miércoles, 24 de marzo de 2010

Matteo Contini


Para que Leo Messi se convierta en el mejor jugador del mundo, no solo necesita ganar títulos o jugar con la albiceleste como juega con el Barça, necesita algo más importante aún. Si quiere seguir marcando golazos, si quiere continuar haciendo regates imposibles, queda algo muy necesario, algo inolvidable para que los goles de Messi lo sean también: defensas. Rivales. ¿Alguien se ha acordado de Matteo Contini? Él estuvo ahí. No una, ni dos, ni tres veces, siempre. Y volverá a estarlo. Igual que estuvo Rafa Alkorta enfrente de la cola de vaca, igual que estaban aquellos dos defensas del Valencia y toda el Compostela delante de Ronaldo.
Contini debutó con el Milán y deambuló por las series B y C hasta que el Parma le dio una oportunidad, después se fue al Nápoles que ahora lo ha cedido al Zaragoza. Tiene 30 años y más de 200 partidos entre las dos ligas, pero un día marcado en su memoria.
La Vanguardia se hacía eco de sus declaraciones a la Gazzetta dello Sport:
"Yo marqué a Messi, pero no lo vi nunca. Lo soñé toda la noche. En el uno contra uno no te da opciones. Para frenarlo necesitas que te doble un compañero y no llegaba..."
Y
"Yo sigo el balón y en teoría no lo pierdo nunca de vista. Pero no basta. La rapidez de movimientos es tal que en un cierto punto, cuando decides actuar y crees que le quitas la pelota, él ya la ha movido. O le das al aire o a su tobillo. En el primer caso se me escapó, en el segundo fue penalti".

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