sábado, 11 de enero de 2014

Eudy Simelane



En la misma semana en la que Ángel di Maria ha sido protagonista por realizar un gesto, simplemente, de hombres: "fue un gesto natural que hace cualquier hombre", otro jugador de fútbol, éste ya retirado, también ha sido noticia y en varios países. Por supuesto, hablo de Thomas Hitzlsperger, el ex jugador de fútbol alemán que, esta misma semana, en una entrevista al Die Zeit, declaró su homosexualidad, al parecer, según declaraciones propias, para contribuir a la normalización de los compañeros de profesión que comparten orientación sexual con él. 
Hitzlsperger, cincuenta y dos veces internacional con Alemania entre 2004 y 2010, se retiró el año pasado a los 31 años. Natural de Munich y canterano del Bayern, el alemán debutó como profesional en Inglaterra, después de que el Aston Villa consiguiera su incorporación en edad de joven meritorio, tras una fallida prueba con el Celtic de Glasgow. En sus años en el Aston Villa, se convirtió en favorito de David O'Leary en un año en el que los de Birmingham acabaron sextos. Hitzlsperger también se ganó el cariño de la afición, pero, tras perder la titularidad, regresó a Alemania y fichó por el Stuttgart, donde completaría un periodo de cinco años, se haría internacional, acabaría como capitán y ganaría una liga, la de 2006, teniendo como compañeros a los Timo Hildebrand, Fernando Meira, Markus Babbel, Sami Khedira, Daniel Bierofka, Mario Gómez o un Jon Dahl Tomasson que siempre fue una debilidad de este bloguero y quien, por cierto, acaba de debutar en el rol de entrenador con el Roda holandés. Fichó por el Lazio por seis meses, regresó a Inglaterra para jugar con el West Ham, y, tras una temporada en el Wolfsburg, se retiró en el Everton, abrumado por su parte de lesiones y a una edad relativamente joven.
Ya hablamos aquí, en su día, del norteamericano Robbie Rogers, y, por alcance, del trágicamente famoso Justin Fashanu. Por lo tanto, el caso de Thomas Hitzlsperger no es nuevo. Quizás lo sea en una Alemania donde, precisamente unas semanas antes de la confesión del mediocentro alemán, el presidente de la DFB, Theo Zwanzinger, declaró que la federación estaba preparada para ayudar a todos los jugadores profesionales alemanes que tuvieran problemas por su orientación sexual. 
Hitzlsperger tuvo una novia con la que estuvo apunto de casarse. No es habitual en este blog que hablemos de este tipo de intimidades, pero, al parecer, el alemán rompió su compromiso cuando solo faltaba un mes para la boda, allá por 2007. Siete años más tarde, en una entrevista para un periódico alemán, ha confesado su homosexualidad. En la misma entrevista, o, en otra, no recuerdo ahora, el ex del Stuttgart confesaba también que la experiencia de Thomas Daley le ayudó para dar el paso. Tom Daley, de tan solo 19 años, presentó en público a su novio, Dustin Lance Black, de 39 años, hace más bien poco. Y, al parecer, ser testigo de todo esto, fue un empujón para que Hitzlsperger se decidiera a declarar su orientación sexual. 
Tom Daley fue un héroe nacional en Inglaterra cuando, durante los juegos de Londres, y siendo aún un adolescente, emocionó a sus compatriotas al conseguir la medalla de bronce saltando desde la plataforma de los 10 metros hasta el fondo de la pileta. Su novio, Dustin Lance Black tampoco es una persona anónima. Black ha ganado un Óscar, el que consiguió hace unos años por el guión que escribió para la película Mi nombre es Harvey Milk. También fue el guionista de Clint Eastwood para su película J. Edgar y ha dirigido un par de películas, la última, Virginia, que tenía como protagonistas a Jennifer Connelly y Ed Harris. De origen mormón, Black ha escrito capítulos para la exitosa serie de televisión Big Love, que, precisamente, recoge la historia de un mormón polígamo en la actualidad. Black era el único guionista de origen mormón que ha escrito capítulos para la serie. 
