lunes, 1 de diciembre de 2014

Alain Arroyo



El Barakaldo se ha encaramado al liderato del grupo 2 de la 2º División B al aprovechar la suspensión del partido que debían jugar el Huesca y el Fuenlabrada y sumar tres puntos de oro en la visita del CD Guadalajara al estadio de Lasesarre.
Los de Carlos Pérez Salvachúa arribaban a la ciudad fabril con las mismas aspiraciones que los locales, ya que ambos llegaban al partido con la misma cantidad de puntos. Los de Barakaldo querían aprovechar la racha positiva y enganchar su tercera victoria consecutiva, suficiente medicina, parecía, para curar los dolores anímicos tras la (aún hoy) inexplicable debacle de Cuenca y los 2 puntos de 18 posibles que había conseguido desde que el Real Madrid B de Zinedine Zidane se llevara los tres puntos de Lasesarre en la séptima jornada. Ahora, el equipo parece recuperar su tono defensivo, aunque demuestra incapacidad para superar su falta de frescura en los últimos metros. Por su parte, los alcarreños llegaban tras ganar a otros vizcaínos, el Amorebieta, en el Pedro Escartín, pero recelosos porque todas sus visitas a Euskadi se habían saldado con derrota. Ni en Lezama, ni en Zubieta, ni en el Stadium Gal consiguieron sacar nada positivo. Y tampoco lo hicieron en Lasesarre, a pesar de hacer merecimientos para ello. 
En la primera parte, el Barakaldo ganó el balón y llevó el peso del partido. Los cuatro veloces pero menudos atacantes, Alain Arroyo, Asier Goti, Jonxa Vidal y Gerardo Carrera, intentaban volver loca a la defensa del Dépor con continuos desmarques que no sabían resolver con propiedad. Un buen remate fue atajado por un seguro Kevin Aguilar en la portería y el asturiano Carrera dispuso de un buen remate de cabeza que no supo completar. Se preludiaba lo mismo para la segunda parte: mucha brega, balones disputados, achique de espacios, centrales haciendo las veces de frontón de pelota a mano. Y así fue, aunque el Guadalajara salió con más empaque, le ganó el mano a mano al Barakaldo y frenó las acometidas de los locales, empezando a salir con más solvencia hacia el área rival. Y eso que el francés Phillippe Toledo aparecía muy lejos y solitario en la punta de ataque y que al talentoso marroquí Rida Akine no se le vía capaz de aprovechar sus cualidades al máximo. Estaba el partido emocionante pero trabado cuando llegó un roce entre Jesús Moyano y Gerardo Carrera en el que tanta culpa tuvo uno como el otro como el fútbol en general. El árbitro se vio superado por las circunstancias y de esa misma jugada salió un balón sin peligro al borde del área en el que Carlos Ballesteros encimaba a Alain Arroyo y éste, veterano, aprovechaba el calor del momento para exagerar el contacto y engañar a un árbitro que no dudó en señalar la pena máxima. Galder Cerrajería, quien había substituido a Jon Xabier Vidal diez minutos antes, no dudaba, agarraba la pelota y superaba al espigado portero de los manchegos con solvencia. A los de Carlos Pérez Salvachúa se les vio derrotados tras este jarro de agua fría y el Barakaldo pudo aumentar la diferencia por medio del propio Alain Arroyo, pero no acertaron en el remate. Tuvo una ocasión el Guadalajara, por medio de Diego Manzano, cuando en los últimos minutos recuperaron el ímpetu y acosaron el área del Barakaldo, donde destacó el excelso trabajo de los dos centrales, Álex Quintanilla y Odei Onaindia, y la mano que detuvo el remate de Manzano, a cargo del portero andaluz del Barakaldo, José Ramón Rodríguez. 

En cualquier caso, el partido quedará en los almanaques pero, con el tiempo, no dejará de ser más que estadística. Lo que realmente permanecerá en la memoria de muchos y lo que debería salvaguardarse como un ejemplo positivo y significativo es el ambiente que se vivió en la grada. En una tarde gris y desapacible, solo la hermandad entre dos aficiones rivales sirvió de alivio para aquellos que nos gusta el fútbol y que, aunque nos quede lejos, nos sentimos afectados y repugnados por lo sucedido en Madrid Río. Saber que un aficionado de 43 años ha dejado huérfanos a dos hijos y viuda a una madre, te deja pocas ganas de seguir disfrutando de un deporte que se ve ensuciado por la ignorancia y la vileza de unos pocos, sea cuales sean sus colores, sus bandos, sus himnos y sus trastornos y tragedias. Esgrimir una barra de hierro porque defiendes un escudo de fútbol tiene el mismo sentido que comenzar guerras por petróleo o cruzadas por la religión. El balón es pasión pero la pasión debería aliarse con la razón para disfrutar de las emociones con el conocimiento más sano y amistoso. Y ésa fue la lección que dieron ayer las aficiones del Barakaldo y el Guadalajara. Ya desde el sábado se apoderaron del ambiente nocturno las cinco centenas de aficionados alcarreños que armados de dulzainas y tambores se dedicaron a corear su nombre y el de sus rivales sin más ánimo que disfrutar. Acabaron encaramados en el barrio de Rontegi, apoderándose de la plazoleta donde se encuentra el Centro Regional Manchego y hermanándose con las peñas locales de Bultza Taldea y Baraka Gazte Taldea. El buen rollo siguió el domingo, con pasacalles hasta el estadio y compartiendo, una vez dentro, la grada con los aficionados barakaldeses. Durante el partido, rivalidad a la hora de gritar, pero cambiándose los nombres de los equipos de vez en cuando. Y, al terminar el partido, una buena lección de saber cómo perder y una emocionante despedida con los jugadores del Barakaldo aplaudiéndoles y recibiendo de vuelta el reconocimiento de la Zorra Alkarreña, una peña de aficionados del Dépor que acabó en la grada coreando el nombre de su equipo y del rival mientras botaban y bailaban con los socios y aficionados del Barakaldo. Sin duda, una lección de los valores que debería promover el fútbol. 
No quiero terminar con más reflexiones sesudas ni trascendentales. Solo quedarme con el buen sabor de boca. Espero que no me vuelva a tocar hablar de situaciones desagradables, aunque todos sabemos que el deporte profesional suele servir de escenario para algunas de las pasiones más primitivas y sombrías del ser humano. Hace poco fue un aficionado del Estrella Roja en Estambul, ayer uno del Deportivo de La Coruña en Madrid. Ojalá ambos sean los últimos en dos deportes que han vivido tantas tardes negras que, por mucho que no hayan conseguido oscurecer de todo el resto, deberían servirnos de recuerdo para respirar diez veces, si hace falta, antes de dejarnos llevar por incendios que arden rápido y sin ningún sentido.

Posdata: la foto, como bien se indica sobreimpresionado, pertenece al CD Guadalajara. No he querido subir fotografías de la grada, pero tenéis en internet recursos de sobra, vídeos, fotografías, comentarios, para averiguar cómo fue el encuentro en lo que se refiere a animación y celebración. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario