Todo lo que viene ahora no lo escribo valiéndome de referencias enciclopédicas ni de recursos bibliográficos. Todo lo que escribo es memoria. Me he pasado parte de la mañana estrujándomela. Así que, cualquier error que haya cometido, se debe solo a la falta de.
1994: Casi sin hacer ruido, en los años en los que Miguel Indurain asombraba a Francia, Tony Rominger a España, Eugeni Berzin fastidiaba a los italianos, Alex Zulle se caía en los descensos, Marco Pantani, en la oscuridad de la noche y, para los aficionados vascos, empezaba a despuntar, poco a poco, Abraham Olano, casi sin hacer ruido, nace un proyecto deportivo que, a muchos, ni tan siquiera se nos había ocurrido. La mayoría no habíamos oído hablar de Miguel Madariaga y, cuando le oíamos hablar a él, no le entendíamos. De la mano del histórico Txomin Perurena y de José Luis Laka, dieciséis corredores inauguraban la historia del equipo ciclista vasco. Jóvenes que llegaban del pelotón amateur, como Julián Barcina, Thierry Elissalde, Roberto Laiseka o Javier Palacín, y veteranos como Juan Tomás Martínez, Pello Ruiz Cabestany y Javier Murguialday, formaron aquella primera plantilla. La temporada se cerró con dos victorias. La primera, histórica, tuvo como protagonista al malogrado Agustín Sagasti quien, en el sector matinal de la última etapa de la Vuelta al País Vasco de 1994, alcanzaba la línea de meta situada junto al Santuario de Loiola en primera posición, sin fuerzas casi para levantar los brazos. Aún resuenan en el recuerdo de muchos sus sinceras y doloridas declaraciones al finalizar. Juan Carlos González Salvador, un esprinter de los de antaño, de los que luchaban por las metas volantes, se hizo con otra victoria en el Trofeo Castilla y León.
1995: El equipo va sobreviviendo a las penurias económicas y otro esprinter, Asier Guenetxea, le da las primeras victorias internacionales en Portugal.
1996: Crece el número de victorias y nacen algunas promesas, como los hermanos González de Galdeano, Igor y Álvaro. El equipo sueña con crecer, aunque las deudas y algunos cambios políticos amenazan su continuidad.
1997: Se produce el primer cambio estratégico en el equipo. Entra, como patrocinador, la recién creada empresa de telecomunicaciones Euskaltel. Recogen menos triunfos, pero se intuye un futuro esperanzador.
1998: Julián Gorospe substituye como director a Txomin Perurena. Corredores jóvenes, como Joseba Beloki, José Alberto Martínez, Haimar Zubeldia o Unai Etxebarria, hacen soñar a la afición. Precisamente, este último consigue dos grandes victorias en la Vuelta a Portugal. Txema del Olmo le da el primer triunfo al equipo en Francia, haciéndose con una etapa del Tour del Porvenir.
1999: Alberto Martínez gana en la Midi Libre, pero el momento cumbre llega con la primera participación del equipo en una gran vuelta por etapas, la española, rubricándolo con una cabalgada victoriosa de Roberto Laiseka en el Alto de Abantos. Su particular forma de correr y su carrera deportiva sirven además como símbolo de todo el recorrido de este proyecto deportivo.
2000: El equipo da un paso adelante de grandes proporciones. Roberto Laiseka repite en la Vuelta a España al ganar en Ordino-Arcalís y acaba, además, sexto en la clasificación final. Se consiguen hasta quince victorias, destacando la gran temporada de Alberto Martínez, el triunfo final de Iker Flores en el Tour del Porvenir, la primera clasificación general de la mano de Mikel Artetxe en Portugal, el triunfo parcial de Alberto López de Muniain en la Dauphinè Liberè o las ilusiones creadas por la victoria final de Haimar Zubeldia en la Euskal Bizikleta. El crecimiento del equipo parece imparable.
2001: El proyecto llega a su primera y gran cima al conseguir la invitación para el Tour de Francia. La edición, además, acaba siendo un éxito con la enorme victoria de Roberto Laiseka en Luz Ardiden y el 12º puesto de Iñigo Chaurreau en la clasificación final. Ángel Castresana gana una etapa en la Vuelta al País Vasco, aunque el rendimiento del equipo en la carrera vasca por excelencia se merece incluso más reconocimiento. Aparece, además, la figura de Iban Mayo, quien parece resumir, con su ciclismo total, el futuro del equipo: vence en la Midi Libre, se hace con la Clásica de los Alpes, y gana una etapa en la prestigiosa Dauphinè Liberè.
