En esto que la temporada de ciclismo sigue adelante y estamos llegando a uno de los momentos más importantes: acaban de terminar la París-Niza y la Tirreno-Adriático, vienen ahora las clásicas, y, en pocos días, también la Vuelta al País Vasco, casi nada para aquellos que sabemos que las tres grandes son el principio pero no el final.
Si te preocupa qué me parecen a mí las cosas y quieres que te haga un comentario de esos de bar: este año ha ganado la Tirreno. He seguido las dos de refilón, pero, sin desmerecer la emoción de la París-Niza, me quedo con las encerronas cuesta arriba de la prueba italiana y el espectacular rendimiento del pinteño Alberto Contador.
La carrera de los dos mares comenzó con una etapa en la que todos los equipos que participaban se enfrentaron al reloj. El Omega Pharma-Quick Step se llevó el premio gordo y como Mark Cavendish fue el primero en entrar en meta, el de la isla de Man se hizo con el liderato. En la segunda etapa, con final en Cascinia, sorprendió al esprint un Matteo Pelucchi que tuvo a bien reconocer el trabajo de su compañero de equipo Kristof Goddaert. El talento francés Arnaud Demare, el alemán André Greipel, Sam Bennett, Pete Sagan, Davide Appollonio y Filippo Fortin le siguieron en la línea de meta, con lo que se intuye un final exigente con hombres rápidos pero no especialistas. En la tercera etapa, se llegaba a Arezzo y Peter Sagan quiso darle un beso a cada una de las azafatas (toma, toma, toma). Ganó a Michal Kwiatkowski, último protagonista de este blog, Simon Clarke, Phillippe Gilbert y Daryl Impey, es decir, una victoria de categoría. Al día siguiente, la cuarta etapa terminaba en Selvarotonda, con un final exigente en el que Alberto Contador demostró que su preparación va viento en popa y que está, ahora mismo, un paso por delante de Nairo Quintana, quien quedó un puesto por detrás de él. Después, entraron Dani Moreno, Roman Kreuziger y Richie Porte. La quinta oportunidad empezó con las sorprendentes despedidas de Richie Porte y Thibaut Pinot y terminó con más sorpresas aún porque la cima final en Guardiagrele fue de las que se guardan en la memoria: un muro que no llegaba al kilómetro pero rondaba siempre el 20% de pendiente. Alberto Contador acabó ganando porque atrapó por poco a Simon Geschke, Benjamin King y Adam Hansen, quienes aún se mantenían de la escapada del día. La foto que tenéis arriba ilustra lo que fue el esfuerzo que muchos periodistas, eso sí, de los dados a usar calificativos rotundos para los titulares, calificaron de épico. La sexta etapa tenía un final fácil en Porto Sant'Elpidio y se llegó al esprint, un esprint que se adjudicó Mark Cavendish por delante del cuarentón Alessandro Petacchi y de Peter Sagan. Arnaud Demaré se volvió a meter en el esprint y también lo hizo el francés del Europcar Tony Hurel. El de Lisieux, 27 años y también corredor de los de barro en invierno, consiguió hace un par de años una gran victoria en la Polynormande, una prueba que le encantaba ganar a Richard Virenque, y que han ganado otros como Laurent Fignon, Tony Rominger, Jean François Bernard, Laurent Jalabert, Phillippe Gilbert, Djamolidine Abdoujaparov o Claude Criquelion desde que se empezó a correr en 1980. Ahora empieza a asomarse en las volattas, y la verdad es que los franceses pasan por un momento de nuevos proyectos individuales que solo mejoran los colombianos. Y, por último, la séptima etapa dio un final a la carrera con una contrarreloj individual que se llevó Adriano Malori, el nuevo corredor del Movistar español. El pódium da buena muestra de lo que fue la contrarreloj: primero, Adriano Malori, segundo, Fabian Cancellara, tercero, Bradley Wiggins. Casi nada, y mira los cuatro siguientes: Tony Martin, Tom Dumoulin, Alex Dowsett y Michal Kwiatkowski. Vamos, que parecía el campeonato mundial de la especialidad.
Con todas esas etapas, el vencedor final fue el madrileño Alberto Contador, seguido por el colombiano Nairo Quintana y el checo Roman Kreuziger. Los diez primeros los completaron Jean Christophe Peraud, Julián Arredondo, Domenico Pozzovivo, Robert Kiserlovski, Dani Moreno, Michele Scarponi y Mikel Nieve, un buen puñado de escaladores que demuestran lo dura que fue la carrera italiana.
