Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
viernes, 16 de octubre de 2009
Kresimir Cosic
A principios del siglo XIX, un joven llamado Joseph Smith salió de paseo. Había leído en la biblia como dios le invitaba a rezar y preguntar cuando tuviera dudas. Smith estaba superado por la cantidad de iglesias rivales que profetizaban la llegada de cristo en aquellos tiempos. Quería saber cuál era la verdadera iglesia. Según quedó confesó tiempo más tarde, un ángel se le apareció. Ése fue el comienzo de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, o, como comúnmente se la conoce, la Iglesia Mormona. El Ángel le contó a Smith que ninguna de esas iglesias era la auténtica y que, en realidad, él había sido elegido para restaurar la verdadera iglesia de Jesucristo.
Desde aquel año de 1827 hasta 1875 cuando se fundó la Universidad de Brigham Young, los Mormones fueron expulsados de Ohio, Missouri e Illinois hasta encontrar un pequeño pedazo de tierra que nadie quería en lo que más tarde se conocería como Utah. Para entonces, Joseph Smith ya había sido asesinado en Carthage, Illinois. Brigham Young era el nuevo líder, un hombre dinámico y enérgico que fue capaz de conducir a los mormones a lo largo de un largo éxodo que muchos no superaron.
Junto al gran lago salado construyeron una ciudad que después pasó a ser un territorio y consiguió la categoría de estado tras largas disputas con el Gobierno Federal. Hoy en día, la iglesia Mormona es una de las más poderosas de los Estados Unidos, con un importante sistema de captación, una sólida economía y una previsión de crecimiento que llevó a Harold Bloom a proponerla como la religión americana.
¿Qué tiene que ver esto con Kressimir Cosic?
El que para aquellos que veían baloncesto antes de que yo supiera que era una canasta, Cosic fue uno de los mejores jugadores de baloncesto croata. También fue un gran líder diplomático de los mormones. Jugó dos años en los Cougars de la Universidad de Brigham Young (a partir de ahora BYU) y murió en Baltimore, Maryland, hace unos quince años.
No ha sido el único jugador salido de la BYU (una de las universidades privadas más grandes de los Estados Unidos y con el 98% de sus estudiantes de fe Mormona), un equipo de baloncesto que ha aparecido 22 veces en las series finales de la NCAA (la última en 2009). Los Cougars, que juegan en la Mountain West Conference de la 1º División, nunca han ganado la NCAA, pero entre sus filas ha contado con jugadores como Danny Ainge, Shawn Bradley, Greg Kite, Rafael Araujo Fred Roberts o Jim Eakins. En España, hemos disfrutado de jugadores que triunfaron en Provo, sede de la universidad, y que tan buen recuerdo dejaron, como Michael Smith, que jugó en Gijón, Estudiantes y Pamesa, el gran Steve Trumbo, Tom Gneiting (al que Coello define muy bien y que se arrepintió de cambiar por McNamara en el Murcia de los 90), Andy Toolson (con quien prácticamente empezamos este blog y que fue ayudante de Steve Cleveland en la universidad a principios de este siglo) o Travis Hansen. Los últimos héroes de los aficionados a los Cougars han sido Keena Young y Lee Cummard, el primero jugaba hasta hace poco en Kosovo y el otro en Alemania.
Yo no soy Mormón, por cierto, ni un tipo muy religioso, la verdad, pero, por casualidades del destino, me he visto tan cerca de ellos que no deja de sorprenderme la internacionalidad de una cultura tan particular y compleja. Y, además, ¿quién coño sabía que Cosic era Mormón? Yo, no, por lo menos.
No sé si te habrá comentado Irene que Stephenie Meyer, la de Twilight, es mormona, y por lo visto los vampiros de sus libros son vegetarianos, religiosos y muy familiares.
ResponderEliminarAupa, David. Sí, se lo dije yo a ella, creo. Me enteré por casualidad. Además, el origen del libro fue así como muy mormón, tuvo un sueño y se puso a escribir frenéticamente. No he leído los libros, solo he visto la peli, pero no le hice mucho caso. También uno de los mejores escritores, según dicen, de ciencia ficción es mormón. Y Anne Perry, también.
ResponderEliminarAh, claro, eso era.
ResponderEliminarUn abrazo.