sábado, 23 de julio de 2016

Ion Izagirre



Venga, va, no voy a esperar ni a que el Tour termine mañana. Luego ocurrirá algo histórico y todo esto se irá al traste, pero sé que si lo dejo para mañana, no lo hago, así que lo voy a hacer hoy. Van mis nueve elegidos, mi equipo preferido, que no tienen por qué ser los mejores, en un Tour 2016 que, mañana, en París, se convertirá en el tercero de Christopher Froome, entre otras cosas, porque ha sido el más fuerte, pero, también, porque no ha tenido rivales. Y prueba de ello ha sido esta semana final, y, sobre todo, estas dos últimas etapas, la de hoy con final en Morzine, y la de ayer con final en Saint-Gervais-Les-Bains. Ciclismo del bueno, del épico, con ataques, descensos peligrosos, remontadas, contraataques, escapadas de quilates, gente luchando por cualquier puesto entre los primeros, desvanecimientos, frenazos... pero ni un solo ataque de alcurnia entre los elegidos. La caída de Froome en el descenso de Bissane pareció ponerle entre las cuerdas, pero nadie fue capaz de tensárselas. Hoy, tampoco, subiendo Joux Plane. Todo ha sido para Geraint Thomas y Mikel Nieve, plácido, recto, sin sobresaltos: entrando todos a meta con cara de satisfacción y alivio, casi que hasta de sorpresa también. Al final, parece que Froome solo tenía un rival, Nairo Quintana, y problemas físicos no especificados le han lastrado. No responde el colombiano y Alberto Contador se fue en la primera semana. A Romain Bardet se le ven maneras, igual que a Adam Yates, pero no son rivales, en la actualidad, para el británico. Con todo eso, el espectáculo lo han puesto los que no se jugaban el pódium. La etapa que acaba de finalizar en Morzine ha sido de las que hacen afición, y no solo porque haya ganado un euskaldun, que ya nos tocaba, si no por todo lo que ha ocurrido durante y mediante: la desfachatez de Julian Alaphilippe, que me recuerda a Thomas Voeckler, pero, quizás, con más talento, agresivo desde el principio, quizás demasiado, pero obstinado como solo son los campeones y con un descenso que no ha sido bien celebrado en televisión. La alegría de un Jarlinson Pantano que parece puro ciclismo: ataca siempre, hace la goma, retoma, se la juega torpemente cuesta abajo, también remonta, entra segundo y lo celebra, se encuentra a Ion Izagirre en meta y charlan como si esto fuera lo que es, un juego, un deporte. La elegancia de Vincenzo Nibali, capaz de superar a su propio cuerpo y reventar a los dos escapados sin levantar el culo del sillín. La tozudez de Kreuziger, el sufrimiento de Pierre Rolland, el orgullo de Joaquim Rodríguez, la zancada de Ilnur Zakarin, el amor propio de Bauke Mollema. Y, sobre todo, la lección de ciclismo del pequeño de los Izaguirre. Escondiéndose inteligente en un pelotón de escapados lleno de talento, remontando sin prisa, desintegrando a Alaphilippe, sin perder los nervios en la cima y jugándose la vida en un descenso húmedo y resbaladizo donde verle trazar las curvas parecía más una lección de física que de ciclismo. Enorme la exhibición de un Ion Izagirre que remata su temporada: ya se había convertido en campeón de España contrarreloj y se llevó el Gran Premio Miguel Indurain, además de dos etapas, una en la Vuelta a Suiza y otra en el Tour de Romandía. Junto con su victoria en la general de la Vuelta a Polonia y aquella etapa en el Giro de Italia, en su debú en la prueba y con el maillot de Euskaltel, Izagirre ya empieza a amasar un buen botín con palmarés, y, a sus 27 años, parece que aún le queda mucho que ganar por delante. 
En resumen, y esta es mi humilde opinión, ha sido un Tour interesante, divertido y apasionante, si nos olvidamos de la lucha por los tres primeros y nos centramos en otras cosas, otras cosas que forman tanta parte del ciclismo como subirse a ese estrado el domingo en París. Supongo que mi elección de los nueve corredores del Tour que quisiera señalar, demuestra un poco eso. Van ahí, sin orden, pero justificando su presencia en la selección final. 




Daniel Navarro

Porque se ha tirado medio Tour escapado. En el llano, en la media, en la alta montaña, en grupos grandes, pequeños, solo, bajo la lluvia, el sol... Parecía que era el único Cofidis en carrera. Y, al final, se cae, y ya desde el suelo, se lleva la mano a la clavícula. Retirado e inmerecido final para el asturiano. Uno de esos corredores que siempre es necesario destacar cuando quieres mirar más allá de donde apuntan las cámaras de línea de meta. 

