domingo, 18 de abril de 2010

Zersenay Tadese


Hace menos de un mes el eritreo, cuatro veces campeón del mundo de media maratón, rebajó el récord del mundo de la distancia en Lisboa. Se acabó mi experiencia en Lisboa después de un viaje de regreso que a Tadese le habría cansado más que la carrera de Lisboa. En una semana he viajado en los metros de Londres, Madrid, Bilbao y Lisboa. Y es que ayer me hice tres de golpe. A las tres de la tarde en el aeropuerto de Lisboa no había problema con nuestro vuelo. A las cuatro el cartel anunciaba más información a partir de las cinco. A las cinco lo cancelaron. En un minuto nos dieron una única solución: os montáis en el de Madrid y cuando lleguéis allí os buscáis la vida. Y tuvimos que hacerlo. De Barajas a Avenida a América y después a esperar hasta que a la una y media de la madrugada saliera el autobús con destino a Bilbao repleto de gente con problemas con sus vuelos. Antes de las siete de la mañana llegué a casa, con la sensación de haber batido mi mejor marca en una media maratón que nunca he corrido. Y de por medias, un mensaje de texto con la notica de que Chubb jodía el sueño bilbaíno y un bocadillo de tortilla mientras veía como los comentaristas de Telemadrid maldecían la inoperancia atlética en defensa. Y ahora me acuerdo de que hace solo unas horas viajaba en la línea de Santa Apolonia, altura de Restauradores, cuando vi que anunciaba una carrera en el metro de Lisboa para este domingo, quince kilómetros por las vías del subterráneo. El póster era chulo, con unas zapatillas que llevaban de diseño las cuatro líneas coloridas del metro lisboeta. ¿Y andaandará Tadese? Pues no sé, pero yo acabo de levantarme hace un rato y no puedo quejarme, ya que, al menos, yo pude regresar a casa evitando la puta nube de polvo. Seguro que a muchos de los que están tirados en los aeropuertos no les importará viajar en el autobús supra-supra chuli del Barça hasta Milán. Por cierto, un recuerdo para Jean el francés de Marsella y sus tres compañeros que no encontraron mejor solución que compartir un taxi desde Lisboa hasta la frontera con Francia. Otra maratón singular.

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