viernes, 17 de febrero de 2017

Marco Frapporti



Siempre ha habido familias en el ciclismo, parejas de hermanos, por ejemplo: Prudencio y Miguel Indurain, Andy y Franck Schleck, Joseba y Gorka Beloki, Julián y Rubén Gorospe, Fabio Parra e Iván Parra, Bert Grabsch y Ralf Grabsch, Laurent Jalabert y Nicolas Jalabert, Damien Nazon y Jean Patrick Nazon, Javier Otxoa y Ricardo Otxoa, Davide Frattini y Francesco Frattini, Igor González de Galdeano y Álvaro González de Galdeano, Allan Davis y Scott Davis, Nicolas Portal y Sebastien Portal, Omar Bertazzo y Liam Bertazzo... Aún hoy en día quedan muchas parejas, o, al menos, siguen en activo alguno de los dos: Cameron y Travis Meyer, Wesley y Bernard Sulzberger, los Clarke (con los que me pierdo un poco, pero creo que Jonathan, Hilton y William Clarke son hermanos y Simon Clarke tenía familia trabajando en el ciclismo pero no a estos tres), Peter y Martin Velits, Juraj y Peter Sagan, Dayer y Nairo Quintana, Bryan y Julian Alaphilippe, Romain y Brice Feillu, Mattia y Marco Frapporti (quienes, además, tienen también una hermana ciclista, Simona Frapporti), Sebastián y Sergio Henao, Rayer y Nacer Bouhanni, Jelle y Jens Wallays, Tobias y Frederik Ludvigsson, Aydar e Ilnur Zakarin o los hermanos Adam y Simon Yates, quienes, por cierto, creo que no tienen ninguna relación con Sean Yates, corredor británico de los ochenta y noventa, quien también ha hecho carrera como director técnico en equipos como CSC, Discovery Channel, Astana, Sky o Tinkoff. Un caso especial es el de los Kreder: en las diferentes categorías, Michel y Raymond Kreder son hermanos, Wesley Kreder es su primo, y el hermano de Wesley, Dennis Kreder, también fue profesional. Hay uno más, Stefan Kreder, ahora en categoría continental, que también guarda parentesco, creo.

También ha habido padres e hijos: Eddy Merckx y Axel Merckx, Stephen Roche y Nicholas Roche, Miguel Indurain y Mikel Indurain, Johny Schleck y Franck y Andy Schleck, Vicente Belda y David Belda, Pierino Baffi y Adriano Baffi (y Piero Baffi)...

El otro día, echándole un vistazo, ahora que la temporada ya se enfila, a las plantillas que tiene publicadas la UCI en su página web, me fui dando cuenta de que había algunos apellidos de jóvenes corredores que me sonaban. Las sagas siempre han existido, en el cine, en la novela de acción y en el deporte, pero, en este caso, me llamó la atención porque parecen coincidir bastantes y parece apuntar a un cambio generacional muy significativo. No estarán todos, pero estos son algunos de los ejemplos que fui encontrando (sobre todo, en la vertiente hijo-padre, que me llama más la atención que la de los hermanos) mientras repasaba las plantillas.

