Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
domingo, 30 de agosto de 2009
Marco Marzano
Empezó la Vuelta a España en Holanda, con una demostración de velocidad a cargo del bueno de Fabian Cancellara. 54 kilómetros a la hora durante poco menos de cinco kilómetros y sin despeinarse. Las piernas más espectaculares del pelotón desde aquel esprinter tan estruendoso llamado Djamolidine Abdoujaparov,el califa uzbeko. Marco Marzano fue el último. El italiano de 29 años perdió más de un minuto y medio.
La fiesta acaba de empezar. Aún quedan otras dos contrarreloj, el Alto de Aitana, el Xorret del Catí, el Alto de Velefique, Navacerrada antes de La Granja, las murallas de Ávila, La Pandera o Sierra Nevada. Además de las encerronas del norte, empezando con los 600 metros de pavés de hoy y terminando con la etapa de Lieja. Los protagonistas son una incógnita. Quitando a Alejandro Valverde, todos los demás me traen dudas: la presión de Samuel Sánchez, los años de Cadel Evans, la juventud de Gesink, los kilómetros de los Schleck, la irregularidad de Antón, la ambición de Mosquera, la humildad de Tondo, la fragilidad de Zubeldia, la redención de Vinokourov y Basso, la inconsistencia de Cunego... Hay otros nombres que no salen en las principales quinielas y que siempre pueden sorprender: José Ángel Gómez Marchante, David Moncoutie, Juanjo Cobo, Tom Danielson, Roman Kreuzinger... Y alguno más con el que seguro no contaba nadie. Quizás así, la vuelta resulte más disputada y atractiva. Esperemos que haya muchos protagonismas, decenas de ataques, cambios de líderes y emoción hasta el final. El Tour de Francia dejó un sabor agridulce y el Giro está ya muy lejos. En su lucha por volver a abril, la Vuelta necesita demostrar que es una competición bien organizada y generadora de espectáculo y beneficios económicos. A falta de que los corredores lo endurezcan, soy de la opinión de que el recorrido ofrece suficientes alicientes para crear una carrera disputada y combativa.
No tengo favoritos, aunque sí deseos de que ganen ciertos corredores. Aún así, aún a pesar de cierto vínculo afectivo con determinados corredores o equipos, lo bueno del ciclismo es que siempre existe un amor incondicional por el deporte en sí. Una vez disfrutada ya la exhibición de Cancellara, y a la espera de que los anteriores ofrezcan una bonita lucha por la victoria final, esperemos que los Bennati, Ciolek, Freire, Boonen, Farrar y compañía nos den espectáculo en la volata y los grandes rodadores y aventureros como Egoi, Txurruka, Nocentini, el malagueta, Fedrigo, Joaquim, Florencio, Duque, Casar, Millar, Ballan, Szmyd, Barredo, Gárate, Gilbert, Kirchen, Albasini, Arvesen, David de la Fuente, Kroon o Herrero nos hagan disfrutar con la belleza plástica del ciclismo. A partir de ahora, los que no puedan acercarse al asfalto, a disfrutar del tornillo que le falta a Perico Delgado.
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