viernes, 14 de octubre de 2016

Maite Oroz



El Athletic Club de Bilbao comenzó su participación en la Champions League femenina hace un par de semanas y la terminó hace un par de días. Le tocó enfrentarse al Fortuna Hjorring, subcampeona en 2002 de la anterior competición que se organizaba con los equipos que habían ganado sus torneos domésticos, la UEFA Women's Cup.
El equipo danés ha ganado nueve veces el campeonato de liga de Dinamarca y 8 la Copa de su país, haciendo doblete en la última edición. Era un rival muy complicado, con muchas jugadoras internacionales, tanto por Dinamarca como por otros países.
Sin embargo, las jugadoras de Joseba Agirre llegaban al Hjorring Stadium con una ligera ventaja, después de imponerse por 2-1 en San Mamés, tras un gol de Maite Oroz en la segunda parte. En Dinamarca, comenzaron con fuerza e imponiéndose en el dominio del balón y la profundidad, llegando a disparar al palo, para ir, poco a poco, cediendo ante el empuje de las locales, que lograron adelantarse al comienzo de la segunda parte. Erika Vázquez empató el partido en un momento crítico, pero las danesas igualaron la eliminatoria a falta de poco más de cinco minutos para el final. En la prórroga, un gol a falta de tan solo dos minutos para el final de la segunda parte, acabó con las ilusiones del Athletic Club.
A los ojos de un neófito en el mundo del fútbol femenino, esta eliminatoria, deja, sin embargo, varios detalles a tener en cuenta. Uno es atestiguar que hay una diferencia visible aún entre esos países en los que el fútbol femenino ya llevaba un largo camino de desarrollo y otros en los que, aunque el crecimiento parezca progresivo y esperanzador, aún falta por recorrer ese camino. El Fortuna Hjorring se fundó en 1966. El Athletic Club femenino en 2002. En el estadio danés, con capacidad para algo más de siete mil espectadores y huecos durante el partido de vuelta, se veía una diferencia física bastante evidente entre las jugadores de ambos equipos. La diferencia técnica, durante todo el partido, pareció más pareja. Otro detalle a tener muy en cuenta es que, con 9.127 espectadores, el Athletic Club y su afición batió el récord de asistencia a un partido de Champions League femenino, una competición relativamente joven. Que menos de diez mil espectadores supongan un récord deja a las claras las distancias de visibilidad y reconocimiento público y el largo camino que aún queda en Europa, y más aún al sur de Europa, para con el fútbol femenino, pero, por otra parte, que un club tan joven como el Athletic Club, y con un arraigo tan fuerte con su equipo masculino, haya batido ese récord, deja a las claras que hay esperanza para que la afición por el fútbol femenino siga creciendo. Como le gustaba decir al expresidente José María Arrate, aquí hay un caldo de cultivo adecuado para que esto crezca. La gente quiere a la camiseta, indiferentemente del género que la defienda. Y, aunque haya diferencias cuantitativas, es de suponer que el récord se hubiera vuelto a batir en una ronda superior. O eso quiero creer. 
En 14 años de historia, el Athletic Club ha ganado 5 Ligas y siempre ha hecho entre los tres primeros, excepto un año que quedó 5º. En su debú en la, por entonces, Superliga femenina, la ganó y quedaron, durante aquellos primeros años, imágenes para el recuerdo, como el colorido en un estadio de San Mamés que vibró con un título que en el masculino se llevaba mucho tiempo esperando. Jugadoras como Nerea Onaindia, Eba Ferreira o Aitziber Juaristi quedaron en la memoria de aficionados que, hasta entonces, se habían acercado al fútbol femenino con mera curiosidad. Una docena de años más tarde, las jugadoras que entrena Joseba Agirre, parecen dispuestas a reclamar esa misma atención o más (el recibimiento en el Ayuntamiento, más allá de las polémicas con la gabarra, fue un merecido reconocimiento). Con minutos de buen fútbol en ambos partidos de esta eliminatoria, demostrando coraje, compromiso, calidad y esfuerzo, han dejado una impronta que es tan importante como la propia victoria que no han conseguido. Jugadoras como Erika Vázquez, Maite Oroz, Yulema Corres y muchas otras aportan clase y buen fútbol, pero todo el grupo ha demostrado llevar al máximo esos valores que en la afición bilbaína siempre se han reclamado para la institución y que se valoran incluso más que la calidad o la eficiencia técnica. 
Más allá de los estereotipos, los estándares, las consideraciones de género, las reivindicaciones y las comparaciones, las jugadoras de la pantilla del Athletic Club de Bilbao hicieron dos buenos partidos de fútbol, trajeron emoción y, como ya he dicho, honraron esos tan manidos valores que en el fútbol masculino, mercantilizado y profesionalizado hasta el máximo, parecen, en ocasiones, demasiado temporales, débiles o relativos.  

El titular se lo damos a Maite Oroz, por su gol en el primer partido. Y la foto, tomada en una búsqueda de google imágenes, y aparentemente con origen en la web digital del periódico El Correo, detiene un lance del primer partido en el que sale en primer plano la capitana Iraia Iturregi, quien bien podría haber encabezado esta entrada.

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