miércoles, 11 de abril de 2018

Kazuyuki Manabe

Imagen encontrada en google, proviene de la web ofical del equipo Matrix Powertag


Ya hemos hecho entradas parecidas a esta en otras ocasiones. Y es que da mucho juego. La categoría continental de la UCI incluye 176 equipos de muchos países, con presupuestos, aspiraciones y estructuras muy diversas. Hace un año, la recomendable web zikloland.com, en un artículo que titulaban "La difícil vida en los equipos continentales", ya explicaba las dificultades que se pasaban en una categoría donde los sueldos mínimos variaban mucho de un equipo a otro, las ventajas en el calendario no eran tan visibles y la UCI mantenía oficialmente el amauterismo entre los contratados por esos equipos. 

Nosotros, generalmente, nos hemos fijado en cosas más baladíes: la procedencia, la edad, los parentescos. Y, en esta ocasión, vamos a hacer lo mismo. En Diciembre del año pasado, algunos periódicos deportivos estatales se hacían eco de la vida de Riccardo Ricco, el defenestrado corredor italiano que dilapidó su carrera por el dopaje. Subrayaban que ahora se dedicaba a los helados en Tenerife y que pensaba en volver al ciclismo cuando terminara su sanción y aún teniendo ya sobre 40 años. 

No recuerdo qué explicaciones o propósitos se dieron cuando la UCI inauguró la categoría continental, pero sospecho que se entendía como un paso intermedio entre el amateurismo y el campo profesional; una categoría inundada de jóvenes promesas que encontraban la oportunidad de despuntar en algunas carreras profesionales para acelerar su desarrollo. Precisamente ese sustantivo, el de desarrollo, se utilizaba y se utiliza para algunos equipos World Tour que organizaban equipos en esta categoría o alcanzaban acuerdos con otros, para mantener una línea de trabajo con jóvenes corredores. Aún hay algunos, pero menos que antes. Y aunque, si se hiciera un estudio estadístico completo, creo que la tendencia sería, aún, la de encontrar corredores jóvenes en esta categoría, aspirantes a crecer y ocupar las jubilaciones en categorías mayores, también es cierto que Riccardo Riccó, si volviera y firmara por alguno de los equipos continentales de ese año, no desentonaría o no sería, probablemente, el más veterano de todos. 

Echándole un rápido vistazo a los equipos en categoría continental (tal y como están publicados en la web de la UCI) sorprende encontrarse a corredores que hace cinco o seis años hacían entre los diez primeros en el Tour (Janez Brajkovic) o entre los quince primeros (Chris Sorensen), ganaban la Vuelta a Colonia o la Settimana Coppi e Bartali (Jan Barta), acababan sextos en el mundial en ruta (Romain Feillu) o eran campeones de su país en ruta (Yuri Trofimov) y en contrarreloj (Artem Ovechkin). Supongo que el tiempo (u otras circunstancias) no pasa en balde. 

Pero, como comentábamos antes, lo que sorprende es también la cantidad de veteranos incapaces de ponerle fin a su carrera que continúan dilatándola en esta categoría. Por supuesto, el más visible sigue siendo Davide Rebellin, quien, nacido en 1971, por lo tanto, bien superados los cuarenta, sigue corriendo en el equipo continental Sovac Natura4ever argelino. Además, hasta hace bien poco, seguía ganando. No es, sin embargo, el más veterano. Ese honor lo sigue disfrutando el neerlandés Lex Nederlof, del que ya hablamos largo y tendido en este blog, quien, a sus 52 años (nació en 1966) o quizás 51, no sé si ya cumplió este año, aparece en la lista del equipo laosiano Nex CCN Cycling Team. De todas formas, lo que sorprende, es que los casos de Rebellin y Nederlof no son puntuales. Hay más casos y nos hemos propuesto asomar alguno de ellos. 

Para concretar el ejercicio, nos hemos puesto una fecha: el año 1980. Hemos apuntado todos los corredores que aparezcan en las listas de corredores en equipos continentales que ha publicado la UCI en su web. Por lo tanto, hablamos de corredores que, como poco, tienen entre 37 y 38 años y corren en continental. Nosotros vamos a dar por cumplido el año que todos celebraremos en 2018, aunque, en algunos casos, puede que esos corredores (dado que aún estamos en abril) aún tengan pendiente soplar las velas. De 1980 a 1966, el año de Nederlof, nos encontraremos con varios ejemplos que os listaremos aquí y, después, sacaremos un par de conclusiones, como siempre, un tanto superficiales y caprichosas. 

