Lo tiene ya ahí que lo toca con las puntas de los dedos. El tiburón del estrecho, el canibali, el que fuera gregario de Basso, obzecado luchador de clásicas que siempre le evitaban, la promesa de Ferretti que iba de gallo con los veteranos... ya lo tiene ahí, casi nada, entre la nieve lo ve, nieve que hoy le ha echado una mano, aunque viendo cómo subía ayer en Polsa, casi que no le hacía falta ninguna ayuda.
Los puntillosos dirán que nunca se sabrá que podría haber pasado si se suben el Stelvio y el Gavia, como se recordará siempre la caída de Igor Antón cuando se recuerde su victoria en la Vuelta a España. Pero algunos, los que responden a los puntillosos, recordarán cómo llovía y aún así le sacó un minuto a Samuel Sánchez en Polsa o como también él tuvo que frenar y esperar a Basso bajando del Mortirolo.
Ya no es una joven promesa. Tiene 28 años. El domingo, si la Las Tres Cimas de Lavaredo (allí donde el Tarangu agrandó su nombre aún más) no son el escenario de una hecatombe del de Messina, añadirá un Giro, que ya rozó en otras ocasiones, a su palmarés, y volverá a encumbrar su nombre a lo más alto de la lista de campeones ciclistas, una lista en la que estuvo antes, de la que se empezó a caer en 2011 a pesar de su pódium en el Giro (y debido a su séptimo puesto en la Vuelta), y al que comenzó a regresar el año pasado con su buen Tour de Francia.
Desde que aún siendo amateur realizara una gran contrarreloj en el mundial amateur de Verona y Giancarlo Ferretti se encaprichara con él, Nibali ha sido siempre una promesa en ciernes que iba sumando resultados poco a poco, demostrando que es un hombre para carreras de tres semanas, pero sin la visibilidad y la relevancia de otros corredores más explosivos, más espectaculares.
Ayer, eso sí, verle subir las rampas finales de Polsa mientras brillaba la luz sobre el asfalto húmedo fue todo un espectáculo, aunque el pobre Samuel Sánchez no lo pudiera disfrutar. Fabio Duarte entró vomitando, y Nibali con un brazo en alto. Quizás, pongámonos ñoños, viéndolo tan cerca se acordó de los días en los que su padre Salvatore le inoculaba la pasión por el ciclismo. Duarte no creo que se acordara de nada, simplemente le sentó fatal el esfuerzo o quizás el pastelito de arroz.
Con este corre su quinto Giro de Italia. Antes ha sido 2º en 2011 y 3º en 2010. En las otras dos ediciones que corrió quedó entre los veinte primeros, 19º en 2007 y 11º en 2008. Tres veces ha corrido el Tour, en 2008 fue 20º, en 2009 fue 7º y el año pasado 3º. En la Vuelta a España consiguió su primera, y hasta la fecha, única victoria en una grande, fue 1º en 2010, en la que también era su primera participación. Al año siguiente, quiso defender el primer puesto, pero se tuvo que conformar con el 7º. Es decir, en resumen, sin contar lo de este año, ha corrido nueve vueltas de las consideradas grandes y nunca ha quedado por debajo del vigésimo puesto, ha conseguido cuatro pódiums de nueve y uno de ellos lo consiguió ocupando el primer cajón. Si con 28 años eso no es suficiente para considerarte uno de los mejores corredores de vueltas de tres semanas del panorama actual, no sé quién va a serlo entonces.
Y su palmarés no se queda ahí. También ha ganado el Giro del Trentino (2008 y 2013), la Tirreno-Adriático (2012 y 2013), el Giro de Toscana, el Giro de los Apeninos, el Ciudad de Camaiore, el Trofeo Melinda, el Gran Premio de Plouay y las generales del Tour de San Luis y de la Vuelta a Eslovenia. Sin las grandes tampoco sería un palmarés rutilante, pero lo repito, nació en 1984, ha mejorado contra el reloj, y no era malo antes, baja mejor que muchos otros favoritos, es constante y sólido en las subidas, y, una vez más, nació en 1984. No sé si en sus piernas habrá un Tour, otra Vuelta, algún Giro más, empezando por el de este año que aún no lo ha conseguido, pero creo que lo que si le queda es el derecho a que se le considere entre los favoritos. Incluso, me atrevo a decir, puede que hasta en sus fibrosas piernas sicilianas haya una gran clásica, y hasta una gran classicissima. Se verá. Tiempo le queda para intentarlo.
Sobre el resto del Giro igual hablamos cuando los partes meteorológicos dejen de ser protagonistas y pasen a serlo los estrados encarnados que coloquen en Brescia.
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