montana, Long Beach State, Detroit, Harvard (no ganaban la Ivy League desde 1946), Loyola, Ohio, New Mexico, Murray State, Colorado, Lehigh, Davidson, Lamar, Mississippi Valley State, Western Kentucky, New Mexico State y St. Mary's.

Aún y con todos ellos no habría habido suficiente para llenar los 68 espacios que necesita el bracket final, un bracket final que ya ha sido seleccionado y que podéis ojear si pincháis encima de la palabra aquí.

Aquí, es decir, en este blog, ya sabéis a quién vamos a seguir. Los de Creighton debutarán ante un rival muy difícil, la universidad de Alabama que también aparece en los ránkings de los mejores equipos del año. La marea carmesí tiene en JaMychal Green a su mejor hombre. Si los bluejays ganan, muy probablemente se encuentren después con el favorito de la división del medio oeste, North Carolina, donde Doug McDermott se encontraría con su antiguo compañero de instituto y futura estrella de la NBA, Harrison Barnes. Así que, en resumen, podemos resumir diciendo que no han tenido suerte los chicos de Greg McDermott en el reparto de posiciones.

Sabéis que, normalmente, por motivos sentimentales que nos animen a prestarle atención al campeonato cuando nos quedamos sin nuestro equipo favorito, suelo buscarme otros equipos con los que tengo lazos de unión más bien pobres y caprichosos, pero a nadie le importa. En este caso, los mormones de la Brigham Young University tendrán que jugar la ronda previa mañana martes y derrotar a Iona College si quieren entrar en el bracket final, donde, de hacerlo, se enfrentarían a Marquette University. Otro de nuestros favoritos habituales, la Universidad de Nevada Las Vegas sí ha tenido acceso directo al grupo final y se enfrentará en primera ronda a Colorado.

Iré dejando constancia de cómo van las cosas. Si nos quedamos sin favoritos, buscaremos otros. Ya no queda nada para saber quién tomará el testigo de la Connecticut de Jim Calhoun, en un año en el que, por cierto, los héroes de Butler se han quedado fuera y se conformarán con jugar el Invitational y ver la final four por televisión.

Por cierto, el titular de la entrada es Reggie Hamilton, un senior de la Universidad de Oakland, que se ha llevado el título de mejor anotador de la temporada por delante de Damian Lillard y Doug McDermott. Hamilton es un escolta rápido y con buenos porcentajes que no aparece en las previsiones de draft para el año que viene, que siguen encabezadas por Anthony Davis, Andre Drummond y Harrison Barnes, estrellas, respectivamente, de Kentucky, UConn y North Carolina.

jueves, 8 de marzo de 2012

Gary Snyder



Cuando no se llevaba jugada ni media hora de partido y perdíamos uno a cero, salí a fumarme un cigarro a la calle. Había llovido durante todo el día, pero había parado. La luz de los bares brillaba en el suelo húmedo, como prometen las ciudades iluminadas cuando el avión se prepara para aterrizar. Me pegaba a la puerta del bar para poder ver el televisor de lejos, y me giraba hacia el vacío para terminar de fumar sin angustiarme. A lo lejos, aparecieron otras luces, la de una ambulancia, silenciosa, pero luminosa, recorriendo la calle como si no perteneciera a aquel tiempo ni aquel espacio. Apenas me dio tiempo a ver como una mujer iba sentada en el asiento del copiloto, sosteniéndose la cabeza con la mano, el codo sobre la puerta lateral.

Por un momento, me hice ese tipo de preguntas desagradables que ahora suenan ridículas.

Y me acordé de aquella frase del poeta Gary Snyder en Practice of the Wild: "the trees we climb and the ground we walk on have given us five fingers and toes." Es decir, que tenemos cinco dedos en ambos pies y en ambas manos porque existen árboles y existe el suelo. Y pensé que quizás también los tuviéramos, porque estábamos destinados a inventar un aparato esférico inflado de aire para que nos divirtiéramos, y nos definiéramos, pegándole patadas a lo que llamaríamos balón.

Volví al reservado donde estábamos viendo el partido. Seguí viéndolo y, a pocos minutos del final del primer tiempo, empatamos el partido. Se me olvidaron las preguntas desagradables. Se me olvidó Gary Snyder. Se me olvidó la ambulancia.

Llegó la segunda parte y durante 45 minutos, hasta se me olvidaron todas las miserias mediocres, vulgares y livianas que vengo atravesando desde que tengo cinco dedos en cada pie y otros cinco en cada mano.

