jueves, 17 de abril de 2014

Steven Gerrard



Primero fue Raheem Sterling. Aprovechó un buen pase, hizo uso de su cintura, y adelantó a los reds. Después, fue Martin Skrtel quien se alzó sobre el césped, cabeceó hacia atrás, y puso la pelota en el palo que no estaba cubierto. David Silva ayudó a que el follonero del Bernabeu, es decir, Liam Gallagher, fuera feliz, con dos goles, uno de rebote, que empataron el partido para los de Manuel Pellegrini. Sin embargo, Phillippe Coutinho, el joven extremo brasileño que ya pasara por la Liga BBVA, dejó constancia de su calidad para recoger un mal despeje de Vincent Kompany y batir a Joe Hart. Después, expulsarían a Jordan Henderson, pero el Liverpool de Brendan Rogers supo aguantar la presión del Man City y acabó llevándose tres puntos que, a falta de cuatro jornadas, les colocan líderes de la Premiership con dos puntos de ventaja sobre el Chelsea de José Mourinho y siete sobre sus rivales de la última jornada, los mancusianos celestes (quienes, por cierto, me entero ahora, tienen dos partidos más pendientes de jugar). Más lejos, a once puntos ya, quedan sus vecinos y eternos rivales del Everton.

Fundado en 1892, cuando, en 1992, se fundó la Premier League, el club cumplía cien años de historia. Un cálculo matemático para el que no he usado calculadora, que conste. Dos temporadas antes, en la 89-90, los de Liverpool ganaron su último título de Liga, cuando ésta aún se llamaba Football League First Division. Es decir, que los de Anfield Road aún no han ganado la Premier y no celebran un título liguero desde hace casi 25 años.

En una temporada en la que Gary Lineker fue la sensación con sus goles para el Tottenham Hotspurs, el Liverpool le sacó nueve puntos al Aston Villa, su rival en la lucha por el título. Con el escocés Kenny Dalglish de entrenador, los Bruce Grobbelaar, Ian Rush, Peter Beardsley, Steve McMahon, Jan Molby y compañía, formaron un equipo robusto que supo substituir los goles de John Aldridge, quien había salido camino de la Real Sociedad, por los de un jamaicano de 26 años que, a pesar de jugar de extremo izquierdo, se salió con 22 goles, un John Barnes que ahora se dedica a comentar partidos para la ESPN después de que su intento en los banquillos (pasó por el Celtic, la selección de Jamaica y el Tranmere Rovers) no fuera muy satisfactorio. Por cierto, tras aquel último título de Liga, los seguidores del Liverpool no pudieron disfrutar de la que, por entonces, supongo que aún se llamaba Copa de Europa. Aunque el castigo de cinco años para todos los equipos ingleses venció aquel mismo año, el Liverpool contaba con un año más de sanción, desterrado de las competiciones europeas, tras la tragedia del estadio de Heysel.

Son muchos años sin ganar la Liga, se llame como se llame, pero, en todos esos años, los del condado de Merseyside sí han disfrutado de alegrías, títulos y levantamientos de trofeos. En todos esos éxitos, ha estado presente Steve Gerrard, el actual capitán del Liverpool, quien, tras la apretada victoria del fin de semana pasado ante el Man City, no pudo evitar la emoción.

Echando un vistazo hacia atrás, se intuyen tres épocas, marcadas por tres entrenadores. Dejando a Kenny Dalglish atrás, esos tres entrenadores serían Gerard Houllier, Rafael Benítez y, el último, el actual, Brendan Rogers. Con el francés, el Liverpool de Steven Gerrard comenzó a despuntar, volviendo a disfrutar de las victorias y las celebraciones. Su legado y su herencia la recogió el español Rafael Benítez, quien consiguió superar al francés y llevó al equipo a uno de sus mayores logros en la historia del club. Finalmente, Brendan Rogers aún no ha conseguido nada, pero está recuperando los ánimos positivos para deleite de los aficionados que se agolpan en The Kop.