Empezando por el equipo donde corre Lex Nederlof, el Nex CNN Cyling Team de Laos, ahí nos encontramos hasta tres compañeros más que entrarían en esta lista. El más veterano de ellos sería un corredor de Malasia, Phun Hong Ong que nació en 1975. 42 años tiene el ruso Konstantin Fast, compañero de Ong y Nederlof y, el más joven de los cuatro sería el indonesio Ryan Ariehan quien corre en el mismo equipo a sus 39 años. No es el único equipo que acumula veteranía y experiencia. Otro buen ejemplo sería el equipo japonés Matrix Powertag. En este equipo nos encontramos a tres japoneses con mucho bagaje: Kazuyuki Manabe tiene 48 años (nació en 1970), Daisei Nagara tiene 44 años (nació en 1974) y Naoki Mukaigawa tiene 38 años (nació en 1980). Hablamos de un equipo que tiene corredores que no entran en esta lista pero la rozan, como Junya Sano (1982) o Yukihiro Doi (1983) y donde también corren los españoles Airán Fernández (1988) y José Vicente Toribio (1985). Sin embargo, el equipo que se lleva la palma en esto de acumular años viene de Irán. En el Omidnia Mashhad Team encontramos hasta seis corredores que incluimos en esta lista, todos iraníes y con mucha experiencia, al menos, por lo que indican sus edades. De más veterano a menos, la lista incluye a Ahmad Noormohammadi Baygi (45 años), Mahdi Rouzbahanzh (44 años), Saaed Dargahi (41 años), Mahdi Heidari (40 años), Kamal Razi (40 años) y Masoud Poor Hemmati (38 años).No son los únicos ejemplos que nos ofrece Irán. Saeid Chehrzad, de 40 años, es un corredor iraní que corre en su país, en el Mes Kerman. Igual que Mahdi Bahari, de 38 años, que corre también en su país, esta vez, para el DTF Team. Seyed Moezeddin Seyed Rezaei Khormizi sería otro ejemplo: corre en Irán para el Pishgaman Cycling Team, es iraní, y tiene 39 años. El último caso que hemos encontrado sería el del también iraní Ghader Mizbani Iranagh, de 43 años, que corre en el también iraní Tabriz Shahrdari Team. 

El resto de casos están más repartidos. Rolando González Fernández, un corredor costarricense de 38 años, corre para el equipo norteamericano del 303 Project. En otro equipo norteamericano, el CCB Foundation-Sicleri, corre Tim Mitchell, norteamericano de 40 años. También en Estados Unidos, en el Team Illuminate en este caso, nos encontramos con Rob Evans, de 40 años. 

En sudamérica, concretamente en Argentina, también nos encontramos con varios ejemplos. En el equipo continental argentino Municipalidad de Pocito, nos encontramos con dos veteranos corredores chilenos, Marco Antonio Arraigada Quinchel, de 43 años, y Gonzalo Savas Miranda Figueroa de 39 años. En otro equipo del mismo país, el Asociación Civil Agrupación Virgen de Fátima, corre Luciano Montivero, un argentino de 40 años. Su compatriota Sergio Javier Aguirre Maldonado corre para el Municipalidad de Rawson, equipo del mismo país, y tiene 42 años. Siguiendo con este continente, también nos encontramos con varios ejemplos en Colombia. Un veterano con victorias en Europa, José Rodolfo Serpa, alarga su carrera en el GW Shimano de su país. Tiene 39 años. Su compatriota Luis Felipe Laverde llegó a ganar en el Giro de Italia y ahora sigue corriendo, a sus 39 años también, en el Coldeportes Zenu Sello Rojo de su país. El otro gran veterano del pelotón colombiano tiene la nacionalidad, pero es español de nacimiento. Hablamos del aún competitivo Óscar Miguel Sevilla Rivera quien, a sus 42 años, sigue corriendo, en esta temporada para el equipo colombiano Medellín. Dos último casos colombianos nos llevan al extranjero. Uno sería el del veterano corredor con apellidos de alcurnia en ese país y en este deporte, Víctor Niño Corredor, quien, a sus 45 años, sigue corriendo, pero lo hace en Malasia, en el Team Sapura Cycling. El otro es el de Francisco Jarley Colorado Hernández, de 38 años, un colombiano que corre en China, en el Ningxia Sports Lottery Livall Cycling Team. En el Inteja de la República Dominicana nos encontramos al otro gran ejemplo español de veterania, a Francisco Mancebo Pérez quien, a sus 42 años, alarga su carrera en este equipo dirigido por el aún corredor Diego Milán. 

