Querido amigo Jaume Roures:
Me gusta el fútbol. Y me gusta verlo en directo y por televisión. Supongo que a ti también. Y el cine. He visto muchas de las películas que has producido o que ha producido tu empresa. Algunas las he visto hasta en el cine. Y fue más fácil que ver el fútbol. Cojes el periódico, miras la cartelera y haces un diagrama en la pizarra para ver cómo puedes coordinar tu cena, como los freakies de The Big Bang Theory. Ahora, el diagrama que tengo que hacer para ver el fútbol, no consigo descifrarlo. Me encasquillo, como Sheldon, y, al final, me tengo que quedar en casa, castigado, sin fútbol y sin cine. Sin icees ni slurpees. Sin zuritos.
Supongo que la idea es sacarle rendimiento a la idea. Si la gente ve el fútbol, pongamos fútbol a todas horas. Aquello de que el fútbol se jugaba a las cinco de la tarde los domingos es algo trasnochado, superado y poco eficaz. A todas horas: los viernes, los sábados, los domingos, los lunes. Fútbol todos los días de la semana, a todas horas. ¿Te gusta verlo en directo o por televisión? ¿Te gusta el chocolata? Pues taza y media.
La consecuencia. Ya no entiendo el diagrama. El resto de mi vida va a quedar mediatizada por el fútbol. Antiguamente, las empresas regalaban agendas para apuntar tus obligaciones laborales. Eso ya solo lo utilizan las administrativas de mi facultad. Yo he encontrado una en el fondo del armario, la voy a usar para apuntar cuando juega mi equipo de fútbol. Y lo mejor, es el factor sorpresa. No lo sabes de antemano, tienes que esperar a que se acerque el día. Después, abres el periódico, y junto con los resultados de la bonoloto, te encuentras el horario del próximo partido de tu equipo: ¡el lunes a las diez!, chachi, otro día que tengo que cenar frío. ¡El domingo a las doce!, chachi, otra misa que me salto, ¡el domingo a las cuatro!, bien, sin siesta para pasar la resaca. ¿Cuándo? Ni idea. ¡Si ya jugaron! ¡Ayer! Qué bien, pues hoy puedo dedicar el día hacerme la pedicura.
En fin, estimado Jaume Roures, que te agradezco todo lo que haces por el fútbol, como nos has descubierto una nueva temporalidad, la eterna, la inabarcable, la del fútbol televisado. Otro día ya hablamos de los canales de emisión y de la jungla salvaje de logotipos, plataformas, siglas y comentaristas que nos han vuelto a descubrir un nuevo lenguaje repleto de diversidad, creatividad y posibilidades infinitas.
Sin más, reciba un cordial saludo,
Holden Caulfield
Me gusta el fútbol. Y me gusta verlo en directo y por televisión. Supongo que a ti también. Y el cine. He visto muchas de las películas que has producido o que ha producido tu empresa. Algunas las he visto hasta en el cine. Y fue más fácil que ver el fútbol. Cojes el periódico, miras la cartelera y haces un diagrama en la pizarra para ver cómo puedes coordinar tu cena, como los freakies de The Big Bang Theory. Ahora, el diagrama que tengo que hacer para ver el fútbol, no consigo descifrarlo. Me encasquillo, como Sheldon, y, al final, me tengo que quedar en casa, castigado, sin fútbol y sin cine. Sin icees ni slurpees. Sin zuritos.
Supongo que la idea es sacarle rendimiento a la idea. Si la gente ve el fútbol, pongamos fútbol a todas horas. Aquello de que el fútbol se jugaba a las cinco de la tarde los domingos es algo trasnochado, superado y poco eficaz. A todas horas: los viernes, los sábados, los domingos, los lunes. Fútbol todos los días de la semana, a todas horas. ¿Te gusta verlo en directo o por televisión? ¿Te gusta el chocolata? Pues taza y media.
La consecuencia. Ya no entiendo el diagrama. El resto de mi vida va a quedar mediatizada por el fútbol. Antiguamente, las empresas regalaban agendas para apuntar tus obligaciones laborales. Eso ya solo lo utilizan las administrativas de mi facultad. Yo he encontrado una en el fondo del armario, la voy a usar para apuntar cuando juega mi equipo de fútbol. Y lo mejor, es el factor sorpresa. No lo sabes de antemano, tienes que esperar a que se acerque el día. Después, abres el periódico, y junto con los resultados de la bonoloto, te encuentras el horario del próximo partido de tu equipo: ¡el lunes a las diez!, chachi, otro día que tengo que cenar frío. ¡El domingo a las doce!, chachi, otra misa que me salto, ¡el domingo a las cuatro!, bien, sin siesta para pasar la resaca. ¿Cuándo? Ni idea. ¡Si ya jugaron! ¡Ayer! Qué bien, pues hoy puedo dedicar el día hacerme la pedicura.
En fin, estimado Jaume Roures, que te agradezco todo lo que haces por el fútbol, como nos has descubierto una nueva temporalidad, la eterna, la inabarcable, la del fútbol televisado. Otro día ya hablamos de los canales de emisión y de la jungla salvaje de logotipos, plataformas, siglas y comentaristas que nos han vuelto a descubrir un nuevo lenguaje repleto de diversidad, creatividad y posibilidades infinitas.
Sin más, reciba un cordial saludo,
Holden Caulfield
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