2002: Repiten invitación en el Tour de Francia, aunque no consiguen repetir victoria parcial. La llegada de David Etxebarria ilusiona a los aficionados. David Herrero debuta con victoria. Alberto Martínez se hace con la general final del Criterium Internacional.
2003: El año de Iban Mayo y Haimar Zubeldia en Francia. Especialmente, del de Igorre, que, además de hacerse con la Vuelta al País Vasco, se luce en el Dauphinè Liberè y consigue ganar en la etapa del Alpe d'Huez en el Tour de Francia. Unai Etxebarria redondea la temporada al ganar una etapa en la Vuelta a España y Egoi Martínez despunta en el Tour del Porvenir.
2004: Un decepcionante Tour de Francia, donde se esperaba más de los accidentados Haimar Zubeldia e Iban Mayo, no puede ensombrecer una temporada que no alcanza, de todas formas, las cotas de la anterior. Eso sí, Iban Mayo sigue sumando victorias, asusta con su subida al Mont Ventoux, Roberto Laiseka deslumbra en Arrate, y Samuel Sánchez, la nueva estrella naciente, consigue sus primeras victorias en Montjuic.
2005: Nuevos fichajes y nuevos nombres. Un nuevo giro estratégico en la gestión del equipo. Comienza, en Noviembre, la primera etapa de Igor González de Galdeano como responsable deportivo, cuando es nombrado secretario técnico. El equipo debuta en el Giro de Italia, aunque sin éxito. David Herrero consigue hasta tres victorias, Iñigo Landaluze resiste a Santiago Botero y se hace con la Dauphinè Liberè, y hay que esperar hasta la Vuelta a España para disfrutar del mejor momento de la temporada con las victorias de Roberto Laiseka en Cerler y Samuel Sánchez en la Bien Aparecida, gracias, en parte, al despiste de Mauricio Ardila Cano. Aitor González, quien había dado un brillante triunfo final al equipo en la Vuelta a Suiza, da positivo en la Vuelta a España y recibe una dura sanción.
2006: Se acaba la época de Julián Gorospe como máximo responsable deportivo del equipo. Al final de la temporada, no renovará, en un año en el que la actuación del equipo en el Tour de Francia, representada por la faringitis de Iban Mayo y sus desmanes a la televisión francesa, se cierra con decepción. Aún así, empieza a tomarse el relevo un Samuel Sánchez que ya había triunfado en la Vuelta al País Vasco, aunque sin conseguir la general final. La Vuelta a España vuelve a darle grandes alegrías al equipo con una nueva victoria de Samuel Sánchez y el nacimiento de una nueva estrella, el joven bilbaíno Igor Antón, quien alza los brazos al llegar primero en Calar Alto. La primera victoria del equipo en una gran clásica, a cargo de Samuel Sánchez en Zurich, da paso a un verano marcado por el truncado proceso de renovación de Iban Mayo. Todo acaba con la marcha del vizcaíno al Saunier Duval. El momento más duro de la temporada, sin embargo, sería la grave caída de Roberto Laiseka en el Giro de Italia.
2007: Comienza el bienio de Jon Odriozola en la dirección deportiva. Samuel Sánchez se destaca como el nuevo hombre fuerte del equipo. Su Vuelta a España es de enmarcar: tres victorias de etapa y el primer pódium en una grande del equipo, al acabar tercero en la general final. El Tour de Francia termina sin victorias, pero con grandes actuaciones de Mikel Astarloza y Haimar Zubeldia y la presencia de Amets Txurruka en el pódium de los Campos Elíseos al ganar el premio de la Combatividad, que resume el espíritu del equipo en aquellos años. Igor Antón sigue apuntando con una buena actuación en el Tour de Romandía, victoria de etapa incluída. Además, el bilbaíno acabaría octavo en la Vuelta, ayudando a que el equipo acabase en un meritorio segundo puesto en la clasificación por equipos. Incapaz de superar las consecuencias de su grave caída en Italia, Roberto Laiseka pone fin a una carrera que resume la historia del equipo ciclista. Su rueda de prensa tras la etapa de Luz Ardiden permanece como uno de los momentos más emotivos de su currículo y, por ende, del equipo vasco.