Chris Froome

Porque parece que ha ganado sin despeinarse. Cuando lo ha necesitado ha tirado de Wouter Poels, dormido medio Tour porque estaba esperando para mostrarse sobrado, solo cuando se le ha llamado, cuando no de Mikel Nieve, cuando no de Geraint Thomas, cuando no de Sergio Henao, cuando no ha querido ha tirado él solo. Algunos dicen que si no tienes piernas, el equipo no sirve de nada. Que se lo digan al director de Astaná. Hoy mismo, ha dado no se qué después de ver la paliza de Luis León Sánchez, como ha caído un decepcionante Fabio Aru a las primeras de cambio. Pero, cuando sí tienes las energías, contar con gente como Poels, Nieve, Mikel Landa, Thomas o Henao te tiene que hacer la vida mucho más fácil. Incluso cuando no te haga falta. La táctica del equipo, además, ha parecido no ser muy conservadora: antes de que me ataquen, me pongo aquí delante y acelero, pero supongo que eso es más fácil hacerlo cuando ha quedado atestiguado que Froome era el más fuerte y, además, no tenía rivales. Uno se dejó la piel en la carretera, a otro lo ha atacado una enfermedad fantasma, a alguno les faltan años y a otros no sé el qué. Froome ya lleva tres (aunque hasta mañana no se debería decir) y a sus 31 años parece que aún le pueden quedar otros cuantos como no aparezca alguien capaz de atacarle con solidez.

Mark Cavendish

Porque ha conseguido cinco victorias. En los últimos años, ya no ganaba con tanta claridad, pero, en este Tour, ha demostrado que él nunca va a dejar de intentarlo, y de conseguirlo, aunque, como ha ocurrido en este Tour, sea tan apretado que se necesite la photo-finish. Además, se ha mostrado extrañamente equilibrado y elegante en las declaraciones y tuvo un detalle muy bonito con la afición vasca. Parece que ha madurado. Un dato: siete victorias británicas en el Tour justo el año del Brexit.  

Peter Sagan

Probablemente, sea a día de hoy el corredor con más talento del pelotón. Se le ha visto en los esprints, en las escapadas, en las metas volantes, en labores de equipo, en la alta montaña... Se le ha visto hasta metiéndose en la autocaravana de un aficionado para aliviarse. Ese es Peter Sagan, el de los caballitos, las azafatas y los peinados a medio camino entre Adrien Brody y Chris Hemsworth. No sé si podría ser un nuevo Laurent Jalabert, pero que da gusto verle correr es evidente. Se va a llevar el maillot verde por quinta vez consecutiva, si no me confundo, y tiene 26 años. Dime tú qué puedo añadir. 

Rafal Majka

Venía de hacer quinto en el Giro, con lo que se pensaba en él más para ayudar a Alberto Contador que para ganar la general. Sin embargo, con la baja del madrileño, ha sabido reciclarse. Ya era tarde para encarar la general: había perdido demasiado tiempo y además no se le veía tan fino como en el Giro de Italia, donde, como ya he comentado, acabó quinto, y ese era un esfuerzo que podía pasarle factura. Aún así, terminará entre los treinta primeros, habiendo rozado la victoria parcial y uniéndose al palmarés del maillot de lunares rojos del ganador de la montaña, añadiendo su nombre a la lista de gente como Richard Virenque, Federico Bahamontes, Gino Bartali, Eddy Merckx, Bernard Hinault, Claudio Chiappucci o Tony Rominger. Por cierto, el polaco no es la primera vez que gana este premio, pero tiene mérito esta vez.

Adam Yates

Sorprendente y maillot blanco de la clasificación de jóvenes. Otra alegría más del ciclismo británico que se ha lucido este año, precisamente, como ya he dicho antes, el año del Brexit, ya ves tú. Ha rozado el pódium y, a sus 23 años, hará 24 en poco más de una semana, el hermano gemelo de Simon Yates promete mucho talento para el futuro del ciclismo. Ya había avisado ganando la Klasika el año pasado o haciendo séptimo en la Dauphinè este mismo año, pero nadie pensaba en él como candidato a quedar entre los cinco primeros. Ese pódium que se quebró en las faldas del Mont Blanc, con Bauke Mollema y él mismo, era uno de los pódiums más inesperados del año. Al final, él ha resistido hasta quedar entre los cinco primeros y peor suerte se ha llevado el lector empedernido Mollema, aunque no ha querido despedirse sin dejar constancia de que es uno de esos corredores, al estilo Dan Martin, que no se esconden nunca y que no se dejan asustar por sus propias debilidades.  