En 2001, al Liverpool lo entrenaba el francés Gerard Houllier y, como muchos recuerdan por aquí, ganó en un partido memorable al Alavés de José Manuel Esnal Mané. Fue en la final de la Copa de la UEFA, en un partido muy emocionante que acabó con un resultado que lo dice todo: 5 a 4. Markus Babbel marcó el primero para los ingleses y después repitió el actual capitán, Steve Gerrard. Iván Alonso recortó distancias para los vitorianos, pero el escocés Gary McAllister volvió a acertar ante Martín Herrera. El delantero valenciano Javi Moreno se cubrió de gloria al conseguir un doblete seguido y lograr el empate. Un empate que rompió Robbie Fowler y que consiguió, de nuevo, Jordi Cruyff. En la prórroga, Delfí Geli, con un gol en propia meta, regaló a los ingleses un gol de oro que cerró aquel partido loco y le dio a los ingleses un título que sabía a gloria.
Al año siguiente, Houllier, con una plantilla formada, en parte, con los jugadores que harían después grande a Rafael Benítez, los Jamie Carragher, Steve Gerrard, John Arne Riise o Dietmar Hamann, y con Michael Owen y Emile Heskey marcando los goles, le quitaron la Supercopa al Bayern Munich de Ottmar Hitzfeld, Bixente Lizarazu, Giovane Elber o Oliver Kahn, además de un Roque Santa Cruz que acaba de jugar contra el Athletic (ya veis cuando empecé a escribir esta entrada). También se llevaron la Charity Shield ante el Manchester United de David Beckam y Ruud Van Nistelrooy, con dos goles marcados por Gary McAllister y Michael Owen. Gerard Houllier, por cierto, se había estrenado al ganar en Febrero una Football League Cup que era el primer título del Liverpool en seis años. Una victoria en los penalties y ante el Birmingham City le daba un título que abrió la época dorada del francés, un anticipo de lo que estaba por llegar poco después.
En 2006, los de Liverpool ganaron la competición más antigua del mundo, la FA Cup. Empataron a tres goles contra el West Ham después de ir perdiendo 0-2. En la prórroga, Steven Gerrard hizo el empate y en los penalties ganaron. Eran los comienzos del Spanish Liverpool de Rafa Benítez, con Pepe Reina y Xabi Alonso en aquel equipo de la final, acompañando a los Sami Hyypia, Jamie Carragher, John Arne Riise, Harry Kewell o Djibril Cissé. Fernando Morientes jugó en la segunda parte. Al año siguiente, con Luis García de titular junto con Pepe Reina, y Xabi Alonso en el banquillo y saliendo desde ahí, Rafa Benítez consiguió también la Supercopa o Community Shield al ganar por 1-2, goles de Riise y Peter Crouch, al Chelsea de José Mourinho, para quienes marcó Andriy Shevchenko.
Esa época y aquel equipo encontrarían su cumbre con la final de la Liga de Campeones del 25 de Mayo de 2005. Benítez y los suyos se presentaban por sorpresa en una final donde les esperaba el Milan que entrenaba Carlo Ancelotti. El Milan de los Marcos Evangelista de Moraes "Cafú", Jaap Stam, Alessandro Nesta, Paolo Maldini, Ricardo dos Santos "Kaká", Gennaro Gattuso, Andrea Pirlo, Clarence Seedorf, Jon Dahl Tomasson o el propio Andriy Shevchenko, casi nada. El Liverpool estuvo liderado por Gerrard, a la sazón nombrado mejor jugador de aquel partido, además de por Xabi Alonso y Jamie Carragher. El partido fue arbitrado por Manuel Mejuto González. Para acabar, el resultado, y también fue un empate: 3-3.

Paolo Maldini, en el primer minuto, adelantó al Milán al rematar desde el punto de penalty un centro bajo. Hernán Crespo, en los minutos 39 y 44, volvería a marcar, el segundo, tras un pase antológico de Kaká. Con aquel resultado, la final parecía cerrada y los sentimientos repartidos entre ambas aficiones, unos llorando de alegría, otros de pena, y las dos esperando a que volvieran del vestuario sus jugadores para confirmar o desquitarse de sus respectivos estados de ánimo. No creo que nadie se esperara, eso sí, la increíble remontada del Liverpool. Los goles de Gerrad, del checo Vladimir Smicer y de Xabi Alonso dieron lugar a una leyenda que aún se cuenta en los momentos de nostalgia que atacan a los aficionados del equipo. Aún hoy puedes encontrar vídeos subrayando la épica de aquella segunda parte que dejó helados a los aficionados italianos y extasiados a los ingleses. Todavía se discute sobre lo que pasó en aquella charla. El propio Rafa Benítez, años después, desmintió mucha de la poesía que se escribió a raíz de la remontada. De aquel “Daos la oportunidad de ser héroes” que se empezó a rotular en las camisetas conmemorativas, se pasó a la explicación técnica y mucho más flemática que recordaba el propio Benítez. Dijera lo que dijera, tuvo efecto, y, a aquel título, sumarían, después, la Supercopa de Europa que ganaron con los goles de Djibril Cissé (aún juega en el Bastia, por cierto), y Luis García en la prórroga y ante el CSKA de Vagner Love y Yuri Zhirkov.
Si pasaron seis años desde el último título hasta aquel que abrió la época de Gerard Houllier, más o menos, el mismo tiempo ha pasado desde aquella exitosa temporada de 2006 hasta que, en 2012, los reds volvieron a ganar la League Cup 2012 o Carling Cup. De nuevo en los penalties, primero empataron a dos contra el Cardiff City de Malky Mackay y luego lo arreglaron en la tanda fatídica. El entrenador era, de nuevo, el escocés Kenny Dalglish, quien había entrado temporalmente por Roy Hodgson, y, ya, se quedó con el equipo, logrando, además, el subcampeonato de la FA Cup, pero ocupando una decepcionante octava plaza en la Liga, lo que le costaría el puesto.
Su hueco lo cubrió Brendan Rogers y el norirlandés que consiguió que el Swansea City se convirtiera en el primer equipo galés en jugar la Premier, antiguo ayudante de José Mourinho, parece llamado a tomar el relevo de Houllier y Benítez y devolver la euforia a la grada, y los trofeos a la estantería.
A falta de cuatro jornadas, y tras derrotar en la última al Manchester City de Manuel Pellegrini, el Liverpool es primero con dos puntos de ventaja sobre el Chelsea de José Mourinho y siete sobre el Manchester City, los otros dos candidatos. El eterno rival, el Everton, ya queda a 11 puntos de distancia en el cuarto puesto.
El próximo domingo visitan al Norwich City, decimoséptimo a dos puntos del descenso, después de que el sábado el Chelsea haya recibido al Sunderland, último, a siete puntos del Norwich City. El 27 de Abril, domingo, ambos se jugarán, probablemente, el título en un duelo mortal. Quedará, eso sí, otra jornada más en la que el Chelsea recibirá al Norwich City y el Liverpool visitará Selhurst Park para despedirse ante el Crystal Palace del galés Tony Pulis. E, incluso, una última. En ella, el Chelsea tendrá que rendir visita al Cardiff City y el Liverpool recibiría en Anfield Road a un Newcastle United que, dirigido por Alan Pardew, ha hecho una temporada regular, ocupando un puesto cómodo en la media tabla, gracias, en parte, a los goles de Demba Ba y Papiss Cissé.
Brendan Rogers cuenta con un equipo joven que promete más aún de lo que ya está consiguiendo. A los Simon Mignolet, Martin Skrtel, Glen Johnson, Daniel Agger, Kolo Touré o Iago Aspas, se les unen un buen puñado de jóvenes jugadores que han empezado a aportar desde ya. Phillippe Coutinho, a sus 21 años, ya ha pasado por el Vasco de Gama, el Inter de Milán y el Espanyol, y sigue demostrando su enorme futuro en Liverpool. Pero hay más jóvenes rápidos en este equipo, como el inglés de origen jamaicano Raheem Sterling quien, a sus 19 años, es una de las nuevas sensaciones de este equipo. Otros nombres importantes son los del nigeriano Victor Moses, 23 años, el inglés Jordan Henderson, también de 23 años, los mismos que tiene el galés Joe Allen o el defensa inglés Martin Kelly. Uno más tiene Daniel Sturridge quien, de hecho, es ya una realidad en la delantera del equipo inglés. Sus 20 goles y su internacionalidad así lo demuestran. 21 años tienen Jon Flanagan o el sevillano Luis Alberto Romero, quienes también forman parte de la primera plantilla del equipo que dirige Brendan Rogers. Y aún quedan más, más talento de la cantera del Liverpool que espera su oportunidad. Alguno de ellos ha contado con minutos esta temporada, aunque fueran pocos, otros están cedidos y algunos esperan en el equipo de reservas que llegue su oportunidad. Son los Joao Carlos Teixeira, Jonjo Shelvey, Andre Wisdom, Krisztian Adorjan, Michael Ngoo, Brad Smith, Jerome Sinclair, Jordan Rossiter, Danny Ward, Cameron Brannagan, Samed Yesil, Lloyd Jones, Conor Coady, Jordon Ibe, Fabio Borini, Oussama Assaidi o los que conocemos mejor por aquí, Tiago Ilori y Jesús Joaquín Fernández, "Suso". Todos ellos invitan a pensar que los resultados de esta temporada, sumados a todos estos proyectos, pueden augurar una nueva etapa de éxitos que no celebrarán solos, claro, igual que caminan.
Por su puesto, en toda esa lista de jugadores, he dejado sin nombrar a dos, el delantero uruguayo Luis Suárez, y el capitán del equipo, el inglés Steven Gerrard. El primero, con su velocidad, su remate y su carácter agresivo y enérgico, ha conquistado a los aficionados del Liverpool que sospechan que pueden quedarse huérfanos de su talento si siguen llegando suculentas ofertas. Sus 29 goles son una de las razones del éxito del equipo de Brendan Rogers. Pero lo mismo se puede decir de la temporada del capitán Steven Gerrard. Hablamos de alguien que lleva jugados 665 partidos con este club y ha marcado 173 goles. Alguien que ha protagonizado los mayores éxitos recientes del equipo y que pasará a la historia del mismo con galones. Una historia en la que, por cierto, ya relucen jugadores tan famosos como los ya nombrados Ian Rush, Kenny Dalglish, Bruce Grobbelaar, Michael Owen, John Barnes o Robbie Fowler y otros que también han dejado huella como Kevin Keegan, Ronnie Whelan, John Toshack, Steve McManaman, Fernando Torres, Ray Clemence, Phil Neal, Alan Hansen o Graeme Souness. Este año, el de Merseyside, apunto de cumplir los 34 años, está realizando una temporada magnífica: 13 goles y 10 asistencias relucen en sus estadísticas.

