Li Na ha pasado ya a la historia. Con 29 años se ha convertido en la primera jugadora asiática en ganar un torneo del Grand Slam. Hace una semana, Li Na venció en la final de Roland Garros a Francesca Schiavone. La italiana tiene 30 años, así que probablemente ésta sería la final más veterana de la historia de Roland Garros. O quizás no, porque no tengo mucho idea de historia del tenis.
Dicen los que saben que los chinos han empezado a despuntar en el mundo del tenis porque, desde la adjudicación de los juegos de Pekín, el Gobierno chino comenzó varios programas de promoción y desarrollo para potenciar las posibilidades de medalla de sus compatriotas en deportes que no tenían mucha impronta en el país. En concreto, dicen que en tenis se centraron en las mujeres, y más concretamente en los dobles, porque veían más posibilidades de alcanzar medalla en esas versiones de este deporte. Decía Paradorn Schrichaphan, el ex-tenista tailandés que llegó a ser noveno en la lista ATP, que los jugadores de tenis de origen asiático partían con desventaja porque en el tenis moderno la altura y la fuerza eran fundamentales. Los chinos, por lo tanto, dedujeron que era mejor centrarse en las mujeres. China, que ganó 51 medallas de oro en las olimpiadas, ganó tan solo una medalla de bronce en tenis, la que consiguieron en el cuadro de dobles femenino, Yan Zi y Zheng Jie. Li Na no pudo hacerse con medalla.
Según Maggie Rauch, una escritora norteamericana que trabaja en Pekín, Li Na ha acaparado todas las portadas del país, incluso aquellas manejadas por el gobierno comunista. Según Rauch, en cualquier caso, es común que los éxitos individuales de cualquier deportista chino alcancen una relevancia superlativa en el país.
Sin embargo, Li Na, se podría decir, no es una deportista ejemplar para el gobierno comunista. Según he podido leer, algunas de sus decisiones personales no han sido muy del agrado del gobierno de su país que regenta, dirije y establece con mano firme las carreras individuales de sus deportistas. Durante dos años, abandonó el equipo nacional chino y completo sus estudios universitarios. Algunas fuentes dicen que los conflictos con el equipo nacional se debieron a su romance con su compañero de equipo, y actual marido, Jiang Shan. Otros, a que se quejó del comportamiento del seleccionador nacional, Yu Liqiao.
En cualquier caso, Li Na regresó al equipo nacional y participó en las influencia que abanderaron ciertos tenistas y que acabó por forzar, o ayudar a la federación nacional china a poner en marcha un proyecto que los periodistas chinos bautizaron con el sugerente nombre de "Fly Alone" (vuela libre). Este proyecto daba una libertad inusual para cualquier deportista chino, ya sea de élite o amateur, permitiéndoles que contrataran entrenadores personales, que decidieran sus calendarios o que, en lugar de entregar el 65% de sus ganancias al gobierno, participaran solo con entre un 8% y un 12% de sus ganancias. Cuatro tenistas se acogieron a este proyecto, Li Na fue uno de ellos, y el éxito de la decisión parece dejarlo todo muy claro. A sus 29 años, y tras dos viéndose favorecida por estas libertades, Li Na ha alcanzado la cima de su juego y ha pasado a la historia del deporte asiático y, probablemente, del deporte en el que Rafa Nadal sigue escribiendo páginas de gloria.
Dicen los que saben que los chinos han empezado a despuntar en el mundo del tenis porque, desde la adjudicación de los juegos de Pekín, el Gobierno chino comenzó varios programas de promoción y desarrollo para potenciar las posibilidades de medalla de sus compatriotas en deportes que no tenían mucha impronta en el país. En concreto, dicen que en tenis se centraron en las mujeres, y más concretamente en los dobles, porque veían más posibilidades de alcanzar medalla en esas versiones de este deporte. Decía Paradorn Schrichaphan, el ex-tenista tailandés que llegó a ser noveno en la lista ATP, que los jugadores de tenis de origen asiático partían con desventaja porque en el tenis moderno la altura y la fuerza eran fundamentales. Los chinos, por lo tanto, dedujeron que era mejor centrarse en las mujeres. China, que ganó 51 medallas de oro en las olimpiadas, ganó tan solo una medalla de bronce en tenis, la que consiguieron en el cuadro de dobles femenino, Yan Zi y Zheng Jie. Li Na no pudo hacerse con medalla.
Según Maggie Rauch, una escritora norteamericana que trabaja en Pekín, Li Na ha acaparado todas las portadas del país, incluso aquellas manejadas por el gobierno comunista. Según Rauch, en cualquier caso, es común que los éxitos individuales de cualquier deportista chino alcancen una relevancia superlativa en el país.
Sin embargo, Li Na, se podría decir, no es una deportista ejemplar para el gobierno comunista. Según he podido leer, algunas de sus decisiones personales no han sido muy del agrado del gobierno de su país que regenta, dirije y establece con mano firme las carreras individuales de sus deportistas. Durante dos años, abandonó el equipo nacional chino y completo sus estudios universitarios. Algunas fuentes dicen que los conflictos con el equipo nacional se debieron a su romance con su compañero de equipo, y actual marido, Jiang Shan. Otros, a que se quejó del comportamiento del seleccionador nacional, Yu Liqiao.
En cualquier caso, Li Na regresó al equipo nacional y participó en las influencia que abanderaron ciertos tenistas y que acabó por forzar, o ayudar a la federación nacional china a poner en marcha un proyecto que los periodistas chinos bautizaron con el sugerente nombre de "Fly Alone" (vuela libre). Este proyecto daba una libertad inusual para cualquier deportista chino, ya sea de élite o amateur, permitiéndoles que contrataran entrenadores personales, que decidieran sus calendarios o que, en lugar de entregar el 65% de sus ganancias al gobierno, participaran solo con entre un 8% y un 12% de sus ganancias. Cuatro tenistas se acogieron a este proyecto, Li Na fue uno de ellos, y el éxito de la decisión parece dejarlo todo muy claro. A sus 29 años, y tras dos viéndose favorecida por estas libertades, Li Na ha alcanzado la cima de su juego y ha pasado a la historia del deporte asiático y, probablemente, del deporte en el que Rafa Nadal sigue escribiendo páginas de gloria.
2 comentarios:
Joder, así que hasta ahora no podían elegir a sus propios entrenadores, marcar su calendario y daban el 65% de sus ingresos al gobierno. ¡Increíble! Aquí se ve como incluso el deporte es un ejemplo más de la importancia de la libertad.
Entrada muy interesante Holden, no me esperaba que los tiros iban a ir por ahí.
Un saludete!
Gracias, Ricky. Leí algo en el periódico y me pareció muy interesante y busqué algo más de información.
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