José María Yurrebaso ganó una etapa de la Vuelta a España en 1981. Después, dejó el ciclismo de carretera y volvió al barro, donde ya había destacado antes de intentarlo en el pelotón: fue campeón de España de ciclocross en 1979. Durante aquella década de los 80, Yurrebaso, Iñaki Mayora, Iñaki Vijandi y Francisco Sala dominaban la especialidad. Mayora ganó los campeonatos de España del 80, 81, 83 y 84 y fue tercero en el 82, 85 y 86. Vijandi fue campeón una sola vez, en el 86, segundo en el 88 y tercero en el 84 y el 87. Sala, por su parte, ganó en el 82, 85, 87 y 88 y fue subcampeón en el 82, 89 y 90. Yurrebaso, nuestro protagonista, repetiría su título del 79 en el 89 y el 90 (ese año también ganó la segunda edición del campeonato de España de mountain-bike, Sala había ganado el primero), y se quedaría con la miel en los labios en el 82, 84, 85 y 86. En el 83 y el 88 fue tercero.
También los nombres de Yurrebaso, Mayora, Sala y Vijandi sobresalen si hablamos de lo que queremos hablar hoy, del ciclocross más importante del calendario vasco, el ciclocross que cada año desde 1977 se disputa en el barrio de San Cristóbal de Igorre. Precisamente en 1977, el primer ganador de esta prueba que durante años, muchos de ellos en época reciente, se convertiría en una de las pruebas más importantes del calendario internacional fue José María Yurrebaso. Y ganó por delante de Iñaki Mayora. Yurrebaso volvió a ganar en 1983, año en el que Iñaki Mayora volvió a pisar el pódium, esta vez en el tercer cajón. Y conseguiría la triple corona en 1987, al ganar a otro de nuestros protagonistas, Francisco Sala. El corredor de Urretxu también fue segundo en 1979 (ganó Raymond Dietzen) y tercero en tres ocasiones (1980, 1982 y 1985). Mayora consiguió una victoria, la de 1980, precisamente por delante de Iñaki Vijandi. Además de la que ya hemos contado, Mayora también fue segundo en la edición de 1981, que ganó el alemán Klaus-Peter Thaler. Sala sería tercero en esa misma edición y en otra más, la de 1984, donde ganó otro histórico corredor, Mathieu Hermans.
Está claro que estos hombres dominaron el ciclocross nacional durante aquellos años, pero, como decía, solo quería hablar de una prueba en concreto, el Ziklocross Igorre, que estrenaría Yurrebaso en 1977 y ganó, por última vez, el año pasado Kevin Pauwels, derrotando a uno de los mejores corredores de la historia del ciclismo en barro, Sven Nys.
Sven Nys es probablemente el nombre que más reluce en el palmarés de la prueba vizcaína. La ha ganado en cuatro ocasiones (2001, 2006, 2007 y 2008), y además del subcampeonato del año pasado, también fue tercero en 2009 y 2010. Solo el italiano Daniele Pontoni supera su palmarés: vencedor en 1992, 1994, 1995, 1996, 1998 y 2000, ambos han sido campeones del Mundo de ciclocross en una ocasión, pero, mientras Pontoni ganó la Copa del Mundo de ciclocross de la UCI en la temporada 1994-1995, Nys la ha ganado en 6 ocasiones.
No son ellos los únicos nombres rutilantes en el palmarés del ciclocross de Igorre, otros corredores internacionales como el suizo Albert Zweifel, los belgas Mario de Clerq, Paul Hereijgers, Bart Wellens, Niels Albert o Kevin Pauwels, los checos Jiri Pospisil y Zdenek Stybar o el también suizo Beat Wabel aparecen como ganadores en Igorre. Un espacio aparte necesita David Seco, el más laureado de los corredores de ciclocross nacionales en los últimos años, que rozó la victoria en varias ocasiones pero tuvo que conformarse con cuatro segundos puestos, justo por detrás de gente como Wabel, De Clerq, Pospisil o el francés Arnaud Labbe.
Durante muchos años, Igorre ha formado parte de la Copa del Mundo, ayudando a que muchos de los corredores que generalmente copan los puestos de las carreras más importantes, se reunieran durante un día en las campas de San Cristóbal. No ocurrirá eso este año. Estará Sven Beelen, que ya lleva cuatro victorias este año, pero faltarán muchos de los que aparecen en las revistas especializadas porque, este año, como digo, Igorre ya no formará parte de la Copa del Mundo. Pero será. Existirá un año más, y eso es todo un triunfo. Con un recorte del 70% en su presupuesto, y todos los impedimentos habidos y por haber, la cabezonería (o el tesón, llámalo como quieras), de los organizadores ha conseguido que la prueba resista y no se deja vencer por la precariedad económica. Dicen, además, que aunque no se espera lluvia, habrá barro, y que han incluído cambios en el recorrido para que la carrera sea más lúcida. Quizás veamos un nuevo capítulo de la bonita lucha que se traen este año Egoitz Murgoitio y Aitor Hernández, o quizás despunte Javier Ruiz de Larrinaga, o Erlantz Uriarte, o Jonathan Lastra...
Lo que está claro es que tendremos ciclistas en San Cristóbal un año más y eso, en la situación en la que nos encontramos, es un triunfo en sí mismo. Hubiera sido una lástima ver cómo nadie sigue añadiéndose a esa gloriosa lista que en su día estrenó José María Yurrebaso.
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