Que llevaba tiempo sin escribir en el blog creo que no hacía falta decirlo, pero ya lo he dicho. Y, como siempre, mira que he tenido cosas de las que poder hablar: sigue la Eurocup y la Euroliga, comienza la NBA, en la NFL salen caras las novatadas, los jugadores brasileños se vuelven a hacer españoles, se celebran las exquisitas jornadas de montaña en Vitoria-Gasteiz, la gente le vacila a Iker Casillas y su mujer con el asunto del nombre de su primer hijo, se corre la maratón de New York, se bate el récord en la de Berlín, el equipo gualdinegro sigue viéndolo todo más gualda que negro, Joseph Blatter se pone en ridículo y en sintonía todos le siguen el juego convirtiéndolo en un sainete, Marc Márquez y Jorge Lorenzo se buscan el rebufo, Fernando Alonso no lo encuentra, Sebastian Vettel no lo necesita, Haris Seferovic se mete en un berenjenal... y yo qué sé qué más. Sí, lo sé: he dejado el ciclismo escorado, por cuestiones de salud, la verdad. Más de un día durante este tiempo que he estado sin escribir he pensado en hacerlo para hablar primero de Koldo Saratxaga, después de Jon Odriozola, de Gari Bravo, de Miguel Madariaga, y del Santo Job. Hace poco me apeteció hacer publicidad de la página de facebook que ha abierto un grupo de aficionados al ciclismo, pero también entonces, algo me detuvo, o me impidió que hiciera lo que había pensado. Así que he estado sin escribir cuando bien podía haberlo hecho.
Y ahora, pues tampoco me apetece ponerme a glosar la actualidad, a divagar, a hacer recuento de estadísticas o a elucubrar nombres de varón. De verdad, que lo que más me apetecía era practicar deporte, no hablar de ello. Y eso he hecho hace unas horas: me he puesto las zapatillas y he salido a perderme en la oscuridad. Nada, poca cosa: nueve kilómetros y medio a 5:45 el kilómetro. Pero, cuando he parado, me he sentido a gusto. No llevo una buena racha, ni mental ni física, y hace unos días intenté salir a correr pensando que aquello me ayudaría y acabé disgustado, devastado y agobiado. Lo de hoy me ha venido bien. La semana pasada, me puse a prueba: dieciséis kilómetros y medio en un recorrido urbano digno de recomendar. No hay un momento en el que no tengas algo interesante que ver: el edificio Illgner, el viejo paseo de Kaiku, Simondrogas, el horno de María Ángeles, el muelle de la Benedicta, la iglesia de Santa María, la plaza de El Solar, el Puente Colgante, la Náutica, el muelle de hierro, el puerto deportivo de Santurtzi, las cofradías, un giro alrededor de la virgen del Carmen y vuelta por arriba con más cosas que ver: el Palacio de Oriol y el hospital San Juan de Dios, los chalets de Peñota, el parque de la UNED, la Iglesia de Santa María otra vez, el paseo de Sotera, Chávarri... El test fue bueno: aguanté dieciséis kilómetros. Y el test fue malo: corrí por encima de seis y cuando paré estaba tan molido que dudo de que hubiera sido capaz de añadirle otros cuatro kilómetros.
Cuento todo esto porque el domingo es el día "d". "D" de dedo y de domingo y de que me voy a destrozar las piernas subiendo Gaintxurizketa. Es la Behobia. La Behobia-San Sebastián. Cuatrigesimonovena edición. El año que viene se va a armar la marimorena con la quincuagésima edición. ¿Quín? ¿Cuá? ¡Gésima!
Y allá nos vamos a ir otra vez. Y eso que llegamos como llegamos y que el sábado tengo cena y de cena tengo caracoles. Pero hay que seguir hacia adelante. Allí estaremos cinco pormaratonianos: el que suscribe, Gaxen, Ricky, Josema y Ander. Saldremos todos al alimón a eso de las 11:00. Para algunos será la primera vez, para un servidor la cuarta consecutiva: la más rara, la más inquietante, la más escéptica. Habrá también ausencias que recordaremos y no olvidaremos, por supuesto, que el objetivo es disfrutar y superarse, cada uno a su nivel. Eso sí, seguro que alguno deja el pabellón pormaratoniano bien alto, aunque dudo que consigamos ganar a los que saldrán una hora antes que nosotros para suceder en el palmarés a Jaume Leiva. Y a Juan Muguerza, que encabeza la entrada, porque allá por 1919, este pionero del atletismo vasco, olímpico allí por Amberes en los años 20 del siglo pasado, y que ahora da nombre a otra importante prueba del calendario atlético vasco, se convirtió en el primer vencedor de una prueba que ha crecido hasta convertirse en uno de los grandes acontecimientos del atletismo popular.
Crónicas habrá.
Y mucha información.
Así que volveremos y esperemos volver a pillarle el ritmo a esto de escribir y no perderlo en Lezo cuando estemos con lo de correr.
Posdata: la fotografía la he encontrado en el buscador de imágenes de google pero aparentemente pertenece a nosgustaeldeporte.com
2 comentarios:
Buena entrada para retomar Holden! Y me alegro de que el último entreno te haya dejado buen sabor de boCa, eso esta bien!!
Ya solo nos quedan un par de días! Vamos!!!
El domingo se me caerá una lagrimilla.
Todo no se puede, me quedo con esto.
En dos semanas llega mi turno.
Que disfrutéis de la carrera, que la meteorología no os maltrate mucho y que todos acabéis contentos.
Yo estaré en la cuneta, viendo la Maratón Nice-Cannes!!! Eso sí, en pantalón corto, que hay que entrenar!
Un abrazo a todos y mucha suerte!!!!!!!!
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