Riccardo Minali tiene 22 años y ha firmado con el Team Astaná de Alexander Vinokourov.  Es hijo de Nicola Minali, ganador de etapa en las tres grandes: 3 en el Tour, 2 en la Vuelta y 7 en el Giro. Su carrera transcurrió en los 90 y su nombre apareció en el informe del senado francés sobre el polémico Tour de 1998. 
Los Planckaert también son una saga duradera. A sus 28 años, Baptiste Planckaert corre ahora en el Team Katusha del World Tour. Su hermano, Edward Planckaert corre en el Sport Vlaaderen-Baloise. Un tercer hermano, Emiel Planckaert, es ciclista en el Lotto Soudal sub23. Todos son nietos del exciclista de los 50 y 60 Willie Truye. El padre, Ignase Planckaert, también pedaleaba. Creo que, eso sí, no guardan relación con otra saga de Planckaerts: los Walter, Willy, Eddy y Jo Planckaert.
Daniel Jaramillo tiene parentesco con Carlos Mario Jaramillo, ganador de la Vuelta a Colombia en el 93 y de una etapa en la Dauphinè Liberè en el 95.
Egan Bernal es, para muchos, según he podido leer por ahí, la futura estrella del ciclismo colombiano y puede que del internacional, en general. A las órdenes de Gianni Savio en el Androni Giocattolli, algunos le auguran una rápida progresión que desbanque en breve a sus compatriotas Nairo Quintana y Jhoan Esteban Chaves. Egan Arley Bernal es hijo de Germán Bernal, quien también fue ciclista profesional.
Amaury Capiot es el hijo de Johan Capiot. Tiene 24 años y corre en el Sport Vlaaderen-Baloise de Christophe Sercu, donde también lo hace Edward Planckaert bajo la dirección de Walter Planckaert. Un equipo donde también corre Benjamin Declerq, hermano de Tim Declerq, y Maxime Farazijn, de 23 años, hijo de Peter Farazijn. Maxime y Amaury intentarán emular a sus padres, pero no será fácil. Johan Capiot, como muchos corredores de los años 90, también se vio envuelto en lo que comentábamos antes cuando hablábamos de Nicola Minali, aún y con eso, se retiró con un currículo que incluye La Flecha Brabançona, Le Samyn, la Het Volk, la Paris-Tours o etapas en vueltas como la de Luxemburgo, la de Bélgica, Murcia, Dinamarca o el Tour de L'Oise. Por su parte, Peter Farazijn se retiró con una sola victoria, el Gran Premio de Valonia, pero 11 participaciones en grandes vueltas, donde llegó a ser 19º en un Tour de Francia. Casi quince años de profesional en equipos potentes como Telekom, Lotto y Cofidis.
Kevin Ledanois es el hijo de Yvon Ledanois. El padre corrió en equipos como Castorama, Gan o Française des Jeux, pero los más jóvenes lo relacionamos con la dirección, donde ha trabajado, últimamente, para Caisse D'Épargne y el BMC, donde sigue en la actualidad. El hijo comienza ahora su carrera. Tiene 24 años, se ha enrolado en el Fortuneo de la segunda categoría, y se espera mucho de él, dado el espectáculo que dio en Richmond en 2015 para imponerse a Simone Consonni y su compatriota Anthony Turgis en el campeonato del Mundo sub23, durante un final espectacular. 
De Erik Zabel es difícil resumir algo. Todos conocemos su palmarés, su confesión y que tiene un hijo, Rick Zabel, que intenta ahora abrirse camino en profesionales. Tiene 24 años, milita en el Katusha, si no me equivoco, y ya ha corrido dos Giros de Italia. En 2013 ganó una etapa en el Tour de Normandía y el Tour de Flandes para corredores sub23. En 2015 amplió su palmarés con una victoria parcial en la Vuelta a Austria. Aún le queda, sin embargo, mucho para acercarse a los logros de su padre. 
Davide Martinelli tiene 24 años y corre en el Quick Step Floors de Wilfried Peeters. Su padre también dirige un equipo, el Astaná, donde trabaja desde 2011. Peeters, por cierto, también debe aparecer en esta lista. Su hijo, Yannick Peeters, de 21 años, corre en el Pauwels Sauzen continental. Peeters, que corrió siempre en buenos equipos, se retiró con logros como una Gante-Wevelgem, y su hijo seguro que intenta superarle. Davide Martinelli le lleva algo de delantera. Ya ha estrenado su palmarés profesional (etapas en el Tour de la Provence y en el Tour de Polonia). El padre ganó etapas en Giro y Vuelta y fue subcampeón olímpico, así que al italiano también le queda para imitar al padre. 
Piotr Brozyna, el hijo de Tomasz Brozyna, también es profesional. Corre en el CCC polaco a las órdenes de su propio padre. Aún tiene 21 años, así que cuenta con tiempo para alcanzar el palmarés del padre, quien fue campeón de Polonia en ruta y contrarreloj y ganó pruebas como la Ruta del Sur o el Tour de Beauce, corriendo en equipos como el propio CCC, el US Postal o el Banesto. 
Sean de Bie, uno al que todos señalan como un futuro talento del ciclismo belga, también tiene pedigrí. Es hijo de Eddy de Bie, quien incluso corrió en España, en el histórico Dormilón, pero quizás sea a su tío, Danny de Bie, a quien conoce más gente, ya que es una de las grandes figuras del ciclocross de los 80, campeón del Mundo en 1989 y medalla de plata en 1987. 
