Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
viernes, 30 de abril de 2010
Tyreke Evans
Tenía una entrada preparada desde Lisboa para analizar el comienzo de los play-off de la NBA. Ya es tarde. Más de la mitad de los equipos ya están clasificados para la siguiente ronda. Además, iba a ser una chapa de tres pares de cojones para, en total, no decir nada interesante.
Viva el cinismo.
Pendientes aún de tres eliminatorias, ya hay cinco equipos clasificados. Dwight Howard y los suyos no tuvieron piedad del equipo de Michael Jordan, como era de esperar. Demasiadas bajas en los de Charlotte. Los Celtics también se libraron rápido de Miami, por mucho que Wade se hubiera hecho ilusiones con la llegada del otro O'Neal y del novato Beasley. Son muchos perros viejos en Massachussets aunque a alguno como Rasheed Wallace le hayan dado tabardillos esta temporada (lo de su jugada, que no pude colgar en el blog, me pareció todo un acto poético). Por no hablar de los tabardillos de Kevin Garnett que resulta que se han descubierto de golpe y porrazo. Chicago y su base Derrick Rose no puedieron hacer nada ante Lebron James, como estaba cantado, que apenas ni se ha despeinado y entran con descanso en la siguiente ronda. Y Nate McMillan demostró que no sabe como hacer ganar a su equipo ante unos Phoenix Suns que están apunto de cerrar un ciclo pero aún tienen talento para pasar rondas.
La última eliminatoria resuelta, la que enfrentaba a Mavericks y Spurs, ha sido todo un espectáculo de baloncesto, del bueno y del malo. Ver a Nowitzki, Butler, Ginobili, Parker y Duncan dando lo mejor de su baloncesto, algunos ya en horas bajas que se resisten a serlo, ha conseguido que la eliminatoria no quedara resumida a un espectáculo de golpes, contactos, heridas de guerra, encontronazos, encaramientos, gestos huraños, declaraciones subidas de tono y todo un lenguaje bélico que ha encarecido la victoria. Una victoria que al final se han llevado los Spurs para dolor del enésimo proyecto fracasado de Mark Cuban.
Queda por saber si Bryant despertará por fin y ayudará a Gasol a librarse del pegajoso Durant. Los de Oklahoma, con cuatro jóvenes de auténtico lujo como Harden, Ibaka, Durant y Westbrook darán mucho que hablar en el futuro si consiguen mantenerlos juntos, y el más mediático de todos ellos, Kevin Durant, apunta a futuro relevo en el estrellato de los Kobe Bryant, Lebron James y Dwayne Wade. También queda por saber si los mormones cortarán las alas a Carmelo Anthony y compañía en la eliminatoria más igualada y reñida. Apuesto por Sloan y los suyos, pero los de Colorado son un equipo competitivo que puede aspirar a todo. Lástima que George Karl no pueda estar con ellos. Por último, el equipo romántico (romántico para mí porque siempre me ha parecido un equipo gris y este año tiene una plantilla que me gusta) tendrá que sobreponerse a las bajas del australiano Bogut y de Michael Redd para superar al equipo de los jugones, los Hawks. La serie la lideran los Bucks gracias a una buena remontada y el trabajo de Ilyasova, Delfino, Jennings, Salmons y Ridnour. Los últimos partidos (si es que hay dos) serán de infarto y cuidado con los brincos de Smith y los triples a la desesperada de Crawford y Johnson. Horford seguirá haciendo el trabajo más cabal.
Y el título de la entrada es para el mejor rookie de la temporada en la NBA, un Tyreke Evans que ha conseguido lo que quería a base de hartarse a tirar, penetrar y salir en la tele mientras su equipo perdía partido tras partido para desesperación de un Sergio Rodríguez que acabó fuera y de un Chapu Nocioni que aguantó hasta el final pero ya piensa en si le apetece cruzar el charco o no la próxima temporada.
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