Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
lunes, 22 de diciembre de 2008
Maris Valainis
Parece que voy a hablar de un jugador de baloncesto lituano, ¿verdad? Quizá el último escolta tirador salido del Lietuvos Rytas o el sucesor de Sarunas Jasikevicius en la selección. Pues no. Anoche volvimos a ver la película de 1986 Best Shot, más conocida por estos lares como Hoosiers: Más que ídolos. Maris Valainis era Jimmy Chitwood, la estrella del equipo, un joven húerfano de Hickory que se decidía a volver al equipo cuando los adultos se preparaban para cesar en su cargo al entrenador Norman Dale, una especie de alter ego de Bobby Knight. Algún día tengo que escribir sobre Bobby Knight, ¿que no? El caso es que aunque la película terminó casi a la una y media de la madrugada y a la mañana siguiente, ésta de hoy, día en el que la gente se ilusiona por que le cuadren cinco números caprichosos, había que levantarse temprano, antes de ir a la cama, me conecté a internet y busqué información para saber qué fue de Maris Valainis. Y lo que encontré fue curioso, porque Maris era el único jugador, o actor-jugador, de la plantilla de los Huskers de Hickory que no jugaba al baloncesto en el instituto. Y, aún así, fue elegido para el papel estelar. En alguna página, no recuerdo ahora, leí dos anécdotas sobre el rodaje de la película. La primera hablaba de esa escena en la que Jimmy está entrenando en una vieja canasta clavada sobre una calva de tierra roja mientras el entrenador le habla. Jimmy confesó que ni tan siquiera escuchaba lo que decía Gene Hackman, que se limitó a concentrarse en los tiros y que, una vez entrado el primero, todos los demás entraron, ¿falla el último cuando Gene Hackman se vuelve a propósito? La segunda anécdota también hablaba sobre un tiro, esta vez, el último, el que decidía en el último segundo la victoria en el campeonato del estado de Indiana. A Maris le dijeron que lo fallara o lo metiera, toda la gente iba a saltar a la cancha y había que seguir con el papel porque era necesario una toma general. Afortunadamente, Maris lanzó y convirtió el tiro. Al parecer, Valainis hizo un par de papeles más en el mundo del cine, pero su carrera como actor no fue ni larga ni exitosa. Ayer, mientras mi hermano y yo veíamos la película, ya, al final, nos reíamos porque, la verdad, es que el chaval no debió tener muchos problemas para aprenderse el guión. Solo habla en dos escenas de la película, cuando se presenta por sorpresa en la reunión para cesar al entrenador, dos frases para anunciar que vuelve con la condición de que el entrenador no se vaya, y punto. No vuelve a hablar hasta que al final de la película le pide al entrenador que no cambie de táctica y que le deje a él jugarse el último balón. Al parecer, en lo que Maris destacó fue en golf. Jugó al golf en la universidad y aún hoy en día es jugador profesional. Es difícil imaginárselo si no distinguimos a Maris Valainis de Jimmy Chitwood. Jimmy llegó a jugar para la Universidad de Indiana después de conseguir una beca de baloncesto. Se licenció en ingeniería agrónoma y llegó a jugar en la CBA y dos temporadas en los Houston Rockets de la NBA. Sin embargo, en su segunda temporada en el equipo tejano, se lesionó de gravedad en su rodilla derecha y, tras jugar una temporada más en la CBA, se retiró. Vivió en Houston y New Orleans hasta que se casó con una antigua compañera de la universidad de Indiana. Entonces, volvieron a Hickory y aprovechó sus ahorros para comprar una vieja granja y sus estudios para poner en marcha una empresa pionera en la producción de azúcar de caña. Accedió a encargarse de entrenar al equipo del instituto y después de doce años en el cargo lo dejó cuando su hijo entró a formar parte de la plantilla. Jimmy Chitwood murió a los ochenta y siete años de vida, tan solo tres meses después de que lo hiciera su mujer. En Hickory, le han puesto su nombre al nuevo parque junto al estadio del Instituto.
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