domingo, 15 de septiembre de 2013

Christopher Horner



Ayayayayay qué pocas ganas. De verdad, no creo que esto sea saludable. Ni tan siquiera tiene sentido: ¿por qué me siento obligado a escribir? La polla, si no me obliga nadie. Pero por alguna extraña razón, como que me siento obligado a resumir la Vuelta a España 2013 y no me quedan ganas. 
Me gustaría hablar más del Triatlón de Barakaldo, donde no he participado, pero sí que lo ha hecho un pormaratoniano, Ricky, cumpliendo con sus expectativas, y recibiendo la visita y los ánimos de su familia y de la familia pormaratoniana que también nos hemos presentado allí, bajo la lluvia y todo. Ha ganado Jon Unanue, campeón de Euskadi, antiguo remero de Urdaibai, si no me equivoco, y destacado ya desde el agua. A él no, pero a los demás nos daba un poco igual quién ganara, y nos hemos dedicado a aplaudir a todos, los que llegaban más tarde y los que llegaban todavía más. Un poco de envidia sí que he sentido, pero solo cuando llegaban a meta, no mientras salían ateridos de la ría. 
Sí, Jon Unanue ha ganado el Triatlón de Barakaldo y Chris Horner, la Vuelta a España. 
41 años, casi 42. Casi nada. 
De la ría, mientras se iban en bici, nosotros nos hemos puesto a caminar bajo la lluvia camino de la Ciudad Deportiva, donde terminaba la prueba. Subíamos hablando de Horner y de lo demás, de todo un poco, el reciente ganador del Triatlón Clandestino de Zierbana, X, uno de los fundadores de la Porma, M, y un servidor, y ya nos hemos contado todo: que si se quita el casco y se le ve la calva y se le notan los años, que si quiere pedalear hasta los 50, que si come hamburguesas, que si le robaba bocatas a Matxin, que si no ganó nada hasta ya ser mayorcito, que si antes siempre le entraban pajarones un día en concreto, que si es la ostia, que si no lo es, que si decía esto Josu Larrazabal, que si decía lo otro, que si Vincenzo Nibali se equivocó, que si el Tour de Utah, que si la Vuelta a California, que si la del País Vasco, que si bebo no conduzco y que si conduzco no bebo. Vamos, que ya lo tengo todo hablado y ponerlo por escrito como que me da pereza. 
Con otro fundador de la Porma, el único y original, lo hablaba también por whatsApp, sí, por whatsApp que él está a tomar por cul. No hablábamos de Horner, si no de la Vuelta en general y los dos compartíamos una opinión que podría ser rebatida por muchos otros: decepcionante y un tanto aburrida. Para empezar, sé que Carlos de Andrés y Pedro Delgado no estarán de acuerdo, y los ciclistas que han participado me mentarían a los muertos por faltarle al respeto a su esfuerzo. Sin embargo, que queréis que os diga, a mí me ha parecido un tanto floja. No me voy a poner a justificar mi opinión, que podría, porque esto tampoco es un medio de comunicación de masas ni una tesis doctoral. Decía X hoy que lo mejor fue la escapada de Tony Martin. Yo diría que el descenso de Envalira y, en general, aquella etapa que terminó en el Collado de la Gallina. 
La Vuelta ha dejado, eso sí, varios nombres para el recuerdo y, alguno, para el futuro. Empezando, cómo no, por el ganador más veterano de una gran vuelta, un Chris Horner al que, en sus principios, en el circuito norteamericano, llamaban Chris Bomber, un corredor al que todos tachan de sui géneris, tanto en lo deportivo como en lo personal. La mayoría le recordaba por sus historias alimenticias, pero, para otros, era el tío majo del pelotón. Si no, queda la foto con la que he ilustrado esta entrada y que pertenece a un reportaje publicado en internet por oregonlive.com. En ese artículo, se hablaba de la simpatía y buen espíritu del norteamericano y se ponía como ejemplo el caso que refleja la foto, ocurrido en 2010 en la Cascade Cyling Classic, una carrera del circuito norteamericano en la que Horner había estado trabajando para Leipheimer. Iba descolgado en la última parte cuando a dos kilómetros de meta se encontró con Billy Demong, corredor de un equipo rival, que había sufrido una caída. Su bicicleta había quedado destrozada y Demong caminaba con ella a cuestas camino de la meta. Horner se lo montó a la grupa, como si estuvieran en el instituto, y se corrió los dos últimos kilómetros con Demong de paquete. Demong, por cierto, no es un cualquiera. Quizás lo sea en el ciclismo, que es solo una afición que se ha tornado en adicción, pero no en el esquí nórdico: medalla de oro en los juegos de invierno de Vancouver 2010 y medalla de oro en el mundial de Liberec 2009, ambas en la modalidad de trampolín largo y diez kilómetros de fondo.
Decía Horner al principio de la Vuelta, y parecía que sobrado pero no era así, que él había venido a ganar la vuelta. Y la ha ganado y luego ha dicho algo así como que esto es legendario, y también va a tener razón. Su duelo con Nibali en el Angliru fue espectacular. Nunca nadie había visto atacar en esas rampas hasta que lo hizo el italiano, pero la resistencia del norteamericano fue tan sorprendente como los ataques. Hasta entonces, el duelo había sido un poco más descafeinado, la verdad. Más nombres: el de Thibaut Pinot, el de Kenny Elissonde, el de Warren Barguil, el de Nicolas Edet. Parece que en esta época dicen que limpia y renaciente del ciclismo, Francia y Colombia resurgen como grandes poderes. Más: la historia le guardará un hueco a Amets Txurruka o, por lo menos, lo hará la memoria de los aficionados igual que lo hicimos con otros antes, Fabio Roscioli, Michelle Coppolillo, Johnny Hoogerland, Ludo Dierckxens... Más: espero que Rafal Majka haga más que trabajar para otros. Más: Fabian Cancellara promete en el mundial. Más: ¿qué le pasa a Tyler Farrar? Más: el sufrimiento de Carlos Betancur, la inteligencia de Bauke Mollema, el pundonor de Francisco Aramendia, la elegancia de Vassil Kiriyenka... Y Fernando Alonso, claro. 
Si haber, siempre hay. Siempre hay algo que disfrutar en el ciclismo, pero esperaba disfrutar más, la verdad.
Aún queda temporada. Espero que tenga más ganas de escribir de ello. Enhorabuena a Horner, eso sí, impresionante, y a Unanue, y a Massimo Graziato y a RiTricky.

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