Las declaraciones de Hitzlsperger han tenido eco en la liga inglesa, donde, durante varios años, la homosexualidad se ha convertido en un tema recurrente para periodistas y futbolistas. Paul Elliott, ex jugador del Chelsea, Celtic de Glasgow, Pisa y Aston Villa, retirado en 1994, famoso porque llevó a juicio a Dean Saunders cuando éste le lesionó en 1992 y ya no pudo volver a jugar (perdió el juicio), comentó, tal y como recogió la prensa en 2008, que, al menos, doce jugadores profesionales de la liga inglesa tenían la misma orientación sexual que Hitzlsperger, pero no dijo los nombres. Elliott hizo estas declaraciones durante un coloquio organizado por la propia Federación Inglesa para debatir sobre la homofobia en el fútbol profesional. En un artículo al respecto en la página de la BBC News, se citaba a Alan Smith (no el Alan Smith que aún anda jugando en el Milton Keynes Dons y que jugó en el Leeds United, el Manchester United y el Newcastle), ex entrenador de Crystal Palace y Wycombe Wanderers, y que, hace unos cinco años, fue ayudante de Gareth Southgate en el Middlesborough, que decía lo siguiente: "I've had players over the years who were single and read books and so others said they must be gays", que traducido, viene a ser algo así como: "A lo largo de los años he tenido jugadores solteros que leían libros y sus compañeros siempre comentaban que debían ser homosexuales." Sin comentarios. Smith seguía comentando abiertamente las dificultades con las que se encontraría un jugador profesional si confesara su orientación homosexual siendo jugador en activo, una opinión que comparten muchos profesionales y ex profesionales, como el irlandés Tony Cascarino.
Quizás por ello, Hitzlsperger ha esperado a retirarse para decirlo. Igual que hizo Olivier Rouyer, ex jugador francés del Nancy y del Olympique de Lyon, o David Testo quien, en 2011, al dar fin a una carrera que le llevó por los Tar Heels de North Carolina, Columbus Crew, Vancouver Whitecaps o Montreal Impact, también tomó la misma decisión. 
Hay más casos, claro, muchos más casos, como los de Robbie Rogers o Justin Fashanu, o los del noruego Thomas Berling, quien llegó a ser internacional sub-19, antes de desaparecer, o el sueco de nacimiento inglés, Anton Hysen, quien aún juega en las divisiones inferiores del fútbol sueco en un equipo que entrena su padre, y, aunque jugó con la selección sub17, no se le puede considerar un jugador de élite. Un bailarín, quizás sí, de hecho, ganó la séptima edición del programa Let's Dance de la cadena sueca TV4.
Otros aún no han surgido, pero, digo yo que, retirados o en activo, acabarán por seguir los pasos de Hitzlsperger y de otros antes que él. Al fin y al cabo, entre tantos jugadores profesionales, las probabilidades no permiten creerse que no haya más jugadores con la misma orientación que los protagonistas de esta entrada. Y no he nombrado a ninguna mujer, porque, en el fútbol profesional femenino, los casos de jugadoras homosexuales que han declarado su orientación sexual se multiplican. Por ello, quería terminar con un ejemplo, un ejemplo trágico que merece, aunque sea tarde y poco homenaje, encabezar esta entrada y cerrarla. 
Hablo del caso de Eudy Simelane, centrocampista de los Springs Home Sweepers de Sudáfrica e internacional por su país. La jugadora sudafricana se convirtió en una heroína en su comunidad gracias a los éxitos que consiguió como banyana banyana. Nunca abandonó su comunidad de KwaThema, en el extrarradio de Johannesburg, y, tras retirarse, se dedicó al arbitraje, entrenó a varios equipos y siguió con su trabajo como voluntaria en organizaciones no gubernamentales que ayudan a enfermos del SIDA en el país del recientemente fallecido Nelson Mandela.