En Europa, nos encontramos también varios casos y en varios países. En las Islas Británicas, por ejemplo, tenemos a tres británicos corriendo fuera. A Russell Downing, por ejemplo, 40 años, corriendo en el Holdsworth Pro Racing irlandés. Y a Martin Ford, de 44 años, corriendo en el Java Partizan serbio. Precisamente en ese equipo, también encontramos a otro veterano, en este caso, alemán, Andreas Keuser, de 44 años también. Dos corredores veteranos coinciden también en el equipo finlandés Memil CCN Pro Cycling. En este caso, el finés Patrik Joefsson, de 38 años, y el tercer británico, Robert Orr, de 38 años. Con la misma edad, 38 años, nos encontramos en Croacia, en el Meridiana Kamen Team, al croata Ivan Vojskovic. Su compatriota Radoslav Rogina, de 39 años, corre en el Adria Mobil esloveno, donde coincide con el nacional Jure Golcer, de 41 años. Más al norte, tenemos al checo Rotislav Krotky, de 42 años, corriendo para el AC Sparta Praha de su país. A su compatriota Tomas Buchacek, de 40 años, corriendo para otro equipo del mismo país, el Elkov-Author, donde corre Jan Barta, precisamente. En Alemania, tenemos al alemán Robert Retschke, de 38 años, corriendo en su país para el Team Lotto-Kern Haus. Y con la misma edad y la misma nacionalidad, también corre en Alemania, pero para el Bike Aid, Matthias Schnapka. En Ucrania, tenemos al ucraniano Sergiy Grechyn, de 39 años, que corre en su país, en el Lviv Cycling Team. Y en Hungría tenemos a un veterano italiano, Cristian Bianchetti, que corre en el Kobanya Cycling Team húngaro a sus 41 años. Otro italiano, este con un buen palmarés que incluye triunfos en la Subida al Naranco, el Giro de Toscana, el Tour del Mediterráneo o el Gran Premio Miguel Indurain es Rinaldo Nocentini, quien, a sus 41 años, sigue corriendo en Portugal, en el Sporting/Tavira. En el Efapel del mismo país corre Sergio Paulinho, portugués de 38 años. El belga de 38 años David Boucher alarga su carrera en el Tartaletto-Isorex de su país y el rumano Carol-Eduard Novak, quien por cierto es campeón paralímpico, corre en el Team Novak de su país a sus 42 años. Los dos últimos casos en Europa serían para españoles corriendo en Portugal: David Arroyo, de 38 años, quien corre junto al ya mencionado Paulinho en el Efapel y Gustavo César Veloso, también de 38 años, quien lo hace en el W5S/FC Porto del mismo país.
Nos quedaría un último ejemplo que hemos encontrado, en las antípodas, el del australiano Stuart Shaw, quien corre para un equipo lleno de jóvenes en su país, el Australian Cycling Academy, a pesar de tener 41 años. 

Una larga lista que, por supuesto, no sirve para llegar a grandes conclusiones porque la fecha que nos hemos puesto, el año 1980, no deja de ser caprichosa. Es cierto que mi sospecha es que el mayor porcentaje de corredores en esta categoría han nacido en los años 90, pero no deja de ser significativo que encontremos tantos casos de corredores veteranos que prolongan su currículo en estos equipos. Siempre ha sido el ciclismo un deporte donde se puede estirar la experiencia profesional. Muchos corredores, además, llegan tarde al profesionalismo (relativamente tarde), como los recientes casos de Primoz Roglic o Michael Woods o el que siempre se menciona de Tony Rominger. En cualquier caso, todos estos ciclistas esconden historias y carreras que darían para un libro y, como siempre intentamos demostrar, hay mucho ciclismo más allá de las grandes pruebas y las portadas de las revistas especializadas. 