2008: Último año de Odriozola y Zubeldia con el equipo. Samuel Sánchez consigue que su nombre suene en China al hacerse con la medalla de oro en las Olimpiadas. Egoi Martínez logra el primer maillot de líder en una grande para el equipo. No le dura mucho. Koldo Fernández de Larrea se confirma con un esprinter con proyección y puntería. Finalmente, Igor Antón, que había repetido una gran actuación en Suiza, esta vez en la Vuelta, se rompe la clavícula bajando El Cordal cuando su nombre estaba entre los favoritos para luchar por la Vuelta. Es el comienzo del infortunio para el corredor bilbaíno.
2009: Igor González de Galdeano acapara poderes en el equipo y Gorka Gerrikagoitia empieza a tomar peso en la dirección deportiva. Pocas victorias y muchos disgustos. Mikel Astarloza le daba la primera victoria en el Tour de Francia al equipo desde la de Iban Mayo en 2003 pero, al finalizar la temporada, se anunciaría su positivo por EPO. Antes, Iñigo Landaluze había dado positivo por CERA. No se consiguen victorias en la Vuelta a España, pero Samuel Sánchez acaba segundo en la clasificación general por detrás de Alejandro Valverde y por delante de Cadel Evans. A los 39 años, en Noviembre, fallece Agustín Sagasti, el primer corredor del equipo en disfrutar de las mieles del triunfo.
2010: Samuel Sánchez acabaría entrando el pódium del Tour tras la descalificación de Alberto Contador por el famoso chuletón que no fue tal. Sin embargo, el sinsabor se repetía con su segundo puesto en Avoriaz, donde Andy Schleck tuvo un golpe de riñón más que él. Solo su imagen con el maillot de puntos rojos de líder de la montaña en los Campos Elíseos endulzó la falta de victorias. La Vuelta a España dejaría el mismo sabor agridulce. Dos victorias de etapa que no consiguieron borrar las imágenes luctuosas en el equipo tras la caída de Igor Antón en la etapa de Peña Cabarga. El bilbaíno había conseguido una gran victoria en Valdepeñas y todo el mundo coincidía al afirmar que el bilbaíno estaba más fuerte que nadie. Era el gran favorito para llevarse una victoria general que disfrutaría, finalmente, el italiano Vincenzo Nibali. El equipo se recompuso al día siguiente de la caída con la épica victoria, y el nacimiento de un nuevo ídolo para la afición, de Mikel Nieve en Cotobello, tras una gran estrategia del equipo. No consiguió, de todas formas, compensar el dolor de una afición que lloró en silencio la desgracia de Igor Antón vestido de líder.
2011: Igor González de Galdeano anuncia su marcha. Gorka Gerrikagoitia toma las riendas de un equipo que luciría, por primera vez en su historia, en el Giro de Italia, con una gran actuación de Igor Antón y Mikel Nieve. Ambos se llevarían las victorias de etapa más exigentes en el Giro de Italia. Además, el equipo redondearía una temporada escasa en victorias consiguiendo el hito histórico de vencer en las tres grandes, algo impensable, años atrás, cuando Petronor rescataba los presupuestos del equipo. Samuel Sánchez triunfaría en el Tour de Francia e Igor Antón, del que se esperaba más en líneas generales, le daría una gran alegría a la afición al llegar primero a la línea de meta de Bilbao, en el regreso de la Vuelta a España al País Vasco.
2012: Samuel Sánchez lograría, por fin, ganar la Vuelta al País Vasco, un objetivo largamente perseguido por el asturiano. El nombre de los hermanos Izagirre, Ion y Gorka, comienza a apoderarse del futuro del equipo. El primero consigue una gran victoria en el Giro de Italia. Mikel Nieve sigue mostrándose como un corredor muy regular, pero, el gran momento del equipo, llega al final de la temporada, con el anuncio de un cambio total en la gestión deportiva y económica del equipo. Miguel Madariaga, durante años al timón del proyecto, se desliga. La Fundación Euskadi delega sus obligaciones con el equipo profesional. Regresa un Igor González de Galdeano que encabeza la apuesta empresarial de la compañía Euskaltel por hacerse con las riendas del equipo. Se da carpetazo a toda una historia, anunciando el cambio en la filosofía deportiva del equipo. Se fichan, por primera vez en la historia, corredores internacionales que rompen la tradición. El único objetivo es conseguir la licencia World Tour y adaptarse a un nuevo ciclismo, auspiciado por la UCI, que parece obedecer más a razones mercantiles que deportivas. Se consigue la licencia, y la empresa Euskaltel anuncia un proyecto sólido y con ambición, con cuatro años de recorrido asegurados. Igor González de Galdeano, que es vilipendiado por cierto sector de la afición vasca, mientras él se afana por hablar de modernidad, exigencia y adaptación. Algunos corredores vascos en otros equipos firman una carta de rechazo al cambio en la filosofía deportiva. Miguel Madariaga, despechado pero testarudo, anuncia el nacimiento del equipo Euskadi en categoría continental, en parte, cogiendo el relevo del equipo Orbea que, en los años anteriores, había servido de perfecto trampolín para que varios corredores amateurs alcanzaran el profesionalismo. Llegan los Steffan Radochla, André Schulze, Alexander Serebryakov o Tarik Chaoufi, aunque no alcanza a crear ninguna expectativa positiva entre la afición. Hay cierta sensación de desapego y de defunción anticipada.
