martes, 3 de abril de 2018

Donte DiVincenzo



Foto extraída del google images, pero proveniente de japantimes.com


Teníamos medio escrita la entrada anterior, es decir, la que contaba lo que sucedió antes de la Final Four, pero las vacaciones nos han afectado tanto o más que la rutina laboral. Así que se nos quedó colgado.

En aquella entrada sin publicar contábamos como se consumó la sorpresa y Loyola-Chicago se clasificó para la disputa por el título en San Antonio, acompañándose para tan reseñable hito por los Jayhawks de Kansas, los favoritos de Villanova y los Wolverines de Michigan. Nos extendíamos un poco para contar que los Rambles derrotaron a la otra sorpresa del cuadro final, Kansas State, manteniéndose firmes en el marcador desde los comienzos del partido. Se apoyaron en sus buenos porcentajes de tiro y en el rebote. Pusieron fe y multiplicaron la gloria de su archifamosa seguidora, Sister Jean. En los de Porter Moser, Ben Richardson fue el mejor con 23 puntos, incluyendo un 6 de 7 en triples, pero también destacaron otros jugadores como Donte Ingram, Cameron Krutwig o el reserva Lucas Williamson. Xavier Sneed, Barry Brown y Kamau Stokes intentaron mantener a los de Bruce Weber en el partido, pero no lo consiguieron. A pesar de ello, aplausos también para Kansas State.

Villanova se libró de Texas Tech sin muchos problemas. Superiores en el rebote, donde destacó Eric Paschall, los de Jay Wright hicieron un buen juego colectivo con hasta cinco jugadores con dobles dígitos: el propio Paschall, Omari Spellman, Mikal Bridges, Jalen Brunson y Donte DiVincenzo. Los otros dos partidos estuvieron más apretados. Los malos porcentajes y las defensas definieron la lucha entre Michigan y Florida. John Beilein colocaba de nuevo a su equipo en lo más alto, y lo hizo esta vez apoyándose en un alemán que ha acaparado la atención en Michigan, Moritz "Moe" Wagner, más disipado en este partido, aunque acabó aportando 12 puntos y 6 rebotes. Hizo de pareja de Charles Matthews, esta vez, el mejor, con 17 puntos y 8 rebotes. Phil Cofer, con 16 puntos y 12 rebotes, fue el mejor de Florida State. Los Seminoles de Leonard Hamilton, decimosexta temporada como entrenador, hicieron, sin embargo, un campeonato excepcional, demostrando que en la universidad hay más que fútbol americano. Por último, Bill Self y sus Jayhawks de Kansas asestaron un golpe definitivo a Duke y a Grayson Allen, quienes ya se veían disputando el título. Precisamente Allen tuvo el balón para evitar la prórroga, pero el balón no quiso entrar. En los minutos de añadido, nadie pudo parar a Malik Newman, quien hizo, nada más y nada menos que los 13 puntos de su equipo y le llevó hasta la victoria final. Newman terminó con 32 puntos y 7 rebotes, destacando por encima de otros compañeros que también hicieron un buen partido como Lagerald Vick, 14 puntos, o el ucraniano Sviatoslav Mykhailiuk, con 11 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias. Trevon Duval, 20 puntos y 6 asistencias, y Marvin Bagley III, 16 puntos y 10 rebotes, mantuvieron a Duke en la lucha pero no pudieron redondear su actuación con una victoria final. 

Así llegábamos a la final four de San Antonio donde Michigan se enfrentaba a Loyola-Chicago, la cenicienta del evento. Sabiendo manejar bien las distancias y los nervios, los de Beilein, que aumentaban su racha a catorce victorias consecutivas, acababan con el sueño de los Ramblers gracias a sus dos jugadores más en forma, el alemán Moe Wagner (24 puntos y 15 rebotes) y Charles Matthews (17 puntos, 5 rebotes y 3 robos). Suficiente para apagar la tímida resistencia de Cameron Krutwig (17 puntos y 6 rebotes) y de Clayton Custer (15 puntos y 2 robos). Los de Moser soñaban con emular al equipo de 1963, el único de su programa que consiguió acceder a una final four y que, además, la ganó, pero no pudo ser. Sin embargo, los Ramblers se llevan el cariño de los aficionados y una temporada que recordarán durante muchos años. En la otra semifinal, Villanova tampoco pasó grandes apuros para meterse en la final una vez más, y ya van dos en los últimos tres años. En esta ocasión, se clasificaron gracias a un nuevo récord de la competición: los 18 triples que consiguieron en estas semifinales. Así, el 95 a 79 final descubrió a un equipo con varias armas en ataque. Hasta seis jugadores por encima de los 10 puntos: Eric Paschall (24 puntos), Omari Spellman (15 puntos y 13 rebotes), Phil Booth (10 puntos y 6 asistencias), Mikal Bridges (10 puntos), Jalen Brunson (18 puntos y 6 asistencias) y Donte DiVincenzo (15 puntos y  7 rebotes). Mucho, demasiado, para solo dos hombres, Malik Newman (21 puntos y 8 rebotes) y Donte Graham (23 puntos). 

