El director de deportes del Gobierno Vasco está manteniendo una agenda muy apretada desde que accedió al cargo. Con su llegada al puesto, los titulares se han disparado, sin que esto quiera suponer ningún tipo de juicio a su labor. Pero es cierto que de la mano de Blanca Urgell cuando visitaron la Vuelta, o con la gestión de la selección vasca o la confirmación del regreso de la Vuelta al País Vasco, el que fuera gerente de Aspe y del Eibar, ha aparecido más de una vez en negrita en los titulares de los periódicos.
Y ahora lo va a volver a hacer, y me imagino que no solo en la prensa más local o regional, porque, según ha publicado hoy mismo la versión digital del periódico El Correo, Patxi Mutiloa ha propuesto que se cobre por ver el ciclismo en directo. Por si acaso, voy a cortar y pegar las palabras tal y como se encuentran en internet: "Siempre hay un margen de cero a cien. No estamos planteando precios que sean una locura, pero evidentemente el espectador que acude y disfruta del espectáculo tendrá que colaborar de alguna manera en su mantenimiento". Y referencio la cita: "El Gobierno Vasco plantea que los aficionados al ciclismo paguen por ver las carreras". Y es una noticia de la agencia EFE publicada por elcorreodigital.com el 13 del 12 del 2010 a eso de las 14:20.
El debate está abierto, no sé si alguien querrá hablar de ello aquí, pero el tema daría para mucho, porque no es que haya matices, es que hay que molestarse en redefinir todo el concepto del espectaculo, y no es tarea banal. Incluso plantea dilemas que traspasan lo puramente deportivo: ¿reciento cerrado, reciento abierto? ¿Es la espacialidad un coeficiente valuable para calcular un gasto? Ahí es nada la pregunta, algún teórico de los estudios culturales andaría frotándose las manos.
Hace poco un asiduo a este blog me preguntó si sabía cuanto dinero podía generar una etapa del Tour de Francia. Él mismo se encargó de responderse, porque yo no supe ayudarle. Ahora no me acuerdo de los datos, pero he encontrado otros, en una web diplomática del gobierno francés, donde una tal Sylvie Thomas firma un artículo llamado "El éxito económico del Tour de Francia". Concretamente, en el artículo se explica el caso de la pequeña población de Besançon, que ya ha organizado un final de etapa del Tour en diecisiete ocasiones. Según el encargado de la organización de esa etapa para 2009, Denis Lazzarotto, la ciudad preveía un gasto de 400.000 euros, de los cuales 100.000 aporta el propio Tour. No se dan las citas exactas del rendimiento económico, pero una afirmación contundente nos explica cómo se resuelve el balance de una cita como ésta: "Además de la promoción turística, se produce un aumento sustancial del volumen de negocio de los hoteles, restaurantes, tiendas… El equipo del Tour está formado por cerca de 4.500 personas y se calcula que el público asciende a 500.000 espectadores, que gastan una media de dos euros por día." Multiplica 500.000 por dos y lo tienes.
No hace falta que nadie me diga que la Vuelta no es el Tour y que la Vuelta al País Vasco menos y la Subida a Urkiola ni te cuento. Ya lo sé. Pero me pregunto si antes de tomar decisiones drásticas no hay otras posibilidades para mejorar la gestión de las pruebas deportivas. Yo he estado en el Tour de Francia como espectador y sé que generé movimiento económico a 2.000 metros de altura. Era uno más de la marabunta, pero la marabunta no era simplemente una decoración colorida. También he visto pasar a Jens Voigt como una tabla de planchar por Lazkaomendi y me tocó pagar la ronda, un caldo, un cola-cao y dos bollos de mantequilla en una tasca de caserio donde pagamos a precio de oro las vistas y el refugio de niebla y frío. La tasca estaba hasta arriba y estaba arriba de un monte donde solo llegaba un camino de tierra. He visto ganar a Igor Astarloa en Amorebieta, a Jesper Skibby en Getxo, a Beat Zberg en Zalla o a Iván Basso en Arrate. En ninguna de ellas pagué, pero en todas generé valor económico, más o menos, para los lugares que organizaban aquellos finales de etapa. ¿Si hubiera tenido que pagar, habría ido? Me lo planteas, Patxi, y me lo tengo que pensar.
Yo no me puedo creer que intenten cobrar por ver ciclismo. A parte de tus argumentos (con los cuales coincido al 100%), cuál iba a ser el criterio para cobrar? Cuánto vale un final de etepa? Y un sprint especial? Y una curva en pleno Alpe D´huez (probablemente lo he escrito mal, perdón)? Y por cierto, tal y como está el ciclismo alguien pagaría por verlo? Creo recordar que la TV alemana ya se largó de un tour, no?
ResponderEliminarOtra cosa, yo todo lo que conseguí por internet fue una entrevista con un representante de la organización del final de etapa del tour en Barcelona creo que en 2009. El señor este decía que esperaban un impacto económico de 30 millones de euros, ahí queda eso. Saludos!!!
Aupa, Mitxel, cuantas más vueltas le des, más imposible te parecerá. ¿Cómo cobras a la gente en 200 km de recorrido? ¿Cobras al que se asoma a su balcón? ¿Por qué hay que pagar? Te salen preguntas hasta debajo de la pancarta de metas volantes. Y, por cierto, ¿no son los ayuntamientos los que pagan para que les concedan la oportunidad de ser final de etapa? ¿Y no lo harán con dinero público? ¿Y el dinero público de dónde viene? Más preguntas.
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