lunes, 20 de julio de 2009

Gilberto Sacrati


¿Qué esperaríais de un equipo en el que juegan Marcelinho Huertas, Lazaros Papadopoulos, Dalibor Bagaric, Alex Scales, Uros Slokar, Stefano Mancinelli o Gregor Fucka? Un equipo en el que, entre otros, han jugado en diversas épocas: Tariq Abdul Wahad, Isaac Austin, Lubos Barton, Gianluca Basile, Sani Becirovic, Marco Belinelli, David Bluthenthal, Alessandro De Pol, Vinny Del Negro, Carlos Delfino, Yakhouba Diawara, Alain Digbeu, Ruben Douglas, Tyus Edney, Vassil Evtimov, Alessandro Frosini, Dan Gay, Steffan Hamann, Iker Iturbe, Jerome James, Marko Jaric, Arturas Karnishovas, Nestor Kommatos, Erazem Lorbek, Andrea Meneghin, Jerome Moiso, Hanno Mottola, Carlton Myers, Claudio Pilutti, Martin Rancik, Rumeal Robinson, Vlado Scepanovic, Matjaz Smodis, Tomas van den Spiegel, Milos Vujanic o Qyntel Woods. ¿Qué me diríais de él? Pues yo os digo, que no solo descendió a la segunda división de la Liga Italiana la temporada pasada, si no que se anuncia que no ha sido admitido para jugar tal competición y, por lo tanto, dice adiós al baloncesto profesional. Un club fundado en 1937, que ha jugado final fours, ganados títulos y hecho famosa a un águila que adornaba su escudo. La crisis institucional y las deudas del club, hasta ahora presidido por Gilberto Sacrati y dirigido deportivamente por Zoran Savic, han llevado al equipo hasta el fondo del pozo. El presidente dice que el águila aún está viva y los que saben hablan de que la afición nunca abandonará al equipo. Quién sabe, quizás los tiempos del Filodoro, del Teamsystem, del Fortitudo en definitiva, regresen y el águila sea definitivamente un fenix.

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