lunes, 9 de febrero de 2009

Juan Tomas Martínez

¡Ha empezado la temporada ciclista! Jimmy Casper y Thomas Voeckler en la Estrella de Besseges, Tom Boonen el Tour de Qatar, Geert Steegmans en Mallorca, Mattia Gavazzi en el Tour de Langkawi o Allan Davis en el Tour Down Under son algunos de los ciclistas que han empezado la temporada con buen pie y disfrutando del sabor de la victoria. Se hace largo el invierno para aquellos a los que nos gusta el ciclismo, pero ya está aquí, y aquí está con una novedad muy importante para los aficionados vascos: la desaparición de la Bicicleta Vasca y la inclusión de la tradicional Subida a Arrate, con la que solía terminar la prueba, durante la celebración de la Vuelta al País Vasco. O, al menos, eso me pareció entender cuando leí la noticia. ¿Buena o mala noticia? Una vez fuimos hasta Elgoibar para ver la subida. Ganó Basso y Juan Carlos Domínguez se llevó la vuelta. Mi tío, como es cicloturista y vallisoletano, le dio la mano a Domínguez y prometió no lavársela en una semana. Me alegro de que esta temporada aún podamos disfrutar de Usartza, pero es una lástima que desaparezca la Bicicleta Vasca. La crisis ya venía afectando en ciclismo antes de que afectara a los bancos: los patrocinadores se asustan, las carreras se desorganizan, las televisiones se achantan y en el bar se habla más de quién se pincha de de quién demarra. Pero no va a ser siempre así porque el ciclismo nunca podrá dejar de ser un deporte noble, y como todos los deportes nobles, muchas veces se pervierte, pero nunca para siempre.
He titulado la entrada con el nombre de Juan Tomás Martínez, el volcán de Barakaldo, el ciclista más famoso que ha dado mi pueblo si me lo permite David López. Hace poco me pareció verlo en el pasillo de un hospital y, aunque sonreía, se le veía cansado y enfermo. Espero que no fuera él. Y fuera quien fuera, espero que sane pronto, claro. Sin embargo, no pude evitar recordar como tuvo que volver a aprender a caminar y hablar cuando una caída cortó de raíz su carrera como prometedor escalador. Volvió. Fuerte. Pequeño. Inmenso sobre la bicicleta, con su mellizo Ramontxu escalando las pendientes italianas. Se te hinchaba el pecho cuando el locutor gritaba aquello de ¡ataca el volcán de Barakaldo! La cadena le jugó una mala pasada el día en el que Laurent Jalabert decidió darle un vuelco a su carrera deportiva pero Juanto siempre quedará en el recuerdo de los aficionados al ciclismo. Como con muchos otros que nunca fueron coronados, el esfuerzo nunca es en balde, aunque la recompensa sea tan humilde y pequeña como este sentido y breve homenaje.

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