Con el corazón en un puño. Las imágenes han sido sobrecogedoras. No se ha visto la caída, pero los gritos desesperados, pidiendo ayuda, del auxiliar del Euskaltel-Euskadi invitaban a volver a pensar en lo peor. Cuando, primero el brazo, y después las piernas de Slagter se movían, no he podido evitar sentir cierto alivio.
El Euskaltel-Euskadi se ha dado prisa en aclarar los detalles del accidente que, según la nota de prensa que han publicado, han sido corroborados con los propios miembros del equipo holandés. Al parecer, Slagter le ha solicitado un botellín de agua al auxiliar vasco que no ha dudado en dárselo. Instantes después, ha perdido el control de su bicicleta y ha caído al suelo. En las primeras imágenes, se veía al auxiliar del Euskaltel dándole explicaciones a un motorista, presa de los nervios, y parecía explicarle que había habido un agarrón o algo así, pero no he vuelto a ver las imágenes, ni conozco los detalles.
El parte médico dice que Slagter tiene fractura de la órbita del ojo derecho y conmoción cerebral, aunque se descarta que sufra daños cerebrales. Slagter es un joven valor holandés de tan solo 22 años que debutaba este año en el primer equipo holandés, después de dar el salto desde el continental.
La etapa de hoy ha sido, en cualquier caso, terrorífica. Los últimos kilómetros eran un contínuo desasosiego, viendo a los corredores jugarse el pellejo entre una nube de polvo. El sterrato se convertía en una enorme niebla de tierra y la sucesión de corredores con problemas mecánicos o en el suelo (en directo se ha visto la caída de Dario Cataldo) le quitaba premio a la espectacular carrera de Peter Weening y, sobre todo, del que se ha quedado sin premio, Martin Kohler. Impresionantes han sido las imágenes desde el helicóptero, cuando se apreciaba en la lejanía dos montañas de humo anunciando sobre un cuadro verde por donde iban escapados y pelotón. Contador dice que ha sido gratuito, y todos los favoritos coinciden en señalar que se han conformado con salir indemnes de la prueba. Para los aficionados, ha sido todo un espectáculo de superación y épica, desde la desesperada ascensión de Kohler, hasta el descenso de Gadret y la tenacidad de Weening en el último repecho. Sin embargo, y con el 108 ya retirado y aún en el recuerdo, todas estas situaciones empiezan a crearnos más desazón que emoción, por lo menos, a un servidor.
Mientras tanto, se suceden las declaraciones y Zomegnan no da a basto. Si primero fue Lastras, ahora ha sido el veterano canadiense del Sky, Michael Barry, quien ha hecho unas declaraciones críticas en relación a la etapa que está en mente de todos, la que pasará por el desconocido y ya temido Crostis. La organización ha declarado que revisará la seguridad y Barry ha dicho lo siguiente: "No creo que debamos bajar un ascenso que sólo tiene redes de esquí como protección. No lo hace más emocionante, no nos deberían pedir correr así. No es necesario, el deporte es lo suficientemente emocionante."
El domingo pasado, nuestro amigo Kantzelara y el que escribe, bajamos a despedirnos de la Segunda B con resignación y un ánimo un poco etílico. Entre otras cosas, hablamos de esto, y de como, sin entrar a hablar del sterrato y de los descensos, ya de por sí la estructura y la distribución de las etapas invitaba a pensar que esta edición del Giro podía ser toda una carnicería, en la acepción más metafórica de la palabra. Crostis aún queda lejos, y el recorrido anuncia emociones muy fuertes para los que lo vemos por televisión pero, en ocasiones, me pregunto cómo se sieten los que pedalean. A veces, el espectáculo descubre el mecanismo encubierto en el que cierto desequilibrio aceptado entre el que lo protagoniza y el que lo disfruta no parece muy ético. Lo dejo ahí, que cada uno piense lo que quiere, y que, sobre todo, Tom-Jelte Slagter se recupere pronto.
Y hoy el Etna, no me la pierdo. Primera etapa del Giro que poy a ver.
ResponderEliminarEl único que ha estado en erupción, el de siempre.
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