Fanzine deportivo literario. Crónicas caprichosas sobre héroes y villanos del mundo del deporte
martes, 27 de octubre de 2009
Miguel Tarín
Esta noche comienza la NBA y los periódicos de tirada nacional se embarcan en una cruzada a marchas forzadas por actualizar plantillas, apuntarse tantos desde el principio y hacer top-tens sin ton-ni-sons. ¿Me resistiré yo? Pues, no. Pero pondré mi granito de arena para no olvidar que, para mí, el primero, siempre es el baloncesto europeo, y que mejor que titular una entrada sobre la NBA con un jugador que no tenga nada que ver con esa liga y al que, muy probablemente, se la traiga al pairo David Stern y su I-love-this-game-big-business!.
Le he echado un vistazo a las plantillas y a los periódicos antes de que hoy empiecen a botar el balón y, si se me permite, me parece un poco más de los mismos: los mismos favoritos, los mismos jugadores y los mismos entrenadores. No hay muchos cambios, me parece, aunque si te pones a hacer una lista siempre salen y parecerá que muchos, seguro, pero Wade, Anthony, Bryant, James, Howard y Arenas seguirán siendo los que salgan en las portadas y los Lakers, Spurs o Cavaliers se repartirán la final. Quizás algún rookie despunte con ínfulas de megaestrella, Evans o Griffin, o quizás Derrick Rose no espere más allá de su segundo año, pero ninguna de las dos posibilidades me parece espectacular (ni probable del todo). Lo que me ha sorprendido es el poco número de jugadores europeos que hay, sobre todo en el este donde hasta cinco equipos completan la plantilla sin ningún europeo y otros cinco con uno solo. En el Oeste hay más, pero el número ha bajado, quizás por el nuevo potencial económico de algunas escuadras del viejo continente que han conseguido repatriar a alguno de esos europeos que cruzaron el charco demasiado rápido. Por lo demás, los favoritos son los mismos: Lakers, Spurs, Cavaliers (muy bien reforzados), Magic y Celtics, y en todas esas plantillas la continuidad es la norma, solo ciertos retoques, eso sí, que quizás se conviertan en los pequeños detalles que determinen la victoria. El cambio Ariza-Artest de los Lakers, la llegada de Jefferson a los Spurs, las puntillas de O'Neal, Powe, Parker y Moon en Cleveland, la llegada de Vince Carter a Orlando o otra vieja gloria, Rasheed Wallace, para los Celtics. Esos son los pequeños detalles. Yo a la lista apunto a los Mavericks de Nowitzki, porque Cuban se ha puesto las pilas, y ahora cuentan con más banquillo, el perímetro formado por Kidd, Marion, Howard, Ross, Terry y Nowitzki va a necesitar muchos balones. Y también apunto a los Blazers, porque siguen siendo un equipo joven con talento y un proyecto en el que creen, pocos cambios, y a destacar la llegada de un veterano como Andre Miller que seguro que ayuda. Añadiría a los Rockets sin dudarlo cuando McGrady y Yao Ming se recuperen, e incluso sin ellos, creo que serán un equipo con competitividad. También a los Suns y a los Oklahoma City Thunder donde jugará Ibaka, y que junto con el rookie Harden, una de las sorpresas del eurobasket, Krstic, y Westbrook y Kevin Durant pueden hacer una buena temporada, aunque puede que esa temporada ocurra dentro de un par de años.
Miguel Tarín, por su parte, no sé dónde andará. Hace un par de años en una entrevista para un periódico, decía que estaba perdido, cansado y sin rumbo, en el paro y desengañado. Tras dejar el baloncesto sin mucho éxito aunque con repercusión por ser la torre del baloncesto español con 2'17, el catalán se dedicó a los animales, llegando a ser presidente de la Asociación Protectora de Animales. Con una filosofía de vida poco convencional (que invitó a muchos durante su época de jugador a fantasear con su vida social) e ideas que algunos llamarían progresistas con sorna y otros con orgullo(en los ochenta ya defendió la independencia de cada uno para elegir su orientación sexual), Tarín es a la NBA lo que Ismail Kadaré al Sálvame, nada, y por eso damos las gracias y le mandamos un enorme abrazo esté donde esté. Esta frase final me ha salido a la vez efectista y de un aire fúnebre, solemne, religioso, que me ha dado miedo, de verdad.
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