lunes, 15 de junio de 2020

Jett Cantfield




El año en la NCAA se nos quedó corto y raro. La finalización de la competición sin disputar el título nacional, acabó con un año más de cobertura en este blog cuando, hemos de confesarlo, lo mejor parecía avecinarse. 

Los bluejays de Creighton habían ganado 11 de sus últimos 13 partidos y se situaban con posibilidades de disputar el título de su conferencia y, por ende, de participar una vez más en la fiesta nacional del baloncesto universitario. El entrenador Greg McDermott había amasado un quinteto de garantías, con poca profundidad de banquillo, pero mucha diversidad a la hora de buscar soluciones en ataque. 

Las perspectivas eran tan buenas que, cuando ya pasó todo esto, cuando se canceló la post-temporada, cuando los equipos andaban ya mirando a la próxima, ESPN colocaba a Creighton en segunda posición, a nivel nacional, en los vaticinios para el año que viene. Se contaba con que McDermott mantendría su quinteto al completo, ya que ningún jugador estaba en su último año de universidad, con lo que, a nada que se uniera alguien más al programa, las perspectivas competitivas serían muy halagüeñas. La misma clasificación fue revisada hace unos días y Creighton ya ocupa el decimosegundo lugar. ¿Cuál es la razón? Básicamente, que ese quinteto sólido y de confianza, ahora mismo, está hecho añicos. 

Eso es lo que vamos a contar ahora, ya que son días, aunque no lo parezca, de mucho ajetreo en las oficinas de los programas deportivos de las universidades. Los campuses siguen cerrados, así que me imagino que todas estas gestiones se estarán haciendo aún más duras. El próximo draft aún no está cerrado. Las fechas aún están en el aire. Hace ya días que los jugadores que se apuntaron voluntariamente al draft deberían haber decidido definitivamente si mantienen su candidatura o regresan a las plantillas de sus universidades para jugar más. Esa incógnita aún se mantiene y es la que, precisamente, mantiene en vilo a los arrendajos azules. 

Vamos a empezar por contar eso. El primero en salir al "mercado" fue Ty-Shon Alexander, quien anunció su intención de proponerse como candidato al draft. Después, lo hizo Denzel Mahoney. Y, finalmente, también se acogió a esa posibilidad Damien Jefferson. Los tres pueden echarse atrás tras calibrar sus posibilidades y regresar el año que viene a Omaha, pero también existe la posibilidad de que los de Creighton pierdan, de golpe, a tres de sus bazas más importantes. Ya hay una confirmada, la de Davion Mintz. El que fuera base titular, lastrado por las lesiones esta temporada pasada, ha decidido jugar la temporada que viene para Kentucky. Es la única baja confirmada al cien por cien junto con la de los dos seniors que terminaron su carrera el curso pasado: el jugador de Chihuahua Kelvin Jones y Jordan Scurry. 

Por supuesto, en las oficinas del programa de baloncesto de Creighton no han estado quietos, y ya han buscado nuevas incorporaciones para la temporada que viene, alguna procedente del viejo continente. Es el caso de Rati Adronikashvili, un jugador georgiano, con bagaje en las ligas europeas y en la selección absoluta de su país, con los que debutó en las ventanas FIBA, que se ha comprometido con los de Creighton. Es un jugador exterior que apunta buenas maneras. También han incorporado al interior de Missouri Ryan Kalkbrenner, quien se encontraba en la lista de los cien mejores proyectos de interior de la ESPN y han hecho ofertas para jugadores como Hunter Sallis, natural de Omaha, o Kendall Brown, de Minnesota, que también se encuentran en los rankings de futuros jugadores relevantes que suele hacer la ESPN. Habrá que ver si estos dos, ya que cuentan con más ofertas, se decantan por Creighton. El que sí se ha decantado ya, al parecer, es Alex O'Connell, quien llegaría a Creighton desde Duke.  No sé si O'Connell, en ese traspaso, tendrá que pasarse un año en blanco o podrá participar directamente con los de McDermott. Esa fue la circunstancia, precisamente, en la que se encontró un Antwann Jones que llegó el año pasado desde Memphis pero no ha podido jugar hasta ahora. La temporada que viene, este exterior, será una buena incorporación a la línea principal de los arrendajos azules. Igual que lo será, de una vez por todas, lo esperamos, la buena salud del interior australiano Jacob Epperson, quien se perdió toda la última temporada y, de regresar con buena forma física, se convertirá, a buen seguro, en un talento en la rotación de McDermott. 

Es decir, si se confirma, el quinteto que tan buenos resultados ha dado esta temporada, el Zegarowski, Ballock, Alexander, Jefferson y Bishop, quedaría echo trizas, pero, a la continuidad de Mitch Ballock, Christian Bishop o Marcus Zegarowski, se unirían jugadores como Ryan Kalkbrenner, Antwann Jones, Rati Adronikashvili, Alex O'Connell o Jacob Epperson que permitirían mantener la competitividad del equipo. Si alguno de los tres que anunciaron candidatura, Jefferson, Mahoney y Alexander, se acaba por echar a atrás, las perspectivas competitivas de los de Omaha serán aún mayores. Esperando que jugadores como Shereef Mitchell, Nic Zeil, Jalen Windham o Jett Cantfield (con él seguiremos encabezando hasta que nos lo planteemos para la temporada que viene) den un paso adelante, incluso se podría ganar en profundidad de banquillo, algo de lo que estuvo falto el equipo esta temporada. 

No cabe duda de que Creighton es una factoría de jugadores profesionales. En los últimos años, jugadores como Doug McDermott, Khyri Thomas o Justin Patton, con mejor o peor suerte, llegaron a la NBA, donde aún sigue el ejemplo más veterano de la producción de esta universidad, Kyle Korver. Muchos otros han dado el paso a otros países y ligas, y recordamos los casos de Booker Woodfox, Geoffrey Groselle, Justin Carter, Ethan Wragge, Gregory Echenique, Devin Brooks, Will Artino, Rodney Buford, Antoine Young, Grant Gibbs... Muchos aún están jugando fuera de Estados Unidos. Precisamente, Gibbs, un jugador que dejó huella en Omaha por su trabajo y liderazgo, destacó en Holanda antes de retirarse en Alemania. Ahora ejerce como entrenador ayudante en los Oklahoma City Blue de la G-League. Su legado en Holanda lo retomó uno de los jugadores más sobresalientes de las últimas temporadas hasta que una lesión y un juicio pusieron en riesgo su carrera profesional, Maurice Watson Jr. Firmó hace unos años por el ZZ Leiden holandés, con los que ganó la Copa de Holanda, acabando líder en asistencias de la competición de Liga. Ahora juega para el Forli italiano en la A2, o ahí estaba antes del parón por la pandemia. Marcus Foster, otro jugador importante en los años recientes, andaba jugando en Israel; Jahenns Manigat, en su país, Canadá. Leon Gilmore III en la G-League... Cole Huff y Martin Krampelj fueron los últimos en llegar a España, cogiendo el relevo de Ethan Wragge, quien jugó en Bilbao Basket. Cole Huff firmó con Cáceres en LEB Oro y Martin Krampelj a Andorra en ACB. 

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