Las conclusiones a las que llegaríamos son que, aunque Irán parezca llevarse la palma, la verdad es que la veteranía aparece en todos los continentes y en muchos países. Si no me equivoco, que puede, hemos mencionado como veinticuatro nacionalidades distintas entre los corredores nacidos durante o antes de 1980 y estos corren en equipos de veintitrés países distintos. Lo que sí parece darse es una tendencia bastante evidente hacia la domesticidad. Quiero decir que son más los corredores tan veteranos que están corriendo sus últimos años en casa que los que emigran: 31 contra 21, aunque, pueso ahora en cifras, tampoco es tanta la diferencia. 

Algún día, igual cogemos algún caso específico y lo expandimos. Por ahora, vamos a elegir titulante y, en este caso, le otorgamos el dudoso honor a Kazuyuki Manabe porque sus 48 años (ya cumplidos porque es de Febrero) le colocan en el pódium, por delante de Davide Rebellin, y por detrás del imbatible Lex Nederlof. La fotografía también es para él. Termino, eso sí, recordando que esto no pretende ser un estudio serio ni exhaustivo. Nos hemos guiado por la información publicada en la web de la UCI e incluso puede que se nos haya colado algún corredor, porque tampoco nos hemos puesto rigurosos a la hora de ojear las 176 plantillas oficialmente representadas ahí. No se incluyen los corredores de categoría World Tour y Profesional Continental, aunque sería interesante añadir esa información, y, como ya hemos explicado, se eligió el año 1980 por capricho (porque alguno había que elegir y nos parecía indicativo) y se han sumado las edades haciendo el cálculo como si el año de 2018 ya estuviera vencido, con lo que estoy seguro de que a algún corredor le habremos restado algún mes de vida. Se nos perdonará, espero.

martes, 10 de abril de 2018

Primoz Roglic



Se terminó la gran semana vasconavarra de ciclismo profesional, y, la verdad, nos hemos quedado con buen sabor de boca. Solo un corredor de la tierra ha levantado los brazos, pero muchos han sido protagonistas y, en general, se ha visto ciclismo del bueno en las cunetas y los puertos de Euskadi. No podemos pedir mucho más. Además, la semana, que ya llevaba un par de días abandonada, nos había guardado un postre que, de alguna manera, nos esperábamos pero no ha dejado, por ello, de ser una gran noticia: Euskadi-Murias estará en la próxima edición de la Vuelta a España. Y Caja Rural, como ya venía siendo habitual en años atrás, también. Les acompañarán Cofidis y Burgos, además de los World Tour, por supuesto. Jon Odriozola se mostraba exultante hoy y no es para menos. 

Pero hablemos de lo que pasó del 31 de marzo de 2018 al 8 de abril del mismo año. En esa casi decena de días se disputaron el Gran Premio Miguel Indurain, la Itzulia y la Klasika de Primavera, dejándonos, como ya he dicho, un buen regusto de ciclismo competitivo. Lástima que no se pudiera redondear con el disputado y clásico Memorial Valenciaga, una prueba del calendario amateur que aúna prestigio por su recorrido y por su palmarés. Entre sus ganadores, encontramos, entre otros, a Joaquim Rodriguez, Mikel Nieve, Unai Osa, Óscar Freire, Jaime Rosón o Julián Gorospe, pero, en su edición de 2018, que se disputó el domingo 8 de abril, se tuvo que suspender por una grave caída que ocupó a todas las ambulancias disponibles. Una lástima. 

