martes, 5 de diciembre de 2017

Kathrine Switzer



La VII edición de la Carrera Pormaratoniana terminó a altas horas de la madrugada cuando los últimos participantes decidieron que ya no se podía alargar más la celebración. Es lo que tiene esta carrera, que al aspecto deportivo siempre le unimos el festivo, y en ninguno de los dos ámbitos reparamos en esfuerzo. Así llevamos ya siete ediciones consecutivas y nos acercamos a un número redondo, el de las diez ediciones, que, llegados a estas alturas, parece una cifra accesible y un mérito del que algún día podremos vanagloriarnos. 

Pero no adelantemos los años y vayamos disfrutándolos uno por uno. Bastante mérito tiene ya que hayamos encontrado la forma y el equilibrio para seguir organizando todo esto durante siete años consecutivos. En esos siete años, ha pasado casi de todo: lesiones, corredores que confunden el recorrido, otros que llegan tarde a la salida, granizadas, victorias al sprint y galopadas en solitario. La carrera ha crecido hasta conseguir que tengamos dos categorías, la masculina y la femenina, y una tercera que sigue creciendo poco a poco, la Txiki Porma, con la que hemos creado nuestra propia cantera. Hay cosas que mejorar y que estudiaremos para futuras ediciones, como un cambio de fechas, por ejemplo, para asegurarnos un poco de buen tiempo. Pero, de todas formas, son siete años consecutivos organizando una carrera con todos los privilegios de las oficiales, una buena bolsa al final del recorrido, dorsales, cobertura fotográfica, inscripción, regalos, premios, concursos, dorsales, otros años, hasta tuvimos pódium. Una carrera organizada que no es oficial y solo es una reunión de amigos que buscan una fecha para correr juntos. En ese tiempo, el grupo de amigos se han ampliado y hemos ido recibiendo gente que se dejaba llevar por el misterio o por las referencias. Si alguno lee esto y le pica la curiosidad, no os lo preguntéis más, apuntaros en la próxima ocasión. 

La edición de esta año comenzó con bajas de última hora, entre ellas la ganadora femenina de la última edición, a la que echamos de menos y homenajeamos dejando su dorsal junto a la línea de salida, y un total de 17 participantes a los que no les dio miedo madrugar en una mañana que amenazaba lluvia y bajas temperaturas. No salimos muy puntuales y ampliamos el recorrido para que la línea de salida y meta estuviera a cubierto y nuestros voluntarios no tuvieran que temerle al tiempo. Eso, como digo, obligó a ampliar un poco los metros de la carrera. Quizás por eso, el kilómetro neutralizado, con rodeo incluido hasta llegar a las cercanías del puente de Bengolea, fue más neutralizado y más tranquilo que nunca. Todo el mundo iba reposado y de cháchara. 

Sin embargo, fue dar el grito que anunciaba que se acababa la calma chicha y se desató la riña. Como una bala, salió a por la victoria David Sádaba, quien no miró para atrás mientras enfilaba la bidegorri y visualizaba el objetivo de ganar. Un poco por detrás, le dejaban marchar otros favoritos como Manu, Valen, Emi o Ricky, que tampoco parecían proponerse seguir el fuerte ataque de salida. El resto se iba desperdigando poco a poco. Un servidor se quedaba al final, junto a Cris y Jesús, viendo cómo Álvaro, primer ganador de la Pormaratoniana y habitual de los primeros puestos, se dejaba caer del grupeto que hacían Josema y Marian y se ponía a su vera pero, al llegar a las cercanías del pantano, Álvaro decidió retirarse y volver al trote hasta línea de meta. Había llegado lesionado desde Almería, pero se había empeñado en intentarlo. Cuando empezó a molestarle el gemelo, decidió que era mejor que aquello no se convirtiera en algo más grave. Una lástima, pero una buena decisión. Por delante, yo ya no veía a nadie. Por detrás, tampoco. Así, en tierra de nadie, la carrera se me hizo fácil. Siempre a mi ritmo, sin exigirme hasta el final. Y cuando me exigí, lo hice más que nada porque había empezado a llover. Al galope, entré en meta en casi veinte minutos más tarde de lo que lo hizo el vencedor. Y el vencedor fue el primero que atacó, David Sádaba, convirtiéndose en el primer navarro que gana la Pormaratoniana. Según su propio relato, salió al ataque desde el principio por convicción y estrategia y aprovechó la ventaja que tomó para relajarse en el descenso hasta El Regato. Por detrás, según contaba, los rivales le tenían cerca cuando giraban en la iglesia de San Roque, pero apretó en los primeros metros de vuelta por el interior del pantano y amplió su ventaja, manteniendo el ritmo en la parte final del recorrido, por Gorostiza y la trasera del polideportivo, ya sabiéndose primero. Entró un minuto por delante de Manu y Valen, quienes entraron juntos y completaron el pódium. Cerca de los tres primeros se quedó Asier, al que siguió David unos segundos más tarde. Rubén entró sexto y Gaxen y Ricky lo hicieron después, en compañía. Algo más le costó a Emi, dos veces ganador de la Pormaratoniana, quien entró acompañado de Miguelo. Cincuenta minutos después de que se diera la salida llegó Marian, la ganadora en féminas, seguida unos segundos después de Josema. Yo tardaría unos minutos más, y algo más tarde, llegaron Cristina y Jesús. En cualquier caso, y como decimos siempre, todo esto de los puestos da un poco igual. Que haya competición, y un ganador, y un pódium y una clasificación final mola, le da picante e interés al día, pero todo se olvida poco después, cuando en la mesa, mientras se celebra, todos estamos a la altura y hay tiempo para contar todo tipo de aventuras. 

En cualquier caso, enhorabuena a todos los participantes, a los que no pudieron venir en esta ocasión, a los dos voluntarios sin los que hubiera sido imposible hacerlo, y a todos los que nos echaron un cable en la organización. Zorionak a los dos vencedores, David en chicos y Marian en chicas porque si llegaron primeros, también fue porque lo intentaron más que nadie y su esfuerzo merece el reconocimiento. Igualmente, un aplauso enorme para nuestros tres participantes de la Txiki Porma, Martín, Elba y Alain, que lo dieron todo y nos hacen tener esperanza en que esto puede que siga mucho tiempo. Hubo más niños y niñas a los que el tiempo les estropeó el plan, pero seguro que hay otra ocasión en la que todos puedan participar. 

Y no queda más que desear que haya una próxima edición el año que viene, que vuelvan a ganar los mejores y que todos tengamos la oportunidad de pasar un buen día en buena compañía. Gora Porma!!

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