El mismo fin de semana en el que su familia celebraba que Simelane había conseguido un trabajo en un bufete de abogados en Pretoria, y así conseguiría un jornal digno con el que ayudar a su familia, recién cumplidos los 31 años, Simelane fue secuestrada, violada, golpeada y asesinada a cuchilladas. Su cuerpo se encontró arrojado en un arroyo. Fue acuchillada en 28 ocasiones, en la cara, el pecho y las piernas. Había salido de marcha con sus amigas, probablemente para celebrar la buena nueva, cuando se encontraron con unos hombres en actitud agresiva. En el tumulto, cada una intentó salvarse como pudo, y la que no pudo hacerlo fue Simelane quien, probablemente, era el objeto de los atacantes.
Simelane, antigua estrella del fútbol femenino en su país, decidió declarar su orientación sexual y vivir abiertamente su vida, sin secretos ni vergüenza alguna. Era conocida por todos en su comunidad y su familia vivía con la preocupación de que Simelane sufriera algún tipo de ataque por ello. 
Desde el principio, varias ONGs declararon que el asesinato respondía a razones de odio sexista. El cadáver se encontró medio desnudo, y, en pocas horas, las ropas fueron encontradas y cuatro sospechosos detenidos. Los cuatro declararon, desde un principio, que el objeto del crimen fue simplemente el robo, pero nadie parecía aceptar esta versión. Uno de los cuatro detenidos se declaro culpable de asesinato y violación y fue condenado a 32 años de prisión, prometiendo que incriminaría a sus otros tres compañeros. Llegado el momento del juicio, se retractó, y volvió a la versión del robo. Aún así, uno de sus tres compañeros fue condenado a cadena perpetua porque fue incapaz de explicar por qué sus pantalones estaban llenos de sangre de la víctima. Los otros dos detenidos salieron libres por falta de pruebas. El condenado a cadena perpetua no mostró arrepentimiento alguno. 
Fue un crimen brutal que acabó parcialmente ajusticiado, lo que, desgraciadamente, es una buena noticia en un país en el que estos casos se repiten y los criminales suelen salir indemnes. La madre de Simelane solo era capaz de lamentarse y repetía: "the whole body, even under the feet" ("por todo el cuerpo, incluso en las plantas de los pies") cuando recordaba las salvajes cuchilladas. Más de mil personas asistieron al funeral, el caso llegó a la televisión nacional, pero las consecuencias del vil asesinato de Simelane no ayudaron todo lo deseable en la lucha por la igualdad de derechos en Sudáfrica. 
Aunque, según algunos periodistas, el número de violaciones en KwaThema decreció tras la muerte de la que fuera una heróina en la ciudad, en un artículo que publicaba Annie Kelly en Marzo de 2009 en The Guardian, se explicaba cómo, tras la muerte de Eudy Simelane, los casos de violación crecieron en el país. En concreto, a estos casos se les llaman en inglés "corrective rape", algo así como "violación correctiva", una especie de deleznable estrategia reformatoria, que cree que mediante la violación se conseguirá corregir las apetencias sexuales de la víctima. Solo de escribir la explicación, me siento extrañamente incómodo conmigo mismo.
En 2012, Sihle Skotshi, otra jugadora de fútbol, ésta de solo 19 años, fue asesinada tras recibir el impacto de una lanza en el pecho, cuando intentaba resistirse a un ataque sexista. Hay más casos, y no solo se debiera reclamar atención para aquellos que afecten a jugadoras o ex jugadoras de fútbol, pero el alcance de este blog y de este bloguero, no da para mucho más. 

Posdata: la foto la he encontrado en el buscador de imágenes de google. Al parecer, proviene de la página web, www.inthecloset.cl

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