Greg Van Avermaet

Porque es un clásico y porque es un ganador de clásicas, incluso cuando gana carreras que no lo son. A sus 31 años, el de Lokeren ya ha ganado la París-Tours, el Gran Premio de Valonia, Gran Premio Raymond Impanis, el Tour de Bélgica, la Tirreno-Adriático o la Omloop Het Nieuwsblad, además de etapas en Tour de Francia y Vuelta a España. Este año se ha llevado otra etapa y además se ha vestido de líder, maillot que defendió con respeto aunque luego nos dejara una respuesta futbolera a pregunta de un periodista. Pero es que Van Avermaet tiene un palmarés que no se refleja en los que normalmente repasamos en la wikipedia: un palmarés de segundos, terceros, cuartos, quintos puestos, escapadas, intentonas... Todo eso le ha convertido en un corredor respetado y al que, al menos yo respeto. Precisamente nuestro anterior protagonista y el belga llevan unidas sus carreras: Adam Yates ganó la Klasika 2015 sin saberlo porque no se había enterado de que Van Avermaet, escapado y casi virtual ganador (al menos, con bastantes posibilidades), había acabado arrollado por una moto. Solo por eso, en parte, me alegro de que en este Tour haya sido noticia por cosas más agradables.

Tom Dumoulin

Ha acabado en el suelo y retirado. El guapo ciclista de Maastricht se presentó como candidato a grandes vueltas en la pasada Vuelta a España, donde finalmente acabó sexto pero demostró que, teniendo 25 años y dotes de contrarrelojista, podía ser el definitivo proyecto de ganador que lleva esperando Holanda no sé cuánto tiempo. Corrió el Giro de Italia y no lo terminó. No sé con qué aspiraciones llegaba al Tour, pero pronto se vio que la lucha por los puestos de honor no iba a ser lo suyo. Sin embargo, se supo recomponer y se marcha con un botín inmejorable: dos victorias de tapa (en montaña en Andorra y en contrarreloj en la región de Ródano-Alpes) y un segundo puesto porque solo le batió el imparable Chris Froome. Vamos, que sigue dando destellos de que quizás en el futuro su nombre se deba tener muy en cuenta.

Jarlinson Pantano

Cuando lo fichó el IAM Cycling parecía que respondía a la nueva moda en el ciclismo europeo: "pon un corredor colombiano en tu equipo". Con el boom de los Nairo Quintana, Esteban Chaves o Sergio Henao, todo el mundo quería tener, por si acaso, un corredor colombiano en su equipo. Pantano llegaba al equipo suizo después de una carrera en Colombia que había destacado por ganar una etapa en la vuelta de su país y lucirse un poco en europa ganando la montaña del Tour del Mediterráneo. Este Tour era su cuarta grande: el año pasado ya lo corrió y quedó entre los veinte primeros. Antes había corrido dos Giros con el equipo Colombia. Este año, se ha destapado: siempre ha tenido presencia cuando se ha empinado la carrera. Ha sido el mejor de su equipo y se lleva premio. La victoria de etapa que le birló a Majka en Culoz, pero ha hecho otros buenos puestos. Hoy, por ejemplo, ha sido segundo, dejando una buena muestra de su pundonor y capacidad. Además, parece que repetirá el puesto de su primer Tour y acabará 19º. Una cosa más: la ilusión con la que hoy ha celebrado el buen trabajo hecho durante la etapa, aunque haya acabado segundo, y la alegría y buen rollo con el que se le ha visto charlar con Jon Izagirre le hacen merecedor de nuestro aplauso. 



Y aquí lo dejamos. Podríamos meter a más, claro. Que no esté aquí Romain Bardet, por ejemplo, me deja en mal lugar. Gente como Rui Costa, Thomas de Gendt, Richie Porte, Alejandro Valverde (hacer entre los diez primeros en Giro y Tour, incluyendo un pódium, tiene mucho mérito), Wouter Poels... Todos deberían estar aquí. Qué decir de Joaquim Rodríguez, quien se ha despedido hoy de la montaña del Tour con la elegancia que merecía su excelsa carrera: atacando y asegurándose un puesto entre los diez primeros, uno más en una carrera que aprovechó uno de los descansos del Tour para darla por cerrada y que, cuando llegue el momento, esperamos despedirla aquí con el mismo nivel que ha demostrado a lo largo de todos los años de profesional. Es decir, muchos podrían estar, pero yo he elegido a esos. Si alguno queréis dejar aquí a los vuestros, invitados estais. 

Volveremos para la Vuelta si no antes. 


Posdata: La foto del buscador de imágenes de google parece provenir de la web yytrends.com

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