Cuando llegué a casa, me enchufé a la red sin peces y la eché al mar global. Visité las páginas web de los siguientes diarios y cadenas de noticias: El Correo, Deia, As, Marca, El País, Daily Mirror, Telegraph, The Sun, Times, CNNSport, SkySport, BBCSport, L'Equipe, La Gazzetta dello Sport y alguna más que no recuerdo. Lo que recuerdo es que todas se ponían de acuerdo. También recuerdo un comentario de un internauta que se preguntaba por qué llamaban a aquellos tipos "basque" y no me pidas ahora que te lo explique, pero "basque" para muchos americanos e ingleses, y para los que entiendan de moda, es un tipo de corsé que aún hoy en día se utiliza bastante en los trajes de novia, y ya me he lucido, y probablemente equivocado.

Me fui a la cama agotado por un día que había empezado a las seis de la mañana. Siguió con una reunión a las once donde dos visiones distintas de mi profesión tropezaron en una discusión formal y educada. Siguió en la media tarde con mi habitual ritmo de trabajo solitario, desesperante y lento. Se relajó con un café bien acompañado en el calentamiento del partido y terminó en un comedor reservado de un bar del barrio, acompañado de siete tíos sonrientes (y a última hora una mujer asustada), para vivir un momento histórico en la cronología del equipo al que todos esos, nosotros ocho, y multiplícalo por mil y tienes los que estaban allí, amamos por varias razones, algunas de ellas heredadas y nunca recapacitadas.

El Athletic nos hizo sentirnos orgullosos, contentos y comedidos, al fin y al cabo, porque es inevitable seguir aferrados a nuestro espíritu y a los muchos años de optimismo truncado. Su exhibición en un campo tan venerado como Old Trafford, ante un equipo que parece emitir destellos de grandeza aunque se le haya fundido la bombilla, fue de las que te dejan con la boca abierta, incapaz de reconocer a tu propio equipo. Lo de los 8.000 tíos extendiendo sus bufandas en la grada, oyéndoseles gritar que bote San Mamés, el dato de que ésta era la expedición más numerosaen Europa de un equipo de la Liga Española sin contar finales, todo eso no sorprende. Hasta nosotros mismos sabemos qué significa ser del Athletic, para bien o para mal. No sé si somos más que un club, pero está claro que el sentimiento de pertenencia para con este club trasciende las lógicas más superficiales del deporte y el ocio y multiplica los aspectos identitarios, culturales y sociales que el deporte puede provocar en los aficionados.

El equipo superó al Manchester United en todas las facetas, un Manchester United que lo apostó todo al contrataque, parcela del juego que domina, porque Chicharito Hernández, Park y Wayne Rooney tienen desmarque, velocidad, remate y todo lo necesario para hacer eficaces las jugadas de ataque vertiginosas y por sorpresa. Ashley Young es un auténtico cuchillo en la mantequilla y Patrick Evrá aparece por sorpresa en muchas ocasiones. Aún así, adolecieron de centro del campo durante todo el partido, vendieron la pelota y no supieron superar la presión de su rival. Alex Ferguson, después de 27 años al frente del equipo, puede permitírselo todo, incluso ponerse en el ojal una chillona flor amarilla o ocupar la zona técnica del equipo visitante, pero, a otros, cuando utilizan este tipo de tácticas tan recogidas y pudorosas, le duelen palos hasta desde la audiencia nacional. Sin embargo, aún no acierto a decidir qué parte de influencia en el resultado de ayer se debió a los defectos del United, y cuál a los aciertos del Athletic.