Frederik Frison es sobrino-nieto de Herman Frison. Con una larga carrera como director deportivo que aún continúa hoy en día, Frison, como corredor, amasó un palmarés que incluye victorias como la Gante-Wevelgem, la Nokere Koerse o una etapa en el Tour de Francia. Su pariente tiene 24 años, y, precisamente, está a sus órdenes en el Lotto-Soudal. Aún no se ha estrenado en profesionales. 
Massimo Vanderaerden tiene 22 años, es belga, y corre en el An Post de Sean Kelly. Es el hijo de Eric Vanderaerden, el pelirrojo sprinter de finales de los ochenta y la primera mitad de los noventa que se retiró con un más que digno palmarés, incluyendo triunfos como etapas en Tour de Francia y Vuelta a España, el campeonato de Bélgica, el Tour de Flandes, la Gante-Wevelgem, Harelbeke, Paris-Roubaix o etapas en carreras como el Tour del Mediterráneo, la Tirreno-Adriático, la Vuelta a Suiza, el Tour de Luxemburgo, la Vuelta a Valencia, la París-Niza...
Más conocido es el parentesco y los apellidos de David Van der Poel y Mathieu Van der Poel, corredores, ambos, del Beobank Corendon de Christophe Roodfhoooft, donde precisamente está Adrie Van der Poel, su padre, como director técnico. David tiene 25 años y Mathieu 22, y reparten la temporada entre el barro y el asfalto, habiendo destacado más en el primero. Donde también destacó su padre, por cierto, antiguo rival de Danny de Bie. El padre fue campeón del Mundo de ciclocross, además de subcampeón tanto en esta disciplina como en ruta. Se retiró habiendo ganado 2 etapas en el Tour de Francia, varias más en otras pruebas importantes como la París-Niza o la Vuelta a Andalucía, y un buen puñado de clásicas: Campeonato de Zurich, Klasika de Donosti, Tour de Flandes, Lieja-Bastón-Lieja y Amstel Gold Race. Sus hijos, por ahora, apuntan a que serán capaces de superarle. Mathieu, el más joven, ya le ha emulado en el campeonato del mundo de ciclocross. Fue primero en 2015. Pero, además, también ha destacado en ruta, donde fue campeón del Mundo Junior en 2013, además de haber estrenado ya su palmarés profesional. David Van der Poel, por su parte, ha destacado menos, pero, como su hermano, lleva la sangre del padre y de su abuelo Raymond Poulidor. 
En el mismo equipo que los Van der Poel corre Jens Dekker, de tan solo 19 años, hijo de Dick Dekker, ex-corredor del Caja Rural de otra época y, cuyo hermano, por lo tanto, tío de Jens Dekker, es Erik Dekker, uno de aquellos elegantes corredores que nos hicieron a todos un poco del Rabobank, capaz de ganar tres etapas en el mismo Tour de Francia sin ser sprinter ni favorito a la victoria final.
Mitchell Cornelisse es hijo de Michel Cornelisse. Mitchell, de 21 años, corre en el Delta Cycling Rotterdam de categoría continental, donde, por cierto, también corre Jordi Talen, de la misma generación, e hijo también de un ex corredor, en este caso, de John Talen. Cornelisse se retiró con un palmarés que incluía pruebas como la Nokere Koerse, la Ster van Zwolle, el Tour de Luxemburgo o etapas en Vuelta a Austria y Tour del Mediterráneo. Talen, por su parte, se dedicó más a trabajar para otros, pero ganó en Getxo, el Gran Premio Pino Cerati o etapas en Tirreno-Adriático y París-Niza. También es hijo de un ex corredor profesional Thomas Nybo Riis, quien, a sus 25 años, corre en el Team Veloconcept de categoría continental. A su padre, Bjarne Riis, tanto de corredor como de director técnico, le conocemos todos. Los hijos de Uwe Ampler y de Jan Svorada, Rick Ampler y Jan Svorada (el abuelo también fue ciclista y también se llamaba Jan) estuvieron (o están) en profesionales. 
Con otro parentesco también están Dylan Sunderland, corredor de 21 años del equipo australiano NSW Institute of Sport, que es sobrino de Scott Sunderland, o Riccardo Cenghialta, joven de 20 años enrolado en el Uniero Trevigiani de Marco Milesi, que es nieto de Bruno Cenghialta, con una larga carrera como ciclista (ganador de etapa en el Tour de Francia) y como director técnico (el último puesto en el Tinkoff, si no recuerdo mal). 
Y, por supuesto, para cerrar, nos quedarían los dos hijos del histórico Jean Paul Van Poppel. El padre se retiró con una lista interminable de victorias, entre las que podríamos destacar 9 victorias de etapa en el Tour de Francia, 4 en el Giro de Italia y 9 en la Vuelta a España, además de otras muchas victorias parciales y pruebas como la Veenendaal-Veenendaal, la Scheldeprijs Vlaaderen o la Estrella de Besseges. Sus hijos no le van a la zaga, aunque tienen otras características y virtudes. Boy Van Poppel, el mayor, ya ha cumplido los 29 años. Su palmarés no es muy amplio y apenas destaca una victoria parcial en el Tour del Mediterráneo. Sin embargo, el pequeño de la saga, Danny Van Poppel, de 23 años, ya ha cosechado victorias parciales en pruebas con reputación, como la Herald Sun Tour (este mismo año), la Vuelta a Burgos o el Tour de Luxemburgo, y, sobre todo, en la Vuelta a España. Les queda mucho, claro, para atesorar el bagaje del padre.

