lunes, 8 de marzo de 2010

Sokratis Kokkalis


Kokkalis preside el Olympiacos, el club de los récords. Aún habiendo ocho equipos deportivos de primer nivel en Atenas, un reciente estudio desveló que el Olympiacos es el club con más seguidores de Grecia. Supongo que hablamos lo mismo de baloncesto que de fútbol. Igual que podríamos hablar de cualquiera de los dos para ilustrar otro ejemplo de su condición de equipo récord: el dinero que se gastan. Valga con datos del equipo de baloncesto: maneja unos 37 millones de euros de presupuesto, el Barça tiene 22 y el Real Madrid 20 (estos datos igual están un poco desfasados pero el incremento habrá sido proporcional para los tres) y se permitieron el lujo de pagarle más de 4 millones de euros al año a Josh Childress para que abandonara la NBA, al tiempo que intentaron convencer a Chris Webber y se tuvieron que conformar con Jannero Pargo. Más datos económicos concluyentes: su dueño estuvo en el puesto 421 de la lista de los 500 hombres más ricos del mundo que publica Forbes.
Si vamos al fútbol, los récords no terminan, porque el club que preside el magnate griego dueño de dos hóldings de empresas como Intracom (tecnología) e Intralot (loterías, presente en más de 50 países distintos), lleva cuatro entrenadores desde que el cacereño Valverde se marchara con el doblete en el bolsillo. Primero fue el georgiano Ketsbaia, luego el brasileño Zico y entre medias y ahora el hombre de club Bozidar Bandovic. Y aún hoy la prensa ruega que regrese un Valverde que se hace el remolón quizás a la espera de que Kokkalis, quien fue acusado de espiar para la Stasi mientras vivía en Alemania, le convenza como solo él sabe.
Pero no acaban aquí los récords del equipo griego, ya que ganan en multiculturalidad. Nada menos que doce nacionalidades distintas se dan entre los jugadores. Además de griegos, cuentan con jugadores de los siguientes países: Francia (Domi), Suecia (Mellberg), Argentina (Galletti, Dátolo y Ledesma), Inglaterra (Derbyshire), España (Óscar, Bravo y Pardo), Brasil (Diogo, Dudu y Leonardo), Marruecos (Zairi), Polonia (Zewlakow), Italia (Maresca), República Democrática del Congo (Lua-Lua) y Serbia (Kovac). Poco si contamos que a lo largo de su historia Olympiacos ha sido todo un backpackers repleto de visitantes de los más remotos lugares: Nigeria (Babangida y Yekini), México (Castillo), Chile (Estay), Bélgica (Lemmens), Eslovenia (Zahovic), Croacia (Butina), Uruguay (Álvez), Nuevo Caledonia (Karembeau), Costa de Marfil (Yaya Touré), Rusia (Protasov), Albania (Strakosha) o el serbio convertido en chipriota, Sinisa Gogic.
Pero, sin duda, el mejor récord es cuando ese dinero gastado y ese babel de peloteros se convierte en una ecuación eficaz que da como resultado un palmarés con el que el club suma ya 64 títulos en su país. Pero la sensación de récord se agudiza si nos fijamos en el siglo XXI, donde el club, ha ganado todos los títulos de liga del 2000 al 2009, excepto el de 2004 (este año van terceros a 5 puntos) y 4 de Copa y 1 Supercopa. Que le pregunten al Panathinaikos si no es un récord.
Lo dicho, Kokkalis tiene un equipo de récord, y no sé cuántas veces he usado ya esta expresión, quizás haya batido un récord. Tenía un amigo que se compró un Ford Récord. Acabemos con un último y curioso récord, ya, porque los griegos juegan en el estadio que lleva el nombre de un famoso héroe de la revolución griega de 1821, Georgios Karaiskakis, donde allá por 1896, el francés Paul Masson realizó una de las mejores actuaciones en velodromo al ganar tres oros en ciclismo en pista durante las Olimpiadas. Pero ese no es el récord, si no el de que hasta 2005, el estadio fue también una de los cines más grandes del mundo, con una pantalla de 20 metros de largo y 11 de ancho. Seguro que a Kokkalis le encantaría que James Cameron dirigiera una superproducción sobre su vida y que, aunque fuera con efectos especiales de por medio, la película terminara con Nikopolidis levantando la copa de campeón de la Liga Europea justo justo a su vera y a la de Michel Platini, protagonizado por George Clooney. Con récord de presupuesto, recaudación y estatuillas en pelotas, claro.

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