Como suele ser habitual, todo empezó en Estella-Lizarra. Después de 12 años terminando en la rampa de la basílica de El Puy, se decidió que este año regresaría al Paseo de la Inmaculada. Quizás eso hizo que la victoria de Alejandro Valverde se decidiera antes, en las rampas de Muru e Ibarra, donde soltó al español Carlos Verona, el único que había resistido a la estrategia del Movistar. Tanto los de Eusebio Unzué (su viejo director José Miguel Echávarri fue homenajeado en la salida) como el equipo australiano donde corre Verona, el Mitchelton-Scott, fueron los dos equipos protagonistas. Además de Verona, Jack Haig y Robert Power lo intentaron para los australianos, aunque, finalmente, sería su compatriota Nicholas Schultz, corredor del Caja Rural, el que acabara acompañando en el podio a Valverde y Verona. En Movistar, además de Valverde, destacaron Carlos Betancur, que acabaría siendo quinto, justo por delante de su compañero de equipo Marc Soler. También conviene recordar el meritorio cuarto puesto del corredor de Murias Taldea Eduard Prades o la buena carrera de un joven ruso que está dejando buenas impresiones, Dmitriy Strakhov, corredor del Lokosphinx. Valverde, con esta, consigue, a sus casi 38 años (los cumplirá el próximo día 25) su novena victoria de la temporada, casi nada: general y 2 etapas de la Vuelta a Valencia, general y 1 etapa del Tour de Abu Dhabi, general y 2 etapas de la Volta a Catalunya y esta última victoria. Es, además, su segunda victoria en esta prueba, ya que la ganó también en 2014. Nadie repetía victoria desde que Matthias Kessler ganó dos años consecutivos en 2003 y 2004, justo después de que también lo hiciera el recién retirado Ángel Vicioso, 2001 y 2002, quien se añadiría, incluso, una tercera en 2015. 

La Itzulia volvía un año más tarde, por supuesto, que se nos hace largo aunque solo sea uno. Teníamos ganas de saber quién iba a seguir en el palmarés a Alejandro Valverde, precisamente. En los últimos diez años, la Vuelta al País Vasco había visto siete victorias españolas: cuatro de Alberto Contador, la mencionada de Alejandro Valverde y las que consiguieron Joaquim Rodríguez y Samuel Sánchez. Solo Chris Horner, Andreas Kloden y Nairo Quintana rompieron esta tiranía estatal. Este año, sin embargo, la tendencia varió y volvimos a ver ganar a un corredor internacional. En este caso, un esloveno de 28 años, que llegó tarde al ciclismo pero ha conseguido convertirse en un buen proyecto de futuro. En sus cinco años como profesional, Primoz Roglic ha ido siempre en línea ascendente y amasa ya un palmarés interesante en el que deberíamos incluir esta prestigiosa victoria, además de las que ya había conseguido en Tirreno-Adriático, Tour del Mediterráneo, Ster ZLM Toer o la misma Itzulia, donde ya había conseguido dos victorias parciales en 2017. Por supuesto, en ese palmarés destacan sus victorias de etapa en Giro de Italia y Tour de Francia y su subcampeonato mundial contra el reloj. Roglic aprovechó una primera etapa donde triunfó Julian Alaphillippe, quien repetiría en la segunda. Redondeó su hazaña en la CRI que ganó y resistió en un vistoso espectáculo de ataques en Arrate para llevarse su primera Itzulia. Lo hizo todo bien: atacar, rematar y resistir. Su victoria fue merecida. Él, junto con el doble vencedor Julian Alaphillippe, los hermanos Ion y Gorka Izagirre, el sonriente ganador en Arrate Enric Mas, el siempre batallador aunque no consiga nada, Thomas de Gendt, el derrotado pero con dignidad Mikel Landa, el rápido Jay McCarthy, quien ganó en Valdegovía y, como ya habíamos anticipado, el único ganador de la tierra en esta larga semana, el vizcaíno Omar Fraile, fue el gran protagonista de una carrera donde destacaron, de nuevo, las encerronas, como las de Elkano o San Pelayo, la clásica subida a Arrate, más épica y entretenida que nunca, el mucho público y el cambio de situación con la contrarreloj. Personalmente, creo que ése es el camino, aunque, al final, el resultado fue el mismo y ganó el que mejor rendimiento le sacó a esta especialidad. Sin embargo, pienso que ha sido un acierto no dejarla para el último día y, quizás, lo que convenga ahora sea hacer más duro aún lo que queda después de correrla. 