Porque el Athletic tuvo muchos aciertos. Empezando por el entrenador, que superó en la táctica a su rival. Siguiendo por Gorka Iraizoz que se mostró expeditivo y seguro en los balones por alto y no escondió su pie cuando tuvo que rasear la pelota. En defensa, Aurtenetxe estuvo nervioso, pero anima ver como un chaval de 19 años traiciona a su equipo dejando huecos en defensa porque sube al ataque como si fuera hermano de Roberto Carlos. Le falta temple y mejorar sus cualidades, pero para mí esos errores prometen. San José y Javi Martinez hicieron su trabajo con más limpieza que los matones profesionales en The Wire. Iraola campó por su banda como quiso en la primera parte. El centro del campo dio una auténtica demostración de fútbol. Ander Herrera depositó su tesis y se doctoró en dirección de equipos de fútbol. Ander Iturraspe escondió más de lo que enseñó, pero el ojo atento lo ve, lo percibe, y lo disfruta. Iker Muniain estuvo más comedido que de costumbre, pero su galopada en el minuto 90 no la olvidará Rafael en la vida. Por la otra banda, Markel Susaeta falló la que tuvo, puso la que le dejaron y siguió encontrando huecos como los técnicos de Odyssey buscan tesoros. Y, en el final de la punta, Óscar de Marcos corrió una maratón más y va a dejar a Ricardo Abad sin récord, marcó un gol precioso con pase laudrupiano de Herrera, en fuera de juego, claro, y cometió un penalty que, probablemente, lo fuera. Llorente marcó un gol aunque lo que más me gustó de su juego fue su voluntad de bajar la pelota, su maestría a la hora de arrancar el juego, haciendo las veces del pivot de baloncesto que desatasca la presión sobre su base para devolverle el balón y que empiece un nuevo ataque posicional.

2-3.

Victoria en Old Trafford.

8.000 personas de viaje a Manchester.

Más de un 60% de posesión durante muchos instantes del partido.

Los elogios en la prensa nacional y la internacional daban como para que hoy me ponga, ya sabes, a hacer fotocopias que luego acabarán en la basura en cualquier lao, que decía SA. Nueve años más tarde. Ya te lo dije.

Y... ¿Hoy? Ya está, se acabó. Quién sabe qué pasará la semana que viene en San Mamés. La eliminatoria aún está abierta. Pero puedo imaginarme el cansancio sonriente con el que algunos volverán este fin de semana a Bilbao. Gary Snyder puede que no lo entendiera, pero quizás sea así, quizás por eso tenemos cinco dedos en ambos pies y ambas manos, quizás por eso tenemos corazón. Porque sirve para bombear la sangre, pero también porque nos hace humanos. Y ser humanos significa doblegarse a nuestros instintos más naturales, trepar los árboles, andar el suelo, sentirte parte de algo y llorar de alegría porque alguien ha marcado un gol mientras tú extiendes una bufanda colorida de lana. ¿Tiene lógica? La lógica, en el fútbol, siempre cae en el fuera de juego.

Iban Mayo



Un día. Más bien cinco. Cinco días resumidos en cuatro fotocopias dobladas que, hasta ahora, habían permanecido arrinconadas en una esquina de la balda.

Ayer, salieron a la luz.

Me puse a hacer limpieza y encontré el bulto, y lo desdoblé, y antes de ponerme a leer, ya empecé a sonreír. Como sonríes a un niño que hace algo gracioso sin ser consciente, o como cuando descubres que tu madre es algo más que tu madre y también tiene excentricidades y caprichos. Esa última viene a cuento de otras cosas, pero sirve. Lo que quiero decir: que me reía por condescendencia, porque me resulté entrañable por un momento. Éste es un sentimiento peligroso, y bastante patético, pero para un rato, de vez en cuando, no está mal.

Me imaginé a mí mismo emocionado, comprando el periódico al día siguiente, haciendo las fotocopias y guardándolas aún a sabiendas de que aquel gesto no tenía ninguna utilidad. Pero lo hacía. Como si fuera una forma encriptada de canalizar una emoción que no sabía cómo exteriorizar.

Os lo digo desde ya: las he hecho trizas y ahora mismo veo los pedazos en la papelera. Se acabó la condescendencia y el patetismo, ¿no? No creo, me veo mucho tiempo cometiendo el mismo error, pero, por lo menos, hemos crecido, y hay que ir renovándose. No dudes de que puede que más pronto que tarde me encuentre fotocopiando otros periódicos, pero 9 años ya eran suficiente para éste.

Y ahora me explico.

Cuando ocurrió esto, yo tenía aún (entonces, hubiera dicho, ya) 24 años. Era el mes de abril y estaba trabajando de becario en una biblioteca pública de una localidad de la margen izquierda vizcaína. Horas y horas rutinarias y aburridas clasificando y catalogando libros en frente de un ordenador, en un sótano que, al menos, era muy luminoso. Y húmedo. Pero tenía mi media hora a mitad de mañana para salir a tomarme un café. Y aquel día la aproveché. Media se convirtió en una hora, me cubrieron las espaldas mis compañeras, y me encerré en una tasca del casco viejo de aquella villa para, en un bar vacío y donde aún se podía fumar, junto a un camarero ojerizo y poco simpático, me bebiera cuatro zuritos viendo uno de los mejores espectaculos de ciclismo que he visto desde la pequeña pantalla. Habrá habido muchos más y mejores, pero yo no los he visto.

En concreto, y si no me equivoco, hablo del 11 de Abril de 2003, un viernes lluvioso en el que se cerraba 43º edición de la Vuelta al País Vasco - Euskal Herriko Itzulia.

En aquella edición aún se disputaba el doble sector, y era precisamente aquel día. Por la mañana, una etapa corta pero peligrosa que empezaba en Doneztebe y terminaba en Hondarribia. Por la tarde, la contrarreloj. Los expertos apuntaban a que la victoria final podía estar entre Tyler Hamilton y Dario Frigo, dos de los corredores más en forma en aquel comienzo de temporada, y se esperaba que los dos hombres del Euskaltel más potentes en las etapas anteriores, Iban Mayo, que ya había ganado destrozando al pelotón en Deskarga, en la primera etapa que terminó en Legazpi, y Samuel Sánchez, intentaran dar la sorpresa.

En la salida, comenzó a llover. La lluvia se volvió granizo con el frío y se barruntaba que aquello podía ser una escabechina. Y así fue: solo 78 corredores llegaron a meta al final del sector de la mañana.

La carrera había empezado cuatro días antes con los mejores corredores del mundo en el pelotón a excepción de Armstrong. En la primera etapa, en Legazpi, Iban Mayo seleccionó el grupo y luego batió a Ángel Vicioso y a Tyler Hamilton. Al día siguiente, en Plentzia, Vicioso se tomó la revancha y ganó por delante de Igor Astarloa y Alejandro Valverde. En Vitoria, le tocó turno al murciano que se deshizo de Davide Rebellin y Fabien Wegmann. Por último, en Doneztebe, el día anterior a la traca final, Marco Pinotti fue el que se llevó el gato al agua por delante de Alejandro Valverde y Ángel Vicioso.

Así, quedaba todo por disputarse para un día doble, el último, que tenía un protagonista especial por la mañana: el alto de Erlaitz, solo 4 kilómetros, pero a una media del 14% de pendiente. Aitor Osa, Leonardo Piepoli, Alexander Vinokourov, Raimondas Rumsas, Manolo Serrano o Francesco Casagrande eran algunos de los favoritos al principio de la ronda, pero, al último día, habían llegado en especial estado de forma Dario Frigo, Tyler Hamilton y un Euskaltel que presentó un bloque muy potente, con Roberto Laiseka, David Etxebarria, Alberto Martínez, Iker Flores o Haimar Zubeldia, además de los dos que ya nombré, y había intentado controlar la carrera durante toda la semana.

El primer sector, como ya dije, salía de Doneztebe. Antes de llegar a Erlaitz, ya se había hechouna pequeña selección, 30 corredores llegaban en cabeza a las primeras rampas. Muy pronto, el que ataca es Iban Mayo y se va. Frigo sufre como un condenado para intentar cogerle y Samuel se pega a su rueda. Samuel está excitado y ataca al propio Frigo. Alcanza la cabeza, pero no puede darle relevos a Mayo porque va reventado. Por detrás, Frigo sufre y sufre, Hamilton se acerca. Frigo sufre tanto en las empinadas rampas de Erlaitz que sobre la línea que señala el final del puerto atrapa a Mayo. Hamilton, en los primeros compases del descenso, se añade al grupo. La lluvia arrecia y la carretera está muy resbaladiza. Gorospe se desgañita para gritarle a sus corredores. Está convencido de que pueden ganar. Tienen que jugársela en el descenso. Y lo hacen. Samu y Mayo, al unísono, se van para adelante. Hamilton sufre, pero intenta no perderles de vista. Frigo va perdiendo segundos en un goteo interminable. Cada curva que trazan, a mí se me para el corazón, el camarero me pone otro zurito. Se acaba el descenso rápido y recupero el latido, pero Tyler Hamilton tiene clase y llega. Y colabora. Los tres quieren distanciar a Frigo, que sigue intentándolo y luchando contra el espacio. La idea es llevarse, al menos, la etapa. Y de hecho, como al día siguiente relataba el que fuera (ya no se dedica a ello, creo) un excelente periodista de ciclismo, Unai Larrea, que vivió la etapa en el coche de Julián Gorospe, se produce esta conversación entre el coche del Euskaltel y el que conduce Johnny Weltz con Bjarne Riis de copiloto.