2013: Basque Cycling Pro Team, la nueva sociedad creada para gestionar el equipo, toma las riendas de un proyecto en el que la empresa telefónica se compromete a sufragar los gastos derivados de un presupuesto que, en cuatro años, reclama unos 40 millones de euros. La temporada avanza lenta en resultados hasta que Pablo Urtasun y Juan José Lobato estrenan al equipo en el Trofeo Castilla y León. En el Tour y en el Giro, no se consiguen victorias y es precisamente durante la prueba francesa cuando Igor González de Galdeano sorprende a todos con unas declaraciones urgentes y apocalípticas. El proyecto se tambalea por la crisis económica y la falta de un segundo patrocinador que libere de la carga presupuestaria a Euskaltel. Durante las semanas de Tour y en los meses posteriores, se suceden los rumores, por lo general, negativos y pesimistas. Suenan los primeros comentarios sobre fugas en la plantilla. Aún así, los corredores, con contrato y sin contrato en vigor, demuestran, de manera individual y colectiva, un compromiso y una ligazón que supera la propia de una relación contractual con una empresa contratante. La afición se teme lo peor. Y así se confirma el martes 20 de Agosto de 2013. Los responsables de la sociedad reúnen a los corredores, técnicos, masajistas y auxiliares, y les anuncian que la viabilidad económica del equipo es imposible. Achacan las causas a la falta de esponsorización complementaria y escriben y publican un comunicado donde recuerdan el compromiso que la empresa ha tenido con el equipo y con la sociedad vasca desde 1997. Se finiquitan, así, 20 años de historia que habían otorgado al ciclismo vasco posibilidades reales, y hasta fantasiosas, en un deporte que genera una afición fiel y fogosa en nuestro país.
Todo termina, pero no me esperaba este final. Nadie podía esperárselo. No ha cambiado nada en ocho meses para que lo que antes se podía hacer ahora no se haga. Nada que no incumba tan solo a una empresa que pasó de patrocinador a propietario y, de la misma manera que compró, ahora vende. En su acta de defunción, Euskaltel revela, sin quererlo, sus propios resentimientos y temores, al, por voluntad propia, adjuntar una defensa de su rendimiento social antes incluso de recibir los ataques. Sabían, desde el principio, que las administraciones públicas habían cortado el grifo. Se jactaron de que avalarían un proyecto costoso y ambicioso sin proceso de adaptación. Se quedaron con los autobuses y con la palabra Euskadi casi que por decoro. Se mantuvo la unión con la afición porque el naranja seguía reluciendo y porque la gente consumía la ilusión y el vínculo que generaban los corredores. Pero todo se ha quebrado como si el castillo que con tanto boato construyeron habría acabado por descubrir sus cimientos de naipes.
Parece difícil imaginarse un pelotón sin esos colores. No es el fin. La gente seguirá yendo a las cunetas. Seguirá habiendo ciclistas vascos, y de muchas otras regiones, que afilen nuestra afición por este deporte. No será lo mismo, pero no es el fin del mundo. Es solo el fin de un proyecto que sobrevivió, débilmente, a su particular naturaleza. Estoy convencido de que nacerá otro igual que lo rescate más tarde que temprano. Quizás con otros nombres, empezando de cero. Quizás haya que esperar unos años, pero volveremos a tener un equipo que se sostenga sobre un armazón más poderoso que los intereses publicitarios de una empresa. Últimamente, vuelvo a pensar que quizás era eso lo que se tenía que haber hecho hace un año. Sospecho que lo que ocurrió el verano pasado fue una estrategia suicida para llegar al mismo final fatídico. Incluso, empiezo a pensar que esto es lo mejor que le podía pasar al equipo, que los corredores no habían rendido como se esperaba de ellos estos dos últimos años y que quizás en otros equipos, con otras condiciones y exigencias, puedan mejorar sus prestaciones. Pero esta última idea siempre la rechazo enseguida: cincuenta familias se quedan en el paro. Algunos corredores estoy convencido de que no conseguirán equipo. Hay poco espacio en un pelotón menguado para todos esos auxiliares que acabarán en el paro. El flujo, mejorable o no, de ciclistas amateurs que crecían bajo la estructura del equipo o encontraban una oportunidad de ser profesionales en él, se ve quebrada irremisiblemente.
