miércoles, 18 de noviembre de 2015

Jonah Lomu



No tengo mucho que decir. Podría ir a la wikipedia y copiarlo todo. Reescribir alguna de las noticias, muchas simples teletipos, que han anunciado su fallecimiento a los 40 años. Lomu fue, dicen, la primera superestrella del rugby, y eso puede ser lo mismo bueno que malo. Medía 1'96, pesaba 120 kilos, corría los 100 metros en 10'89. Los mundiales de Gales en el 99 y de Sudáfrica en el 95 le encumbraron a lo más alto. Este último fue el mundial de Nelson Mandela y Francois Pienaar, el de Morgan Freeman y Matt Damon años más tarde, cuando Clint Eastwood llevó el libro de John Carlin al cine y lo tituló Invictus. El propio Jonah Lomu tiene un personaje de ficción en la película: Zak Feaunati es el actor. Sudáfrica se llevó la final, pero Jonah Lomu siguió deslumbrando, igual que lo hizo en el 95 ante la Francia de Thierry Lacroix con dos destellos descomunales que aún se pueden ver en youtube.com y que compensan el horroroso gusto capilar del ala de Auckland. 
Para mí, como para muchos otros, Lomu fue el cebo hacia el rugby. Igual que de pequeño Magic Johnson y Larry Bird me llevaron al baloncesto. Sigo siendo un ignorante de un deporte que, por otra parte, tiene un influjo enorme porque parece sostenerse sobre cierta solemnidad y singularidad que supera lo puramente deportivo. O, precisamente, rescata lo que significaba ese adjetivo. 
No lo sé, lo que sé es que, en parte, fue este neozelandés de origen tongano el que me acercó a este deporte, y, ahora, a los 40 años, ha muerto, según dicen, de manera inesperada, aunque sus problemas renales hace tiempo que le obligaron a abandonar el deporte profesional. 
Aunque ya le utilizamos de titular, creo, era casi obligado destinarle un espacio en este blog. Tentados estuvimos de evocarle cuando quisimos hacer una entrada resumen del pasado mundial de rugby de Inglaterra, competición que, curiosamente, seguimos con más atención que nunca. Pero no corren buenos tiempos para este blog, y se nos pasó la ocasión sin poder hablar de Richie McCaw, Bryan Habana, y otros compatriotas de Lomu. Ahora, no es tan agradable el motivo, pero es quizás más requerido. Así que, aunque no hayamos dicho mucho que merezca la pena, que sirva de homenaje este vídeo que cuelgo a continuación:


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