“La etapa es para nosotros”, le grita Julián a Weltz. “¿Cómo? No, no, que gane el más fuerte”, replica el danés. “¿Qué? Pues mando que sólo uno le dé relevos a Hamilton”, replica Gorospe. Weltz: “¿Cómo? Entonces nos cogerá Frigo”. Julián: “Pues que nos coja.”
Comienza la batalla en un llano corto pero extenuante. Mayo ataca en el último kilómetro para machacar a Hamilton y que gane Samu, pero éste no puede. Hamilton aguanta con clase y se acerca la línea de meta. Entonces, se va la imagen. No se ve nada. ¡No se ve nada! Le grito al camarero, que por primera vez, parece despertar. Pero se escucha a Fermín Aramendi. Aramendi grita nombres, Aramendi pone el suspense a una pantalla en negro. Y Aramendi grita repetidas veces el nombre de Iban Mayo. En el esprint final, el corredor de Igorre le pone la rúbrica a una etapa épica, espectacular.

Y aún estaba lo mejor por venir. Dos etapas y dos hombres en el pódium final ya eran suficiente bagaje para un Euskaltel-Euskadi que también ganaría la clasificación por equipos. Pero el primer puesto de la clasificación final quedaba muy difícil. Iban Mayo y Tyler Hamilton estaban en el mismo tiempo, y el corredor de Massachusetts era uno de los mejores expertos mundiales en la lucha contra el reloj.

El recorrido, sin embargo, era exigente. Bastante técnico, y no dejaba de llover. A mitad de carrera, en la ermita de Guadalupe, Tyler Hamilton le sacaba unos pocos segundos a Iban Mayo. Pero el de Igorre sabía que lo mejor estaba por venir. En cada curva empezó a jugarse el físico, apuraba los vallados, dejaba que su tubular resbalara sobre el suelo húmedo. Hamilton, sin embargo, pensaba en el Giro de Italia. Y Mayo ganó. Con uno de los mayores recitales que se recuerdan en la Vuelta, uno que le ponía a la altura de Tony Rominger o Alex Zulle, una victoria final, más tres etapas, en su primera participación en la Vuelta al País Vasco. Es más: victoria contra el reloj en su primera participación en una contrarreloj profesional.

Las hojas de periódico que fotocopié y he guardado durante tanto tiempo, aún lucían titulares como estos: “Por Mayo a Julio: El de Arratia gana la Vuelta al País Vasco y acerca el Tour a Euskaltel” o "Mayo anuncia su reinado: Iba, terrible, destroza y gana el sector matinal, la crono vespertina y la general en su primera Vuelta al País Vasco”. Tanto periodistas como aficionados estaban ansiosos por encontrar al nuevo ídolo local. Joserra Cirarda, en su columna, apuntaba cosas como ésta: “nos hizo recordar las grandes gestas del ciclismo antiguo, cuando las carreras se ganaban atacando desde el primer día hasta el último.” Unai Larrea también se dejaba llevar por la euforia. David Etxebarria se quedaba sin palabras en su columna.
Iban Mayo Díez tenía 25 años. Ya había destacado en amateurs a pesar de pasarse un año en blaco porque se rompió los dos tobillos y un codo tras un accidente de tráfico. Sabino Angoitia lo recuperó para el Cafés Baqué, pero nadie le daba la oportunidad de debutar en profesionales porque, decían, tenía fama de díscolo.
Aquel año de 2003, acabaría por su mejor año profesional. Ya había ganado la Midi Libre, la Clásica de los Alpes y una etapa en la Dauphine en el año de su debú. El año siguiente hizo una buena Vuelta a España, pero su rodilla le dio muchos problemas. En 2003, además de la Vuelta al País Vasco, sería segundo en la Lieja poco después y se llevaría un par de etapas en la Dauphiné Liberé, pero su nombre resonó a nivel internacional cuando coronó en solitario el Alpe d’Huez y terminó 6º en la general final del Tour. En 2004, y después de renovar por Euskaltel tras mucho discutir, ganó en Alcobendas, Naranco, Vuelta a Asturias (para otro día el recital de esta Vuelta) y, sobre todo, la general final de la Dauphinè Liberè, donde además se llevó dos etapas, una de ellas impresionante, en la que aventajó en más de dos minutos a Armstrong en la cronoescalada al mítico Mont Ventoux. Sin embargo, el Tour fue un auténtico fracaso. Una mononucleosis y el pavés de Flandes le hicieron retirarse cuando la carrera llegaba a los Pirineos. 2005 se lo pasó prácticamente en blanco. Y en 2006, sombras y luces en la Dauphine, con una gran victoria en La Toussiere, para, al final, sucumbir otra vez en el Tour. Una faringitis, según explicó el equipo, le llevó a perder 24 minutos en la primera etapa de montaña y a retirarse en el Tourmalet. Por varias razones, no renovó por el conjunto vasco y fichó por el Saunir Duval de Matxin, donde también trabajaba su amigo y antiguo director Sabino Angoitia. Gana una etapa en el Giro de Italia, pero tiene problemas con la testosterona, aunque la UCI aclara que es endógena y no es sancionado. El Tour no es lo que esperaba, nuevamente, y comienza el final de su carrera cuando es acusado de dopaje con EPO tras un control en el Tour de Francia de 2007. Empieza un proceso oscuro y ridículo en el que el laboratorio de Chatenay-Malabry confirma el positivo por la primera muestra y rechaza hacer la segunda porque el laboratorio está cerrado por vacaciones. La muestra B viaja a Gante y no queda claro que sea un positivo. Se hace un nuevo análisis en Sydney y las conclusiones siguen siendo confusas. El primer laboratorio, el francés, confirma el positivo analizando la muestra B a la vuelta de vacaciones. La Federación Española no le sanciona viendo las irregularidades del proceso, pero la UCI recurre al TAS a pesar de los dos análisis no concluyentes de la muestra B y se le sanciona por dos años desde julio de 2007 hasta julio de 2009. Mayo dice que no volverá a correr, y no vuelve.