La final se disputó con las apuestas a favor de los de Jay Wright, pero sin descartar absolutamente a unos Wolverines que habían sorprendido a propios y extraños con una actuación sólida y efectiva. Ambos equipos llegaban con dos buenas rachas. Los de Michigan con 14 victorias consecutivas. Los de Villanova con otra igual de sorprendente: todos sus partidos hasta la final, cinco en total, ganados por diferencias de más de diez puntos. Y, en la final del Alamodome, llegaría la sexta. Resultado final: 62-79 para los Wildcats. Ni los 17 puntos y 6 rebotes de Moritz Wagner ni los 23 puntos de Muhammad-Ali Abdur-Rahkman pudieron sobrevivir a la gran actuación del reserva Donte DiVincenzo, 31 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias, con 5 de 7 en la línea de triples. Precisamente, la línea de tres, una de las grandes armas del equipo de Jay Wright fue solo un pequeño argumento para entender la victoria de Villanova. También triunfaron en la pintura y la media distancia: 11 rebotes más que sus rivales y un 47.4% por ciento de efectividad en el tiro. A la gran actuación de DiVincenzo, se sumaron los habituales, destacando, sobre todo, Mikal Bridges con 19 puntos y 4 rebotes. 

Con esta victoria, Villanova no solo alcanza el primer puesto nacional del año 2018. Esta temporada, solo han perdido cuatro partidos, lo que da aún más relevancia e ilusión a los seguidores bluejays, ya que Creighton fue uno de esos cuatro equipos. Jay Wright y sus pupilos aspiran, además, a todos los elogios habidos y por haber. Hay quien ya les ofrece la oportunidad de disfrutar de la consideración de mejor programa de baloncesto nacional en la actualidad. Y no es una exageración. Jay Wright trabaja en el equipo desde 2001, pero está siendo ahora cuando está recogiendo los frutos. No ganaban un título desde 1985, y ahora llevan dos en tres años. A lo que suman tres campeonatos y dos subcampeonatos en las cinco últimas ediciones de la Big East, una de las conferencias más complicadas en la NCAA. En estos tres años de éxito, hasta cuatro Wildcats alcanzaron la NBA: Daniel Ochefu, Darrun Hilliard, Ryan Arcidiacono y Josh Hart. Kris Jenkins, el ídolo del primer título, juega en la NAPB con Yakima SunKings. Darryl Reynolds fichó por el Start Lublin de Polonia.  Según algunos rumores, Mikal Bridges y Jalen Brunson saldrán en el próximo draft, pero, la verdad, asusta saber que, en esta plantilla que dirige con buen tino Jay Wright, solo dos jugadores con un rol residual, Tom Leibig y Matt Kennedy son senior. Tanto Brunson, como Bridges, como Donte DiVincenzo, Eric Paschall, Phil Booth u Omari Spellman podrían añadir una temporada más a su ya de por si excelente currículo deportivo universitario. Se habla de que el cuatro Eric Dixon podría unirse al proyecto en 2019. Jahvon Quinerly, otro gran proyecto en edad de instituto (su nombre, creo, ha salido en las investigaciones del FBI) ya ha anunciado que se comprometerá con Villanova. Además del escolta Brandon Slater, también un gran añadido, y el ala-pívot Cole Swinder

En fin, con esta larga entrada, terminamos un año más de cobertura de la NCAA, quién sabe si el último. Quizás regresemos con el draft o quizás no. Ha merecido la pena, una vez más, pero nos vemos obligados a pedir disculpas por la poca consistencia a la hora de cubrir la fase final. Si algo nos quedará, personalmente, en el recuerdo, fue, sin duda, vivir el ambiente post-partido en Boise. Ver a los aficionados de Gonzaga disfrutar de su victoria ante los Buckeyes de Ohio State permanecerá en nuestro recuerdo. 

Vamos a terminar, sin embargo, con un último párrafo para recordar que, aunque aquí no lo cubramos, también hay baloncesto femenino. Y, además, la edición de este año ha estado de lo más emocionante. Que se lo diga, si no, a la protagonista final de esta entrada, que no se llevará el titular (se lo daremos a Donte DiVincenzo) pero bien podría habérselo llevado. Hablamos de Arike Ogunbowale, la escolta de los Fighting Irish de Notre Dame. Con 58 a 58 en el marcador, un triple suyo en el último segundo le dio la victoria a las de Muffet McGraw, primera entrenadora del equipo desde 1987, nada más y nada menos. McGraw fue incluida en el Hall of Fame el año pasado y este es su segundo título, el primero data de hace 17 años. Pero volviendo a Ogunbowale, la gloria de ese tiro ganador se multiplica si miramos hacia atrás. Y es que en semifinales, hizo exactamente lo mismo. Otro tiro suyo, esta vez de dos, puso el 91 a 89 definitivo y terminó con UConn en la prórroga. Ogunbowale, una joven de Milwaukee cuyo padre emigró desde Nigeria, consiguió 27 puntos en esas semifinales y 18 más en la final. Con talento también para el fútbol, Ogunbowale es prima de Diamond Stone, ex jugador de Maryland que llegó a jugar un puñado de partidos con los Clippers. Haga lo que haga en el futuro, ya ha pasado a la historia de Notre Dame y de la NCAA femenina. 

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