Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
jueves, 15 de octubre de 2009
Fortunato Vencedor
Curioso nombre, ¿verdad? Y le hace justicia. El domingo subimos a Artxanda. En coche. 420 personas subieron corriendo. Casi diez kilómetros desde Bilbao, siete prácticamente cuesta arriba. Nosotros subimos para ver al nuestro, el vecino de pormaratones, que, en un mal día, consiguió entrar de la mitad para arriba: puesto 192 a 5'14 el kilómetro para un total de 51 minutos y 47 segundos, un cuarto de hora más tarde que el ganador, nuestro amigo Josu Amutio, al que vimos entrar al trote, solo, saludando bajo la lluvia. Les vimos entrar con envidia, uno por uno, algunos disfrutando, otros sufriendo, probablemente todos orgullosos de haberlo hecho, al menos. Nosotros, por lo menos, tuvimos un buen desayuno allá arriba. Después, el nuestro, se fue a duchar. Todavía subían corredores cuando bajábamos a por el coche y decidíamos donde ir a celebrarlo con unos potes mañaneros. Por el camino, vimos llegar a Fortunato Vencedor, cerquísima ya de los ochenta años, con un tiempo de una hora y trece minutos. Si buceas por la red, encontrarás que Fortunato es un animoso corredor popular, veterano y esforzado, que disfruta de correr tanto como, supongo, de vivir. Su ejemplo es saludable y digno de elogio. Igual que el de Domingo Lolo Sánchez, último corredor en alcanzar la meta con un tiempo de una hora y 25 minutos. Cuando él llegaba, nosotros ya estábamos en el coche. Viéndolo de lejos, bajé la ventanilla, y al verle venir, le grité: vamos, campeón, no te queda nada, ya lo tienes. Venía forzado, a ritmo costante pero derrotado, con la mirada inquieta y las manos prietas, pero en aquel esfuerzo trágico e incompredido, Domingo tuvo tiempo, con una media sonrisa más mueca que sonrisa, para darme las gracias por el ánimo. ¿Qué se puede decir? Fortunato le podía haber prestado el apellido porque los dos, los tres si contamos a Amutio, los cuatro si contamos a nuestro vecino que merece el mismo elogio, los 420, en realidad, fueron ganadores indiscutibles. Correr nunca ha sido de cobardes, si no te persiguen y si la meta te importa lo más mínimo. Enhorabuena a todos, y a ver si en la próxima no es solo envidia lo que sentimos.
(Posdata: la foto la he robado de otro blog, gracias, y perdón, que lo he hecho sin permiso).
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