domingo, 7 de junio de 2009

Pedro Delgado

Dos recuerdos sobre Perico Delgado:
Uno. Levantarme por la mañana en Oriñón y correr hasta el bar de Juanchu para comprar el marca antes de que se acabara. La portada: Perico Delgado da positivo. ¿Qué es positivo? ¿Eso es bueno? ¿Decía positivo? Ya no me acuerdo. Mi tía se enfadaba conmigo: ella quería ver la telenovela y yo la etapa del Tour. Igual que en la habitación del hotel de Benicassim durante nuestro tercer festival. Ella quería dormir y yo ver como Floyd Landis engañaba a todos. Ella se tumbaba en la cama y yo en el suelo, con una toalla, sin voz en el televisor.
Dos. El año en el que salimos en el deia pintando el nombre de Laiseka en una de las últimas curvas de Luz Ardiden. Justo cuando empezábamos nuestra larga espera en la cuneta, apareció Perico conduciendo un coche descapotable y se detuvo a saludar a la afición. Creo que fue el amigo de mi hermano quien le gritó: ¡Perico!, ¿por qué Geslin es geslen y Turpin es turpan? No se dio por aludido.
Epílogo. ¿Sabíais que hay un grupo de música escocés que se llama The Delgados? Se llaman así por Perico Delgado, aunque no lo creáis. O se llamaban, porque, para mí desgracia, hace unos años que decidieron descansar. Al menos, Emma Pollock sacó un precioso disco hace bien poco. De verdad, si os gusta la música, aunque os la traiga floja el ciclismo, agenciaros los discos de The Delgados y de Emma Pollock.


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