Greg McDermott

Ando un poco espeso y abandonado. Solo me afeito cuando se acerca el fin de semana. Ayer estuve en el BEC, con aire resignado, como la gran mayoría. Jaycee Carroll me pareció un jugador caprichoso, y digo lo de caprichoso porque parece un tirador innato, uno de esos jugadores que harán lo que les de la gana cuando les de la gana. Ayer no tenía muchas, las justas. Todo el Gran Canarias parecía tener las ganas justas para no perder de más de veinte y los de Bilbao parecían tener las ganas justas para parecer que tenían muchas muchas ganas. Greg McDermott es el nuevo entrenador de nuestros amigos de la Universidad de Creighton. Así es, baile de piezas. Dana Altman necesitaba un cambio y ha aceptado un contrato por siete años (el baloncesto universitario es así) con los de Oregon, mientras que McDermott no viene de muy lejos, desde Iowa State. Ya veremos cómo va el año que viene. Por ahora, no hay tiempo para fijarse en esto en el mundo del baloncesto americano. Bastante tienen con hablar de la toalla de Danny Ainge, del baile de pies de Kobe Bryant, de la boda de Carmelo Anthony con LaLa Vásquez, de la buena pinta que se gastan los Orlando Magic, del dinero que los Knicks están pendientes de gastarse en un año en el que hasta Lebron James y Dwayne Wade parecen estar en el mercado, del draft que se aproxima o del mal rollo que está empezando a darles con la espantada que se prevee para el Mundial. Por ahora han convocado a 31 jugadores, pero muchos de ellos ya han rechazado la invitación. El rookie del año parece que estará. No se sabe mucho más que las renuncias anticipadas de Anthony, Bynum, James, Joe Johnson, Brandon Roy o Rajan Rondo. Así que como van a tener tiempo de hablar de los cambios en el banquillo de las universidades de nivel medio. No sé ni cómo lo tengo yo. Debería estar afeitándome. Pero, en lugar de eso, me voy a ir a correr. Después hay que ir a ver si el año que viene nos vamos de viaje por Europa o no, y la semana ha empezado lazy, lazy que decía Jacob con la excusa del tiempo. Hay que gastar calorias. Quizás en menos de quince días haya que ir de fiesta a Zierbana y merecerá la pena vigilar el peso. O igual me afeito. No, mejor me fumo un cigarro y termino la entrada. Ya está. Voy a buscar una foto de McDermott y lo dejo. Qué coñazo.