Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
lunes, 6 de octubre de 2008
Iñaki Moreno
Pues si nos pondríamos a hacer una encuesta, seguro que salía su nombre. Hablo del Barakaldo Club de Fútbol, el equipo de mi ciudad, histórico de la Segunda B, como dicen en la entrada que alguien le ha escrito en la Wikipedia. Porque claro, ¿por qué no iba a tener entrada en el wikimundo el Baraka? Y yo he aprendido cosas nuevas, porque no tenía ni idea de que en 1939 llegaron a las semifinales de la Copa del Rey con un sobrenombre carlista. A mí, como socio desde enano, como aficionado cuando a la edad del pavo prefería usar los domingos para dormir las resacas, y como socio de nuevo en los últimos años, solo me ha tocado ver perder play-offs de ascenso: nueve desde 1992. Primero el Murcia, luego el Salamanca, unos años más tarde el Elche, al siguiente el Recre, otro más y para el Getafe, después los de El Ferrol, ya en el siglo XXI el Terrassa, el Ciudad de Murcia fue el penúltimo y el último el Girona de Rafa Ponzo. Creo que siendo muy pequeño me tocó vivir un play-off de ascenso en el que salimos victoriosos, pero era de tercera a segunda B. Pero iba a hablar de Iñaki Moreno. Seguro que muchos se acuerdan de él. Yo no mucho. Quiero decir, solo me acuerdo de pequeñas cosas: que jugaba de medio centro, que tenía el pelo rizado (creo), que jugó en el Atlético Madrileño y que era nuestro ídolo. Y cuando digo nuestro es porque incluyo a mi amigo Jacobo con el que, a falta de interés, compartíamos tertulias en la última fila de nuestra clase de COU. Por cierto, Jacobo, además de ser un buen tipo, siempre ha sido muy crédulo, y aún recuerdo el día que le hice creerse que el Barakaldo iba a vender el viejo estadio de Lasesarre para fichar a Jorge Valdano. En fin, a lo que iba, ni puta idea de cuáles eran las características principales de Iñaki Moreno como futbolista, aunque creo que era más bien un mingafría, alto, escualido, técnico y relativamente goleador, pero lo que recuerdo era que en aquellos días le teníamos como nuestro jugador preferido, a él y a Bodeguero, que era rápido y chiquito. Con el tiempo, Iñaki Moreno, ha quedado en nuestra memoria como un Mágico González a la barakaldesa, ¿qué tenía de Mágico?, nada, con toda seguridad, nada de nada, pero la memoria es una jodida bromista, y como no andes listo, tergiversa las imágenes borrosas para maquearlas a su gusto como hacen los de la Interviú con la ayuda del fotosó, como dice el otro. Así, pues, yo me quedo con Iñaki Moreno, fuera lo bueno que fuera, y jugara como jugase, porque, en realidad, con lo que me quedo, es con la inocencia de los tiempos cuando hablábamos de más, hacíamos piras para tumbarnos en la hierba del parque y leíamos las aventuras de Papillon como si con ello nos fuéramos a ver crecer dos tallas de pantalón. Lo dicho, ¿el mejor?, Iñaki Moreno.
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