Lo de los premios individuales nunca ha sido lo mío. Leí el otro día que Isco había ganado el Golden Boy. Y me vinieron a la cabeza dos preguntas:
a) ¿El Golden Boy? ¿En serio?
b) ¿Pero en serio?
Suena a superhéroe de la factoría Pixar. Me recuerda a esa conversación que tenían los personajes de Chandler Bing y Phoebe Buffet en un viejo capítulo de Friends. ¿Por qué hay gente que se apellida Goldman y no hay nadie que se apellide Spiderman?
Después, ya por curiosidad, me lo tomé en serio. A mí me sonaba aquello del Trofeo Bravo porque en los noventa hablaban de que igual lo ganaba Julen Guerrero pero se lo acabó llevando Christian Panucci en el 94. Creo que no volví a interesarme. Pero, no, ahora me he enterado que el Trofeo Bravo sigue existiendo. Lo otorga Guerin Sportivo al jugador menor de 21 años que se considere el mejor de la temporada a nivel internacional. El Golden Boy es cosa de Tuttosport que empezó a otorgarlo en 2003 por medio de la votación a la que se invita a 30 periodistas deportivos. El Bravo ya se venía celebrando desde 1978. Ambos premios, no me preguntes cómo, se consideran el Balón de Oro oficioso para jugadores menores de 21 años.
Desde 2003, el Golden Boy se lo han llevado Rafael Van der Vaart, Wayne Rooney, Lionel Messi, Cesc Fábregas, Sergio Agüero, Anderson Luis de Abreu Oliveira, Alexandre Pato, Mario Balotelli, Mario Götze e Isco Alarcón en esta última edición. Solo tres de esos jugadores han ganado también el Trofeo Bravo: Wayne Rooney, Lionel Messi y Cesc Fábregas. Solo el catalán ganó los dos el mismo año, en 2006, cuando aún jugaba en el Arsenal. Nadie ha repetido victoria en el Golden Boy y solo dos jugadores han repetido en el Bravo: Emilio Butragueño (1985 y 1986) y Ronaldo Nazario (1997 y 1998)
Hacer comparaciones entre los dos trofeos es un ejercicio un poco estúpido e inútil, pero supongo que ambos son adjetivos que, de alguna manera, le pegan bien a este blog, así que, a bote pronto, parece que los de Tuttosport no se arriesgan y los del Trofeo Bravo, sí lo hacen, al menos, en los últimos años. En los tres últimos años, han ganado el Bravo Thomas Müller, James Rodríguez y Eden Hazard, a los que no se les puede reprochar su rendimiento, pero quizás no hayan tenido una relevancia tan dimensionada como la de los últimos vencedores del Golden Boy. Anteriormente, ya hubo ganadores del Bravo que demuestran cierto ánimo ecléctico y visionario, como darle un premio individual a un portero, o mejor, dos seguidos (primero Gianluigi Buffon en 1999 y después Iker Casillas en el 2000) o premiar a jugadores que ofrecen unas prestaciones menos vistosas, como el ya mencionado Christian Panucci en el 94 o Christoph Metzelder en el 2002. Otros podrían haber mencionado los triunfos de Owen Hargreaves, el israelí Eli Ohana o el mejor jugador de la historia de San Marino, Massimo Bonini. Todo es interpretativo y opinable, claro que sí, ya sabéis que aquí manda el tweet.
Isco, por su parte, merecimientos ha hecho. A sus 20 años, el de Benalmádena, se convirtió en protagonista antes de protagonizar apenas nada. Con la mayoría recién cumplida, y apenas 4 partidos en primera, el Málaga, equipo de su tierra, pagó su cláusula de rescisión, cuando aún era jugador del equipo filial del Valencia, para convertirlo en titular dentro del rutilante proyecto de Abdullah Al Thani en Málaga. Suya es gran parte de culpa de los buenos resultados del equipo de Manuel Pellegrini tanto en España como en Europa. Suma ya 45 partidos y 8 goles en la temporada y media que lleva en Málaga y ha jugado seis partidos de Champions League, marcando dos goles. Suficiente, ¿no? A treinta periodistas deportivos internacionales les ha parecido que sí.
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