No volvió. Y yo volví a trabajar. Pasé de puntillas por el despacho de la jefa y me senté en mi puesto tras guiñarle un ojo a mis compañeras. La sonrisa me delataba. No sé si aquella alegría hubiera sido tan intensa de haber sido Hamilton quien venciera al esprint aquella mañana lluviosa tras el descenso de Erlaitz, pero, de lo que sí estoy seguro, es de que hubiera recordado aquel día como lo he recordado desde entonces, como uno de los mejores espectáculos de ciclismo que he visto por televisión. Habrá habido más, repito, y mejores, pero yo no he visto muchos. Pocos han sido los que me han obligado a fotocopiar páginas de periódico. Aunque, nueve años más tarde acaben aquí, en la papelera de la oficina.

domingo, 4 de marzo de 2012

Will Artino




Dije que en la liga universitaria, normalmente, se rompen los pronósticos, pero, esta vez, nop. Los arrendajos azules consiguieron su decimoprimer título de conferencia y se clasifican directamente para disputar el March Madness.


Lo hicieron en la prórroga, al ganar por 83 a 79 a Illinois State en el Scottrade Center de Saint Louis. 12.380 espectadores asistieron a un partido disputado, con marcadores muy apretados, donde el talento y la fuerza de Creighton se impusieron en el tiempo añadido, después de que Illinois State, bien liderado en los segundos finales por el rookie Nic Moore forzara el desempate. A parte de Nic Moore, los de Tim Jankovich demostraron que su fuerza reside en el trabajo en equipo. Jakie Carmichael, Jon Ekey o Tyler Brown también aportaron puntos y trabajo a los redbirds que, en semifinales, habían dejado en la cuneta a Wichita State.

