Bueno, el título se lo regalo al checo porque durante años anduvo viviendo e intentando jugar al baloncesto por aquí cerca y, aunque este reconocimiento no rebaje la decepción que sentirá ahora mismo, siempre es bueno, y casa con el espíritu de este blog, recordar el mérito de los que no celebran la victoria.
Ya tenemos a los dos equipos que, deportivamente, se han ganado el ascenso a la Liga ACB. Llegan desde puntas distantes de la península. Burgos y Alicante, en principio, tendrán baloncesto de élite en sus pabellones durante la próxima temporada. Con la miel en los labios se han quedado Tomas Hampl y todos sus compañeros a los que, con tanto acierto, ha dirigido este año un veterano del baloncesto estatal, Joan Peñarroya, en Andorra. Mira que llevan tiempo (han pasado más de quince años desde entonces) los andorranos intentando revivir los tiempos del Festina Andorra y los Conner Henry, Quique Villalobos, Jerrod Mustaf, Joe Llorente, Edu Torres... Pero tampoco ha podido ser este año, a pesar del gran playoff que han jugado, ser líderes de la regular durante un montón de jornadas (hasta perder el liderato en la última tras caer en Burgos), y luchar hasta el final contra el acierto en los triples de los alicantinos en el último partido. Duele, sin embargo, que parece que siempre que hables de esto tengas que estar con el runrún del "teóricamente", "sobre el papel", "deportivamente"... Las resacas de los ascensos y los descensos, tanto en fútbol como en baloncesto, pero sobre todo en este último deporte, se han convertido en auténticos via crucis para unos y inesperadas celebraciones para otros. Sin ir más lejos, el año pasado no hubo ninguno y Estudiantes y Valladolid consiguieron retener a sus equipos en la máxima categoría desde los despachos. Las obligaciones económicas que los equipos deben cumplir para ingresar en la ACB son muy exigentes: un canon de 3 millones de euros, un presupuesto mínimo de 3 millones y un pabellón con una capacidad mínima de 5.000 espectadores. Para empezar. Seguro que en Donostia y en Manresa algunos aún esperan que en Burgos y Alicante no se puedan cumplir esas exigencias. El presidente del Lucentum Alicante, Luis Castillo, ya se ha adelantado a los rumores y asegura que Alicante tendrá equipo ACB. En Burgos, su presidente Fernando Andrés ya se reunió hace poco con responsables de la ACB para ver cómo podían hacer frente al montante de 5 millones que debe pagar el club antes del 15 de Junio si quiere jugar el año que viene en esta competición. Por supuesto, y recordando lo que ocurrió el año pasado, no han sido pocos los foros que últimamente han rescatado el debate sobre el cierre de la competición.
El caso, hablemos de lo deportivo, es que el Autocid Burgos se ganó el ascenso directo en la última jornada de Liga regular, al derrotar en su cancha al Andorra con un ajustado 76-68. Los hombres de Andreu Casadevall (vaya recorrido el suyo por la península, ya ha entrenado en Badajoz, Lliria, Lugo, Huesca, Fuenlabrada, Alicante, Huelva y Burgos) resistieron el empuje de los andorranos en el segundo cuarto y consiguieron dar la sorpresa y arrebatarles el primer puesto, y el ascenso directo, en la última jornada. Buen partido del salmantino Dani López y del internacional por Cabo Verde, Jeff Xavier. Ellos han sido dos de los jugadores más importantes en el plantel de Casadevall junto con veteranos como Jorge García Navea (¡cinco ascensos ya a la ACB! Alicante en dos ocasiones, Bilbao, Fuenlabrada y ahora Burgos), el tirador Isaac López o el saltarín Alberto Miguel. Un hijo de histórico, Lucas Sikma, ha aportado trabajo y presencia, lo mismo que jugadores que prometían mucho como Josep Ortega o el ex de Temple Sergio Olmos. El brasileño y exjugador ACB Marcus Vinicius Toledo cerraba un juego interior luchador y porfiado que, en aquel partido, superó en más de veinte rebotes a sus rivales.
Unos rivales que tuvieron que jugar el playoff para intentar ganarse la segunda plaza de ascenso y, como ya hemos dejado escrito, no lo consiguieron. Los andorranos de Joan Peñarroya eliminaron primero al Leymar de A Coruña, después al Cáceres y se enfrentaron en la final al Lucentum Alicante, con quienes protagonizaron un duelo intenso que se resolvió en el último partido después de una serie en la que hubo de todo, canastas polémicas, remontadas, milagrosos finales...
Y, al final, Alicante. Los alicantinos regresan a la ACB tras perder la categoría hace un par de temporadas. Aquella era su tercera experiencia en la máxima categoría desde que el club se fundara a mediados de los años noventa. Consiguieron su primer ascenso con el inicio del siglo XXI, pero solo se mantuvieron una temporada. Eso sí, regresaron pronto, tras solo un año en LEB, y encadenaron cuatro consecutivos en los que el equipo alcanzó alguno de sus mejores éxitos. En la 2002-2003, y de la mano del argentino Julio Lamas, consiguieron clasificarse para el play-off por el título gracias a la gran temporada de Lou Roe y de Pablo Prigioni. Dos años más tarde, consiguieron la mejor clasificación de su historia en la ACB (5º) de la mano de Trifón Poch y un equipo que llegó a forzar el partido de desempate en su serie de playoff ante el Unicaja de Málaga. Los Alain Digbeu, Oriol Junyent, Berni Hernández, Nacho Rodríguez, Héctor García, Axel Weigand, Lucio Angulo, Quincy Lewis, Larry Lewis, Roberto Morentín o Iñaki de Miguel hicieron disfrutar por todo lo alto a una afición que al año siguiente sufrió el fracaso de ver a su equipo encajar 22 derrotas y volver a descender a la LEB. Esta vez, les costó dos años recuperar un puesto que consiguieron en la temporada 2009-2010 para disfrutar de tres años consecutivos, especialmente positivo el último, con Txus Bidorreta en el banquillo, clasificación para la Copa del Rey, el playoff por el título y gran rendimiento de jugadores como Kaloyan Ivanov, Pedro Llompart, Lamont Barnes, Benjamin Dewar o Mario Stojic, además de un Kyle Singler que acabó traspasado al Real Madrid a los diez partidos. Sin embargo, el equipo tuvo un colofón desgraciado cuando se vio obligado a vender su plaza ACB al CB Canarias para evitar la desaparición. Ahora, 13 triples en un último y decisivo partido llevan de regreso a la ACB al equipo que entrena Rubén Perelló, un jovencísimo pero experimentado (como entrenador ayudante) técnico de las Islas Baleares.
Perelló ha tenido a sus órdenes a un equipo que levantó alguna duda al principio pero que ha acabado sabiendo manejar diferentes situaciones con una maestría absoluta. Los años y la experiencia han sido un valor clave en esta eliminatoria y en la temporada global. Al fin y al cabo, Alicante sube a ACB con Darryl Middleton (en julio cumple ¡47 años!) como títular (¿jugará en la ACB?). Y no es el único que puede presumir de un largo bagaje. Jugadores como Guillermo Rejón (36 años), Pedro Rivero (hace 34 un día más tarde que Middleton), Jesús Fernández (histórico del Granada en ACB, 37 años) hacen que sus compañeros Taylor Coppenrath (31), Roma Bas (30), Albert Sabat (27) o Rafa Huertas (28) parezcan sus hijos, y Alex Llorca (24) o el ex-Utah Shaun Green (25) sus nietos. En cualquier caso, la apuesta por la experiencia y el trabajo en equipo le ha salido bien a Perelló y al club alicantino.
Ahora, queda, ya sabéis, lo de los cánones, los despachos, los millones y los desencantos o alivios para una afición que, a menudo, ve como lo que tanto ha aplaudido en la cancha, se esfuma en la oficina. Un bloguero decía hace unos días que el dinero y las soluciones siguen estando en el dinero público (empiezo a dudarlo, aunque no deje de ser una solución socorrida) y, con cierto rintintín, ponía como ejemplo a la ciudad de Bilbao. Razón no le falta, pues todos sabemos qué ha pasado este año en Bilbao y como se ha ido solucionando, si es que se ha solucionado del todo, pero, nunca conviene olvidar, la memoria siempre amplía la perspectiva, y, muchos no olvidamos, y estuvimos allí aquel último día, el ascenso fallido de 1994, con un Txus Bidorreta jovencísimo llevando al equipo de regreso a una élite a la que tuvo que renunciar por no conseguir 368 millones de las antiguas pesetas.
Ojalá eso no les pase en Burgos o en Alicante, aunque no le deseo ningún mal a la gente de Donostia o Manresa. Sin embargo, y también habla quien lloraba viendo a Mark Simpson taparse la cabeza con una toalla tras perder la categoría ante el Oximesa Granada, añoro los días en los que lo que pasaba en la cancha no lo estropeaba lo que pasaba en el despacho.
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