martes, 11 de abril de 2017

Tony Adams



El Granada ocupa la 19º posición de los 20 equipos que disputan la llamada Liga Santander en España. A falta de siete partidos, en los 31 que ha disputado ha conseguido 20 puntos: 4 partidos ganados, 8 partidos empatados y 19 partidos perdidos. Tiene la salvación a 7 puntos y quedan por disputarse 21. Aún tiene posibilidades, pero empieza a verse difícil. Tanto que la última derrota, en casa ante el Valencia, ha supuesto la destitución del entrenador Lucas Alcaraz, natural de la ciudad, quien había cogido al equipo tras la destitución de Paco Jémez y el fugaz paso como interino de Lluís Planagumà. En lugar de Alcaraz, para quien ésta era su tercera época en el banquillo nazarí, entra Tony Adams, un nombramiento que, para aquellos ajenos a la actualidad del equipo andaluz, ha podido resultar sorprendente y hasta exótico. 

Y es que si se reconoce el nombre de Tony Adams es porque va unido a la historia del Arsenal, equipo en el que disputó toda su carrera deportiva como jugador, convirtiéndose en el capitán del equipo desde muy joven, y formando, junto a Lee Dixon, Nigel Winterburn y Martin Keown una defensa histórica que muchos aún recuerdan y que recibió el sobrenombre de "The Famous Back Four". Pero es que la carrera como entrenador del británico ha sido más extravagante que su monolítica carrera como jugador. Desde que empezó en su país (Wycombe Wanderers) ha sido ayudante en Holanda (Feyenoord y Utrecht) y en su propio país (Portsmouth) para terminar como primer entrenador en Azerbaiyán (FK Qäbälä) y ahora al Granada donde llegó para ejercer otras labores, y, por eso, quizás no sea tan sorprendente que le veamos ahora en el banquillo como entrenador. En realidad, él siempre ha dicho que aspira a un puesto más cercano a la oficina, gestionando la parcela deportiva de un club, y eso es lo que hacía en Granada, a donde llegó de la mano de Jiang Lizhang, de Link International Sports Limited, la sociedad china que compró el Granada por 37 millones de euros en Mayo del año pasado. 

El Granada es un club con 86 años de historia que juega en Primera división desde la temporada 2011-2012, categoría a la que regresaba después de 35 años entre Segunda y Segunda B. Tuvo sus mejores años a principios de los años 1970, llegando a clasificarse sexto en la máxima categoría en un par de ocasiones. 

Pero lo que más sorprende de este actual Granada que lucha por sobrevivir en Primera división es el carácter internacional del club. Sin ir más lejos, esta temporada, en una de sus cuatro victorias, el 4-1 ante el Betis en Febrero, el Granada saltó al campo con once jugadores de once nacionalidades distintas: México, Francia, Camerún, Islandia, Uruguay, España, Nigeria, Brasil, Marruecos, Ghana y Colombia. Aquel día no salieron titulares, pero el equipo también tiene jugadores de Portugal, Grecia, Eslovenia, Costa de Marfil, Malí, Argentina, Israel y Ucrania. Francia y España son las nacionalidades más representadas, pero, en total, son 19 nacionalidades distintas. Todo una Organización de Naciones Unidas a la sombra de la Alhambra. Y aún tienen al chileno Christian Bravo y al venezolano Darwin Machís cedidos en Universidad Católica y Leganés, respectivamente. De hecho, si no me confundo, Machís le marcó gol al equipo por el que está cedido esta misma temporada. 

Esta temporada incorporaron más de 20 jugadores, de los cuales muchos ya no están en el club, y traspasaron más de 30, si contamos a algunos de esos veintipico nuevos, ya que algunos se fueron en el mercado de invierno. En todo ese movimiento, se volvían a repetir las banderas multicolores: España, Brasil, Portugal, Francia, Uruguay... Lástima que se fueran jugadores como Cristiano Biraghi, Ritchie Kitoko o Ivan Kelava, ya que Italia, República Democrática del Congo y Croacia son nacionalidades con las que no podrá contar ahora Tony Adams. Pero la mezcla de culturas en el banquillo del Granada ya tiene que ser impresionante sin ellos: dueño chino, parcela deportiva llevada por una empresa externa, DDMC, dueña del presidente, cuya cabeza visible era un británico Tony Adams, que ahora es el primer entrenador, y diecinueve nacionalidades distintas para una afición, la que se reúne en Los Cármenes, que aún sigue soñando con ver a su equipo una año más en primera división y seguir aprendiendo banderas para reconocer la procedencia de sus jugadores. 

La internacionalización de los clubes es un hecho. En los despachos, en los banquillos y en los vestuarios, hasta en los vetustos graderíos y en el mercado de ropa deportiva. No es algo malo ni algo bueno, es, simplemente, algo que ocurre. Deberíamos proceder a un análisis más concienzudo, formal y estructurado, multidisciplinar y profuso, para entender por qué se da esta situación y qué le ha traído de bueno y de malo a las Ligas con mayor competitividad y repercusión. Desde lo superficial, que es hasta donde hemos llegado nosotros, no deja de llamar la atención que en Granada, por otra parte, una ciudad de mezcla de culturas a lo largo de su historia, se dé el mismo fenómeno en su equipo profesional. Ya veremos cómo le va a Tony Adams en esta nueva aventura. Lo que sí parece claro es que deberían pasar muchos años para que le vaya tan bien que también en Los Cármenes, igual que pasa ahora en el Emirates, como se puede ver en la imagen, una estatua suya reciba a los visitantes. 

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