Finalmente, se disputó, el domingo, la clásica vizcaína por excelencia. En Amorebieta, recibieron a los corredores profesionales que se asomaron por allí para disputar la Klasika de Primavera, una prueba que ha bajado en calidad de participación pero que sigue presentando un recorrido para atrevidos y sumando un bonito cartel de ganadores. Eso sí, la carrera podría cambiar de nombre y pasarse a llamar la Klasika de Movistar. De las últimas diez ediciones, el equipo de Unzué ha ganado siete ediciones, incluyendo las cuatro últimas de manera consecutiva. Alejandro Valverde ganó en 2009 y Andrey Amador lo ha hecho en 2018, precisamente llegando bien acompañado por el murciano. Entre ambos, ganaron cuatro corredores que ya no están en Movistar pero lo estaban cuando llegaron primeros: Giovanni Visconti, quien ganó en dos ocasiones, Rui Costa, Gorka Izagirre y José Herrada. Amorebieta es azul. Solo Peio Bilbao, Jonathan Hivert y Samuel Sánchez rompieron esa hegemonía. En esta edición de 2018, Amador y Valverde lanzaron ataques en las subidas repetidas a Muniketa y Autzagane y acabaron llegando a meta juntos, alcanzando, supongo, un acuerdo para que ganase el costarricense. El tercero en discordia, tiempo después, fue el colombiano Wilmar Paredes. Amador tiene ya 31 años y parece que lleva una vida en el equipo de Unzué, desde 2009. En esos años, ha conseguido solo tres victorias: una etapa del Tour del Porvenir, esta clásica y su principal victoria, allí en Cervina, en la decimocuarta etapa del Giro de Italia de 2012, cuando alargó el sprint con Jan Barta hasta el final. Es precisamente esa carrera, el Giro de Italia, la que más satisfacciones le ha dado. Además de la victoria, llegó a vestirse el maillot de líder en 2016 y ha hecho muy buenas generales: 18º el año pasado, 8º el anterior y, sobre todo, 4º hace tres años. Quizás, a partir de ahora, le coja cariño también a la Klasika. 

Así terminó la gran semana de diez días en el ciclismo euskaldun. Esperaremos con ansia la del año que viene, aunque, mientras tanto, tenemos con qué entretenernos. A ver si encuentro un hueco y hablamos también de lo que ocurre más arriba, en Bélgica y el norte de Francia. 

martes, 3 de abril de 2018

Donte DiVincenzo



Foto extraída del google images, pero proveniente de japantimes.com


Teníamos medio escrita la entrada anterior, es decir, la que contaba lo que sucedió antes de la Final Four, pero las vacaciones nos han afectado tanto o más que la rutina laboral. Así que se nos quedó colgado.

En aquella entrada sin publicar contábamos como se consumó la sorpresa y Loyola-Chicago se clasificó para la disputa por el título en San Antonio, acompañándose para tan reseñable hito por los Jayhawks de Kansas, los favoritos de Villanova y los Wolverines de Michigan. Nos extendíamos un poco para contar que los Rambles derrotaron a la otra sorpresa del cuadro final, Kansas State, manteniéndose firmes en el marcador desde los comienzos del partido. Se apoyaron en sus buenos porcentajes de tiro y en el rebote. Pusieron fe y multiplicaron la gloria de su archifamosa seguidora, Sister Jean. En los de Porter Moser, Ben Richardson fue el mejor con 23 puntos, incluyendo un 6 de 7 en triples, pero también destacaron otros jugadores como Donte Ingram, Cameron Krutwig o el reserva Lucas Williamson. Xavier Sneed, Barry Brown y Kamau Stokes intentaron mantener a los de Bruce Weber en el partido, pero no lo consiguieron. A pesar de ello, aplausos también para Kansas State.