Pero Creighton se impuso después de intentar liderar el partido desde el principio y llegar empatados al descanso y al final del partido donde, por cierto, los de Illinois tuvieron varias posibilidades de ganar el campeonato antes de jugar los minutos añadidos. No fue así, y los jays se llevaron la victoria gracias, como no, al MVP de la Liga regular y, por supuesto, también de la fase final, un Doug McDermott que batió el récord individual de la universidad, hasta entonces en posesión de Nate Funk, al anotar 33 puntos. También cogió 6 rebotes, uno menos que Gregory Echenique, que se quedó en 8 puntos y sufrió una falta técnica. Antoine Young se fue hasta los 14 puntos y 4 asistencias, aunque no jugó un buen partido. Fallo tiros que podían haber sido resolutivos y ocho de sus catorce puntos vinieron en tiros libres y seis de esos ocho tiros libres los convirtió en los últimos segundos del partido cuando Illinois State defendía desesperado. Nuestro amigo Will Artino participó con cinco minutos en los que atrapó dos rebotes, pero, sin duda, McDermott aparte, la estrella del equipo fue Grant Gibbs. El exterior de Marion, Iowa, que llegó esta temporada desde la universidad de Gonzaga, tenía hasta entonces un récord personal anotador de 12 puntos, aunque había destacado por su aportación en todas las facetas del juego y su capacidad de trabajo. Ayer se fue hasta los 20 puntos, cogió 7 rebotes, dio 5 asistencias y robó un balón. Un triple suyo abrió la prórroga y una bandeja posterior empezó a construir la distancia final que otorgó la victoria a Creighton. Un equipo de Creighton que, en los cuartos, el viernes, se deshizo de Drake por 61 a 68 y en las semifinales de Evansville, que parecía un rival peligroso, y al que derrotaron con suma facilidad, permitiéndose el lujo de que hasta 13 jugadores participaran de la paliza por 71 a 99. Will Artino, por cierto, aprovechó los catorce minutos que le brindó su entrenador para marcarse un buen partido con 10 puntos, 5 rebotes y 2 asistencias, más algún mate para la galería.

Así que ahora... queda esperar hasta el 15-16 de Marzo cuando el March Madness arrancará en diversas ciudades aunque todos los equipos piensen solo en una, New Orleans, donde el 2 de Abril, dos equipos se disputarán el título nacional. ¿Podrán los arrendajos azules repetir la historia de superación de Butler? Difícil está, pero también queda claro que esta temporada ya se puede considerar un éxito: premios individuales y título colectivo para el zurrón. ¿Se puede pedir algo más? ¿Un par de rondas en el bracket final? Algún pronóstico para el bracket final apunta a que Mississippi State puede ser el primer rival. Un rival complicado con dos hombres muy fuertes: el base de tercer año Dee Bost y el pivot junior Arnett Moultrie. Pero quién sabe, puede que, una vez más, se rompan los pronósticos. O no. Como siempre, lo iremos contando aquí. Congratulations Jays!

viernes, 2 de marzo de 2012

Marciano Durán

Marciano Durán es un escritor uruguayo hasta ahora desconocido para mí. En 2006 publicó una novela, El Código Blanes que, al parecer, fue lo más vendido en su país. No se me caen los anillos al reconocer que, hasta ahora, no le conocía y que no he leído su novela ni nada que haya escrito hasta ahora.

Pero otro escritor, este más cercano, Mikel Alvira, me ha hecho llegar por medio de una voluntaria en la organización de la pormaratoniana un vídeo que, estoy seguro, va a hacer las delicias de los que aquel día disputaron la primera edición de nuestra carrera y que, habitualmente, siguen este blog y el de nuestro vecino el de las asics porque comparten con nosotros, esa locura de correr sin querer llegar a ningún sitio.

La animación ha tenido éxito en youtube.com, así que alguno igual ya la conocéis, los que no, disfrutad de los siete minutos, sentiros aludidos y seguid corriendo porque, al parecer, cuando lo hacemos solos, es como si lo estuviéramos haciendo en pelotón.

Por cierto, ya aprovecho, y os comunico que en breve, daremos las primeras noticias sobre la segunda edición de nuestra prueba furtiva que, al parecer, empieza a tener potenciales asistentes. Ojalá vuelva a ser un éxito.



jueves, 1 de marzo de 2012

Will Artino



Se acabó la temporada regular y se acerca lo bueno. Y con la emoción de los títulos, llegan los premios individuales y, este año, está siendo una celebración tras otra para los arrendajos azules de Omaha.