Hay más, por supuesto, sagas completas: no he dicho nada de los Moser. No he dicho nada de los hermanos originales, Enzo Moser, Diego Moser, Aldo Moser y, por supuesto, Francesco Moser, ni de sus hijos, el de Francesco, Ignazio Moser, quien andaba por el BMC de desarrollo, o, por supuesto, Moreno Moser, quien creo que es hijo de Diego Moser. Tampoco he dicho nada de David Belda, corredor del Burgos BH, quizás porque tiene 34 años ya y no muestra ese relevo generacional, pero a David Belda le llegó tarde la oportunidad de profesionales y la está disfrutando aún. Y hermanos hay muchos. Muchos. Algunos hasta que no comparten deporte, porque bien podría haber hablado de Luis León Sánchez y su hermano Pedro León, jugador de la Sociedad Deportiva Eibar. Pero no era ese el objetivo, no quiera nombrarlos a todos ni batir un récord. Lo que quería era preguntarme si esos Rick Zabel, Sean de Bie, Danny Van Poppel, Mathieu Van der Poel, Egan Bernal o Kevin Ledanois que parecen encaminarse a protagonizar el ciclismo del futuro, tendrán alguna ventaja por llevar el apellido que llevan o, por el contrario, si ese parentesco se podría convertir en una losa. Y, sobre todo, atestiguar como en el ciclismo se da lo de la herencia, y los padres, en muchos casos (¡sobre todo en Bélgica y Holanda!) consiguen traspasarle ese amor por los pedales a sus hijos. E hijas, supongo, no hemos mencionado nada más que a Simona Frapporti, pero seguro que hay otros ejemplos. Para el hermano mayor, Marco, va el titular, ya que serán estos tres (Mattia es el tercero) los que, curiosamente, vayan a cerrar esta entrada repleta de abolengo y apellidos. 



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