lunes, 12 de junio de 2017

Irune Murua



Bueno, ha sido una época dura para el que aquí escribe, y ha sido jodido pasarse por aquí para escribir de lo que fuera. Nos dejamos el Giro, y mira que empezamos bien, sin cubrir como habíamos prometido. Y no fue por falta de ganas, porque nos lo seguimos entero y, en nuestra opinión, fueron tres semanas de gran ciclismo y emoción. Hubiera podido escribir un buen puñado de entradas. También han sucedido otros cuantos temas de los que, de manera caprichosa pero habitualmente, solemos hablar por aquí: los playoff de ascenso a segunda división, el final de la Liga que llaman BBVA, la LEB Oro y la LEB Plata, el título de la NBA, los rumores sobre el draft, el mercado de verano... Anda que no había entradas ahí. Otras dos obligadas: las dos subida al Everest y a pelo, como quien dice, de Kilian Jornet o la retirada de la pelota profesional de Juan Martínez de Irujo (aún tengo en el móvil algunas notas que tomé en su día para escribir esta entrada). De nada de todo eso escribimos y dudo ya que escribiremos. 
Pero, bueno, ya estamos acostumbrados, tanto yo, como los pocos que quedáis asomándoos por aquí, a que este blog pase por periodos de ensimismamiento y a mí se me agote el tiempo y las ganas de buscar excusas para justificarlo. La vida es eso que pasa fuera de un blog y, por supuesto, es más importante y acaparadora que cualquier obligación de escritura virtual. Así que, ya fuera por obligación o por placer, me ausenté y, ahora que vuelvo, aunque ya lleve dos párrafos largos excusándome, la verdad, no me arrepiento ni lo lamento. Seguiremos para adelante y ya volveremos a mirar para atrás cuando nos vuelva a ocurrir lo mismo. 

Y para recuperar el blog, habíamos pensado, como dicen los periodistas profesionales, hacerlo "en clave rojiblanca". Sin volver a insistir en lo personal, la verdad es que el cierre de temporada del Athletic Club de Bilbao es un justificable tema para escribir dado que parece que se termina un ciclo y aparecen las angustias y las indecisiones (pero también la ilusión, joder) por uno nuevo que empieza. Han sido muchas las despedidas, y no solo en el equipo masculino, y todas ellas queríamos cubrirlas aquí, aunque sea superficialmente y teniendo como principal objetivo volver a arrancar este blog. Así, hablamos en una sola entrada de Ernesto Valverde, Gorka Iraizoz, Iraia Iturregi, Eli Ibarra e Irune Murua. Tangencialmente, quizás lo hagamos de más. En general, hablamos del Athletic Club de Bilbao. 

Fue, ahora que lo hacemos retrotrayéndonos, un aparente secreto a voces. Los periodistas intentaban leer entre el hermetismo de los protagonistas y se afanaban por lanzar órdagos asegurando que sí, que después de varias temporadas de éxito en el Athletic Club, Ernesto Valverde iba a abandonarlo para empezar un nuevo y ambicioso proyecto, el FC Barcelona. La rueda de prensa final, un día después del anuncio oficial, dejó claro que, por mucho que se demorara, parecía que la decisión ya estaba tomada hacía tiempo y tenía tanto que ver con lo vivido como con lo que estaba por vivir. Valverde deja un poso enorme en el club, y lo demuestran los datos, pero también lo demuestran otras evidencias que no son tan tangibles o apreciables: nunca ha sido mediático, no busca protagonismo, pero su despedida del club dejó claro que su legado es tanto deportivo como emocional. La impresión que ha dejado en Lezama va más allá de lo profesional, un ámbito en los que sus logros, analizados en perspectiva, son más que sobresalientes. 
En esta segunda época de Valverde en el club, el entrenador extremeño ha alargado el ciclo durante cuatro años. Los números y los resultados quedarán por encima de las impresiones o los recuerdos, al menos, cuando pase el tiempo y aunque esto, en ocasiones, sea un tanto injusto. Al fin y al cabo, en cuatro temporadas, el Athletic Club nunca se ha clasificado por debajo del 7º puesto, posición que ocupó en dos ocasiones, temporadas 2014-2015 y 2016-2017, superándolo en las otras dos: 4º en la 2013-2014 y 5º en la 2015-2016. En todas ellas, ha conseguido una media de 62,5 puntos por temporada, siendo su peor resultado los 55 de la 2014-2015 y la mejor los 70 de la 2013-2014. Estos resultados han ayudado a que juegue competición internacional en todas ellas, incluyendo una clasificación para la Liga de Campeones durante la temporada 2014-2015. A todos estos logros hay que sumarle la final de la Copa del Rey que se perdió ante el FC Barcelona en la temporada 2014-2015 y el primer título del club en 31 años, el 33º de su historia, su segunda Supercopa. Además, en otro orden de cosas, pero un orden que a la afición del Athletic Club le suele resultar interesante, y sin que se le pueda otorgar a Ernesto Valverde todo el mérito de esto, durante sus cuatro temporadas a las órdenes del primer equipo, han debutado desde Lezama jugadores como Unai Albizua, Unai Bustinza, Guillermo Fernández, Unai López, Ager Aketxe, Asier Villalibre, Javier Eraso, Mikel Vesga, Enric Saborit, Sabin Merino, Iñigo Lekue, Iñaki Williams, Yeray Álvarez y/o Kepa Arrizabalaga. Todos estos datos son puntualizables, por supuesto, pero, al fin y al cabo, cualquier otra interpretación sería un ejercicio de creatividad. Cuatro años viendo la cola desde lejos, pensando en qué sitios de Europa visitaremos y celebrando más victorias que derrotas, no dejan de obligar a una lectura positiva. Los exigentes se preguntarán, ¿y todo esto es lo máximo a lo que podemos aspirar? Quizás en el esfuerzo por responder a esa pregunta se encuentre la esperanza del futuro. 
Gorka Iraizoz también emprenderá una nueva aventura la temporada que viene, ya que parece decidido a postergar la retirada. A sus 36 años, el navarro pone fin a 10 temporadas consecutivas en el primer equipo del Athletic Club, datos que dejan claro su aspiración a ocupar un puesto en la historia del club. Son más de 300 partidos de Liga, titular indiscutible en 8 de esas 10 temporadas, y ganándose la confianza de tres entrenadores distintos: Joaquín Caparrós, Marcelo Bielsa y Ernesto Valverde. Nunca ha sido internacional, pero, a cambio, fue titular en los dos partidos que le dieron al Athletic su primer título oficial en más de treinta años. Ha vivido finales, alegrías y decepciones, y llegó a ser capitán del equipo. Criticado a menudo, sus errores, como casi todos en la portería, parecían muy claros, pero, en ocasiones, sus virtudes y aciertos pasaban desapercibidos. Y diez años en la primera plantilla de un equipo de primera división, un equipo que en esos diez años ha jugado seis finales (tres de Copa, dos de Supercopa y 1 de Copa de Europa), más de 300 partidos, un título y el peso dejado en el vestuario son argumentos más que de sobra para incluirle en el elenco de grandes porteros que han defendido la portería del Athletic Club. 
En cualquier caso, lo que dejan Ernesto Valverde y Gorka Iraizoz es, además de todos estos datos, además del protagonismo compartido en una dulce y positiva época para el Athletic, la constatación de que los implicados, al menos, sí creen en aquello de que el Athletic Club es un club especial. En su despedida, Valverde habló del club de su vida, y en su llegada a Barcelona, alabó el nivel de compromiso y el sentido de pertenencia del Athletic Club. Iraizoz habló de "privilegio". Él y su familia, en los días antes de su última rueda de prensa, durante ella, y después, dejaron claro que el portero poseía eso que los aficionados del club reclaman siempre a todos los jugadores que visten la camiseta del club: sentirla, lo llaman unos. Y eso que él no vestía las franjas. Tanto el entrenador como el portero utilizaron palabras de cariño y vínculo para hablar del equipo y del club. Finalmente, otra cosa que tanto Iraizoz como Valverde han compartido, a mi entender, es un perfil bajo de protagonismo. Al menos, del protagonismo gratuito, de ese que hace ruido pero no se escucha nada. Ni antes ni durante ni parece que lo vayan a hacer después, han ocupado portadas de periódico por salidas de tono o actitudes perniciosas. Quizás, en un mundo perfecto, esto fuera tan normal que no se incluirían en un catálogo de méritos, pero no es así. Dicen que su futuro puede estar en Cataluña (Girona o Espanyol), aunque también se ha hablado de destinos más cercanos (Eibar u Osasuna). Sea donde sea, Iraizoz dilatará su carrera, una carrera que él se ha construido desde abajo, saliendo de Lezama con 19 años porque era el cuarto portero del filial, y encontrando el camino en Gernika, para luego emigrar a Cataluña y conseguir llegar a primera división.

También en el primer equipo femenino del Athletic la temporada se cierra con tres despedidas muy importantes. En una temporada un tanto decepcionante, con los peores resultados en varios años, la resaca del título del año pasado y de la participación en la máxima categoría del fútbol femenino europeo (breve pero intensa), han dejado paso a un final de año laboral con el adiós de tres de las jugadoras que han marcado no ya la época moderna de este equipo si no toda su historia desde su fundación. Al fin y al cabo, el club se fundó en la temporada 2002-2003 y, en aquel primer e histórico equipo (ganador de la competición), ya jugaban Eli Ibarra e Iraia Iturregi, dos de las jugadoras que se despedían del Athletic Club hace unos días. La tercera, la barakaldesa Irune Murua, llegaría al primer equipo solo una temporada más tarde. Es decir, Murua se retira habiendo jugado en el primer equipo 14 temporadas, más de 250 partidos en primera y más de 100 goles. Nacida en una familia muy futbolera (su padre, Andoni Murua, jugó en el Espanyol, Español por entonces, Rácing y Almería en primera división y su tío, Edorta Murua, en el Oviedo), la delantera se retira en una temporada en la que ha tenido buenos números a título individual (30 partidos, su mejor registro desde que debutó y 5 goles, el mejor baremo en sus últimas tres temporadas). Aún así, a sus 31 años, ha decidido retirarse y comenzar otros proyectos. Se la vio muy emocionada en la despedida, tanto, que el peso de la misma la llevaron las otras dos compañeras, Eli Ibarra (a punto de cumplir 36 años) e Iraia Iturregi (32 años). La primera llegó desde el Eibartarrak para participar en aquel primerizo equipo bilbaíno y los siguientes catorce años, hasta un total de quince, los ha vivido vestida la mitad del tiempo de rojiblanco. Son más de 350 partidos y 100 goles en primera, números que casi calca su compañera Iraia Iturregi, aunque ella fuera menos goleadora, superando solo las cinco decenas de goles. Además, ella sí se alejó, durante un año, de Lezama, animándose a vivir la experiencia americana en la universidad de Florida State.
El diario Mundo Deportivo ofrecía un dato clarificador cuando las tres anunciaban su retirada: en toda la historia de la sección femenina del Athletic Club, solo en dos ocasiones se jugó un partido sin que, al menos, participara una de las tres. Fue después de jugar 287 partidos, que se pudo encontrar el primer caso en el que ninguno de sus apellidos aparecía en la alineación o en los cambios desde el banquillo. Es un detalle aplastante que deja bien claro hasta qué punto también la retirada de estas jugadoras parece cerrar una época. Su nombre quedará ya escrito en la historia del Athletic Club, tanto del femenino como del masculino, porque, en conjunto, y sin diferencias de género, ellas han marcado, junto con otros nombres como los de Aitziber Juaristi, Eba Ferreira, Nerea Onaindia, Eli Capa y tantas y tantas otras, el nacimiento, el crecimiento y la consolidación de un club que, en 15 años, consiguió cinco títulos de Liga y el reconocimiento de una afición que vistió de color San Mamés y Lezama para celebrar sus hazañas deportivas. Si, además de todos los datos, hablábamos de otros méritos y bondades a la hora de hablar de Valverde e Iraizoz, lo mismo puede decirse de estas tres jugadores, que, en tres lustros de historia, han demostrado que el sentimiento y la pertenencia también lo sentían y les pertenecía a ellas. Si alguien lo puso en duda alguna vez, su mayor logro siempre será que con su ejemplo dejaron claro que no solo era así si no que no podía ser de otra manera. 

Como en todas las despedidas, queda el aliciente de que lo que pueda venir sea mejor. Así que ahora le toca coger el relevo a las/los Yulema Corres, Maite Oroz, Ainhoa Moraza, Kepa Arrizabalaga o José Ángel Ziganda. Las comparaciones siempre son odiosas, pero ojalá obliguen, cuando les llegue su momento, a que los que les sigan a ellos encuentren las mismas dificultades que van a encontrar ellos para estar a la altura de los que les precedieron. 

Posdata: Le damos el titular a Irune Murua, aunque los protagonistas hayan sido muchos, porque compartimos pueblo, alguna persona en común y, en invierno, incluso hemos corrido juntos por las calles de la ciudad. Así que, entre todos, la elegimos a ella y terminamos mandándole un enorme zorionak! por una espectacular carrera deportiva.

Posdata 2: El montaje fotográfico, encontrado en el buscador de imágenes de google, proviene de la web del diario Marca.

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