Terminó la liga regular de la ACB y ya nos preparamos para los play-off, pero alguno seguro que anda soñando que el día de ayer no existió y se puede viajar en el tiempo para cambiar las cosas.
Y es que la última jornada de la liga ACB nos dejó una noticia que, no por esperada (había posibilidades pero estaba muy complicada la cosa), dejó de ser sorprendente (y dolorosa para muchos): el Estudiantes descendió a LEB Oro por primera vez en sus 64 años de existencia.
Durante esos sesenta años, el Estudiantes siempre ha hecho bandera de su filosofía. Un club de cantera, mantenido con cierto espíritu romántico y alentado por una joven afición que demostraba un alto nivel de fidelidad. Los primeros años, llamémoslos de modernidad, del baloncesto español, vivieron alguno de los mejores años del club madrileño, aunque, de manera repetida, los éxitos se veían acompañados por las fugas de jugadores que aceptan ofertas más sabrosas de otros equipos. Sin embargo, el equipo parecía no resentirse y aún aguantaba en la élite, en ocasiones, con un alto nivel competitivo. Nombres como los Reyes, Pablo Martínez, Orenga, Nacho Azofra, Rickie Winslow, John Pinone, Chandler Thompson, Hernán Jasén, José Miguel Antúnez, Danko Cvjeticanin, Alberto Herreros... ocuparán siempre un hueco en la historia del baloncesto profesional en España y, muchos de ellos, lo habrán conseguido mientras cosechaban éxitos con la camiseta del club de Ramiro de Maeztu. Uno que no está en esa lista, y que ayer lloraba desconsoladamente, era Carlos Jiménez. De hecho, una de sus frases quizás resuma la historia de este equipo cuando decía que el descenso, precisamente, le daba valor a lo que habían hecho hasta entonces. El caso es que los últimos años la institución sufría continuos conflictos a nivel administrativo y la situación deportiva parecía ir en consonancia. Al final, ayer, se consumó el descenso, para desgracia de la afición estudiantel, y alborozo de los otros equipos que se jugaban el descenso. El partido fue un resumen de la temporada y de la situación del equipo: empezaron de manera espectacular, cayeron, consiguieron levantarse, rozaron la épica, y se hundieron de manera trágica en los minutos finales. Los triples que entraban al principio, no entraban al final, y UCAM Murcia mantenía un nivel sólido y continuo que acabó por minar la resistencia madrileña.
Al margen de esta noticia, quedaban los que la disfrutaron: los que se salvaron. UCAM Murcia salva un proyecto que su presidente defiende como digno de confianza. Fuenlabrada estará un año más en ACB a pesar del sufrimiente y alguien me dijo que los gallegos del Obradoiro ya lo tenían conseguido desde la semana anterior.
En la otra punta de la clasificación, bailaban las posiciones para entrar en play-off. CAI Zaragoza y Unicaja le disputaban el último puesto al Lucentum Alicante, y no lo lograron. CAI Zaragoza llegó a estar cerca, pero los hombres de Bidorreta apretaron los dientes y gracias al base Llompart consiguieron una más que merecida clasificación. Han ido de más a menos, pero su más a principio de temporada fue grandioso. Una vez más, se confirma la calidad como entrenador de Txus Bidorreta. El resto se jugaban las posiciones que colocan en buena situación para la disputa de los play-off. Todo estaba claro para los tres primeros puestos, pero quedaba pendiente saber quién ocuparía el cuarto. Lo disputaban Bilbao, Valencia y Sevilla, tres ciudades que aspiraban a recibir el factor cancha. Gescrap quería conseguirlo venciendo a sus vecinos del Caja Laboral que ya habían asegurado la tercera plaza, pero lo que consiguieron fue un rapapolvos de los que te ponen en una encrucijada: o bajas la cabeza o echas espuma por la boca. Más aún cuando no solo perdieron el cuarto puesto a manos de Valencia, si no que se dejaron el quinto, quinto que se llevaron otros vecinos, los de Donostia. Ahora, el cuadro ha vuelto a emparejar a bilbaínos y vitorianos, por eso recalco que ahí quedará la oportunidad de demostrar cómo reacciona el equipo ante una derrota por treinta puntos. Eso sí, Caja Laboral ha mejorado muchísimo con el regreso de Maciej Lampe, la recuperación de Pablo Prigioni y el fichaje de Andrés Nocioni, ahí es nada. El reto será muy difícil para los bilbaínos.
Con todo esto, los emparejamientos han cruzado al Barcelona con los meritorios de Txus Bidorreta, que no por celebrarlo, regalarán su derrota; al Real Madrid con el Banca Cívica y esperando el regreso de un Joan Plaza que no acaba de sacarle a su equipo todo lo que parecía que podía dar pero ahí lo tiene entre los ocho primeros; el derby vasco; y un duelo de jóvenes entrenadores entre Velimir Perasovic y Sito Alonso que seguro que depara buenos partidos.
Por lo demás, cabe señalar que quitando los partidos dramáticos que ya hemos mencionado, la última jornada siempre suele ser una buena oportunidad para celebrar estrenos y debús varios, o minutos más o menos para jugadores que normalmente no cuentan con minutos. Así, Haukur Palsson en Manresa, Jorge Sanz en el Real Madrid, Radovan Kouril, Alberto Jódar y Germán Miñarro en Alicante, Lander Lasa, Julen Olaizola y Yaroslav Korolev en Lagun Aro, Larry Abia en Valencia o Víctor Arteaga en Valladolid contaron con minutos en esta última jornada.
Ahora, a esperar que en nada comiencen las eliminatorias. Otros, deberán ir reponiéndose de la tragedia y mirando al futuro, aunque yo no soy quién para dar consejos. Yo me quedo con la lección: el lado más áspero de invertir todas tus ilusiones en proyectos que, a veces, se sustentan demasiado en valores que, hoy en día, no parecen tener viabilidad en el mundo moderno. No lo digo como algo negativo, pero sí como algo peligroso. Y lo digo porque, como aficionado, lo soy, aunque sea en otro deporte, a un club que guarda ciertas similitudes con éste y que tiene los mismos peligros aguardándole en alguna esquina oscura del futuro. Esperemos que, cuando lleguen, podamos evitarlos, o superarlos, como seguro que el Estudiantes lo supera más pronto que tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario