sábado, 1 de agosto de 2009

Marko Wölfli



Su nombre me recuerda al del niño de El libro de la Selva. No sé si Llorente pensaba lo mismo cuando lanzó el penalty. Empieza bien agosto, con mi equipo favorito dando una penosa imagen, y con el positivo de Mikel Astarloza. Cuando se confirme... iba a decir que hablaré largo y tendido, pero no tengo mucho que decir. No sé si lo haré. Ya veremos. Pero empieza bien agosto. Vi el partido mientras iba de poteo, así que, de lejos, casi no distinguía a los jugadores. No voy a permitirme hacer una crónica ni nada, porque para eso ya están los que vieron el partido en directo o más cerca de los televisores. Por lo menos, el Baraka empezó ganando su primer partido de pretemporada en San Jorge. Yo no quiero leer más periódicos deportivos. Estoy hasta las narices de las malas noticias. Estoy hasta los huevos de que me importe un ídem que alguien de positivo o que un grupo de amigos pierda un partido. Lo que ocurre es que luego ganan por casualidad, o levantan los brazos al entrar en meta, y merece la pena. No sé por qué. Es estúpido. Es completamente irracional. Es superior a mis fuerzas. Soy un tío con estudios superiores, con una profesión liberal que implica leer y analizar diferentes textos literarios, académicos y científicos, con unos cuantos viajes, con un barrio y sus experiencias, un tío normal que se ha visto obligado a pensar, pero no puedo evitarlo: es estúpido, irracional. Así empieza a agosto. Por lo menos, hoy me voy de fiesta, se acercan las fiestas de Bilbao y la promesa se llaman The Pretty Things, he vuelto a correr cuatro días por semana y prometo que la próxima termino el libro de Junot Díaz. Así que... da igual, ¡da igual joder! No voy a poder evitarlo. Estúpido, irracional, definitivamente, superior a mis fuerzas. Quién fuera Mogli.

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