miércoles, 1 de abril de 2009

Jens Voigt


Después de escribir la de Rebellin, parece como si estuviera empezando una nueva serie de biografías de ciclistas, ¿verdad? Quizás me ponga a ello, a reivindicar la carrera de esos ciclistas que puede que no aparezcan en los almanaques pero que, para aquellos a los que nos gusta el ciclismo, deberían aparecer con sus nombres rotulados en negrita. Ahora me apetece hablar de un alemán.
Jens Voigt fue antes militar que ciclista y quizás de ahí le viene las que él considera sus principales características: es un todoterreno y resiste el dolor. Yo simplemente diría que es una fuerza de la naturaleza. Tuve la suerte de verle pasar a toda velocidad por el alto de Lazkaomendi como si fuera en moto. Un día frío, desagradable, con una contrarreloj a la tarde, el alemán pasó por delante nuestro por aquella colina desde la que se veía todo el valle. La contrarreloj la ganó Julich y la Vuelta al País Vasco, Menchov, pero ver a Voigt recto como la tabla de una mesa, moviendo el desarrollo con dos columnas de músculo y gemelos fue una de esas imágenes que aún salvan el ciclismo.
Tiene unas cincuenta victorias en su palmarés. La última este año en el Critérium Internacional, una prestigiosa prueba francesa que podríamos considerar como el campeonato de los corredores completos: tres días de competición, una etapa llana, otra llena de puertos y una contrarreloj. Voigt la ha vencido, con esta última a los 38 años, en cinco ocasiones. Su especialidad han sido las vueltas de una semana: Vuelta a Baviera, Vuelta a Polonia, Vuelta a Alemania y Tour del Mediterráneo. Y etapas en muchas otras, como la Vuelta al País Vasco donde prácticamente tomó por costumbre dar un recital de año en año. A parte de eso, ha ganado dos etapas del Tour y una del Giro, pero lo que realmente brilla en este caso no son las victorias, si no cómo las ha logrado, porque la mayoría de ellas, han sido recitales de fuerza, en escapadas duras, con puertos y llanos donde la fuerza de los buenos rodadores remonta kilómetros y viento.
Quizás el año que viene se retire también, igual que Rebellin, y habrá que esperar a que otros corredores teutones que apuntan su fuerza y su predisposición al esfuerzo, le tomen el relevo. Siempre ocurre, más tarde o más temprano.

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