miércoles, 23 de noviembre de 2016

Robert Covington



Los Sixers no juegan playoff desde la temporada 2011-2012. Con un balance de 35 victorias y 31 derrotas, se clasificaron en el Este en última posición y dieron la sorpresa al eliminar al campeón de la conferencia este, Chicago Bulls, que había terminado con quince victorias más la temporada regular. Fue una temporada corta, la del lock-out, y en los Bulls de Tom Thibodeau mandaban Derrick Rose, Carlos Boozer, Luol Deng, Joakim Noah y Richard Hamilton. La alegría de los Sixers no duró mucho, aunque se lo pusieron difícil a unos Celtics de Boston que después caerían en las finales de conferencia con el ganador final, los Miami Heat. Eran los Heat de LeBron James, Chris Bosh y Dwayne Wade, y los Boston Celtics de Ray Allen, Paul Pierce y Kevin Garnett. Por su parte, aquellos Sixers de Doug Collins estaban liderados por gente como Andre Iguodala, Elton Brand, Thaddeus Young o Louis Williams. 

Desde la 2011-2012, se han disputado cuatro temporadas en las que los de Philadelphia han ganado 81 partidos, es decir, a una media de 20 partidos por temporada. Han llegado, incluso, a firmar un ridículo récord de 10 victorias y 72 derrotas en la temporada pasada, la 2015-2016. El bagaje es muy duro para una ciudad que ha visto jugar como local a gente como Charles Barkley, Moses Malone, Allen Iverson, Julius Erving, Wilt Chamberlain o Maurice Cheeks. Es cierto que el último título de la franquicia fue en 1983, cuando el equipo que dirigía Billy Cunningham se impuso a los Lakers de Pat Riley en una serie a la que aún se la conoce con el sobrenombre de Showdown'83 y donde Moses Malone, Maurice Cheeks, Bobby Jones, Andrew Toney y un veterano Julius Erving se impusieron a Magic Johnson y Kareem Abdul-Jabbar. Desde entonces, los Sixers, que también pasaron años oscuros, lucieron, aunque no tanto, a partir de la llegada de Allen Iverson y de Larry Brown, este último como entrenador. Destaca, por ejemplo, la temporada 2000-2001, donde no solo alcanzaron play-offs, si no que dejaron por el camino a los Indiana Pacers, los Toronto Raptors y los Milwaukee Bucks para alcanzar las finales por el título donde ganarían el primer partido, pero ya no volverían a hacerlo. Como consuelo, arrasaron en los títulos individuales: Allen Iverson se llevó el MVP, Dikembe Mutombo fue el mejor jugador en defensa, Aaron McKie fue nombrado mejor sexto hombre y Larry Brown fue el mejor entrenador. Por cierto, en la plantilla de aquel equipo aparecía el argentino Pepe Sánchez. 

Llevan muchos años en Philadelphia añorando aquellos años del cambio de siglo. Lo curioso es que los Sixers encadenan tres años consecutivos llevándose puestos altos del draft: en 2014 se llevaron a Joel Embiid (3º), en 2015 a Jahlil Okafor (3º) y este año a Ben Simmons (1º). Y no han sido los únicos, porque, en estos años, han contado con jugadores que salieron muy alto en el draft, mucho talento sobre el papel: Michael Carter-Williams (11º), Nerlens Noel (6º), Nik Stauskas (8º), Glenn Robinson III (23º) y ya tuvieron a Evan Turner, 2º en el draft de 2010. Vamos, que no ha sido por oportunidades de reconstruirse y por jóvenes con posibilidades de tomar el liderazgo y devolver a los Sixers al éxito. 

