Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
lunes, 24 de mayo de 2010
Michel Preud'Homme
Lo que eran los álbumes de cromos, ¿verdad? Recuerdo que el último que hice, y solo tenía diez años, fue el del mundial de fútbol de México 86. Y en el verano me compré el balón oficial, aunque yo creía que era el oficial, en realidad era una imitación de plástico pero que dio mucho, mucho de sí. Aguantó otro par de mundiales por lo menos, hasta que cualquier día ya olvidado se perdió en la playa de Oriñón. Lo que más recuerdo de aquel álbum eran los nombres. Me molaban los nombres. Me atraían los nombres raros. Y el que se llevaba la palma era el del portero de Bélgica: Jean Marie Pfaff. Pfaff era pura música. Como un tortazo. Con todas esas efes tan exóticas. Y Jean Marie sonaba a distinguido, a respetable. Amorós y Tigana con Francia también me llamaban la atención. Y Protassov y Belanov en Rusia, que además aparecían en un juego de ordenador, creo, aunque puede que esto fuera años después. El búlgaro Sirakov, el argentino Ruggeri, el brasileño Sócrates, el ruso Rats, el danés Laudrup, el polaco Smolarek, el alemán Littbarski (que era mi favorito en el susodicho juego de ordenador en blanco y negro) o su compañero Karl-Heinz Föster, eso de Karl-Heinz sonaba tan contundente como el tortazo de Pfaff. Fue el mundial de los porteros, desde Zubi hasta Pfaff, pasando por Schumacher, el gran Pumpido o Peter Shilton, protagonista histórico por culpa de Diego Armando Maradona.
Pero a mí me molaban más los nombres que los goles. Miraba mi álbum como si fuera un tesoro incalculable, pasaba los dedos por encima del papel prensado del cromo pensando que en el misterio de aquellas combinaciones caprichosas se escondía algún significado encriptado. Tenía diez años, no pensaba en nada de eso conscientemente, pero algo tenía que ocurrir en el inconsciente, porque aún recuerdo los nombres con sentimentalismo, y he olvidado todas las imágenes.
Y todo esto viene a que hoy leía que el de arriba, que no estuvo en México pero sí en Italia, y del que también me apasionaba el apellido aunque si tengo recuerdos visuales: su pelambrera y sus largos dedos, fichaba por el Twente holandés, histórico y meritorio ganador de la liga holandesa para substituir al inglés Steven McClaren que se marcha al Wolfsburgo alemán, uno de los nombres que suena para que Fran Yeste comience su aventura internacional. Michel Preud'Homme fue el relevo generacional de Jean Marie Pfaff, pero a mí los dos me sonaban igual de atractivos, el uno a perfume, el otro a cerveza belga, pero los dos a lo que con el tiempo descubriría que era una de mis debelidades vitales: viajar y descubrir nombres raros, muchos nombres raros.
PreudHomme, que grande!! Me acuerdo que en el PC-Fútbol era el puto amo!
ResponderEliminarEl PC Fútbol. El otro día leí un artículo sobre eso y jugadores del Real Madrid que ahora son entrenadores. Debería escribir una entrada, pero me da pereza.
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