Villanova se libró de Texas Tech sin muchos problemas. Superiores en el rebote, donde destacó Eric Paschall, los de Jay Wright hicieron un buen juego colectivo con hasta cinco jugadores con dobles dígitos: el propio Paschall, Omari Spellman, Mikal Bridges, Jalen Brunson y Donte DiVincenzo. Los otros dos partidos estuvieron más apretados. Los malos porcentajes y las defensas definieron la lucha entre Michigan y Florida. John Beilein colocaba de nuevo a su equipo en lo más alto, y lo hizo esta vez apoyándose en un alemán que ha acaparado la atención en Michigan, Moritz "Moe" Wagner, más disipado en este partido, aunque acabó aportando 12 puntos y 6 rebotes. Hizo de pareja de Charles Matthews, esta vez, el mejor, con 17 puntos y 8 rebotes. Phil Cofer, con 16 puntos y 12 rebotes, fue el mejor de Florida State. Los Seminoles de Leonard Hamilton, decimosexta temporada como entrenador, hicieron, sin embargo, un campeonato excepcional, demostrando que en la universidad hay más que fútbol americano. Por último, Bill Self y sus Jayhawks de Kansas asestaron un golpe definitivo a Duke y a Grayson Allen, quienes ya se veían disputando el título. Precisamente Allen tuvo el balón para evitar la prórroga, pero el balón no quiso entrar. En los minutos de añadido, nadie pudo parar a Malik Newman, quien hizo, nada más y nada menos que los 13 puntos de su equipo y le llevó hasta la victoria final. Newman terminó con 32 puntos y 7 rebotes, destacando por encima de otros compañeros que también hicieron un buen partido como Lagerald Vick, 14 puntos, o el ucraniano Sviatoslav Mykhailiuk, con 11 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias. Trevon Duval, 20 puntos y 6 asistencias, y Marvin Bagley III, 16 puntos y 10 rebotes, mantuvieron a Duke en la lucha pero no pudieron redondear su actuación con una victoria final. 

Así llegábamos a la final four de San Antonio donde Michigan se enfrentaba a Loyola-Chicago, la cenicienta del evento. Sabiendo manejar bien las distancias y los nervios, los de Beilein, que aumentaban su racha a catorce victorias consecutivas, acababan con el sueño de los Ramblers gracias a sus dos jugadores más en forma, el alemán Moe Wagner (24 puntos y 15 rebotes) y Charles Matthews (17 puntos, 5 rebotes y 3 robos). Suficiente para apagar la tímida resistencia de Cameron Krutwig (17 puntos y 6 rebotes) y de Clayton Custer (15 puntos y 2 robos). Los de Moser soñaban con emular al equipo de 1963, el único de su programa que consiguió acceder a una final four y que, además, la ganó, pero no pudo ser. Sin embargo, los Ramblers se llevan el cariño de los aficionados y una temporada que recordarán durante muchos años. En la otra semifinal, Villanova tampoco pasó grandes apuros para meterse en la final una vez más, y ya van dos en los últimos tres años. En esta ocasión, se clasificaron gracias a un nuevo récord de la competición: los 18 triples que consiguieron en estas semifinales. Así, el 95 a 79 final descubrió a un equipo con varias armas en ataque. Hasta seis jugadores por encima de los 10 puntos: Eric Paschall (24 puntos), Omari Spellman (15 puntos y 13 rebotes), Phil Booth (10 puntos y 6 asistencias), Mikal Bridges (10 puntos), Jalen Brunson (18 puntos y 6 asistencias) y Donte DiVincenzo (15 puntos y  7 rebotes). Mucho, demasiado, para solo dos hombres, Malik Newman (21 puntos y 8 rebotes) y Donte Graham (23 puntos). 

La final se disputó con las apuestas a favor de los de Jay Wright, pero sin descartar absolutamente a unos Wolverines que habían sorprendido a propios y extraños con una actuación sólida y efectiva. Ambos equipos llegaban con dos buenas rachas. Los de Michigan con 14 victorias consecutivas. Los de Villanova con otra igual de sorprendente: todos sus partidos hasta la final, cinco en total, ganados por diferencias de más de diez puntos. Y, en la final del Alamodome, llegaría la sexta. Resultado final: 62-79 para los Wildcats. Ni los 17 puntos y 6 rebotes de Moritz Wagner ni los 23 puntos de Muhammad-Ali Abdur-Rahkman pudieron sobrevivir a la gran actuación del reserva Donte DiVincenzo, 31 puntos, 5 rebotes y 3 asistencias, con 5 de 7 en la línea de triples. Precisamente, la línea de tres, una de las grandes armas del equipo de Jay Wright fue solo un pequeño argumento para entender la victoria de Villanova. También triunfaron en la pintura y la media distancia: 11 rebotes más que sus rivales y un 47.4% por ciento de efectividad en el tiro. A la gran actuación de DiVincenzo, se sumaron los habituales, destacando, sobre todo, Mikal Bridges con 19 puntos y 4 rebotes. 

