lunes, 17 de junio de 2013

Andrea Pirlo



Yo sé que están jugando algo en un sitio muy lejos, porque te levantas por la mañana y te encuentras con el resultado, que si España ha ganado a Uruguay, que si Pirlo ha marcado un golazo en Maracaná. Por lo tanto, ahí lo tienes, que están jugando en el Brasil, muy lejos. El qué, no sé, algún tipo de campeonato de selecciones. Pedro metió gol, a Gio le hicieron un penalty, Neymar, el otro día, fue entrenándose para cuando venga a la península y... lo repito: Pirlo marcó un golazo en Maracaná.
No sé qué están jugando, pero antes de ayer estaba repasando la prensa digital y me encontré una entrevista a Pirlo. Pirlo decía que desde pequeño había soñado con jugar en Maracaná. Pues mira cómo lo celebró, por toda la escuadra. No sé qué están jugando, pero sé que está jugando Pirlo y con eso me vale.
He de reconocer que Pirlo es una debilidad. No es que sea un gran seguidor del fútbol internacional, porque bastante tengo con el más local, pero Pirlo, Pirlo es mucho Pirlo. Pirlo. Además, hasta suena bien el apellido.
Pirlo no es que sea un niño. 34 años tiene ya el de Brescia, precisamente, donde empezó jugando. También lo ha hecho en la Reggina, y, sobre todo, algo que pocos podrán decir, en los tres grandes de la liga italiana, si me perdonan la Roma y algún otro. Y es que Andrea Pirlo fichó, sin triunfar, por el Inter de Milán cuando aún era un chaval. Unos años más tarde, llegó al vecino y gran rival, el Milán, donde se tiró hasta diez temporadas consecutivas (401 partidos y 41 goles con los rossoneros). Hace un par de temporadas fichó por la Juventus donde aún sigue jugando. Sí, no es un niño, tiene ya 34 años, pero este mismo año ha jugado 32 partidos y ha marcado 5 goles, convirtiéndose en una de las claves principales para que la Juventus de Antonio Conte se haga con el título. No es un niño, precisamente en Maracaná cumplió cien partidos como internacional azzurra. Sí, no es un niño, tienes ya 34 años, pero para celebrarlo, se marcó un golazo de falta que sirvió para que luego Balotelli rematara y los italianos se llevaran la victoria final. No sé qué están jugando, pero, al menos, sé que han empezado ganando.
Y si gana Italia, no será precisamente el primer título de Pirlo. Con el de Liga de este año, el arquitecto lleva 4 ligas, 1 Copa y 2 supercopas en su país. Amén de dos ligas de campeones (ambas con el Milán), dos supercopas de Europa (ambas con el Milán) y una Copa Mundial de Clubes también con los de Silvio Berlusconi. Fue campeón de Europa sub-21 con Italia y, ya con los mayores, se convirtió en campeón del Mundo en la edición de 2006. Jugó de titular en la final ante Francia en el Olímpico de Berlín, aquella que pasó a la historia de la escultura por el cabezazo de Materazzi a Zidane, y marcó el primer gol de la tanda de penalties final que le daría el triunfo a Italia. Tras él, marcaron Marco Materazzi, Daniele de Rossi, Alessandro del Piero y Fabio Grosso, mientras que por Francia, acertaron Sylvain Wiltord, Eric Abidal y Willy Sagnol, pero David Trezeguet mandó el suyo al travesaño.   
Lo dicho, no es un niño, pero juega como se imagina un niño aventuras de piratas. Ve lo que los demás no ven y, además, sabe poner la pelota ahí mismo. Con ese aspecto de misterioso personaje de una película de Tinto Brass, jugando a cámara lenta porque lo que se mueve a cámara rápida es el balón cuando él lo golpea, Pirlo puede pasar desapercibido, pero solo él percibe la esencia del fútbol, la misma que maravilla a los aficionados más adictos, los detalles que construyen las mejores monumentos de este deporte. Por eso le llaman el arquitecto, digo yo. 
Así que ahí anda Pirlo, en el Brasil. Lo que está jugando, no lo sé muy bien, pero que juega bien eso sí que lo estoy viendo y lo estamos viendo todos, como cantan Grupo de Expertos Sol y Nieve. 


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