El dueño de los Sixers, Joshua Harris, aficionado al fútbol, digo yo, ya que también posee el 18% del Crystal Palace, decidió dar un golpe en la mesa y contrató esta temporada a Bryan Colangelo, hijo del histórico Jerry Colangelo, para presidir al equipo y dirigir la parcela deportiva. Su primera decisión fue darle una nueva oportunidad a Brett Brown, un técnico joven (55 años), que había crecido al abrigo de Gregg Popovych en los San Antonio Spurs. Sus apuestas fueron un poco tímidas: tan solo incorporó a dos veteranos sin mucho impacto, Gerald Henderson (suplente toda la temporada pasada en Portland Trail Blazers) y Jerryd Bayless (quien ya ha pasado por más de media docena de equipos). Además de ellos, decidió apostar por el talento europeo, siempre un riesgo, y recuperó para la NBA a Sergio Rodríguez, mientras le daba la oportunidad a una de las grandes promesas del baloncesto europeo, Dario Saric. Su última apuesta fue traspasar a Jerami Grant por un Ersan Ilyasova que se ha adaptado al equipo muy pronto. Además de a estos jugadores, se les firmó su primer contrato profesional al francés Timothé Luwawu-Cabarrot, un alero de 21 años que llegaba desde el Mega Leks serbio y, por supuesto, al australiano Ben Simmons, número uno del draft, sobre el que estaban y están puestas todas las ilusiones del equipo a pesar de que se lesionó entrenando con los Cleveland Cavaliers antes del draft. 

Por lo tanto, Colangelo no tomó ninguna decisión radical y optó por trabajar, quizás, con más paciencia y sosiego. Al fin y al cabo, Brett Brown, quitando a los recién llegados Jerryd Bayless (8 años de experiencia en la NBA), Ersan Ilyasova (otros 8 años) y Gerald Henderson (7 años), no tiene un jugador que supere los 4 años de experiencia, y el único que llega a cuatro es un Sergio Rodríguez al que esta nueva experiencia le debe saber casi como la primera. 7 de los 15 jugadores de los Sixers, los rookies Ben Simmons, Timothée Luwawu-Cabarrot y Dario Saric, el también rookie pero solo porque el primer año se lo pasó lesionado, Joel Embiid, y los sophomores Jahlil Okafor, Richaun Holmes y TJ McConnell, no tienen más que un año de experiencia o debutan. Solo llevan dos años en la NBA Nerlens Noel y Nik Stauskas, y uno más llevan Robert Covington y Hollis Thompson. Muy poca experiencia, por supuesto, esa es la primera y más fácil lectura. Además, son un plantel de lo más internacional. Siete de sus 15 jugadores no son norteamericanos: un turco, un canadiense, un camerunés, un australiano, un francés, un español y un croata. 

Esta noche reciben a los Memphis Grizzlies pero, aunque solo llevemos disputados, como quien dice, un puñado de partidos, los aficionados de los Sixers han empezado a hacerse ilusiones. Por primera vez en tres años, han ganado cuatro partidos consecutivos en casa. Rompieron una racha histórica de 108 partidos (desde marzo de 2015), sin ganar dos seguidos. No era difícil romper todas esas rachas negativas, pero, a estas alturas, con 4-10, les quedan más de sesenta partidos para ganar siete y superar el récord negativo que hicieron el año pasado. Los aficionados del Wells Fargo Center confían en que, este año, van a poder disfrutar algo más del baloncesto NBA. 

Más aún cuando, por ejemplo, aún no ha debutado Ben Simmons, sobre el que, como decíamos antes, tienen puestas todas sus esperanzas. Ni Nerlens Noel. Ambos están lesionados y, cuando regresen, se sumarán al buen rendimiento que lleva hasta ahora Joel Embiid, recuperando lo que prometía cuando le eligieron tercero del draft tras destacar en la universidad de Kansas. El camerunés ha jugado diez partidos y calculando los minutos en cancha para que no recaiga en sus problemas físicos (22.2 por partido). Con todas esas medidas, promedia 18.4 puntos y 7.3 rebotes de media. Cuando crezcan sus minutos, quizás crezca su rendimiento. También acaba de volver un Jerryd Bayless que se perdió los primeros 13 partidos y Ersan Ilyasova, que empezó con los Oklahoma City Thunders, se ha hecho al equipo muy pronto: ya acumula 11 partidos con buenas medias, 12.3 puntos y 4.9 rebotes por partido. Aún se puede esperar más de Jahlil Okafor, un tanto eclipsado por el rendimiento de Embiid, aunque sus 10.8 puntos por partido en 19 minutos de juego se pueden mejorar con el paso de los partidos. Lo mismo pasa con un Dario Saric que ha perdido su puesto en el quinteto titular, pero aún es el tercer jugador con más minutos sobre la cancha, 9.9 puntos y 6.2 rebotes por partido. 