Con esta victoria, Villanova no solo alcanza el primer puesto nacional del año 2018. Esta temporada, solo han perdido cuatro partidos, lo que da aún más relevancia e ilusión a los seguidores bluejays, ya que Creighton fue uno de esos cuatro equipos. Jay Wright y sus pupilos aspiran, además, a todos los elogios habidos y por haber. Hay quien ya les ofrece la oportunidad de disfrutar de la consideración de mejor programa de baloncesto nacional en la actualidad. Y no es una exageración. Jay Wright trabaja en el equipo desde 2001, pero está siendo ahora cuando está recogiendo los frutos. No ganaban un título desde 1985, y ahora llevan dos en tres años. A lo que suman tres campeonatos y dos subcampeonatos en las cinco últimas ediciones de la Big East, una de las conferencias más complicadas en la NCAA. En estos tres años de éxito, hasta cuatro Wildcats alcanzaron la NBA: Daniel Ochefu, Darrun Hilliard, Ryan Arcidiacono y Josh Hart. Kris Jenkins, el ídolo del primer título, juega en la NAPB con Yakima SunKings. Darryl Reynolds fichó por el Start Lublin de Polonia.  Según algunos rumores, Mikal Bridges y Jalen Brunson saldrán en el próximo draft, pero, la verdad, asusta saber que, en esta plantilla que dirige con buen tino Jay Wright, solo dos jugadores con un rol residual, Tom Leibig y Matt Kennedy son senior. Tanto Brunson, como Bridges, como Donte DiVincenzo, Eric Paschall, Phil Booth u Omari Spellman podrían añadir una temporada más a su ya de por si excelente currículo deportivo universitario. Se habla de que el cuatro Eric Dixon podría unirse al proyecto en 2019. Jahvon Quinerly, otro gran proyecto en edad de instituto (su nombre, creo, ha salido en las investigaciones del FBI) ya ha anunciado que se comprometerá con Villanova. Además del escolta Brandon Slater, también un gran añadido, y el ala-pívot Cole Swinder

En fin, con esta larga entrada, terminamos un año más de cobertura de la NCAA, quién sabe si el último. Quizás regresemos con el draft o quizás no. Ha merecido la pena, una vez más, pero nos vemos obligados a pedir disculpas por la poca consistencia a la hora de cubrir la fase final. Si algo nos quedará, personalmente, en el recuerdo, fue, sin duda, vivir el ambiente post-partido en Boise. Ver a los aficionados de Gonzaga disfrutar de su victoria ante los Buckeyes de Ohio State permanecerá en nuestro recuerdo. 

Vamos a terminar, sin embargo, con un último párrafo para recordar que, aunque aquí no lo cubramos, también hay baloncesto femenino. Y, además, la edición de este año ha estado de lo más emocionante. Que se lo diga, si no, a la protagonista final de esta entrada, que no se llevará el titular (se lo daremos a Donte DiVincenzo) pero bien podría habérselo llevado. Hablamos de Arike Ogunbowale, la escolta de los Fighting Irish de Notre Dame. Con 58 a 58 en el marcador, un triple suyo en el último segundo le dio la victoria a las de Muffet McGraw, primera entrenadora del equipo desde 1987, nada más y nada menos. McGraw fue incluida en el Hall of Fame el año pasado y este es su segundo título, el primero data de hace 17 años. Pero volviendo a Ogunbowale, la gloria de ese tiro ganador se multiplica si miramos hacia atrás. Y es que en semifinales, hizo exactamente lo mismo. Otro tiro suyo, esta vez de dos, puso el 91 a 89 definitivo y terminó con UConn en la prórroga. Ogunbowale, una joven de Milwaukee cuyo padre emigró desde Nigeria, consiguió 27 puntos en esas semifinales y 18 más en la final. Con talento también para el fútbol, Ogunbowale es prima de Diamond Stone, ex jugador de Maryland que llegó a jugar un puñado de partidos con los Clippers. Haga lo que haga en el futuro, ya ha pasado a la historia de Notre Dame y de la NCAA femenina.