Por su parte, la París-Niza se decidió con menos dificultad y en menos tiempo. Finalmente, aquí vamos a empezar por el final, Carlos Betancur, el colombiano del Ag2r que se presenta, si se confirman los primeros equipos, como un favorito al triunfo final en la Itzulia, se llevó uno de los mejores triunfos de su palmarés por delante de Rui Costa, el gran favorito y quien lleva una temporada en la que se ha abonado a la segunda posición, Arthur Vichot, una muestra más de los nuevos talentos franceses, José Joaquín Rojas, quien lucho hasta el final por entrar en el pódium, Jakob Fuglsang, Cyril Gautier, Stefan Denifl, Simon Spilak, Peter Velits y Tony Gallopin. Movistar se llevó el premio al mejor equipo y la montaña fue para un Pim Lighthart que se la llevó tras una escapada, lo que demuestra la falta de cuestas en esta edición de la clásica prueba francesa. La primera etapa fue para otro francés de nuevo cuño, aunque éste ya lleva un par de años asomándose, Nacer Bouhanni, quien sorprendió al alemán John Degenkolb, a Gianni Meersman y a José Joaquín Rojas. En la segunda etapa, también se llegó al esprint, y, esta vez, el que se presentó en público fue otro canterano del extinto Rabobank, un Moreno Hofland que volvió a dejar a John Degenkolb con cara de pocos amigos. Nacer Bouhanni fue tercero y en los primeros puestos aparecieron otros franceses con ambiciones, Bryan Coquard y Armindo Fonseca. Por fin, en la tercera etapa, John Degenkolb se salió con la suya y batió, en un esprint más puro, al australiano Matthew Goss, a José Joaquín Rojas y a Borut Bozic. En la cuarta etapa, Tom Jelte Slagter atacó en el Col de Mont Broully y se llevó con el a Geraint Thomas. Se disputaron la victoria final y ganó Slagter, mientras que Thomas se llevó el liderato aprovechando los pocos segundos que le sacaron a un grupo que encabezaron Wilco Keldermann, Michael Matthews y Zdnek Stybar. En la quinta, Carlos Betancur fue el que sorprendió el grupo en la última tachuela y batió en los últimos metros a los dos que le aguantaron, la promesa luxemburguesa Bob Jungels y Jakob Fuglsang. Jungels, de 21 años, es la gran esperanza del país de los Schleck. En la sexta etapa, Thomas volvía a salir de líder. De nuevo Betancur ganó en Fayence y se puso líder. Nibali falló en la subida y no hubo muchas diferencias, en parte, porque la subida no era tan exigente. Rui Costa se cayó en el esprint, pero no le pasó nada. A apenas tres segundos llegaron Zdenek Stybar y Geraint Thomas y unos pocos después Arthur Vichot, Cyril Gautier y compañía. En la séptima, repitió Tom Jelte Slagter, quien, junto con Tom Dumoulin, Wilco Kelderman, Moreno Hofland o Jos Van Emden, promete días de gloria para el ciclismo holandés. Slagter se impuso a Rui Costa, Carlos Betancur, José Joaquín Rojas y Arthur Vichot. Se fue muy fuerte desde el principio y los mejores se disputaron el triunfo, eso sí, Geraint Thomas se cayó y se jodió su posición de honor. Y ya por último, la octava etapa se disputó con un col, el d'Eze, a más o menos 20 kilómetros de meta. Casi cinco al 6'7% que parecía que iba a decidir el vencedor final. Ganó Vichot, segundo fue Rojas, y tercer Gautier, y, como ya he dicho, el colombiano Betancur se llevó el triunfo final.
Una nueva alegría para el ciclismo colombiano que se ha visto hoy fastidiada por las sospechas sobre ciertos resultados anómalos en pruebas que su equipo, el Sky, le ha realizado a Sergio Henao. Por si acaso, los británicos han decidio apartarle ocho meses, pero también han desvelado que se ha comenzado una investigación para averiguar si, como creen, los valores anómalos se deben a las consecuencias de su entrenamiento en altitud en Rionegro, localidad colombiana donde Henao nació y vive.
Mientras tanto, Miguel Madariaga, Gorka Gerrikagoitia y el resto de los empleados del equipo de la Fundación Euskadi, incluidos los corredores, se han dedicado en los últimos días a reivindicar su trabajo llevando a cabo una serie de entrenamientos itinerantes por las provincias vascas y acercándose a que les recibieran las autoridades. Todo en un nuevo esfuerzo por aumentar la participación de todos en un proyecto que se resiste con una tozudez digna de admiración. Gerrikagoitia escribía hoy que las palabras del lehendakari Iñigo Urkullu habían subido el ánimo del equipo en una temporada en la que no solo luchan por ganar, si no que también lo hacen por que les dejen intentarlo, buscando carreras cómo pueden por todos los rincones del mundo. Una temporada como las de antes, que también ha dejado escrito Gerrikagoitia, de las de tuppers, sándwiches, viajes apretados, madrugones para volver a casa, ambiente de excursión pero mucho empeño, mucha compenetración y mucho compromiso, un aire que recuerda a los comienzos en Aranzazu, a unos tiempos que han convertido esta historia ciclista en más redonda aún que las ruedas lenticulares.
Todo lo que vaya ocurriendo en esto de dar pedales, cuando pueda o cuando quiera, ya seguiremos contándolo.
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