Es decir, hay margen de mejora para el peor equipo de la temporada pasada, capaz, en 2015, de batir alguno de los récords más bochornosos de la competición. Noel, Okafor, Embiid, Saric y Simmons pueden formar, sin duda, un equipo de futuro, pero también de presente. Un presente en el que, por cierto, uno de los jugadores más destacados está siendo el canario Sergio "El Chacho" Rodríguez. Titular en los 14 primeros partidos, el ex del Real Madrid, también es el jugador con más minutos en el parqué, 28.3 minutos y el mejor pasador (7.1 asistencias). De hecho, es el noveno mejor pasador de la competición. Sus minutos pueden bajar ahora, con el regreso de Bayless, y probablemente lo harán aún más cuando vuelva Simmons, pero puede que el australiano se pierda toda la temporada o gran parte de ella. De todas formas, el español ya se ha ganado el aprecio de los aficionados y, aunque con más reparo, algún reconocimiento de periodistas que cubren la actualidad del equipo, como Bob Cooney, de Philly.com y The Inquirer, quien, a pesar de desear que Bayless ocupe su puesto en el quinteto titular y lamentar sus errores en defensa, ha recalcado su buen juego en estos primeros partidos y declara que "he would be ideal for this team playing 15-to-18 minutes as a backup at the point." Es decir, que sería un gran reserva y su rendimiento encajaría perfectamente en el plan ideal del equipo con 15 a 18 minutos por partido. 

El titular, sin embargo, se lo vamos a otorgar a Robert Covington, alero titular hasta ahora de los Sixers, con 27.2 minutos de juego por partido y unas estadísticas decentes de 7.9 puntos y 4.9 rebotes por partido. No está teniendo una buena temporada en el tiro exterior, su mejor faceta en las dos temporadas que lleva en los Sixers, pero, al menos, ha conseguido asentarse en la NBA. Covington, estrella en la universidad de Tennessee State, no fue elegido en el draft, aunque consiguió firmar un contrato con los Houston Rockets y debutar en la NBA. Aún así, pasó mucho tiempo en la liga de desarrollo, tanto que le llegaron a nombrar rookie del año. Sin embargo, el alero de Belwood, Illinois siempre creyó que podía tener un hueco en la NBA, y lo consiguió en unos Sixers donde lleva ya tres años, habiendo jugado 137 partidos en los dos primeros, 98 de ellos como titular. Esta temporada, ha jugado todos los que se han disputado y todos los ha jugado desde el principio. 

Como decíamos, hoy llegan los Memphis Grizzlies al Wells Fargo Center y empieza lo bueno. Los de Marc Gasol son cuartos en la conferencia Oeste con 9 victorias y 5 derrotas, y parece que el catalán está inspirado, Mike Conley se ha acostumbrado a su contrato y Zach Randolph acepta su puesto de sexto hombre. Será un rival difícil y el comienzo de una fase complicada, porque, después de ellos, serán los Cleveland Cavaliers y los Chicago Bulls los que visiten Philadelphia. Rivales de alcurnia para testar si, realmente, el equipo de Brett Brown está alcanzando el equilibrio que anticipe el éxito que se espera que algún día produzca toda esa talentosa juventud. 

Por cierto, es curioso que la derrota más dolorosa de las diez que llevan se la inflingiera el otro equipo de la competición que destaca por las mismas características que los Sixers: juventud y contínua reformación. Ante los Minnesota Timberwolves perdieron de 24 puntos. Desde entonces, los Sixers ganaron sus dos siguientes partidos y los Wolves los perdieron. Los de Ricky Rubio no vencen a los de Sergio Rodríguez en edad. Los Sixers tienen una media de 24.3 años y los Wolves, de 25.7; pero sí parece, sobre el papel, que los Wolves ganan en talento; al menos, si nos ceñimos a los puestos que ocuparon los jugadores de los Wolves en sus respectivos drafts: Andrew Wiggins (1º en 2014), Karl-Anthony Towns (1º en 2015), Ricky Rubio (5º en 2009), Kris Dunn (5º en 2016), Jordan Hill (8º en 2009), Cole Aldrich (11º en 2010), Brandon Rush (13º en 2008), Zach LaVine (13º en 2014), Shabazz Muhammad (14º en 2013), Adreian Payne (15º en 2014), Gorgui Dieng (21º en 2013)  y Tyus Jones (24º en 2015). Todos elegidos en primera ronda y 8 de los 12 en los últimos tres años. 


Posdata: La imagen, tomada del google images, parece provenir de Fox Sports.

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