Las cosas pueden solucionarse sin llegar a extremos radicales. Decía hoy Roberto Laiseka que no se habían hecho bien las cosas este último año. Julián Gorospe recordaba la ya manida filosofía. Joseba Beloki, Manolo Saiz, Stef Clement, Miguel Madariaga, todos recordaban el duro varapalo que suponía esta noticia. Ricardo García y Juan José Lobato se lamentaba de manera desesperada. Otros guardan silencio. Yo he decidido no leer más. No voy a recordar más. Tampoco voy a adelantarme. No sirve de nada imaginarse cómo será la temporada que viene o si el naranja de los maillots durante la Vuelta de este año se verá difuminado, como pajizo, como anticipándose al final. Lo veremos. O no.
Las cosas pueden solucionarse sin llegar a extremos radicales. Decía hoy Roberto Laiseka que no se habían hecho bien las cosas este último año. Julián Gorospe recordaba la ya manida filosofía. Joseba Beloki, Manolo Saiz, Stef Clement, Miguel Madariaga, todos recordaban el duro varapalo que suponía esta noticia. Ricardo García y Juan José Lobato se lamentaba de manera desesperada. Otros guardan silencio. Yo he decidido no leer más. No voy a recordar más. Tampoco voy a adelantarme. No sirve de nada imaginarse cómo será la temporada que viene o si el naranja de los maillots durante la Vuelta de este año se verá difuminado, como pajizo, como anticipándose al final. Lo veremos. O no.
Muchas gracias por los años de alegrías y penas. Mila esker urte hauetan eman dizkiguzuen poztasunak eta nahigabeak direla eta.
La foto (de elcorreo.com) y la titulación de la entrada se la dedico a Miguel Madariaga porque él empezó esto hace veinte años y él lo ve morir ahora, desde fuera. Esperaba, un día, escribir de él largo y tendido, con espíritu examinador y una perspectiva abierta y compleja, pero sospecho que no me van a quedar ganas, así que no he encontrado mejor día que hoy para agotar su nombre en este blog.Quizás no sea el momento más adecuado porque doy la sensación de relacionar su nombre con un proceso en el que él no ha tenido ningún protagonismo, así que acepto las consecuencias de una elección probablemente desafortunada, aunque lo haya confesado de antemano.
Enhorabuena por la entrada, aunque hubiera preferido no leerla nunca.
ResponderEliminarEspero que pronto tengamos otro proyecto ciclista que acierte en sus decisiones y en sus actos.
Alvaro
Algún día habría que haberla escrito, digo yo, aunque me imaginaba unas circunstancias distintas. Bien pensado, cualquier circunstancia hubiese deparado las mismas, o parecidas, impresiones, pero, no sé. Tampoco sé cuánto tardaremos en ver otro proyecto, parecido o completamente distinto, pero seguro que algún día volvemos a verlo. Solo espero que todos esos jóvenes que empezaban y empiezan a asomar en continental o en amateur encuentren la oportunidad que quizás hubieran encontrado de seguir existiendo este equipo.
ResponderEliminarPor cierto, algo que no digo en esta entrada, y eso que hoy la he repasado para corregir algún error gramatical y añadir un par de cosas, alguno debería darse cuenta del calado internacional, más allá de reivindicaciones nacionalistas o tendencias políticas, que ha tenido este equipo en el mundo entero. Páginas web como Basque Cycling News, escrita en inglés pero con el único objetivo de hablar del ciclismo vasco profesional o amateur, y regida, en su mayor parte, por aficionados norteamericanos, o la reciente página de facebook que lanzaba un SOS para salvar al equipo y que recoge pruebas irrefutables del cariño que este equipo había provocado en aficionados de todas las partes del mundo, son buenos ejemplos de ello.