Se cumplían 25 años de la desgracia de Hillsborough este fin de semana. La afición pudo celebrar el sentido homenaje a las victimas con una victoria que parece recuperar las ilusiones de grandeza de una afición que, durante este tiempo, ha permanecido fiel al equipo. Quedan cuatro emocionantes jornadas para saber si Brendan Rogers es capaz de coger el relevo de Kenny Dalglish, Gerard Houllier y Rafael Benítez. Desde que el escocés lo consiguiera hace 25 años, ni el español ni el francés consiguieron repetirlo. Ya va siendo hora de que la Premier League añada el nombre del Liverpool FC a la vistosa lista de vencedores. Eso lo digo yo, otros preferirán que los ganadores vistan otros colores. Hace tiempo que dejé atrás aquello de tener más equipos que el que verdaderamente te quita el sueño (en mi caso, son dos, que ya es un número exageradamente amplio). Cuando éramos pequeños, teníamos tantos equipos favoritos como deportes, categorías, países y vete tú a saber. Supongo que era un testimonio de nuestra necesidad de encontrar una identidad y definirnos. O puede que no, puede que simplemente fuéramos aburridos. El caso es que eso quedó atrás, y ahora ya tengo bastante con mostrarle cariño a papá y mamá, pero aún queda cierto sentimiento, llámalo como quieras, por el que, si tienen que ganar los azules o los rojos, ya puestos a elegir, se me va la fiebre con el colorado.

Por cierto, ayer hubo una final. Jugaron unos a rayas con otros de un color inmaculado. Ganaron estos, los segundos. El partido fue un peñazo con algunos arrebatos de lucidez. Me aburrí como una ostra, sin perla, y acabé por cabecear un par de veces. Es todo el resumen que puedo añadir, por mi parte, después de madrugar para acercar al amigo de las asics al aeropuerto, trabajar durante nueve horas consecutivas con un pequeño descanso para comer tristemente mi ensalada de pasta con la oficina en penumbra, volver cargando como un sherpa, aparecer por Lasesarre, desesperarme en la primera parte, ilusionarme en la segunda, y resignarme al final, y seguir andando con la carga en la espalda hasta llegar a casa quince horas después de haber salido. A pesar de todo eso, por supuesto, puedo hacer un resumen mejor de la Copa del Rey, pero, ni merece la pena, ni me apetece hacerlo. Así que, fin.  

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