Doug McDermott ha sido elegido entre los 30 jugadores que aspiran al trofeo Naismith al mejor jugador del año en la NCAA (el año pasado lo ganó Jimmer Fredette). Junto a él, algunos de los que aspiran a encabezar los drafts en los próximos años: Harrison Barnes, Draymond Green, Kenny Boyton, Jared Sullinger… No es muy factible que gane este prestigioso título, pero, al menos, ya ha ganado el Larry Bird MVC Player of the Year, el título al mejor jugador de su conferencia que, en 2009, ya ganara otro bluejay, Booker Woodfox, y en otras ediciones, jugadores con bagaje profesional como Kyle Korver, Rico Hill, Anthony Parker, Ashraf Amaya, Jim Les, Hersey Hawkins, Antoine Carr, Paul Pressey o, por supuesto, Larry Bird. McDermott, por cierto, es el primer sophomore (jugador de segundo año) en conseguir este premio. Pero ahí no quedaron los reconocimientos: Gregory Echenique entró en el mejor quinteto defensivo del año; Antonie Young volvió a ser seleccionado en el segundo mejor equipo de la conferencia; Grant Gibbs en el equipo de rookies; y Ethan Wragge fue seleccionado para el mejor quinteto de de jugadores reservas de la conferencia. Por último, las buenas noticias terminaron con un reconocimiento colectivo. Y es que Creighton han entrado en las dos listas más prestigiosas de vaticinios para el próximo March Madness. Ocupan el puesto 24 de 25 en la lista que organiza USA Today/ESPN con la opinión de los entrenadores y en el puesto 25 de 25 en la encuesta de la Asociación de Prensa. Ocuparon mejores puestos, 12 y 13, en las mismas clasificaciones a fecha de 30 de Enero, pero, aún así, siguen estando entre los mejores equipos del país, y mira que no hay, con vistas a la próxima edición del título final de la NCAA.

Antes de que llegue este acontecimiento, empieza el Arch Madness, es decir, la batalla por el título de conferencia y la posterior clasificación para disputar la fase final de la NCAA.
Desde que lo dejé con una victoria contundente contra Illinois State, el equipo encadenó una crisis galopante con tres derrotas consecutivas (62-65 ante Northern Iowa, 57-65 ante Evansville y 68-89 ante Wichita State). Rompieron la racha al vencer a Southern Illinois en Carbondale, Illinois, por 88-69 y encadenaron otras tres victorias más, aunque todas muy apretadas, para ahuyentar fantasmas (81-79 ante Long Beach State, 93-92 en la prórroga ante Evansville y 61-60 ante Indiana State). En esos partidos, ha quedado claro lo que ya habíamos visto antes. El equipo se sustenta en Doug McDermott que solo tuvo un partido flojo ante Wichita State, donde Joe Ragland le ganó la partida. Por lo demás, siempre rozando los 20 puntos y 10 rebotes por partido. Siguió con su buen rendimiento Antonie Young, uno de los mejores bases de la MVC que en dos ocasiones superó los 20 puntos. Y, por último, el rebote es para Gregory Echenique que ha hecho una temporada muy regular. Pero es muy positivo ver que otros jugadores, aunque a veces sea circunstancialmente, aportan mucho al equipo, como Austin Chatman contra Evansville, Jahens Mannigat contra Southern Illinois y Evansville o Josh Jones y Avery Dingman en el segundo partido contra Evansville, un partido, por cierto, en el que Colt Ryan, uno de los mejores jugadores de la conferencia, se salió con 43 puntos. A parte quedan los nombres de Ethan Wragge, ya en su último año, que ha seguido con su rol de pocos minutos y mucha aportación (15 puntos contra Southern Illinois o 11 puntos en tan solo 15 minutos contra Wichita State) y la grata sorpresa del novato Grant Gibbs que se ha hecho con el puesto de titular a base de mucho trabajo y aportar en todo (como muestra, su partido ante Long Beach State con 6 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias). Por último, nuestro amigo Will Artino ha bajado su contribución al equipo como era de esperar, pero ha seguido contando para el entrenador como relevo de los jugadores interiores. En estos siete partidos , ha promediado 0’2 puntos por partido y 2’1 rebotes en apenas 5 minutos de media. Su mejor partido, el último ante Indiana State, donde jugó 11 minutos, no anotó pero atrapó 6 rebotes.
Con estos resultados, el equipo de Greg McDermott ha conseguido el segundo puesto en la disputa por el State Farm MVC Tournament, el título de conferencia, que empezarán a disputar este mismo viernes 2 de Marzo. Se enfrentarán al ganador del Drake-Bradley y si ganan pasarían a semifinales donde tendrían como rivales o bien a Evansville o a Missouri State el sábado 3 de Marzo. El domingo se jugaría la final que, de ganarla, se convertiría en su decimoprimer título de conferencia.
De ahí al March Madness, ya no queda nada, está casi al caer y los pronósticos son favorables aunque el baloncesto universitario americano es muy proclive a destrozar pronósticos. Lo contaré aquí porque, sí, por fin, empieza lo bueno.