miércoles, 1 de octubre de 2008

Agustín Sagasti

Esta entrada no es muy personal ni muy literaria. Agustín Sagasti fue el primer corredor del por entonces Fundación Euskadi que consiguió una victoria para el proyecto. Fue en la etapa matinal de un día con doble jornada en la Vuelta al País Vasco. Se escapó desde lejos y llegó a meta en solitario y a duras penas. Dicen que quizás el pelotón dejó hacer, pero la verdad es que Sagasti no tuvo fuerzas ni para levantar los brazos. Lo mejor fueron sus palabras al final de la etapa. Aún intentando recuperar el resuello y con un hablar llano pero sincero, Sagasti contó algo así como que se avergonzaba de ver cómo la gente le animaba y siempre iba el último pasando miseria, así que decidió atacar y si se ríen de mí que se rían, pero hay que intentarlo. No ganó nada más. Se retiró poco tiempo después. Creo recordar que sufrió un accidente: o le atropellaron cuando entrenaba o me suena que le salió un coche de la nada en la Vuelta a Asturias, quizás. Yo recuerdo las imágenes claramente. Hizo feliz a mucha gente con su esfuerzo y eso aún debería hacerle sentirse orgulloso. Aquellos equipos de los primeros años con Barcina, Erkaitz Elkoroiribe, Javier Palacín, Xabier Murguialday, el gran Juanto y aquella maldita cadena en los Lagos, nos hacían mirar las clasificaciones para buscar puestos de honor con los que conformarnos, puestos que sabían a victorias que llegarían más tarde. El ciclismo es quizás un deporte de ciclistas, pero porque aquel proyecto consiguió que fuera un deporte de equipo, sin consideraciones políticas, aún hoy en día la gente siente una ligazón especial con esos corredores. Para lo bueno, y para la malo. De todas formas, lo que merece la pena es ver a gente como Agustín Sagasti entrando a meta sin apenas poder levantar los brazos.

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