viernes, 21 de marzo de 2014

José Ignacio Garmendia



Hubo jugadores antes y los hubo después, pero el primero que me viene a la cabeza es el del carnicero de Villabona, portero del Eibar durante como unas veinte temporadas, José Ignacio Garmendia, diez de ellas en segunda división, en aquel Eibar que a finales de los ochenta empezó a crecer y en los noventa se convirtió en un histórico de la segunda división. Aquel equipo de los Óscar Artetxe, José María Luluaga y compañía. Los años en los que Ipurua parecía un santuario de barro fresco y peones estajanovistas.
Tengo un recuerdo anterior, pero es tan vago que no consigo aclararlo. Yo era un mico y mi padre me llevaba a ver los partidos del Barakaldo en el viejo Lasesarre. Tengo un vago recuerdo de que el partido era importante y había algún tipo de ascenso, título o premio en disputa. Me veo con mi amigo V de pie junto al muro y la valla roñosa viendo a los contrarios celebrar el final del partido y a mi padre y sus amigos con cara de resignación. Creo que el rival era el Eibar pero no recuerdo muy bien los detalles ni pondría la mano en el fuego, ni aunque saliera de una cerilla, para asegurar que estoy en lo cierto.
Todo esto, además, no viene a cuento.
El Eibar, sí, y, por lo tanto, Garmendia, pero mi intención era hablar de otro momento en la historia del equipo armero, una que rememoraron hace poco en la televisión autonómica y eso me llevó a enredar un poco y averiguar cómo fue y cómo está siendo ahora.
En concreto, lo que sucedió fue que en la EITB recordaron el año en el que el Eibar estuvo a punto de subir a primera división, rememorándolo en una entrevista a tredias con Antonio Karmona, Gorka Iraizoz y Ander Alaña, quienes, por aquel entonces, año 2005, eran jugadores de un Eibar donde tenían de compañero a Gaizka Garitano, actual entrenador del Eibar en 2014. Y el ánimo evocador venía porque, precisamente, de la mano del entrenador de Derio, el Eibar se encuentra ahora mismo en la primera posición de la tabla clasificatoria de la Segunda división española, con aspiraciones de subir a primera división, aunque aún queden doce jornadas por delante y solo tiene cuatro puntos de colchón sobre el tercer equipo en la clasificación.
Escuchando al actual portero del Athletic Club, al actual empleado del Athletic Club y al ex canterano del Athletic Club hablar sobre aquel año en que soñaron con ascender a la Sociedad Deportiva Eibar a primera división, me dio por mirar qué pasó aquel año para cotejarlo con los pocos recuerdos que yo tengo y, de paso, compararlo con lo que está sucediendo ahora.
Como siempre que me da por estos ataques conmemorativos, existe la posibilidad de que alguno de mis datos sea incorrecto y afirme algo que no fue como afirmo que fue, así que, si sucede, por adelantado, vayan ya las excusas.
El caso es que en aquella lejana temporada de 2004-2005, el Eibar acabó finalmente siendo cuarto y los que consiguieron el ascenso (entonces no había promoción) fueron el Cádiz, el Celta y el Alavés. Los tres primeros acabaron con 76 puntos, el Eibar acabó con 73.
El Alavés era aquel alavés de Dimitri Piterman que entrenaba el ex pichichi del Barakaldo, el cántabro Chuchi Gómez Cos. Un equipo que lideraban Josu Sarriegi y Óscar Téllez en defensa y Rodolfo Bodipo y Rubén Navarro en la delantera. El Cádiz, por su parte, estaba entrenado por un histórico del Carranza, Víctor Espárrago, y contaba con el ahora compañero de Antonio Karmona en Lezama, Armando Ribeiro, como portero, además de jugadores como Matías Pavoni, el ex delantero del Oviedo Oliverio Jesús Álvarez, alias Oli, y, sobre todo, un Jonathan Sesma que aquella temporada se salió. El Celta, finalmente, estaba en las manos del actual entrenador del Deportivo, Fernando Vázquez, y tenía a jugadores tan reconocibles como José Manuel Pinto, Gustavo López, Txomin Nagore, Néstor Fabián Canobbio, Jandro Castro o el actual capitán del Celta que entrena Luis Enrique Martínez, Borja Oubiña.
Por su lado, al Eibar le entrenaba José Luis Mendilibar, quien, gracias a la gran temporada de los armeros, consiguiría una oferta del Athletic para entrenar al club en el que fue jugador en primera división. Las cosas no fueron muy bien, de todas formas.
Mendilibar solía poner en el campo un once inicial que comenzaba con el actual portero del Athletic Club, Gorka Iraizoz, en la portería. La defensa la conformaban Dani Cifuentes (acabaría fichando por la Real Sociedad), los gallegos Manuel Castiñeiras y Fran Corredoira y el canterano Iban Fagoaga. En el centro del campo, solían jugar el capitán, Gaizka Garitano, un jugador cedido por el Espanyol, Moisés Hurtado, Kike Mateo y Ricardo Varela. En punta, jugaban David Silva, cedido por el Valencia, y Joseba Llorente, descartado por la Real Sociedad. También contaban con minutos jugadores como Manel Menéndez (con una larga carrera en primera con el Dépor, el Oviedo, el Numancia y el Tenerife), el asturiano Alberto Suárez, Antonio Karmona, el gallego José Manuel Cabrejo, el barakaldés Ander Alaña (jugó 21 partidos), Xabier Burgueña, Iñigo Vélez de Mendizabal, futuro jugador del Athletic, Oskitz Estefanía, Mikel Arregi que llegó desde el Barakaldo, al igual que Paul Abasolo, que también estaba en aquella plantilla de Mendilibar.  
El Eibar llegaba a la temporada 2004-2005 después de una anterior un tanto rara, en la que acabaron en el medio, en décima posición. José María Amorrortu fue cesado a poco de terminar la temporada y su lugar lo ocupó su segundo, José Luis Ribera. Otro José Luis, este Astiazarán, por entonces presidente de la Real Sociedad, había elegido a Amorrortu (Amorrortu entrenó a Astiazarán cuando este jugaba en el Barakaldo) para substituir a Raynald Denoueix y se confirmó el fichaje del actual encargado de Lezama poco antes de que le cesaran en Eibar. 
El verano de 2004 había dejado un montón de bajas: la Real Sociedad recuperó a Asier Riesgo, Jon Ander Lambea se fue al Almería, Jon Urzelai al Murcia, Aitor Tornavaca al Recreativo, Gorka Brit al Salamanca, Óscar Pérez al Córdoba o Gaizka Saizar al Levante B. Eso sí, los eibartarras ya estaban acostumbrados a fugas y descubrimientos. Entre ponerle acento gallego y un puñado de cesiones de la mano de la Real, el Athletic, el Valencia y el Espanyol, consiguieron armar  un equipo al que Mendilibar le sacó un jugo exquisito. Tanto que muchos de sus jugadores, en un soño año, crecieron tanto que saltaron a otros equipos y obligaron a que los guipuzcoanos tuvieran que volver a reformar el equipo entero: Iraizoz y Moisés volvieron al Espanyol, Cifu fichó por la Real, al igual que Gaizka Garitano, David Silva subió a primera de la mano del Celta, Joseba Llorente se fue al Valladolid, Ricardo Varela al Almería, Kike Mateo al Hércules, Fran Corredoira al Numancia...
Volviendo a la temporada, los de Mendilibar empezaron muy fuertes y llegaron a ser líderes de la séptima a la decimoquinta jornada. Incluso, llegaron a ganar cinco partidos consecutivos en Ipurua y siempre estuvieron rozando los puestos de ascenso, entre el cuarto y el quinto. Un gol de Cifuentes les dio la victoria ante el Murcia del ex Jon Urzelai y David Karanka en la jornada número cuarenta. El Eibar se quedaba a un solo punto de Cádiz, que andaba entonces en la tercera posición. El siguiente partido, jornada 41, se las traía, porque el Eibar visitaba a un Celta que había disfrutado ya el ascenso al ganar en la anterior jornada al Xerez por uno a tres. Sin embargo, al Celta le quitaron la victoria por alineación indebida de Toni Moral. El Eibar saltaba la banca y ganaba 1-2 en Balaídos. Se adelantaron con goles de Joseba Llorente y Alberto Suárez y el de el ex-valencianista Juan Sánchez en el 78 para el Celta no consiguió que le siguieran más. El Alavés ganaba al Elche con un doblete de Bodipo y se aseguraba el ascenso. El Cádiz también lo aprovechó para sacarle más beneficio a su victoria en Terrassa. Mientras, el Recreativo de Quique Hernández, que también andaba al acecho, empató a uno en casa con un Almería que goleó en el 89 y se descolgaba de la lucha por el ascenso.
Así se llegaba a la última jornada con el Alavés con 76 puntos y el ascenso asegurado, el Celta con 73, tras perder 3-0 ante el Xerez en los despachos, y el Cádiz con los mismos puntos. El Eibar quedaba con 72, a uno solo y con toda la ilusión del mundo. 
En esa última jornada, el Alavés perdía contra el Spórting de Gijón en Mendizorroza con un gol de Pablo Álvarez, pero los babazorros lo celebraron igualmente. El Celta visitaba al Lleida y ganaban 0-2 con goles de Jandro y José Jesús Perera, consiguiendo así su segundo ascenso en tres jornadas. Y el Cádiz también ganaba y ante su eterno rival, el Xerez de Enrique Martín Monreal, con goles de Oli y Abraham Paz. El Eibar de Mendilibar, por su parte, no pasó del empate. Se adelantaron con un gol de Joseba Llorente, pero la expulsión de Antonio Karmona por detener a Mario Bermejo dentro del área y el penalty que tras la falta marcó el propio delantero cántabro acabaron confirmando el disgusto de una afición azulgrana que lo vio muy cerca. 
No pudo ser, pero casi fue, y eso quedó en el recuerdo para muchos aficionados del club, quienes también pudieron disfrutar con la gran Copa del Rey de los de Mendilibar que cayeron, y con dignidad, ante el Real Madrid. 
Y esos mismos aficionados piensan ahora que puede ser y que no habrá que añadirle lo de que casi fue. El Eibar que ahora entrena Gaizka Garitano, ayudado por Patxi Ferreira e Iñaki Lafuente, está, a falta de doce jornadas, como ya hemos dicho, en la primera posición, con solo un punto más que el Deportivo y cuatro más que el Recreativo de Huelva. En una temporada, esta de segunda división, en la que las apreturas clasificatorias son infartantes, no cabe lugar a hacer cábalas cuando quedan 36 puntos en juego. Sin embargo, si es que estamos hablando del esprint final, mejor empezar con ventaja que tener que remontar, ¿no? Son solo cuatro puntos para asegurar el ascenso, pero son nueve con respecto al primero que se queda sin derecho a jugar la promoción. Esta misma próxima jornada, la visita al Mirandés, un equipo en racha que intenta huir del descenso, no va a ser nada fácil, más aún visto el nivel de juego que el Eibar demostró en su último partido a domicilio. Después visitará Ipurua un Barcelona B que, como buen filial, es capaz de aguarle la fiesta a cualquier equipo. Y, tras ellos, los de Gaizka Garitano tendrán que ir a La Romareda y presentarse ante un Zaragoza que acaba de fichar a Víctor Muñoz como revulsivo. Son solo los tres próximos rivales, pero es que, ahora mismo, cualquiera es complicado. 
Gaizka Garitano empezó entrenando al Eibar B, subió al A cuando lo dejó Manix Mandiola y le ascendió el año pasado a segunda división. Ganaron las eliminatorias ante el Alcoyano, con un empate global a tres tras los dos partidos, ante el Oviedo, al ganar los dos partidos por la mínima, y, finalmente, contra el Hospitalet, sentenciando la clasificación en Ipurua con un contundente 3 a 0. Subieron sin perder un partido en la promoción y con el trabajo de Xabier Irureta en la portería, la buena dirección de Ion Errasti en el centro del campo y la capacidad ofensiva de David Mainz y Mikel Arruabarrena como algunas de las claves del éxito.
Para esta temporada, la del regreso al fútbol profesional, Garitano, Ferreira y Lafuente contrataron a Urko Vera para la delantera, que rima y que llegaba del Alcorcón, consiguieron a Gilvan Gomes, a Diego Rivas, la cesión del gallego Jota Peleteiro, la de José Luis Morales del Levante, el fichaje de Alain Eizmendi, extremo del Bilbao Athletic o a Raúl Albentosa, que venía del Cádiz y Manuel Lillo Castellano, que lo hacía desde el Alcoyano. Todos han acabado siendo un acierto, con especial mención para el defensa valenciano Raúl Albentosa, el veterano Diego Rivas y, sobre todo, un Jota Peleteiro que está convirtiéndose en una de las sensaciones de la temporada. Junto a ellos, otros jugadores que ya estaban el año pasado, como el portero Irureta, los defensas Raúl Navas y Yuri Berchiche, los centrocampistas Dani García y Ion Errasti o el capitán Mikel Arruabarrena han dado un paso adelante y se han acoplado con efectividad a las exigencias de la nueva categoría. En invierno, David Mainz, quien tras el ascenso decidió aceptar la exótica oferta del Jorge Wilstermann de la primera división boliviana, volvía para apuntalar el ataque eibartarra. Todos ellos son los culpables de que ahora esté yo escribiendo esta entrada, aunque no creo que precisamente eso sea lo que les preocupe, claro. 
La pasada jornada fue una buena galopada de Ander Capa por la banda, con pase de gol a Jota Peleteiro, la que le dio la oportunidad de ganar a los de Garitano, pero empató el Hércules y habrá que seguir luchando. Precisamente, esos dos jugadores representan el valor de este equipo, que, junto con veteranos como Diego Rivas o Mikel Arruabarrena, presenta, de la mano de un joven entrenador, a un puñado de prometedores jugadores que, a buen seguro, ya sea en el Eibar o fuera, medrarán como medraron en su día aquellos que estuvieron a punto de conseguirlo: Raúl Navas, Raúl Albentosa, Eneko Bóveda y Ion Errasti tienen solo 25 años, Lillo Caballero, 24, Yuri Berchiche, Alain Eizmendi y Dani García, 23, y el portugalujo Ander Capa, solo 22. 
Como ya hemos dicho, queda mucho, muchos puntos y mucho esfuerzo, y muchos candidatos y mucho que habrá que escribir y que dejar de escribir, así que, solo queda esperar y confiar, supongo que así estarán los bravos eskozeses, en que esta vez puede que sí... y así fue. Después, quedará lo de la ampliación de capital, que espero que se resuelva pronto, porque resulta incomprensible que un club que siempre ha sido puesto como ejemplo de gestión económica, más aún en un país que ha demostrado demasiada ligereza con las cuentas de algunos clubes deportivos, se encuentre en esta situación. Pero no estábamos hablando de números económicos, si no de números deportivos, así que lo dejamos aquí.


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