¿Y a mí que es oír su nombre y se me enciende la nostalgia más infantil? ¿Será porque Calipari, su apellido, evoca días de verano comiendo aquellas barras de hielo con sabores dulces que asomaban según empujabas la punta inferior? ¿John Calipo?
No, John Calipari. Entrenador de Kentucky, favorito número uno al principio, y lo sigue siendo. Y todo esto lo tenía pensado escribir ayer, pero el día fue de caer rendido, y no tuve tiempo ni ganas de hacerlo. Ahora, los pocos seguidores de este blog que aún tengan interés en el baloncesto universitario, ya se habrán enterado de qué ocurrio y hasta de cómo, pero, por guardar cierta coherencia, y por falta de inteligencia, haré un pequeño resumen de cómo han quedado, después de disputar la ronda previa, las semifinales que inaugurarán la final four por el título nacional 2012.
Sí, el sábado, Calipari y sus chicos se enfrentarán en el primer partido a la Louisville de Rick Pitino. Los Cards nunca pueden ser una sorpresa del todo, pero se podía haber apostado por otros contendientes para los wildcats. No fue así. Kentucky no dejó que Baylor le sorprendiera, a pesar de otro gran partido de Quincy Acy, y su juego interior, lleno de jugones, con buen físico y poder reboteador, se impuso: Terrence Jones, Michael Kidd-Gilchrist y Anthony Davis no dejaron lugar a la sorpresa y apuntaron hacia New Orleans. Allí, como decíamos, se enfrentarán a los Cards de Pitino quienes, en un partido mucho más apretado, eliminaron a los Gators de Florida. Una remontada espectacular de los Cardinals, que fueron superados por Florida en todo momento excepto en los finales, gracias al acierto de Chane Behanan y Russ Smith, y de la falta de tiento de Kenny Boyton y Bradley Beal. Sinceramente, la semifinal parece decantada por un lado aunque, quién sabe, Pitino no me suena a helado pero sí que me suena a mago de circo ambulante.
Cuando terminen estos, empezarán los otros. Ohio State y Kansas dirimirán el otro finalista y ambos, como en el caso de los Cardinals, no pueden ser considerados sorpresas aunque ninguno de ellos saliera desde la pole position. De hecho, ambos hemisferios de este lado de la clasificatoria han acabado de la misma forma, con los favoritos siendo derrotados por los segundos favoritos según el índice inicial. Ohio State se deshizo de Syracuse, y puso punto final a una temporada para enmarcar de los hombres de Jim Boeheim. Thad Matta, por el contrario, supo recomponer a un equipo como Ohio State que empezó con dudas y lo ha traído (más bien llevado) hasta New Orleans. Jared Sullinger estuvo esta vez muy bien acompañado, especialmente por el exterior Lenzelle Smith Jr y solos se bastaron para detener a los hombres de Syracuse que se mantuvieron a flote gracias a los triples de Scoop Jardine y Brandon Triche. Kansas, por abajo, ganó a los verdugos de Creighton, North Carolina, que eran favoritos. Bill Self le ganó la partida a Roy Williams y los jayhawks alcanzan la final four con su habitual juego basado en una fé inquebrantable y una confianza tremenda en sus posibilidades que les ha llevado de un comienzo de temporada desolador a estar entre los cuatro mejores equipos del país. Y lo hicieron, en parte, gracias a un partido redondo Tyshawn Taylor aunque no clavara ni un solo triple de los cinco que intentó. Jeff Whitney siguió con su eficacia en los tableros: 15 puntos, 8 rebotes y 3 tapones, y se convierte en el mejor escudero de Thomas Robinson, que rozó el doble doble. Por North Carolina, decepcionó el juego de todo el equipo, pero quizás, más por lo que se podía esperar, de Harrison Barnes. El mejor fue James Michael McAdoo saliendo desde el banquillo.
Los de Self, los de Calipari, los de Pitino o los de Matta. Alguno acabará ganando, pero parece que puede tener sabor a pizza y limoncello la cosa. El desenlace, en unos pocos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario