Por estas fechas, solía yo, en mis buenos tiempos, hacer un repaso superficial para ver cómo iban las ligas domésticas de baloncesto en Europa. Este año me da una pereza que pesa tanto como el backline del grupo del mismo nombre. Y, aunque no prometa nada, igual lo dejo para cuando ya estén todas finiquitadas y vemos quién ha ganado y quién no. Ahora mismo, no me encuentro con fuerzas.
No tengo ni para echarle un vistazo a la ACB, aunque puede que mañana o en breve, me tome unos minutos durante el café y escriba algo sobre unos en concreto.
De todas formas, ayer leí sobre otros en concreto y me apetece hablar sobre ellos.
Hablemos de Francia que es ese país que está justo ahí, detrás de las montañas.
Llegaron a semifinales Dijon, Nancy, Limoges y Strasbourg. Los cuatro alcanzaron el quinto y definitivo partido. Tanto Strasbourg como Limoges resolvieron sus partidos en casa con solvencia y avanzaron a la final.
A pesar del gran partido del ex Cholet Randal Falker para el Nancy de Alain Weisz, donde juegan, por cierto, Marcus Banks y Florent Pietrus, el Strasbourg del seleccionador nacional Vicent Collet, campeón de Europa, no se dejó sorprender. Ya el año pasado llegaron a la final como favoritos y el humilde Nanterre de los Trenton Meacham, Chris Warren y David Lighty les dejó con las ganas. Este año no querían que se les escapara.
En la otra semifinal, todos estaban ya contentos porque el Limoges había llegado bastante lejos. Hace dos temporadas estaban en la Pro B, donde han andado hundidos la gran parte de lo que llevamos de siglo XXI después de ser un histórico de los ochenta y noventa, el único club francés en ganar la Euroliga, aquella de 1993, la que no pudo ganar Tony Kukoc por culpa de Michael Young y Jim Bilba. Sin embargo, había esperanzas ante un Dijon repleto de americanos, entre ellos Zach Moss, que había hecho una temporada regular irregular. Y les cerclistes lo aprovecharon. Ganaron en el quinto partido con un contundente 80 a 64.
Así llegamos a una final que se presentaba interesante y que se ha resuelto, hoy mismo, por la vía rápida. Con 2-0 para el Limoges, el tercer partido se ha disputado en un Beaublanc a reventar y la fiesta verde y blanca ha terminado por todo lo grande. Para disgusto de un circunspecto Collet, los de Estrasburgo se han vuelto a quedar a un paso.
Collett había formado un equipo compacto alrededor de la figura de Antoine Diot. El francés ha sido nombrado MVP de la Liga regular pero no llegaba en las mejores condiciones físicas a la final. Además, Ricardo Greer se había marchado, Romain Duport se lesionó y Alexis Ajinca cogió el tren de la NBA. Para resolver todo eso trajeron de la Lega a O.D. Anosike, quien había destacado en el Scavolini de Pésaro, pero en Francia ha decepcionado. No eran las mejores condiciones. Aún así, seguían contando con un equipo fuerte, con Louis Campbell en la dirección, el francés Jeremy Leloup en la línea de tres y un recuperado David Andersen en la pintura. Marvis Thornton, ex de Barcelona y Girona, era otro de los argumentos de los rojiblancos.
En frente, un renacido Limoges que de la mano de un jovencísimo Jean-Marc Dupraz, ex jugador del Limoges y en los comienzos de su carrera como entrenador ha regresado a la élite a una velocidad muy sorprendente. Segundos en la liga regular, los verdiblancos han sido sólidos desde el principio y han tenido al que, para muchos, ha sido el verdadero MVP de la competición, Nobel Boungou Colo, un alero de largos brazos y que no le tiemblan aunque se tire piedras. Pero no era el único argumento de un equipo que había hecho un esfuerzo muy alto para incorporar a gente como el ex hombre de negro Adrien Moerman o al ex NBA Johan Petro. Otros jugadores importantes eran y son el trotamundos Alex Acker, el ex ACB Taurean Green, los americanos J.K. y J.R., el primero Edwards y el segundo Reynolds, el veteranísimo Joseph Gomis o Louri Frejus Zerbo. Es decir, un equipo con aparentes voluntades como para aspirar al título, y así ha sido.
Sorprendieron a domicilio los de Dupraz a los de Collet en el primer partido. David Andersen, Bootsy Thornton y Louis Campbell intentaron mantener al Strasbourg cerca, pero el buen partido de Taurean Green, Nobel Boungou Colo y Adrien Moerman confirmó la gran sorpresa. Lo que no podía esperar nadie es que el guión se repitiera unos días más tarde y el Limoges asestara un golpe casi definitivo a los de Diot. Otro buen partido de David Andersen pero entre los jugones Alex Acker y J.R. Reynolds noquearon a los SIG.
Y el tercer partido ha sido esta misma noche. Con un estadio lleno de camisetas verdes y con una ilusión que se remontaba a casi veinte años atrás, los de Dupraz no han dejado pasar la oportunidad.
Hacía tiempo que no veía un partido tan intenso y atrevido. Se han lanzado triples desde todas las posturas, ha habido alleyoops, tapones, canastas a la remanguillé... No conozco la liga francesa, de hecho, creo que era mi primer partido completo en años, pero me ha parecido un juego muy anárquico, excitado e individualista, muy enebeá, si se me permite. El Limoges solo ha lanzado dos veces más de dos que de tres. Y entre los dos equipos se han tirado más de cincuenta triples. Se han pasado el partido a bandazos, cogiendo distancias que luego perdían en rachas difíciles de explicar. Se han perdido balones con pases abiertos y ha habido muchos contrataques para ser una final de setenta puntos. O, por lo menos, yo así lo he visto.
Bootsy Thornton abría el partido con un triple y entre sus tiros y los del alero francés Leloup se ha mantenido un equipo en el que Diot no ha metido su primer triple hasta el séptimo intento y apenas ha podido disfrutar de su habitual tiro tras paso hacia atrás. O.D. Anosike ni ha jugado. Los de Collett han llegado al descanso por delante y han tenido la oportunidad de arrancarse en el tercer cuarto, pero no había forma de aguantar la pelota y la calma. En el cuarto cuarto, un David Andersen al que todavía le queda muñeca y movimientos, parecía querer mantener a su equipo a flote, pero en los dos últimos minutos, la canasta se ha hecho muy pequeña. Además, los árbitros, sensatos, dialogantes, sonrientes y acertados hasta el momento, han pitado un par de faltas muy rigurosas, en especial una en ataque del australiano. Por el contrario, Limoges, que en el primer cuarto salió con un subidón de excitación, aparecía tras el descanso con un pequeño ataque de ansiedad. Poco a poco, han recuperado el ritmo, en parte gracias a un pausado Taurean Green y han cogido una ventaja que ya no perderían, sobre todo, cuando a Nobel Boungou Colo, un tío al que no le hace falta mucho para pensarse un tiro, le ha entrado un tiro de tres que lo mismo podía haber acabado en el techo. J.K. Edwards ponía unos pocos puntos en la pintura porque sabe usar su cuerpo a pesar de la poca altura y Adrien Moerman cerraba el rebote defensivo. Alex Acker las metía cuando nadie más quería hacerlo y J.R. Reynolds es de los que la mete cuando más difícil parece. Petro apenas ha jugado tres minutos y los doce de Gomis no han servido de mucho, pero los de Dupraz han sabido convertir su intensidad en buena puntería al final y han conseguido lo que pocos imaginaban al principio.
Solo Richard Dacoury tiene la camiseta retirada en un equipo que ha visto triunfar a jugadores como Jim Bilba, Frederic Forte, Michael Young, Harper Williams, Yann Bonato, Stephane Ostrowski, Fred Weis, Hughes Occansey, Marcus Brown, Clarence Kea o Jure Zdovc. Quizás los 19 puntos de Green hoy le sirvan para aspirar a la vitrina histórica de los del Círculo, pero, en realidad, hoy el éxito ha sido de todos los hombres de Dupraz, un equipo compacto que mueve con brillantez la pelota cuando están inspirados. Quizás no se esperasen llegar aquí tan rápido, pero, quién sabe, puede que también pronto Jean-Marc Dupraz supere el legado de Bozidar Maljkovic. Será difícil, pero también lo que han hecho hoy lo parecía, ¿no?
Posdata: la foto ya veis a quién pertenece. Yo la he cogido del google images aunque parece que provenía de www.lepopulaire.fr
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